PRIMERA TARDE OTOÑAL

Esta primera foto nos la hicimos ayer sábado por la tarde con motivo de juntarnos en Cangas: Mamen, Castro, Elena y un servidor. Sobre las siete de la tarde nos acercamos en coche hasta Regla de Corias y con una tarde espléndida nos pusimos en marcha a pie, para recordar las caminatas de los años del convento  y de paso,  hacer ganas de merendar dando un paseo por toda la margen izquierda del río Narcea, desde Regla de  Corias hasta la Bubia, pasando por Retuertas. Yo recordaba este recorrido pues durante los años del colegio lo hice varias veces siempre  montado en una bicicleta nueva y muy bonita que tenía el alumno externo  Ricardo Bayón Blanco, el cual tenía a bien el prestármela para que yo pudiera acercarme  a Retuertas, cuando los frailes me enviaban a buscar a un señor que hacía de capataz y que también nos cortó el pelo durante varios años a los internos, con el objeto de que viniera al convento para algo que lo requerían los frailes, siempre  relacionado con los temas agrícolas.

En aquellos tiempos a Retuertas se accedía por un camino de carro  estrecho, con el piso de tierra lleno de piedras  y que discurría entre  grandes tramos de castaños y umeiros. Ahora este camino, aunque sigue siendo estrecho,  se ha mejorado muchísimo  y se ha asfaltado en todo su recorrido hasta la Bubia. Esta vieja vía de comunicación que sigue paralela al cauce del río Narcea y a cota bastante más alta, ofrece un estupendo itinerario para pasear con un entorno jalonado de arboleda autóctona, frutales y alguna huerta,  y con el atractivo que siempre proporciona el poder contemplar de cerca un caudaloso curso de agua; que por cierto, ahora baja limpia y transparente que da gusto verla. Durante el recorrido también pudimos probar, con permiso de su dueño que es amigo de Castro,  unos ricos piescos que se están perdiendo y con las pescales  muy cargadas: casi a la dobla, como diría el piesco de “Jesusín”.

El Cristo de la segunda foto corresponde a la imagen principal que preside el retablo de la capilla de la Bubia la cual presenta un aspecto, tanto externo como en su interior, saneado,  cuidado y bien conservado. No pasa lo mismo  con la capilla de Retuertas  que está muy abandonada. En el pórtico de entrada se aprecian los restos arquitectónicos laterales originales construidos con sillares de piedra arenisca amarillenta-blanquecina muy bien  tallada, sobre la cual se reconstruyó posteriormente,  pero la entrada está casi intransitable por la invasión de zarzas y maleza vegetal. En el retablo del altar se aprecia la presencia de varias hornacinas con imágenes, presididas por la Magdalena bajo cuya advocación está la capilla. Mamen cuenta que de pequeña tiene ido a Retuertas y a la Bubia varias veces con su familia cuando celebraban la fiesta del pueblo y que  había varias bodegas en las que guardaban  un vino de Cangas muy rico. La gente llevaba la merienda y allí mismo se surtía del “moje” necesario. Hoy, eso ha desaparecido todo. Concretamente en Retuertas viven solamente dos vecinos, pero en unas casas remozadas y bien cuidadas, estupendas.

Llegados a la Bubia el camino asfaltado finaliza, pero aunque es más estrecho, continúa hasta llegar al Puelo. Este recorrido ampliado, que es muy prometedor, queda pendiente para otro día.  Mamen y Castro ya se lo han pateado más de una vez. Durante el regreso a Regla de Corias,  que lo hicimos por el acceso nuevo que va más alto, pudimos ver perfectamente la finca que perteneció a los frailes. La parte final, cercana al Chandeo,  donde actualmente está ubicada la depuradora y un poco más hacia Corias también se advierte  la plataforma aquella más llana y horizontal, donde hacíamos las prácticas agrícolas y que le denominábamos: Campo de prácticas. Ahora, al no estar la finca trabajada, ya no se diferencia apenas lo que fue campo de prácticas del resto.

Retornados a Cangas, una vez más fuimos invitados a una espléndida cena acompañada de ese  vinín de Curriellos tan rico que atesoran Mamen y Castro a modo de elixir de la vida, y que sin duda alguna cuando se saborea solo cabe decir: ¡¡Chapeau!!

B. G. G. bloguero “Prior”