PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

sábado, 28 de noviembre de 2015

POR QUÉ ME HICE DEL BARÇA (nada tiene que ver con el reciente 0-4)



Sí, ya sé que es un hecho trivial y no importa a nadie, incluso ya ni me importa a mí, peroDurante las clases en Corias, en escasas ocasiones por cierto, algunos profesores entablaban diálogos con los alumnos sobre temas que poco tenían que ver con la materia que estaban dando. Escasos eran los profesores que se avenían a permitir esos debates, menos aún aquellos que los alentaban. Eran liberadoras ocasiones para abordar temas interesantes no recogidos en los libros de texto. Permitían dejar de lado, durante ese siempre corto espacio de tiempo, la aridez de la asignatura con la que estábamos ocupados.

Se debatía sobre casi todo, si bien dos temas no tenían cabida: el sexo, que aunque latente estaba reservado para charlas más intimas o tímidas, pues, además de vetado, allí se tenía por ausente; y la religión, que, al tener su propia y obligatoria asignatura, resultaba superflua por  omnipresente.

Uno de los temas más socorridos, junto a otros de mayor enjundia, era el fútbol. Éste nos ocupaba en uno de aquellos recesos. Por aquellas fechas el Real Madrid visitaba Asturias para enfrentarse al Real Oviedo, equipo que entonces, incluso ahora de forma mucho más tibia, gozaba de mi simpatía. El profesor, no diré el nombre por si falla la memoria, solo que era dominico no catalán, participaba animando el debate futbolero, y, en determinado momento, vino a decir: Los del Madrid son prepotentes y engreídos, cuando vienen a jugar se burlan de las costumbres asturianas, se ríen de los paisanos por calzar madreñas; al contrario, los del Barça, son  más cercanos y respetuosos con las tradiciones y sentimientos regionales.

Desde aquel día comencé a mirar con recelo y cierta antipatía a los del equipo de color blanco, por mucho que lucieran ese color jugadores tan populares como Di Stéfano, Puskas o Gento, mientras  mi simpatía se inclinaba hacia el color blaugrana de los catalanes, sin importar a esa nueva filiación futbolística que si bien en la defensa del Barça abundaban catalanes: Ramallets, Segarra, Gensana y otros, en la delantera predominaban húngaros, Kubala, Kocsic o Czibor o suramericanos, Evaristo, Martínezy  un gallego, Luisito Suárez. Ya se sabe, todo sentimiento tiene un componente irracional, y esta atracción futbolera, complementada por una naciente simpatía hacia lo catalán y  distanciamiento  del centralismo representado por el Madrid, no iba a estar exento de él.

Recordaba este hecho anecdótico, más de cincuenta años después,  paseando hace unos días por La Rambla de Barcelona, al tratar de explicarme la actual efervescencia independentista asentada en Cataluña con la impresión de comprender, no necesariamente de compartir, una parte de los motivos que la sustentan.  La poderosa capacidad de influencia que se puede ejercer sobre quienes se encuentran en el albor de la adolescencia, incluso entre quienes ya están alejados de ella, cuando alguien influyente, de forma persuasiva, les indica que están menospreciando aquello que perciben como parte de sus raíces.

 Se dirá que mi caso no constituye un dato empírico, desconozco, o no recuerdo, el impacto causado por las palabras del profesor entre mis compañeros de curso, pero, si observamos los movimientos gregarios que se producen en torno a los más variados fenómenos sociales, se puede afirmar que sí es así. No es casualidad que en Cataluña el cambio generacional juegue a favor del independentismo.

 En aquel lejano entonces de Corias no conocía que, casi siempre, los movimientos independentistas o centralistas no surgen de los pueblos, éstos tienen intereses mucho más inmediatos, sino de los intereses particulares de la élites que los dirigen. Tampoco conocía, con el tipo de historia adulterada que se estudiaba no podía conocer, que el encaje de Cataluña en España nunca fue fácil a través de los siglos.

 La sobrevalorada unificación de los reinos de Castilla y Aragón llevada a cabo por Isabel y Fernando fue poco más que un matrimonio de conveniencia. Una vez muerta Isabel,  Fernando, casado al poco tiempo con Germana de Foix, se instaló de nuevo en Aragón y los dos reinos funcionaron en la práctica por separado. Concesiones posteriores, por parte de Carlos I, a la nobleza catalana permitieron que se lograra una cierta reunificación. Situación que, a través de distintos episodios de confrontación -aunque valencianos, aragoneses y baleares, también integrantes de aquel reino, fueran abandonando la causa separatista- se mantuvo hasta nuestros días. Episodios de confrontación que alcanzaron su punto álgido durante la Guerra de Sucesión, cuando los catalanes impulsaron una insurrección en favor del Archiduque Carlos y la dinastía austriaca, más proclive ésta a reconocer sus leyes y derechos históricos, frente a Felipe V y los Borbones, partidarios de un sistema absolutista y centralista. Esta guerra, una guerra civil con intervención extranjera, terminó con la retirada de apoyo a la causa austriaco-catalana, principalmente por parte inglesa, y la entrada a sangre y fuego de las tropas borbónicas en Barcelona el 11 de septiembre de 1714.

Puede parecer anacrónico y fuera de lugar recordar esto, pero sería ignorar que buena parte del mensaje independentista hunde sus raíces, junto acontecimientos más recientes, en esos hechos históricos. No es casual que la Diada, cada año con mayor poder de convocatoria, se celebre un 11 de septiembre. Y no se debe desdeñar a un pueblo capaz de conmemorar su derrota.

 Pero estos hechos históricos no explican por sí mismos el auge actual del independentismo. La sociedad catalana actual, incluso el origen de buena parte de ella, es muy diferente de aquella a la que nos remite la historia. Diferente es el contexto europeo, una Europa que, con contradicciones y no siempre en sentido favorable a los ciudadanos, avanza en el derribo de fronteras. También diferentes son los principales actores del movimiento secesionista. Si en el pasado éste estaba encabezado y dirigido por la nobleza y los poderes feudales apegados a su tierra y sus derechos ancestrales, en la actualidad quienes lo impulsan son partidos políticos de raíz nacionalista, cada uno con sus particulares intereses. El antiguo poder feudal, al menos buena parte de él, convertido hoy en pujante capitalismo, parece haberse echado a un lado. El dinero no entiende de sentimientos ni fronteras; hace cálculos para, de una u otra forma, siempre ganar.

Quizá sean otros, dos principalmente, los factores que han dado alas al independentismo: La crisis económica, y las torpezas del Gobierno del Estado, sobre todo del partido que sustenta el Gobierno actual, en su relación con Cataluña.

Recientemente, J.Stiglitz, Nobel de Economía 2001, afirmaba en una entrevista: El auge independentista catalán se debe a la austeridad. Es evidente que la política económica pilotada por la UE y aplicada por el Gobierno español, su alumno aventajado, ha provocado una quiebra social, un descontento generalizado que las fuerzas soberanistas catalanas han sabido convertir en caldo de cultivo independentista.

Aunque el actual Gobierno de la Generalitat, fiel a sus planteamientos ideológicos en materia económica, aplicó en el ámbito de su competencia medidas de recortes en prestaciones y servicios públicos similares a las practicadas por el Gobierno central, está logrando, situándose de perfil y parapetándose tras la estelada, señalar como responsables de sucrisis  a otros, ajenos a Cataluña. El déficit en la balanza fiscal se utiliza para hacer calar eslóganes, no expresados explícitamente pero sí de forma más o menos sibilina, tan eficaces como el España nos roba, obviando, interesadamente, que quienes roban a los catalanes son los mismos que se lucran del resto de españoles, o con mensajes falsos como en una Cataluña independiente no se hubieran producido recortes

Esos factores, el económico y, quizá en menor medida, el histórico sentimental, han hinchado las velas al fenómeno independentista. Causa perplejidad, si la económica es razón principal, el extraño maridaje de las fuerzas políticas que impulsan el proceso: desde la derecha liberal-capitalista hasta los anticapitalistas. 

Se pueden entender las razones, y el interés, de Convergencia -partido que en distintas legislaturas fue el cómodo bastón en el que se apoyaron los gobiernos de la nación, tanto del PSOE como del PP, cuando éstos se encontraron en minoría- para acelerar el proceso en eludir las responsabilidades de su gestión económica que le estaba provocando la pérdida de apoyo electoral, o tapar el que ya parece demostrado saqueo del 3% asociado a la financiación del partido, además del escandaloso enriquecimiento de la familia Pujol, pero no parece que se pueda entender, al menos desde planteamientos de izquierda, la sumisión de quienes así se definen a esa estrategia. Se supone que uno de los pilares ideológicos de la izquierda es la solidaridad y no resulta creíble que quienes se oponen al trasvase de recursos entre comunidades y colectivos de población en función de su nivel de desarrollo y riqueza -sin entrar en la más que discutible política fiscal desarrollada por el actual Gobierno central, algo que debiera ser tarea de catalanes y  del resto de españoles cambiar- vayan a desarrollar una política solidaria con las comarcas y los sectores populares más desfavorecidos de la sociedad catalana.

No parece razonable que el independentismo aparque o difumine el conflicto o confrontación entre esos diferentes intereses. No es propio de quién se define de izquierdas el sálvese quién pueda, más cuando con el que intenta compartir salvavidas es quien le arrojó al mar. Menos se entiende aún cuando el poder financiero abatió toda frontera situando a los ciudadanos ante el reto de unirse, saltando también las fronteras, para hacer frente a la voracidad de ese poder.

 Soy de los que piensan que la única patria que merece la pena es aquella que no tiene fronteras.(aunque esto solo sea un oxímoron, esa palabreja tan de moda en los últimos tiempos)

Si miramos atrás no todos los movimientos de rebelión en Cataluña han tenido como objetivo la independencia. La izquierda catalana no ha sido independentista. Ésta, uno de las principales arietes contra  la Dictadura, alcanzó su máxima expresión con La Asamblea de Cataluña. Sus reivindicaciones, aún pueden resonar en los oídos de quienes tenemos más de cincuenta años, eran Llibertat, Amnistía, Estatut dAutonomía. El PSUC primero y el PSC después fueron el crisol en el que se fundían y amalgamaban las culturas y sensibilidades que mayoritariamente componían la sociedad catalana, independientemente de su origen o procedencia. Muy mal se han tenido que hacer las cosas para que fuerzas políticas llamadas de izquierda, marginales durante los cuarenta años de democracia, ocupen hoy la centralidad de la política y puedan embarcarse junto a la derecha catalana de siempre en esta insolidaria aventura soberanista.
Resulta chocante ver ondear al viento banderas esteladas de triángulo amarillo con estrella roja junto a otras de triángulo azul y estrella blanca unidas por el alborozo de la independencia, como si en Cataluña, también en el resto de España, no hubiese graves problemas que las separan

Difícilmente estos factores, el histórico-sentimental y el económico, hubieran calado en la sociedad catalana de no estar acompañados de otro decisivo:  la actuación, por acción u omisión, del Gobierno central y del partido que lo sustenta. La torpeza demostrada con el Estatuto, votado en referéndum en Cataluña y aprobado por el Parlamento español, echó en brazos del independentismo amplios sectores de la sociedad catalana que como mucho eran federalistas. La sentencia del Tribunal Constitucional, actuando a instancias del Partido Popular, que anuló partes sensibles de ese estatuto, contribuyó a que las instituciones del estado fueran miradas con mayor recelo. No se puede olvidar que este Tribunal, y la mayoría del poder judicial, actúa bajo la influencia del poder político que es el que, en buena parte, le nombra. (Sospechoso resulta que sea precisamente ahora, y no hace años, cuando se aceleren las causas por el enriquecimiento de la familia Pujol y mordidasdel 3%. Estos hechos con todos los visos de delictivos, conocidos desde hacía largo tiempo, inducen a pensar que, desde el Gobierno, se puso freno a la actuación de la justicia a cambio de mantener dormido el independentismo)

Junto a la torpeza con relación al Estatuto, y otras actuaciones, el Gobierno de la nación ha permanecido impasible, tal vez por interés electoral, ante la realidad cambiante en Cataluña.
Una realidad que, me temo, está dando buenos réditos electorales tanto al Sr. Rajoy como al Sr. Mas. Se podría decir que, mutuamente, se están haciendo su respectiva campaña electoral. Son ellos, desde el poder político que representan, quienes, envueltos en las banderas que dicen defender, alimentan las calderas de la confrontación.

 El Gobierno que salga de las urnas el próximo 20-D tiene ante sí  difíciles retos: las rupturas, cuando se solapan las causas que las provocan, son mucho más difíciles de soldar. Lograr que los apoyos a la causa independentista no continúen creciendo y ganar a sectores que hoy le dan su apoyo a través de soluciones de entendimiento, desde el respeto mutuo, debiera ser objetivo prioritario. Aunque siempre habrá una parte de irreductibles, respetables si actúan democráticamente, el independentismo no es monolítico, tiene fisuras izquierda/derecha independentistas/ federalistas.

Ayudaría a ello entablar un diálogo partiendo del reconocimiento de las diferencias y trabajar por eliminar los prejuicios, recelos y  anti que, interesadamente, se han sembrado y han tomado arraigo entre amplios sectores de la sociedad catalana, y, también, contrapuestos, en buena parte fuera de Cataluña. Imprescindible resultaría echar a los talibanes políticos, personajes cuyo medio de subsistir es la confrontación nacionalista, y que pululan por todo el Estado. Eliminar el lenguaje tabernario, chula tú, chulo yo, de esta confrontación política.

El próximo Gobierno debería actuar con valentía, con visión amplia de futuro, de todo el conjunto, no con la miopía de intereses particulares cortoplacistas. Ilusionando a una gran mayoría de la sociedad con un solidario proyecto común.

Retos de similar o mayor envergadura se han superado, al menos transitoriamente, actuando con ciertas dosis de cordura democrática, en Quebec y más recientemente en Escocia.

Claro que éstas solo son algunas opiniones personales, plagadas de lugares comunes, formuladas con la vana ilusión de que, al menos parte de ellas, sean compartidas por quienes salgan elegidos para formar gobierno el 20-D.

Antes de terminar las ya demasiado largas y tediosas divagaciones, regreso al principio para reafirmar aquí mi agradecimiento a aquél profesor de Corias. Él propició, aunque para ello utilizara cierto maniqueísmo,  que comenzara a valorar la pluralidad, la diversidad de los pueblos de España, y fuera creciendo en mí el interés hacia la cultura y la historia catalana.

El fútbol siempre lo seguí a cierta distancia, nunca fui lo que se conoce como forofo. Reconozco que el Barça me permitió distraer durante ratos buenos y malos, los últimos años más bien buenos.  Pero ya sabemos, este tema, como tantos otros, mientras en algunos despierta pasiones para otros solo es una solemne tontería.


ulpiano rodríguez calvo 

CUMPLE SU ILUSIÓN 55 AÑOS DESPUÉS


Subtítulo: Del libro, que ha levantado expectación, se han vendido ya más de cien ejemplares antes de salir de la imprenta.




 Fotos: Portada del libro y El Autor

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      A José Rodríguez Francos, un asturiano afincado en Los Santos de Maimona desde 1974, y que firma sus trabajos como "jrFrancos", fotógrafo aficionado con varias exposiciones en su haber,  no se le puede negar que no tenga paciencia y constancia. Siendo adolescente y estudiante en un convento-internado regido por frailes, leyó "Diario de un cazador" de Delibes y después, "Diario de Ana Frank" de la niña judía, y se puso a escribir el suyo. Y se dijo que quería ser escritor. Ahora, 55 años después, ve cumplida su ilusión, pues aunque tiene más de medio centenar de artículos publicados y colaboraciones en dos libros editados por la Junta, éste de ahora es su primera obra de autoría en solitario.

     Se titula "LOS SANTOS DE MAIMONA, entre artistas, escritores y asociaciones", y se presenta en público el proximo jueves, 3 de diciembre, a las 20,00 horas en la Casa de la Cultura. El libro, en el cual el autor trabajo de forma intensiva desde enero de 2014, recibió un premio en dicho año como proyecto innovador por parte de la Fundación Maimona. Dicha obra, que abarca dos volúmenes, siendo el que se presenta ahora el primero, es un trabajo de investigación que rompe moldes: tiene tamaño de folio, tipografía generosa en cuanto a titulares y tamaño de letra, y va profusamente ilustrado (324 fotos, algunas a color,  para 268 páginas). Tiene, pues,  un enfoque muy visual y ameno. En este volumen I, de la A a la E, desfilan por él más de un centenar de actores, artesanos, artistas por un día, asociaciones culturales, bailarines, bandas, cantantes y músicos, cineastas, coleccionistas, corales y coros, decoradores y escaparatistas, dibujantes y diseñadores, discjockeys, periodistas, escritores e investigadores que escriben, escuelas artísticas, escultores y eventos populares. Esta editado por el "Colectivo de artistas, escritores,  instituciones y empresarios santeños" y aunque se vendiese toda la edición, genera pérdidas, que el autor tendrá que asumir (además del trabajo de estos treinta meses), si no recabase nuevos fondos del Colectivo,  en su deseo de ponerlo a un precio asequible para todos los bolsillos (10 euros), muy por debajo del precio de costo.

     Singular es también la portada, de perspectivas cambiantes en cascada, fruto de un primer diseño del autor, mejorado por la pintora Carmen Ramos Navarro y retocado finalmente por el preimpresor Manuel Saavedra Pecero. Y singular es la presentación, que corre a cargo de Don Ángel Bernal Estévez, Doctor en Historia, investigador y autor de varios libros, para, a continuación, y como si en un cuento de hadas  y duendes que cobran vida se tratase, dar paso a un espectáculo donde una docena larga de personajes del libro saltan al escenario y actúan. Así habrá poetas y monologuistas,  cantantes (de canción moderna, melódica, flamenca y lírica), músicos (guitarra, violín y piano)  bailarines (de rock and roll, pasodoble a ritmo de acordeón, sevillanas y regionales)... para terminar con un desfile infantil de ropa customizada.

Presenta el acto Lucio Poves, el que fuera periodista y Jefe de Programas de la  Cadena SER en Mérida, hoy jubilado.

jueves, 12 de noviembre de 2015

COLEGA


Hay noches en que uno no está para nada. Aunque la noche se asocia con la tranquilidad, el reposo, la vida doméstica, etc… hay sin embargo adictos a la noche porque la oscuridad que conlleva es justo el amparo que requiere su vida. Los malhechores, por ejemplo. O simplemente el animalito a quien la noche favorece para iniciar su búsqueda de sustento, desde la enigmática lechuza hasta el murciélago a quien los gallegos llaman con propiedad abrenoite. Su ropaje de oscuro marrón-grisáceo es adecuado para su misión: advertir que la noche va a empezar.

Pero yo, ni malhechor ni abrenoite, alguna vez tuve un percance a altas horas de la noche.

Lo recuerdo a un tiempo con nitidez y confuso. ¿Qué pintaba yo aquella noche a las dos de la mañana, solo por la Calle Corrida de Gijón? La memoria no me ayuda a precisarlo pero supongo que fue una noche en que estaba invitado por mi amigo Alfredo Mario a la inauguración de su chocolatería Valor en citada calle. El caso es que la conocida rúa gijonesa estaba desierta cuando yo me dirigía a un aparcamiento cercano a recoger mi coche. Ni un alma. Ni un ruido. Soledad hasta llegar hacia la mitad de mi trayecto, cuando apareció, de manera súbita un tipo joven, con apariencia poco tranquilizadora. No era ya  posible evitarle. Al llegar a confluir con él, me suelta en un tono casi festivo: “Hola, colega ¿No tendrás por ahí un durín que ando secu?”

Ignoro por qué, pero lo cierto es que reaccioné de forma destemplada y con cierto malhumor.
“Déjeme en paz, yo no soy colega suyo”.

A veces tiene uno reacciones desmotivadas, espontáneas e insolentes. Presumo de educado y de buena persona.

Hay un cuento oriental en el que se dice que todos llevamos dentro dos lobos, uno bueno y otro malo, y que normalmente triunfa el lobo bueno siempre que lo tengas bien alimentado.

Entonces ¿Por qué me irritó tanto que me llamara colega? Pero mi auténtico yo saltó rápido. Dos metros más allá se me agolparon en la mente una catarata de reflexiones:
-                           -   ¿Cómo que este no es colega mío?
-                          -   ¿No tenía yo por cierto que todos los que andaban por el planeta son colegas míos?
-                          -  ¿Por qué respondes de manera desairada a un pobre hombre que en nada te ofendió?
-                       -   ¿Con qué derecho yo, hombre de situación acomodada en la vida, contesto con menosprecio a un pobre que se cruza en su camino?
-                          -   Pero ¿Quién soy yo para juzgar y sentenciar a un prójimo a quien no conozco de nada?
-                        -   ¿Con qué derecho condeno yo a un prójimo cuyo único delito, probablemente, has sido carecer de suerte en la vida?
-                    -   ¿Cómo tienes la desvergüenza de menospreciar desde alto peldaño de tu vida acomodada a un hombre que sabe Dios las bofetadas que le ha dado la vida?
-           
Ni como hombre, ni como cristiano te puedes permitir despreciar a nadie.

Parece mentira, pero todo este enjambre de ideas me vinieron a la cabeza en sus 80 metros que ya nos separaban al mendigo y a mí.

Me detuve y con voz tonante en el silencio nocturno exclamó.
“¡Colega, espera un momento hombre!”. Se detuvo e inició tímidamente el camino a mi encuentro. Yo, a mi vez, retrocedí unos metros.

“Perdóname colega, toma tómate algo” y le di cien pesetas y añadí “pero no te lo bebas todo hoy”. Añadí.

“No, me dijo, voy a ver si encuentro algún sitio donde comprar un bocadillo”.
Busqué más dinero y le di otras cincuenta pesetas.
“Toma para el desayuno”.

Nos dimos la mano y cada uno reanudamos nuestra marcha.

Me alejé pensando: “Pepe, mamá estaría orgullosa de ti. Esta reacción se la debo a ella”.
El tema no es nada sencillo. Es verdad – y los creyentes a ello prestamos nuestra vida – que al caminar juntos por la vida, todos somos hermanos de todos. “¿Quién es mi prójimo?” Preguntó un discípulo a Jesús. Y le contó la parábola del que viajaba a caballo de Jerusalén a Jericó y los ladrones le robaron y le dejaron medio muerto. La respuesta de Cristo, todo aquel que me necesite es mi hermano. Es precioso tal formulación, pero carga sobre nuestras conciencias unos deberes morales no fáciles de poner en prácticas.

 Gracias mamá que me enseñaste a los 10 años que era mejor dar que recibir en la vida que hay que estar siempre presto a ayudar a alguien que lo necesite, sea desconocido o conocido.
Mamá nunca iba personalmente a ninguna casa a socorrer a nadie. Me enviaba a mí.

“Pepín, vete y lleva esos chorizos y esas patatas a casa de Justa. Si hay alguien que no sea de la casa vuelve y lo llevas más tarde. No hay que tener testigos cuando haces el bien”.
Justa era viuda y tenía ocho hijos, era la postguerra, el mayor de  17 años.

Gracias mamá, a ti comprendí desde niño que en la vida lo más sublime lo más hermoso, lo único que nos redime es esto: dar y darnos.


PDT: Hace unos años un grupo de psicólogos de la Universidad de Oviedo, llegaron a la conclusión de que la persona (hombre o mujer) está prácticamente definida a los doce años. Con posterioridad a esa edad se pueden añadir cientos de cosas positivas o negativas, pero ya la personalidad no cambia. Es como una vivienda ya terminada, pero lo que un inquilino puede trasformar su piso en un rincón delicioso y otro puede convertirlo en un recinto de pésimo gusto.

Mi experiencia me dice que lo más importante de nuestra vida, lo asimilamos precisamente entre nuestro nacimiento y los doce años. Es una verdad que todos los papás y mamás jóvenes deberían tener muy claro.


Pepe Morán. Dominico-ex

viernes, 6 de noviembre de 2015

Esta vez, en Pola. La próxima...?


El paisano Alberto Rodríguez, presentador del programa de la TPA, “De folixa en folixa”, puede presumir y presume de estar de fiesta a menudo, casi a diario por todo Asturias, pero que no esté muy seguro de poseer por mucho tiempo ese honor, porque  este grupo de amigos no le va a la zaga. Como se despiste un pelín el folixero, estos rapaces lo desbancan al momento. En este caso, la comilona  fue  en territorio de Pepe Morán, en Pola de Lena. Por el brillo de sus caras  da la impresión que el mesonero estuvo a la altura,  pues se les ve  pletóricos. Un saludo para todos y a seguir así de unidos,  de animosos y de apetentes. “Corias es mucho  Corias”.

jueves, 5 de noviembre de 2015

UNA FLOR EN UN ESTERCOLERO (I)



Aquellos adolescentes se pasaban el día riendo sin saber por qué. Pero ella, Susana, jamás reía y sabía por qué. Si una chica no se ríe nunca a los 15-16 años es que algo siniestro ha desbaratado su vida recién estrenada. Para el profesor es tristísimo asistir un día y otro al espectáculo de una vida rota y no poder hacer nada. Ni la rutina de años y años ni la renovación de cientos de caras cada año hacen inmune al profesor ante el espectáculo de una niña prematuramente destrozada. Sin embargo la casualidad se alía con la fortuna y te ofrece en bandeja la posibilidad de acercarte al problema. Así ocurrió una tarde gris y fría de enero.

Al pasar lista, Susana no respondió. La falta de popularidad que tenía entre los demás alumnos se manifestó en forma de un sordo murmullo condenatorio. Incluso se oyó alguna palabra insultante. No me sorprendió, pero reaccioné con un fuerte golpe en la mesa y mi advertencia. “Se acabó. No tolero que en mi clase se linche a una persona ausente. No quiero oír ni una palabra más”. Al día siguiente volvió a clase. Allí estaba. Con la mirada huida, como siempre. A la hora del descanso me fui a pasear por un jardín contiguo al colegio. Al momento la vi que se acercaba a mí. Me abordó por detrás, claro. Al ir a mi par dijo “Pepe, gracias”. Me volví a mirarla pero, como de costumbre, apartó la mirada y siguió allí sin moverse. Intuí que esperaba unas palabras mías, que quería decirme algo.

“Escucha, Susana lo de ayer no lo hice por ser tú. Con cualquier otra que hubiera ocurrido yo haría lo mismo porque es intolerable dejar que 30 hablen de una alumna ausente, pero Susana, reconoce que tu manera de comportarte les cae mal a tus compañeros. Siempre estás sola, no hablas con nadie nunca, pareces enfadada con el mundo. Escucha, yo no sé qué te ocurre, pero estoy convencido de que tienes algún problema muy serio en la vida”.

Ella quieta, inmóvil, con la cabeza ligeramente escorada hacia la izquierda y la mirada hacia el suelo, me lo ponía de verdad difícil. Su aspecto era o de un animal acorralado o el de una niña maleducada en pleno berrinche. Era la típica situación en la que si pierdes la calma echas por tierra toda posibilidad de romper el hermetismo de una chica.

Pero, ¿Por qué seguía allí, sin moverse, como a la espera de algo? Era evidente, que esperaba algo más, de lo contrario se habría ido. En estos casos la persona menos indicada para lograr que la muchacha se abriera era su propio padre. La implicación emocional impide a un padre mantener la serenidad y lanzarse a una escalada de voces y gestos inoportunos. El profesor, sin embargo, lo vive como un asunto que atañe a su profesión pero te mantiene sereno, sin perder los nervios, así que proseguí: “Mira, Susana, no te pido que me cuentes nada, pero aprovecho la ocasión para decirte que si algún día te encuentras demasiado sola con tu problema, yo estaría encantado de oírte y ayudarte, si es posible. Te voy a dar mis teléfonos de mi trabajo de la mañana y el de mi casa. Si un día estás muy apurada, llámame”.

A partir de ese día ya no lograba quitármelo de la cabeza. Incluso lo hablé con un amigo mío, psicólogo profesional, para que indicara que más podía hacer. “Nada – me dijo – déjalo como está, dale señales de que la ves, de que estás disponible, pero déjala, que la cosa madure, si tiene un gran problema te buscará ella a ti. Entonces veremos qué se puede hacer por ella”.

Para mí fue una experiencia inédita y muy apasionante. Un reto.  Tenía que mantenerme a distancia y, a la vez daba señas de proximidad.

Así pasaron varios meses. Hacia mediados de mayo empecé a notar que se hacía más visible a todas horas. Cuando terminaba la clase se rezagaba hasta salir la última. Se colocaba en sitios donde era inevitable verla. Estaba claro que buscaba una mano en el naufragio que vivía. Y así una tarde cualquiera de mayo se me acercó: “Pepe, ¿Puedo hablar contigo?”. Era el momento en que trataba de asir el cabo de cuerda que sabía que estaba tendido para ella. Como me imaginaba que nos iba a llevar un buen rato y solo disponía de media hora, le dije “Escucha, tenemos solo un ratito y no quiero andar con prisas. Si puedes hablamos mañana a esta hora que estaré libre hora y media. Pero si te urge, hablamos ahora”. “No, mañana al terminar tu clase”.

Fue así como al día siguiente empezó mi segunda etapa con aquella criatura de lástima.

Nos fuimos al jardín. Nos sentamos en un banco. Uno a cada extremo. Estaba tensa, rígida, yo creo que a punto de llorar. Se echó hacia su izquierda y me dijo: (Perdonad, lectores, en ese instante pasó un ruidoso camión por la calle cercana y no pudisteis oír lo que me dijo).

Yo sí lo oí. Yo había vivido mil experiencias traumáticas: propias y ajenas, pero aquello superaba todo cuanto y pudiera haber imaginado. Me quedé unos instantes en silencio, pero el silencio era una cobardía por mi parte y le dije “Susana, hasta con eso se puede seguir viviendo, todo será proponérselo”. Estuve una hora hablando sin parar. Me horrorizaba el silencio. Hablé hasta quedar exhausto, le conté – no sé si inventé – casos de personas que habían llegado a viejos después de vivir un infierno años atrás.  Le hablé de un individuo que había estado en Auschwitz y ahora era un feliz abuelo.

Volvimos al colegio y de camino le pregunté.
“¿Se lo has contado a tu madre?” Sí, pero dice que es mentira, que soy una embustera y que cómo se lo diga a alguien me echa de casa.

Junio. También es mala suerte. Nos esperaba  un mes tan azacaneado que no era fácil atender a nada que no fuera exámenes, notas, etc…
Me informé de que llevaba el curso razonablemente bien. Lo cual resultaba increíble en sus condiciones. El asunto se me volvió casi imposible. En junio no tenía tiempo ni para respirar. En Julio me ausentaba por las vacaciones. Comprobé una vez más que la suerte casi nunca acompaña a la impaciencia. Lo digo porque, al regreso de vacaciones en agosto, tuve que ser hospitalizado por urgencia en el Gregorio Marañón. Todo confluyó de forma negativa. Tuve que ser operado de la vista hacia mediados de septiembre y posteriormente de la garganta a primeros de noviembre.

Total, quedé invalidado para todo trabajo hasta Navidad. Cuando quise reintegrarme al trabajo me dijeron en el cole que me destinaban a otro colegio mucho mayor (1500 alumnos) que estaba cerca de mi casa.

Allí me esperaban cientos de alumnos/as. De alguno ya hablé en mis artículos: Natalia, la guapa. Abel, que decía que su abuela era virgen. La Tronca, que pilotaba. El Tartaja que de mayor quería ser locutor de radio. Ángel el del abuelo resucitado, Cesar el policía que se dedicaba solo a buscar comandos de ETA y con quien metí la nariz en muchos de los garitos más infectos de Madrid.

La vida con cientos de alumnos entre diecisiete y veintipico años es lo más apasionante y divertido que uno puede imaginarse. Un trabajo maravilloso por el cual además, me pagaban. ¿Se puede pedir más? Allí conocí a Begoña, que dejó todo para irse de misionera a Haiti, conocí a una nena de origen gallego que simultaneaba cuatro novios, etc, etc… Un mundo fascinante.

Sirva todo esto en descargo mío, pues el asunto de Susana se fue diluyendo en la memoria. Quizás me traicionó el subconsciente ante la imposibilidad de solventarlo, yo contra el mundo. Pasaron muchos meses, como año y medio cuando tuve noticias de ella. Un alumno del nuevo centro me dijo un día:
        -  Pepe ¿Te acuerdas de Susana N.N?
        -  ¡¡¿ COMO?!! Solté con ansiedad. ¿La conoces? ¿Qué es de ella? ¿Qué tal está? Se me atropellaban las preguntas.
        -  Está mal, muy mal. Está perdida…
        - ¿La droga?
        -  Sí, Pepe, la droga.
        -  Me gustaría hablar con ella.
        -  No te lo aconsejo, te ibas a llevar un buen disgusto. Está consumida, un brazo suyo es como un dedo mío.

La llamé no obstante: “Susana, soy Pepe, tu profesor de inglés, me gustaría verte”- dije. “Hola Pepe, yo no tengo ganas de ver a nadie, lo siento, pero no es posible”- contestó. “Bueno mujer, ya sabes que si algún día me necesitas me tienes a tu disposición”. “Vale” – respondió. 

(continúa en la siguiente entrada)


Pepe Morán. Dominco-ex  

UNA FLOR EN UN ESTERCOLERO (II)


Yo no podía hacer más.

Lo confieso, la negativa no me afectó demasiado, era lo que yo esperaba. Durante la década de los 90, tuve que asistir a muy reiteradas situaciones como ésta. Decenas de chicos y chicas que en los finales de los 70 y principios de los 80 eran encantadores adolescentes en mis clases, estaban ahora perdidos en el infierno de la droga: Más de una generación fue cercenada en su mitad antes de llegar a los 35 años. Tuve cursos de más de 30 chicos-as de los cuales, la mitad murieron antes de cumplir los 30 años. Fue un drama terrible al que la sociedad española asistió absurdamente resignada. Era la época en que hasta algún político pretendidamente vulnerable se permitía dirigirle a los jóvenes desde no sé qué balcón para animarles: “Venga a colocarse y al loro”. Hubo hasta quien le rió la gracia, mientras los que estábamos involucrados en la educación de los jóvenes teníamos que asistir a aquella masacre.  Fue la época de la famosa movida madrileña que se llevó por delante miles y miles de jóvenes. Entre ellos una sobrina mía, encantadora, inteligente, guapa que entregó su joven vida como tributo a no sé qué estúpido movimiento de libertad y progresismo.

Fue terrible pasar unos años enterrando alumnos casi mes a mes, ante la indiferencia de todo el mundo.

Fue en esa época en la que yo me dejé arrebatar por el desaliento y la frustración que me producía la sociedad española y traté de irme de España. Tenía un amigo en un muy alto puesto en el Ministerio de Asuntos exteriores y le pedí que me buscase una colocación de Profesor de Literatura Española en Canadá.
     -  ¿Lo dices en serio? Quiso asegurarse.
     -  Completamente en serio, le dije.

En el plazo de una semana me llamó: “Pepe, ya tengo lo tuyo, una plaza de profesor en Vancouver”.

En Madrid tenía dos trabajos fenomenales para mí. Por la  mañana comprar libros para la Biblioteca Nacional y por la tarde dar inglés comercial a chicos-as entre 18 y 22 años. Además dos niñas pequeñas y mi padre y mi madre… lo rechacé.

Es hoy el día en que todavía me pregunto si fue una decisión acertada o una equivocación.

Alguien pensará que yo tenía excesivamente dramatizado el tema de la sociedad y las drogas. Quizás. Pero es digno de tener en cuenta mi personal experiencia. Cuando terminé mi etapa de Corias en el año 70 di tres asignaturas a los alumnos de 7º. Terminaron 50 y 42 de ellos estudiaron luego una carrera universitaria. Y a continuación tengo que enterrar con veintitantos años a la mitad de mis alumnos.
Demasiado fuerte. Menos mal que aquel trágico vendaval remitió y en los 90 ya las cosas se habían desdramatizado.

Pero volvamos a Susana que seguramente os interesará saber en qué quedó. Y, personalmente, es el final lo que justifica que lo cuente.

En mi nuevo colegio tenía hacia mediados de los 90 un alumno policía con quien me unió una especial amistad que dura hasta hoy. Es ahora inspector en Santiago.

Un día, un viernes, me pidió que le acompañara unas horas que iba a pasar en una calle de Ciudad Lineal vigilando un piso del que sospechaban. Estuvimos de 11 a 4 de la noche y hablando de todo me acordé de Susana.
“Oye, me gustaría saber qué fue de Susana, una chica que fue alumna mía hace años y le perdí la pista ¿No podrías averiguar algo?”.
Sabiendo nombre, apellidos y edad aproximada, seguro que algo te encuentro.

Le llevó escasos días. Me vino con un informe detallado que me dejó sorprendido.

1º- La chica estuvo metida en la droga y por vender la misma se pasó seis meses en la cárcel.

2º - Después de salir estuvo en una granja de Toledo para desintoxicarse.

3º -  Actualmente vive en la calle X, piso X, teléfono X y trabaja en la limpieza de unos laboratorios que hay en X.

“Gracias galleguito, voy a intentar hablar con ella”.

Fue así que reanudamos la relación ya al final de mi vida docente. La llamé un sábado.
       -  Hola Susana, soy Pepe Morán tu profe de inglés.
       -  Hola, Pepe ¿Cómo has dado conmigo?
       -  Susana, ya me conoces. Pocas cosas se me resisten. Pero dime ¿Qué tal estás?
       -  Bueno, no muy bien. Tengo una enfermedad que se llama fibromialgia que me está consumiendo. Son dolores constantes día y noche.
       -  ¿No hay curación?
       -  Parece ser que no.
       -  Bueno, escucha, me gustaría que nos viéramos. Seguro que tenemos mucho de qué hablar.
       -  Pepe, estoy terriblemente ocupada, trabajo por las tardes y llego a casa a las nueve de la noche.
       -  ¿Y en qué estás tan ocupada? Pregunté.
       -  Durante el día cuido de mis padres…
       -  ¿CÓMO DICES? Grité.
       -  Sí Pepe, mi padre está muy enfermo y vive con respiración artificial y mi madre ya se ha roto las dos caderas. Así que no me queda más remedio que hacerme cargo de la casa y por la tarde trabajar un poco.

Yo la miraba sin comprender si aquella criatura era una santa o una idiota.
       -  Susana, no puedo comprender nada, no puedo entender que después de todo lo que te han hecho en la vida te entregues a ellos de esta manera.
       -  Bueno Pepe, la vida es así, yo no puedo dejarles solos porque no me lo lleva la conciencia. Cada uno tenemos nuestra forma de ser y la mía es esa.
       -  Susana, te admiro. Gracias a Dios que te he conocido, porque gracias a ti me reconcilio con la humanidad, se ve que existe el bien hasta la heroicidad.

Nos volvimos a ver otras tres o cuatro veces. Hacia el año 2004, yo me vine a vivir definitivamente a Asturias y aquí me reencontré con un montón de ex – alumnos de mi querido Corias.

Se me fue olvidando mi vida madrileña. El año 2010 me fui a ver a mis nietos y me reencontré con aquel amigo que me facilitó el contacto de Susana cuando esta ya estaba perdida.

Me llevó a dar una vuelta por las afueras de Madrid y de casualidad surgió la pregunta.
       -  Oye Juan ¿Qué habrá sido de nuestra amiga Susana? Pregunté.
       -  Espera un momento, extrajo un Smartphone y dijo “Esquela de Susana N.N”.

Tengo su esquela en la pantalla del ordenador, una esquela patética, casi inhumana, hasta cruel. Nada notifica su muerte. Solo su nombre y apellidos. La fecha de la muerte y la fecha de su inhumación.

Pero ¿Es que a nadie le importó su muerte? ¿Nadie lamentó haberla perdido? Hay a veces, destinos trágicos. Su esquela rima a la perfección con su vida. Su vida fue la crónica de una muerte anunciada.

Todo empezó una tarde fría de enero y todo terminó una fría tarde de febrero 20 años más tarde, pero yo fui testigo de cómo una flor nació y vivió en un estercolero.

Pepe Morán. Dominico-ex

 P. D.
                1.-  Lo del camión es un recurso para evitar decir la cruel revelación que me hacía, no por ser Pepe Morán, sino por ser profesor. Algo parecido al secreto de confesión.
                 2. - Por supuesto todos los nombres que utilizo en el relato, son ficticios para evitar ni por extraña casualidad pudiera ser identificada la protagonista.