miércoles, 24 de abril de 2013
EL MUSEO DE ESCULTURA AL AIRE LIBRE DE OVIEDO
Texto y fotos:
jrFRANCOS
A mí siempre me gustó la escultura. Desde los
torneado que en el taller de carpintería nos mandaba hacer el señor Coque en
Corias, que esculturas cilíndricas de alfareros de la madera eran (más alguna
que con su permiso uno hacía de por libre, como una parafusa para hilar lana
que le regalé a mi madre o repiones para jugar a la peonza) a las
exposiciones que iba a ver cuando estudiante en Oviedo (recuerdo una de Carlos
Montaña o Montañola, santanderino, en el patio de la universidad, de figuras
monumentales, y a quien por su obra reconocí al ver otra, hace pocos años, en
la sala de exposiciones del Banco Herrero y cuya autoría identifiqué sin mirar
cartel ni catálogo por el recuerdo que tenía de aquella).
De hecho, aunque a nivel de expresión
plástica terminé en la fotografía (y en la escritura, que a veces puede tener
su plasticidad)), si cuando salí de Corias hubiese como ahora Bachiller
Artístico, es más que probable que me decantase por la escultura. Siempre se me
dio bien la manipulación de la materia tanto en el taller de carpintería como
en el de metal o a la hora de hacer marquetería. Si a eso se le pone un poco de
imaginación..., pues ya tenemos al escultor. En el cajón tengo un par de
bocetos y hasta maquetas de algunas, de tipo monumental, que me gustaría hacer
con materiales tan diversos como traviesas de tren, discos de rueda de coche,
gruesas cadenas, grandes piedras, arados de vertedera... Conjuntos escultóricos
que creo nunca llegaré a hacer porque necesitaría de un ayudante que supiese
soldar, manejar la radial, hacer de albañil... y por otra parte uno no puede
diversificarse tanto. Más que aprender -que además para mí sería iniciarse en
esa disciplina artística- uno está en edad de no olvidar lo que sabe. Ulpiano
me lo definía muy bien en cierta ocasión, con respecto a la lectura: "Más
que leer cosas nuevas -decía- tal vez debiera uno releer aquellos libros
que le dejaron huella".
Aquí y ahora, en el otoño de la vida,
sucede como con la mujer con la que te has casado: hay por ahí otras más
jóvenes y que están más buenas y son más guapas, pero salvo que la cosa vaya
mal -y a veces va- debes centrarte en ella. Si acaso, alguna "cana al
aire" de vez en cuando, que traducido al tema que nos ocupa, sería ir a
ver exposiciones de otros.
"La bailarina", delicada estética de una mujer
bailando, en perfecto equilibrio, del escultor Santiago de Santiago,
Navaescuriel (Ávila), 2011. Situada en la esquina izquirda del Teatro
Campoamor. De este artista, que expuso hace dos años en Oviedo, y al que saludé
en una retrospectiva que le hicieron en su localidad natal, hay otras dos
esculturas en la ciudad: "Mavi", que representa la figura de una
mujer recogida sobre sí misma, ubicada en tiempos en la plaza Longoria Carvajal
en 1994 y "Amistad", en la calle Juan XXIII, un año antes, que lleva
la siguiente leyenda: "A Oviedo, en recuerdo de Tomás y Cecilia, con ellos
conocí la amistad, en ellos conocí el amor".
"La maternidad", popularmente conocida como
"la gorda" o "la culona", de Fernando Botero, pintor,
escultor y dibujante colombiano, conocido por la volumetría exagerada de sus
obras, cargadas de fuerza y sensualidad, que ha dado lugar al termino
"boterismo". Situada en la Plaza de la Escandalera.
"Culus Monumentalis" de Eduardo Úrculu, 2001,
ubicada en la calle peatonal de La Jirafa, a cuyos pies se halla, como
compitiendo en altura con ella y el resto de los edificios. El pueblo, que es
llano, a esta escultura la conoce llana y sencillamente por expresivo y bien
merecido nombre de "El culo". Úrculu, nacido en Santurce
(Vizcaya), 1938-2003, fue un pintor y escultor muy vinculado a Asturias, pues
se afincó en Colunga. Cultivo el "arte pop", siendo uno de sus
máximos exponentes. En Langreo existe una pinacoteca con su nombre.
"El regreso de Williams B. Arrensberg",
también de Eduardo Úrculu, 1993, situada en la plaza donde están los Juzgados,
a pocos metros de la universidad Se la conoce popularmente como "El hombre
de las maletas", y es una de las esculturas que más ensoñación produce, ya
que en ella aparece un viajero con su sombrero y gabán, rodeado de maletas -y
hasta de un paraguas: ¡estamos en Asturias!-, que incita a pensar en viajes y
otros mundos.
En toda la obra de Úrculo y en particular la pictórica, la
maleta es como un leimotiv, que aparece en muchas de sus creaciones.
"Busto del general Riego", situado en la Plaza del
mismo nombre. Su autoría es de José Antonio NAVA Iglesias, no lleva fecha, pero
sí esta leyenda: "Al ilustre general tinetense Rafael del Riego, defensor
de la Constitución de 1812. El Ayuntamiento de Oviedo".
En el Campillín, a pocos metros de donde se celebra todos
los domingos el mercadillo o rastro, hay una robusta y contundente escultura de
granito que conmemora el primer centenario del nacimiento de don Ramón Pérez de
Ayala (Oviedo, 1980-Madrid 1962), escritor y periodista. Su autor es José
Antonio NAVA Iglesias, nace en Oviedo, en 1951, ciudad a la que su obra se
halla muy ligada. Trabaja el bronce y la piedra, tanto en el lenguaje abstracto
como en el clásico.
Escultura de hierro situada en el Campillín, en el lado
contrario y casi frente por frente de la dedicada a Ramón Pérez de Ayala.
Conmemora el congreso internacional que en 1997 celebró la Asociación
Internacional de Periodistas Deportivos o Sport (la AIPS). Fue realizada por
Kiko Urrusti, tercera generación de escultores del hierro ovetenses, a quien
antecedió su padre Antonio y su abuelo Rafael.
En ella aparecen entre otros elementos,
un aro de aquellos que ayudados de un artilugio rodábamos de niños, un
discóbolo, la pluma de escribir y un globo terráqueo y una espiga, entre otros
cosas significativas.
PASATIEMPOS – 6
Razonamiento
Usted ha podido acceder a las
últimas llamadas realizadas desde el móvil de un presunto atracador. Las
llamadas fueron realizadas a las 20,03, a las 20,15 y a las 20,31. Estas
llamadas fueron a un compañero de trabajo, a su abogado y a su mujer, no
necesariamente en este orden.
Sabiendo que el móvil del compañero
acaba en 8, que el número al que ha llamado a las 20,31 acaba en 7 y que llamó
a su mujer antes que al abogado, ¿puede decir cuál de las siguientes
afirmaciones es correcta?
A –
El atracador llamó al abogado a las 20,31.
B –
El móvil del abogado no acaba en 7.
C –
El compañero fue el último a quien llamó.
Roberto.
Otur – Primavera 2013
martes, 23 de abril de 2013
VIAJE A JAPON/2
Tras la primera toma de contacto
con la ciudad, acompañados de Cis nuestro yerno y el nietín Mateo, estrenamos el tren de
cercanías para ir hasta Sengaku-ji, lugar no muy alejado de la zona en que estamos alojados.
Allí hay un pequeño templo, famoso por su cementerio donde está la tumba de Asano Takumi y cuarenta y siete
samuráis. En el Castillo de Edo, Asano provocado por su enemigo Kira Hozukenosuke trata de asesinarlo pero no lo logró. Capturado y
juzgado fue condenado al “Seppuku”
(Harakiri), mientras que Kira no fue castigado a pesar de la costumbre de castigar
a las dos partes en incidentes similares. Los samuráis que servían a Asano se
quedaron sin dueño y Kira pensó que su
vida corría peligro porque éstos buscarían venganza. El jefe de los Ronin
(samuráis), Oishi Kuranosuke se
dedicó a interpretar el papel de borracho acabado, pero secretamente estaba
maquinando su venganza junto al resto de ronis.
Kira relajó su guardia el creer que la decadencia de Oishi iba de mal en peor y creyó que si en dos años no había pasado nada ya no tenia peligro. Ese momento lo aprovechó Oishi que junto a 47 ronin entraron en la mansión de Kira clamando venganza, cortándole la cabeza y llevándola al templo de Sengakuji. Los ronis fueron juzgados y condenados a quitarse la vida aun contando con el apoyo del pueblo que alababa lo que había hecho. Allí están las tumbas de las 47 samuráis sin dueño. Llama la atención los tacos de incienso que los visitantes dejan sobre las tumbas de los samuráis.
También en el parque Yoyogi hay expuesta una colección de barriles de la Borgoña francesa. Al parecer el emperador Meiji, en su afán por modernizar y occidentalizar Japón, comenzó a adoptar costumbres europeas en su propia rutina diaria. Justo enfrente hay otra colección de barriles de Sake.
Después de los dos primeros días
con cicerone, iniciamos nuestra aventura en solitario para tomar un Cercanías que
nos acerque hasta el Parque Yoyogi. Para ello hemos de ir
hasta la estación de Haraju-ku. Este
Parque fue el lugar del primer vuelo a motor de Japón, pilotado el 19 de
diciembre de 1910 por el capitán Yoshitoshi Tokugawa y después
se convirtió en un terreno de desfiles militares. Fue más tarde
utilizado como la principal villa olímpica para los atletas de las Olimpiadas
de 1964 como el lugar de natación,
saltos de trampolín y baloncesto. Hoy en día es un conocido parque de retiro,
especialmente los domingos.
Dentro del Parque se encuentra el
Templo Meji-Jingu. En el se celebran
ceremonias sintoístas y se puede ver algún monje paseando por las
instalaciones.Justo frente a una de las salidas de la Estación de tren se encuentra Takashita Street calle peatonal llena de restaurantes, cafés y pequeñas tiendas donde puedes comprar cualquier prenda, eso sí falsificada. Es un continuo hormiguero de gente. Como encontrar un lugar para comer que no fuera el típico japonés estaba un poco complicado, lo más socorrido y cómodo era ir a un MC Donalds. ¡Lo que hay que hacer para subsistir!
Volvemos por la tarde a nuestra base, para pasar el resto del día en compañía familiar y tener ocasión de cenar una buena carne a la parrilla, con un vino de California nada más que regular en una franquicia americana, mientras los camareros hacían exhibiciones de cómo preparar un cóctel al ritmo de “Bulería, bulería” de Bisbal.
Al día siguiente, de nuevo acompañados por Cis y Mateo, nos vamos hasta Asakusa distante a nueve estaciones de Metro donde nos encontramos el templo de Senso-Ji que es visitado anualmente por más de 20 millones de personas y es sin duda uno de los puntos de interés turístico más importantes de Tokio. La zona circundante, está repleta de comercios y tiendas donde puedes comparar de todo. Desde una camiseta o una gorra, pasando por dulces y comida tradicional. Es el templo más antiguo de Tokio, dedicado a la diosa Kannon. Según la leyenda, en el año 628, dos pescadores encontraron una estatua de la diosa en el cercano río Sumida y aunque volvían a poner la estatua en el río, ésta siempre regresaba a ellos.
Toca comer y hemos de buscar
restaurante. La oferta es amplia. Nos decidimos por un italiano que sabes que
no fallas porque en todos tienen lo mismo.
Regreso a la base otra vez para
preparar el viaje de mañana que nos vamos por un día del Hotel de Tokio.sábado, 13 de abril de 2013
LA ROSA DE LOS VIENTOS
A propósito de las espléndidas
fotos que estos días hemos visto en la prensa sobre el Parador de Corias, con
motivo de su próxima inauguración, prevista para el cercano mes de julio, me he
fijado preferentemente en la imagen del patio principal. Y en concreto en un
detalle que echamos mucho de menos, sobre todo los exalumnos que hemos visitado
en los últimos tiempos el Monasterio de Corias;
Samuel y yo ya lo hemos comentado en alguna ocasión y es que no se haya conservado la rosa de los vientos
que existía en el patio del antiguo instituto laboral. Tal como está ahora de bonita
y de lujosa esta espléndida explanada, sería un complemento perfecto como adorno que
aún le daría más señorío y nobleza si cabe, a este gran espacio abierto.
Supongo que no se habrá conservado por la dificultad que entraña el poder sacar
el mosaico completo intacto, sin romperse. De todos modos, si se hubiese puesto
empeño en ello, aunque se hubiese roto, hoy sobran medios y técnica como para
reproducir a precio razonable una copia exacta a la que había.
La rosa de los vientos es un símbolo
decorativo muy importante y significativo para todos, no solo para la gente de la mar;
para los de tierra adentro también. Yo recuerdo de niño en la escuela de mi pueblo que,
a falta de una rosa tan bonita como la que había en el patio del colegio de
Corias, el señor maestro durante el recreo, en pleno camino vecinal que era el
patio de juegos que teníamos, trazaba en el suelo ayudado por un palo, dos ejes
perpendiculares entre sí, orientados como es debido para que uno de ellos
marcara la dirección: Norte–Sur y el otro la: Este–Oeste. Para enseñarnos a
orientarnos cuando estuviéramos en el campo y en un lugar desconocido al aire
libre, nos decía que para ello solamente bastaba con que fuésemos un poco
observadores y supiésemos de antemano por dónde salía el sol. Pues, simplemente con esta premisa, ya
teníamos el problema más que resuelto.
En su ilustrativa y sencilla lección
lo primero que hacía era colocar a un alumno de pie, con los pies juntos y apoyados sobre la intersección de esas dos rayas
trazadas de forma ortogonal entre sí
y con los brazos extendidos en cruz hasta alcanzar la horizontal. Teniendo la mano derecha apuntando hacia donde salía el
sol ya estaba todo resuelto pues, esta mano nos marcaba el Este, la mano
izquierda el Oeste, al frente teníamos
el Norte y a nuestra espalda el Sur. A mí nunca jamás se me ha olvidado esta sencilla,
práctica y útil lección. Y puedo decir que a lo largo de la vida laboral, tengo enseñado a más de uno y a más de dos, siempre personas universitarias de cierto rango,
a situarse en el campo para saber hacia
donde tenían el Norte. Y lo hacía simplemente,
mostrándoles esta misma enseñanza que yo
aprendí en la escuela de Posada de Rengos en los años cincuenta, sobre una rosa
de los vientos, casi virtual, consistente en dos rayas perpendiculares arañadas
en la tierra con un palo. Si en aquellos
tiempos hubiéramos tenido una rosa como el mosaico que había en Corias, estoy
por asegurar que, la mayoría de aquellos alumnos hubiéramos podido llegar a ser
verdaderos continuadores de Raimundo
Lulio que es a quien se le atribuye la invención de la rosa de los vientos, contando
con la interesante referencia básica de Plinio el viejo.
En cuanto a la forma de orientarse en el
campo, sobre todo para saber hacia donde apunta el Norte cuando estamos en
lugares desconocidos, tenemos múltiples referencias en la naturaleza para
saberlo: de noche, por las estrellas y de día por la vegetación y las zonas
umbrías, entre otros muchos signos naturales que están a nuestro alcance; no
obstante, el método de mi maestro nunca
está de más saberlo, porque aparte de ser útil, resulta fácil de comprender y de
recordar; pero si tenemos la suerte de
poder contar con una rosa de los vientos a nuestros pies, seguro que todo
resulta más lúdico y atractivo.
B. G. G. bloguero “Prior”
viernes, 12 de abril de 2013
VIAJE A JAPÓN/1
Por fin llegó el día de la
partida hacia el País del Sol Naciente.
La salida desde Madrid estaba
prevista para el lunes 25 de marzo a las 13:10, con lo cual el primer vuelo desde Asturias a
Madrid no daba tiempo, a realizar los
trámites necesarios con la holgura suficiente, sobre todo si pudiera haber
algún problema con la niebla y por tanto decidimos ir a dormir a un hotel de
los muchos que hay en el pueblo de Barajas, que además te recoge en el
aeropuerto y te lleva cuando tengas que tomar un vuelo, con lo que te ahorras
tiempo y ganas en comodidad.
A la hora de facturar y recoger
la tarjeta de embarque llega el primer contratiempo, que se solucionó sin
muchos problemas. Teníamos asientos asignados para el vuelo, tanto de
Madrid-Ámsterdam como de la ciudad holandesa a la capital nipona, pero la
azafata que nos atendió nos dice que el avión va completo y que nos asignaron
otros asientos, posiblemente por haber puesto otro avión mas grande, como así
fue al final, pero que una vez dentro del mismo le comentáramos a la azafata el
problema y que seguro nos los solucionaría como así ocurrió. Tras 11 horas y
media de vuelo, (para nosotros eran las 3 de la madrugada pero la hora local ya
anunciaba casi las 12 del mediodía) tomamos tierra en el Aeropuerto de Narita, y
tras pasar todos los controles de inmigración, recogida de maletas, etc., en la
salida nos esperaba nuestro yerno con Mateo el nietín al que ya teníamos ganas
de abrazar.
A partir de ahí comienza
realmente nuestra visita a Japón.
Primero nos fuimos a la
expedición de billetes para comprar el viaje de ida y vuelta en el “Narita
Express” y la correspondiente reserva de
asientos hacia la capital y la compra de una tarjeta monedero que nos servirá
para la utilización de los trenes de cercanías y Metro de Tokio. Espera en el
andén donde tienen señalizado donde va a parar exactamente cada vagón, lo que
facilita mucho el acceso a tu asiento. Tras una hora de viaje (luego aquí nos
quejamos de que el aeropuerto está lejos), llegamos a la estación de Shinagawa,
uno de los llamados 23 barrios especiales de la Ciudad de Tokio, conde teníamos
reservado el Hotel para los primeros cuatro días. Pese a que ya habíamos
comprado en España antes de viajar un Bono para turistas para los trenes de la
Japan Rail, no lo activamos porque al tener solo 7 días de duración preferíamos
dejarlo para cuando fuéramos a viajar a Kyoto y para los trenes rápidos tipo
Bala.
El hotel aparentemente austero
por fuera, pero que una vez dentro cambia totalmente. Habitaciones confortables
aunque no muy grandes que parece ser la tónica general en Japón salvo
excepciones. Nos llama poderosamente la atención el baño donde la taza del
inodoro está dotada de un sistema que sirva como bidet y que tiene un botón que
te proyecta un chorrito de agua a temperatura regulada de calor en ese sitio.
Tiene un gran jardín en la parte posterior y los cerezos que no pueden faltar
por ninguna parte, ya están totalmente en plena floración. Está dentro de una
zona junto a otros tres hoteles de la misma cadena donde hay hasta un templo
budista.
Esa misma tarde primer contacto
con la Ciudad, donde podemos apreciar ya algunas costumbres. Se circula por la
izquierda tanto los vehículos como los peatones cuando van por las estrechas
aceras. Hasta para eso son ordenados. Las salidas de las estaciones cada vez
que un tren llega, que eso sucede cada dos o tres minutos, tal parece como
cuando los ganaderos de Kansas, Colorado, Montana, Wyoming o Dakota llegan a la Ciudad
de Abilene para embarcar sus reses. Todos van en la misma dirección,
caminado por el centro de los pasillos dejando los laterales para los que
puedan ir en sentido contrario.
Itinerario
Alfredo Fernández
jueves, 11 de abril de 2013
LIBRO: “Jubilación año I” en PAPEL o descargar EBOOK (SALUDOS) RUTA LOS CALLOS
.........
---- Ángel,… Ángel,…
ANGEL,… Na, estos móviles son una mierda era mejor con les
señales de humo de
antes. Mira Belén, pa mí que tamos perdios. Llama tú a Tere
---- Luis, ¿no tien
aire acondicionao esti coche?, ¿Cómo se pondrá?. Ye pa que
aguanten los callos.
---- Eso dijo el paisanu
que nos lu vendió pero ahora nun pueo parame. Abre la ventanilla y
saca la pota al fresco,
veo pol retrovisor que Jose y Maribel
lleven la sidra colgando de la ventanilla. Llama a Tere porfa.
---- Piiii,… piiii,…
piiii …
---- Salta el contestador:
“Marque un 1 si quier hablar con Ángel”, “marque un 2 si
quier hablar con Tere”, “espere si no
quier hablar con ninguno de los dos ”….
---- Si,… si,….
diga…
---- ¿Tere?
---- No, soy Ángel, Tere
salió a buscabos. Ya marcho a las 9 de la mañana.
----Hola Ángel, soy
Belén. jolin chico,
pues tuvo tiempo de llegar a Gijón y no la vimos…
---- Ya. pararía a echar
una parrafadina con
alguna de la aldea.
---- Cagunros,
parrafadita nó, tará leyendo-i el Quijote
……….
COMPLETO EN EL LIBRO
“Jubilación año I” en PAPEL o EBOOK
martes, 9 de abril de 2013
PICAXU, U CANAU
El tiempu ta cumu xo rapaces, lu
mesmu que lus milandrinus que nus gubiernan. Aiquí nu pueblu, miánicas nun
parou de chover en tou l’hibiernu, ende
xineiru, cumu poucu. Cumu siga asina muitu tiempu más, va salí-nus hasta mofu
entre las dedas de lus pias. Güei, asumou pul rebutsal algu el fucicu tsourienzu
pu la mañena, pero un pouquinín solu. Baixan lus rigueirus que nun tses cueche
l’augua. Faía muitus anus que nun chuvía tantu. Asina nun paran de caer fanas.
Nun acabá-mus de tsimpiar una, cuandu pu la nueite escapau esguila outra. Este
anu, lu que ía xeladas, vinie-nun poucas, peru la humedá va chegá-nus a las
rudichas. Algunus tamus aviaus cuna riúma.
You toi aiquí anialau nu escanu,
arrudeirau pu la tsariega de tal xeitu que nun baxu nada pu la Vitsa. Na más baxei
el sábadu de Ramus cumu vus dixe loutra vez, que quiría comprar unus gurinus de
cría ya na más. Pa colmu de males tampoucu ta aiquí la Rulindes. Tamus tous asperandu a que tsegue de Madrí que
fai más dun mes que xebrou pa uperá-se
de la napia. Etsa, nun paraba de farfutsar a cada poucu, que nun tse gustaba
muitu cumu la tinía. Dicía que la
tinía cumu la curuxa, cun forma de gabitu; cumu si fora un cambeiru pa tsevar
culgadas las truitas pul ríu. Peru nun
yera virdá. Etsa, tiner tinía un bon picaxón, esu sí, peru quedaba-tse muitu bien. A min
gustaba-me asina cumu la tinía, anque paeciera la dun picatueru.
Esta rapazaca siendu nena, cayiu
del picu l’ascalera l’horriu abaixu ya esfucinouse toda, a raíz d’aquetsu quedou-tse un poucu turcida, peru
nun yera cumu pa tiner que uperá-la. La cousa ía questas rapazacas d’agora tan tsoucas d’afeitu, nun saben ni lu que
quieren. Loutru día entruguei-tse a Dulores, la sua tía, pur etsa, ya dixu-me
que taba bien pero que tardaría tuvía unus cuantus días en vinir pa casa purque tinía’l caretsón hinchau cumu si se tse pousara
encima un enxame de abechas, tou vindau ya
esfigurau cumu si fora un espanta páxarus. Riniegu lus demonios, que ganas tien
la xente de puné-se a murrer sin nicesidá alguna. You tengu muitus prublemas nus
cadriles que sigún lus médicus quitábanse-me tous cun ciruxía, peru you, anque
fora estu el mexor rumediu, quia, nun lu
agüecharán etsus pur muitus anus que vivan. Nun deixu you que me escarnicen esus
matachines pur nada del mundu; nin que
me rigalaran el Palaciu de Santulaya chenu de tsinguanizas, xamones, choscus, andochas, tsacones,
butiechus ya murcietsas. Tou xuntu. El casu ía que you, ya toi en vilu pur
agüechá-tse el carechón duna ve a esta tsangurdia de Rulindes pa ver cumu se lu
deixá-nun. Lulu, un vicín nuesu, di que
la sua mucher tien la napia ancha ya aplastada cumu si fora un canau de miter la piedra
d’afilar la gadaña, peru que etsa ta
conforme asina, cumu la parienun, ya fae muitu bien. Anda, que la Rulindes cumu
nun tse quede al sou gustu, ta apañada. Va tiner que tsevar el pañulón
atau abaixu toul día, cumu las viechas del tsugar.
Loutru día dixu un rapaz aíquí nu Blog
que Jasusín nun apaecía pur aiquí purque taría semandu las patacas, ya nun iba muitu escaminau
non. Lu pior de tou ía que nun pudemus, pois ta la currada toda nun tsamazu puru. Si mité-mus
atsí l’aladru quédanos entotsau de tal
xeitu que nun lu sacá-mus hasta San Xuan. Loutru día tuve amerandu pa las patacas de semar que tengu-las na budega mitidas nun
caxón de madera pa que nun gritsen ya tan todas cunus gritsus d’acuarta. Cuandu
chegue’l mumentu de curtá-las en cachelus pa mité-las na tierra nun sei si valdrán. Cumu
tarde muitu en fae-lu, valdrá-me más echá-las a lus gurinus ya subir unas
nuevas del Maju de Cangas. Aiquí nu
pueblu tamus tous cunas ganas de ver a la Rulindes cuna napia uperada. Nun sei
que tal tse quedará purque paeme que debiu faese-lu un midicuchu desus mediu
clandestinus. Etsa foi ricumendada pur aciu duna prima detsa, que tsieva muitu
tiempu pu lus Madriles. Ya vus cuntarei
noutru mumentu cumu la deixa-nun. Agora deixu-vus, purque voi agüechar a la
bodega si crecienun muitu lus gritsus de la patacas de semar. Ya cun esu alón,
tsounón.
“Jesusín”, el pelgar
domingo, 7 de abril de 2013
EL FRAILE MISTERIOSO
Nuestro dominico de hoy nace
en el año 1.559. Brillante teólogo y de memoria prodigiosa. Fue inquisidor,
participando en un importante proceso entre el 16 y el 23 de febrero de 1.616.
Profesor de teología en Valladolid. Se piensa que falleció en el año 1.629,
fueron cinco hermanos-.
¿De quién se trata?
Miguel Ángel Vázquez
viernes, 5 de abril de 2013
RECETAS: 05-04-2013
HUEVOS RELLENOS
Cocemos 12 huevos,
partimos a la mitad y sacamos la yema. Con la yema, salsa de tomate y bonito
preparamos una pasta con la que rellenamos el huevo con harina y huevo
rebozamos la parte del relleno y freímos ligeramente. Colocamos en una fuente
para el horno. Preparamos una besamel, con aceite o mantequilla (o ambas cosas)
una cucharada de harina y vamos añadiéndole leche poco a poco hasta conseguir
la besamel a nuestro gusto. Cubrimos los
huevos con la besamel y añadimos por encima queso de hornear, metemos al horno durante cinco
minutos y servimos ¡BUEN PROVECHO!*******
ANGULAS DE LA RÍA DE TURÓN
Nos hacemos con unos fideos muy finos, partimos en trozos de siete u ocho centímetros, colocamos en una tartera con agua, sal y un chorro de vino blanco y cocemos, los reservamos una vez bien escurridos. En cazuela de barro ponemos un poquito de aceite, ajo picado. Cuando el ajo comience a dorarse añadir los fideos, revolver durante unos segundos, retirar y cubrir con un plato. Servir ¡BUEN PROVECHO!
Miguel Ángel Vázquez
ARMANDO
Apareció por el pueblo al final de la Guerra Civil. Decía
llamarse Armando. Así, sin más. Sin apellidos. Su procedencia era desconocida
ya que él decía haber nacido en Nava y ser natural de Cabañaquinta. Al cabo,
poco importaba. Y no le iba mal. En tiempos de tanta miseria. Pero en el pueblo
no se tiraba nada sin cuidarse de pensar que Armando necesitaba de todo. El
mayor misterio era su tontuna, ya que sus facultades no la delataban. Alguien
sugirió, quizás, sería provocada por una meningitis. Y él mal que bien, iba
tirando. Raro era el día que no hacía, al menos, una comida caliente, por lo
demás toda ropa vieja le venía bien. Dormía en una cabaña de suelo arcilloso
que pronto le daba a sus ropas la consistencia de una tabla. Recién muerto
Marriundiu, el tonto oficial del pueblo, Armando con rápidos reflejos se
percató de que el puesto quedaba libre y se adjudicó la plaza. Sabido es que,
todo pueblo necesita un tonto oficial. ¿Por qué? Eso es un misterio. Quizás la
presencia de un tonto descarga a los demás de la eventualidad de que el
colectivo te elija a ti. Con el tonto oficial se da un subidón de autoestima en
la estima colectiva.
Tenía tres debilidades, no vamos a llamarles vicios. Una era
manejar el teléfono que en las estaciones intercomunica unas con otras. Otra
eran los velatorios. La tercera el matasellos de Correos. Comencemos con los
velatorios. Se calcula que durante su larga vida en el pueblo contando algunas
parroquias adyacentes, habría asistido a cerca de 3.000 actos de este tipo.
Como en aquella época todas las defunciones eran a domicilio no había los
actuales tanatorios. Al muerto se le tenía en casa, las 24 horas preceptivas,
siempre una noche incluida. Así que cuando ya tarde terminaba el desfile de
condolientes habituales en estos casos, se quedaban solamente cinco o seis
hombres toda la noche en la sala contigua a la del difunto.
Cuando en la vecina aldea de X murió Genaro el de Justa,
allí desfiló el pueblo hasta casi entrada la noche. Cuando por fin quedaron
solos, se retiraban también los familiares y empezó el turno de velatorio
acostumbrado, cinco o seis paisanos…y Armando. Ignoro por qué este ritual estaba reservado a los varones.
Como todos los ritos funerarios son un arcano para los mortales. Como es un
misterio, qué extraño instinto impelía a los jóvenes a ser más “retozones”
cuando hay un muerto en la aldea. Un difunto siempre dispara los retozos en
cualquier rincón del pueblo amparado por la oscuridad.
Una de las costumbres de aquellos protocolos funerarios era
que los integrantes del velatorio combatieran el tedio y el sueño a base de
cafetinos, copinas de anís y algún tipo de repostería local. Hay quien
opina, el mal pensar siempre ha tenido
adeptos, que la afición de Armando a los
velatorios era motivada por semejante festín. Malas lenguas nunca faltan. En el
caso de Genaro el velatorio arrancó con normalidad y respeto. Las copinas iban
cayendo y así hubo un precalentamiento que fue el paso del silencio a la
sonrisa, de esta a las risas entrecortadas y de estas a las carcajadas cercanas
a la juerga. A eso de las tres de la madrugada ya las carcajadas terminaron por
despertar a los deudos del difunto.
Cuando se abrió la puerta de la sala y apareció un familiar visiblemente
enojado presenció el siguiente espectáculo uno de los veladores había apostado
que: daba la vuelta a la mesa haciendo el pino. Y en ello estaba jaleado por
los demás. El alcohol es mal remedio para mantener la seriedad. El familiar
paseó la vista por el grupo y detectó al conífero y a Armando. Ya tenía la solución,
el chivo expiatorio, la parte floja de la cuerda. Con voz tonante y señalando a
la puerta clamó “Armando fuera de aquí”. Armando no daba crédito a lo que oía.
Era su velatorio 2.173 al que asistía, nadie le había expulsado violentamente y
sin explicaciones. Dudó. No le entraba en la cabeza la literalidad de la orden.
Pero el de la casa apremió “Fuera de aquí, Armando”. No había opción. Se
levantó y atravesando la sala sin comprender nada, se dirigió a la puerta. Allí
se detuvo, al lado del familiar y dirigiéndose a este dejó las cosas claras
“¡¡Pues nun tais poco tontos con esti difuntu!!” Y se fue.
El insensato familiar del difunto ignoraba que precisamente
eso, tratarle así, era lo que Armando no le toleraba a nadie. Su sentido de la
dignidad personal era hipersensible. A tal grado llevaba su autoestima que
prefería no comer en tres días si le invitabas con estas palabras faltonas
“Armando, pasa y come algo que tarás muertu fame”. Se encendía en ira, te
llamaba “Hijo de no sé qué” y se iba hambriento pero con la dignidad a salvo.
Cuando el hambre le apretaba duro se presentaba en una de
las muchas casas, donde sabía que era bien recibido y como creía necesitar una
razón, justificaba su presencia transmitiendo algún recado de parte de alguien.
Poco importaba la veracidad del tema. Quedaba ya a la intuición de los de la
casa hacerse cargo de que tenía mucho hambre y entonces, con suma delicadeza se
le invitaba a pasar y comer algo. El falso recado no generaba mayores
problemas. Se presentó en mi casa un día por la noche a decirme de parte del Sr. Cura que debía estar al día
siguiente a las ocho de la mañana en la iglesia de X. Piqué como un pardillo,
al día siguiente me presenté en la iglesia (son como dos kilómetros) a la hora
convenida. No había cura, ni funeral, ni difunto. Nada. Simplemente que Armando
tenía hambre y quería dejar a salvo su dignidad.
Os contaré ahora, los problemas con el teléfono de la
estación. La estación dista medio kilómetro del pueblo. Este hecho facilitaba
que Armando, a quien alguien proporcionó
un carretillo, se estableciese como autónomo transportista. El acarretaba lo
que fuera, de un sitio a otro del pueblo. Tanto tiempo merodeando por la
estación hizo que se fuera involucrando en la vida ferroviaria, que ya no sabía
vivir sin ser por y para la estación. Llegó un momento en que no pudiendo
resistir más empezó a meter baza en los asuntos estrictamente técnicos. Le
resultaba especialmente hechizante lo del teléfono que usaban para comunicarse
con las estaciones próximas. Este se convirtió para él, en una obsesión, El
lenguaje críptico que utilizaba a grandes voces le parecía fascinante. Llegó un
momento en el que el factor de turno por pura benevolencia, le permitía al
pobre Armando llamar a la estación de Fierros y dar la orden perentoria de que
dejaran vía libre al tren 342 a las 17:21 camino de Pajares. Eso le relajaba
muchísimo. Se sentía realizado y feliz. Era tal su grado de implicación con la
Renfe que empezó a viajar sin billete en los desplazamientos que hacía, muy cortos
la verdad. El no se alejaba de Campomanes más allá de dos estaciones. El caso
es que un aciago día hacía el servicio un revisor nuevo que no conocía a
Armando. “Billete por favor, señores”, cada uno mostró su título de viaje a
excepción de Armando, el revisor muy educadamente, le requirió “Su billete,
Señor”. Armando no daba crédito “¿Billete él?” su dignidad afloró en forma un
tanto brusca y se enfrentó al agente “Billete ¿yo? PERO ¿TU NUN SABES QUIEN SOY
YO? Mazcayu ¿Tu qué quies un duru? Muertu fame. Pues toma un duru” y le ofreció
una moneda. El revisor indignado avisó a la pareja de la Guardia Civil que en
aquella época viajaba en todos los convoyes de viajeros. Allá fueron los
guardias, dispuestos a sacarle a semejante sinvergüenza el billete, por las
malas. Y van y se encuentran con Armando. Les costó trabajo convencer al
revisor de lo excepcional del caso. Vamos, que lo olvidase, que Armando no
usaba billete.
La cosa se agravó un tanto cuando un día recibió por correo
un sobre procedente de Madrid, dirigido a Armando “Campomanes Asturias”. Dentro
había un documento con una literatura con alto corte administrativo, se le
nombraba al tal Armando, jefe de los servicios postales y ferroviarios de
Campomanes. Enterado del contenido que alguien le leyó, su primera providencia
fue presentarse en la Cartería a tomar posesión del local, el cargo y sobre
todo del matasellos, artilugio que él ansiaba pues lo veía como símbolo de
algún extraño poder. Eso de que tú enviaras una carta a José Fernández García, uno
de los 1.347 de ese nombre que había en Argentina y que esa carta llegara a su destino debido
al golpe del matasellos del cartero de Campomanes era algo mágico. El problema
es que Lin el Cartero se negó tozudamente a entregar el local, la llave,
matasellos etc a Armando, que acudió a la Guardia Civil, documento en mano para
exigir justicia.
Yo ya vivía en Madrid cuando me enteré de su fallecimiento y
me quedó la impresión de que Campomanes ya nunca sería lo mismo sin Armando.
Siempre me acuerdo de él por San Lorenzo, allá por el 10 de
Agosto, cuando las estrellas fugaces organizan esa deliciosa zarabanda que
parece que se han desquiciado en el firmamento. Yo siempre pienso que quizás en
esa noche le han dejado a Armando los mandos de los movimientos astrales.
Tengo que enterarme de su dirección exacta en el cielo para
mandarle un matasellos y un montón de sobres para que desahogue en ellos su
frustrada vocación de ser jefe de algo.
Cuando hace dos años murió mi entrañable amigo Antón de un
cáncer cerebral pasé a verle un día. Conservaba lucidez de su realidad, sabía
que le quedaba poco, muy poco de vida. Así que como las cosas estaban claras,
le dije que tenía que pedirle un favor. Dime, Pepe. Verás, Antón tenía un buen
amigo que tú conociste, Armando.
Si hombre, ya murió ¿no?
Sí, murió hará un par de años.
Quiero que le busques en el cielo y le digas unas cosas de
mi parte.
¿Me entiendes?
Sí, Pepín, si te entiendo.
Verás, dile que no añore lo que dejó aquí que las cosas que
más quería ya no existen. La estación. No hay ni un solo ferroviario allí. Ni
para casi ningún tren. Está desierta y abandonada. La oficina de Correos, dile
que ya no hay cartas, ni matasellos, todo ahora es correo electrónico y sms.
Bueno esto último no se lo digas porque no lo entendería. Los velatorios. No se
lo va a creer pero cuéntale qué es eso de los tanatorios que vas a ver al
difunto y allí no hay vela nocturna, ni copinas, ni suspiros caseros ni
chistes, nadie se ríe. A las diez cierran aquello. Dile que los chavales jóvenes
no tienen trabajo de nada, que ninguno tiene los arrestos como él para
instalarse de autónomo del transporte, con un carretillo. Dile que cerró el bar
de Joselín. Que ahora se llama Pub y de nombre The Mad Cat, dile que ya nadie
anda de madreñas, dile que aquel jefe de la estación a quien el tanto
envidiaba, temía y que era un comedor patológico, ya murió y dio de comer a
unas decenas de miles de blancos y gordos gusanos. Dile que ya nadie canta en
chigres y que fuman una cosa asquerosa
llamada Chesterfield en vez de picadura de negro. En fin, dile que no venga por
aquí porque se iba a llevar una desilusión que lo mataría, cuéntale también que
aquel cura serio, adusto que él conoció fue sustituido por uno llamado Toño
(sin el Don delante) que a diario juega la partida de tute con los paisanos.
Dile…dile lo que quieras porque ahora que está tan ricamente instalado en su
cabaña en el cielo no creo que le apetezca volver. ¿Acordaraste Antón?
Acordareme Pepín.
Y luego, si haces por ver a mi madre, y dile que ya pronto
nos veremos. Que justo ahora la echo más en falta que nunca. Tengo ansia de
apoyar mi cabeza en su regazo y oírle decir “Hijín mío, hijo de mi corazón”
como en las veladas nocturnas cuando era niño, cabe el fuego susurrante. Dile
que deseo tanto verla,… que este mundo ya no es para mí. Que mi alma, está
sola, triste. Que, si Dios quiere,
pronto nos juntaremos. Dile que tengo unos cuantos amigos que me ayudan
a soportar los días: Alfredo, Nava, Fresno, Chuso, Rufinín, el Conde de
Sotiecho, Moisés, Juanín y varios más. Que ya no me queda más que su amistad,
que ya nada me alegra el corazón como no sea una comida en su compañía y ver a
Samuel y a Emma, tus bisnietos. Dile… Antón ¿Me estás escuchando?
Sí, Pepín, te escucho, yo también te espero allá en el
cielo.
Adiós Pepín.
PS: Desde la emisora de Lena, donde seis chavales y yo
entretenemos a los habitantes de este concejo he reclamado de forma reiterada
que se dedique una calle a Armando. La carretera que va del pueblo a la
estación: Avenida Armando.
Sería un acto póstumo de reconocimiento a uno de los vecinos
más entrañables, queridos y merecedores de recuerdo que ha tenido este pueblo.
Por supuesto uno de los vecinos más serviciales, cariñosos, inocentes,
divertidos que contribuyó a que mi pueblo fuera más feliz. ¿Se puede decir esto
de algún concejal o algún preboste de tres al cuarto?
Pepe
Morán Fernández. Dominico-ex.
jueves, 4 de abril de 2013
Gion-Geishas
Como homenaje a Víctor Gión, Alfredo nos envía estas fotos
del distrito donde están las geishas que, casualmente, lleva el mismo nombre que el apellido de
nuestro amigo Víctor.
La Wikipedia refiriéndose a Gion comienza su artículo con
este párrafo: “Gion (祇園 o 祇をん) es un distrito de Kioto, Japón, originado
en tiempos equivalentes a la Edad Mediaeuropea. Este lugar
está ubicado frente al Santuario
Yasaka y es mundialmente famoso por la existencia centenaria de las geishas. Es también
conocido por el Gion Matsuri, un festival tradicional que toma su
nombre del barrio”.
Por orden / B. G. G. bloguero “Prior”
miércoles, 3 de abril de 2013
APERITIVO FLORIDO
Me ha enviado Alfredo una serie de fotos desde Tokio y me
sugiere que podía poner alguna en el
Blog, cosa que hago muy gustoso, a modo de adelanto de las muchas
que él nos presentará en su momento cuando regrese a casa y logre poner en
orden y control los numerosos archivos fotográficos que están almacenando él y Conchita durante
su estancia nipona. Éstas de ahora me
dice que corresponden al paseo de los filósofos en Ginkaku-Ji, en Kyoto y al entorno
del Templo de Ginkaku-Ji (templo verdoso). Las de color anaranjado también están
hechas en esos mismos lugares. Como para muestra basta un botón, espero que os
gusten.
Por ausencia del autor, B. G. G. bloguero “Prior”
martes, 2 de abril de 2013
NUEVO RECONOCIMIENTO
Esta foto del Padre Basilio junto a estos nueve chavalotes que
posan con vestimenta deportiva en el
patio del colegio de Corias, la he tomado
del Facebook, y sería conveniente identificar
a estos nueve alumnos ya que el Padre Basilio no ofrece ninguna duda. Mamen
dice que el primero y segundo por la izquierda de los que están agachados, son
Peque y Caco. Yo tengo mis dudas que lo sean pues, me parece que esos muchachos son
todos más jóvenes que: Peque, que Caco y que yo, que somos más o menos los tres
de la misma quinta. Además Peque, siempre andaba muy bien peinado y ahí en la
foto, el que podría ser él, que es el primero de los agachados, se le ve un tanto “espelurciao”;
por lo tanto, bajo mi criterio, descartado. Yo solamente me parece reconocer al
tercero de los agachados y creo que es el hermano pequeño del difunto José Luis
Canga, y este muchacho era bastante más joven que los supuestos. Los otros chavales me
suenan bastante sus caras, pero no recuerdo sus nombres. De todos modos, puedo estar equivocado y es como dice Mamen. Pero del
resto tampoco tenemos ningún nombre. A ver si entre todos podemos recuperar los
nombres de estos compañeros de colegio.
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Pues, gracias a la eficiente colaboración de Roberto, ya están todos los amigos identificados y hasta con el lugar de procedencia de la mayoría de ellos, como se puede comprobar en el comentario. Así, da gusto. Muchas gracias Roberto.
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Pues, gracias a la eficiente colaboración de Roberto, ya están todos los amigos identificados y hasta con el lugar de procedencia de la mayoría de ellos, como se puede comprobar en el comentario. Así, da gusto. Muchas gracias Roberto.
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