martes, 18 de junio de 2013
DE VIAJE AL SALENTO (III)
E BARI A LECCE
Bari, incluida su área metropolitana, ronda el millón de
habitantes y resulta enrevesado entrar y salir de la ciudad. De no existir
buenas razones, en nuestro caso dormir en el hotel donde teníamos la reserva y
visitar tres o cuatro lugares de interés, lo preferible es evitarla.
Llegamos a mediodía y una vez instalados en el hotel con
ayuda de una guía buscamos lugar para comer. Aunque la guía, según la
contraportada, estaba actualizada en 2012 los dos primeros restaurantes
elegidos, por conveniencia de carta y precio, ya habían desaparecido, tal vez
por efecto de la crisis. Optamos por un tercero, La Pignata ,
anunciado como más caro que, aunque vacío, estaba abierto. Un comedor elegante
con personal muy amable; nos ofrecieron de primero un plato típico de la zona,
una antigua receta campesina: cicoria selvática ligeramente
hervida con puré de habas secas, regado por un generoso chorro de aceite crudo
extra virgen de la tierra, delicioso. De segundo “triglie al cartoccio”,
filetes de salmonetes con aceitunas, alcaparras, hierbas aromáticas y unas
gotas de aceite, envueltos en papel de aluminio y asados al horno, riquísimos.
Todo acompañado por buen blanco de la
Puglia , unos dulces obsequio de la casa y una factura nada
gravosa ayudaron a eliminar la primera mala impresión causada por la ciudad.
Dedicamos la tarde a visitar el castillo edificado en el
siglo XIII por Federico II de Suabia sobre anteriores edificaciones
bizantinas y normandas, al que posteriormente añadieron la gran muralla y los
robustos bastiones. Más tarde nos dirigimos al Duomo de San Sabino y a la más
interesante Basílica de San Nicola. En el lateral
izquierdo de esta basílica se encuentra la preciosa Puerta de los Leones datada en el siglo XII. Este santo es muy
venerado en Bari, prueba de ello es la cantidad de nacidos en esta ciudad que
tienen por nombre Nicola.
A las puertas de esta
basílica nos encontramos con un nutrido grupo de otros devotos luciendo
llamativas enseñas, las del padre Pío. Este controvertido
personaje es prueba evidente de las distintas varas de medir que puede tener la
iglesia. Documentos fidedignos aseguran que cuando la fama milagrera de Pío
da Petralcina (nombre completo del padre Pio) se extendió por
estas regiones, el entonces Papa Juan XXIII, sospechando que
podía haber gato encerrado, ordenó una investigación sobre él. La investigación
concluyó descubriendo la impostura del religioso al determinar que los estigmas
perpetuos presentes en sus manos eran provocados por él mismo, al tiempo de
constatar la frecuencia regular con que llevaba a las devotas más fieles a su
lecho. Otro papa posterior, Juan Pablo II (quizá mirando más al
clamor de los seguidores,
cuyo epicentro se
encuentra al norte de Bari, en San Giovanni Rotondo, donde el
personaje en cuestión vivió y murió hace cerca de medio siglo, y al negocio de
la iglesia) lo elevó a los altares.
Alberobello
Al siguiente día tomamos una carretera comarcal poco
transitada que discurre por el valle de Itria y que debía llevarnos hasta un
lugar marcado con asterisco desde que planeamos este viaje, Alberobello.
De camino dejamos de
lado las Cuevas de Castellana, de las que nos habían hablado, y nosotros
leído, maravillas. Unas kilométricas cuevas, antiguo cauce de un río
subterráneo, con multicolores estalactitas, estalagmitas y cristales de calcita
que, aseguran, forman un mundo mágico. Pero para la visita necesitaríamos de
más tiempo y espíritu explorador del que disponíamos en aquel momento.
Antes de llegar a
Alberobello los campos de olivos, higueras y viñedos ya
aparecían salpicados de las peculiares construcciones que nos habían empujado
hasta allí.
Trulli, así llaman a esas
curiosas edificaciones ancestrales conservadas en la zona. Su origen no está
muy claro, pero es innegable su inspiración oriental.
De gruesa pared
circular, casi siempre pintada de blanco, y con puntiagudo tejado cónico de
piedra gris. Están rematados por un pináculo, pintado, al igual que el signo
que se ve en los tejados, de blanco. Los signos identifican al propietario y le
protegen, según dicen, de las fuerzas del mal.
En Alberobello forman un extenso
barrio, anteriormente viviendas, algunas aún lo son. En la actualidad una parte
de ellas son tiendas de artesanía y de productos de la zona o alojamientos turísticos.
Prueba de su originalidad y atracción son los numerosos turistas de lejanos
países que paseábamos por sus calles un día a mitad de semana y principios de
abril. No quiero imaginar cómo estará el lugar en época vacacional. Todo está
tan bien conservado, tan cuidado, que tiene un cierto halo de artificial.
Ostuni
Para comer nos dirigimos a Ostuni, también llamada
la “ciudad blanca”. Sus estrechas y pendientes calles, flanqueadas de casas blancas,
serpentean las colinas y solo una franja llana la separa del mar. Guarda
bastante parecido con los pueblos blancos de Andalucía; para recorrerlo se
necesitan buenas piernas, también para llegar al lugar elegido para comer, la Osteria del
Tempo Perso, excavada en roca debajo de la catedral. El esfuerzo de la
subida mereció la pena, no solo por la originalidad del lugar; entre otros
platos de la zona nos prepararon un “carré de agnello”, costillar de
cordero al horno perfumado por abundantes hierbas, con una hoja de laurel entre
cada costilla, que estaba espléndido. El tinto de la zona, Salice Salentino,
elaborado con uvas negroamaro y malvasía negra, suele tener elevada graduación,
unos 14,5º, pero tiene paladar sedoso y está muy bueno.
Esta es una tierra en la que, aunque minoritarias, se
conservan milenarias tradiciones. En algunos lugares mantienen el habla griega
desde los tiempos de la Magna Grecia ,
y un curioso ritual para la pedida de mano consistente en que el novio regala a
la novia un cesto lleno de fruta, símbolo de la fertilidad y un silbato (“fischietto”)
de terracota con forma de gallo entre la fruta, símbolo de virilidad.
Mediada la tarde llegamos a Brindisi, también llamada
“puerta de oriente”. Aquí terminaba la Vía
Appia , y aún se conserva una de las columnas de
mármol, de unos 20 m
de altura, coronada por adornado capitel, que señalaba el final de esa vía de
unión entre esta ciudad y Roma. De su puerto partían las expediciones a Oriente
en tiempos del imperio romano, y posteriormente también alguna cruzada. En la
actualidad es punto de partida de transbordadores hacia Grecia y otros puertos
del Mediterráneo oriental.
Brindisi, mucho más pequeña que Bari, nos sorprendió por los
cuidados edificios y la limpieza de las calles, muchas peatonales. Aunque la
antigua catedral fue destruida por un terremoto y reedificada en el siglo XVIII,
Bríndisi atesora importantes edificios
históricos como San Giovanni al Sepolcro construido por los Templarios o la Loggia Balsamo. Resulta
agradable pasear por las tranquilas calles al caer la noche y tomar una buena
pizza en una antigua villa restaurada, restaurante Il Giardino, un pequeño
paraíso con jardín.
Pocos kilómetros de buena autopista nos separaban de Lecce
a la mañana siguiente, que se presentaba magnífica y soleada. Los últimos estertores
lluviosos los habíamos dejado el día anterior en Ostuni, cuando después de
comer nos dirigimos a una terraza y al resguardo de un amplio arco tomamos un Averna,
para mí el mejor de los amaros, viendo caer la lluvia a ambos lados de la mesa
mientras calle abajo corría un arroyo
saltarín.
Lecce
Lecce es una bella y cuidada ciudad barroca. Definida, de
forma no afortunada, en mi opinión, por muchas guías como la Florencia del sur, y no
por demérito de Lecce sino por la difícil comparación entre renacimiento y
barroco. Posee numerosos edificios, levantados con piedra caliza local de color
rosado, fácil, aseguran, de trabajar,
que son auténticas joyas
representativas de esa expresión artística.
El hotel reservado
aquí (no suelo hablar de hoteles porque sabido es que en Italia la relación
calidad –precio es mucho más desfavorable que en España), el Grand Hotel Di Lecce, aunque situado
cerca de la estación, resultó muy cuidado, tranquilo, con espaciosas y
luminosas habitaciones, buen desayuno y precio mejor del acostumbrado. Solo el
dosel de la cama, un tanto pretencioso, sobraba.
La visita a la ciudad resulta cómoda por ser peatonales las
más importantes calles céntricas, y además llanas, sin una sola cuesta. Para
una primera orientación y situarse, además de usar la guía, se puede tomar,
como hicimos, el trenecito de turistas que la recorre, para después retornar a
pie por los sitios más interesantes descubiertos.
Hace tiempo leí, no
recuerdo dónde, que la construcción de este campanario-torre había
desencadenado un duro enfrentamiento entre el obispo y el gobernador de
entonces. Pensaba el gobernador que el interés del obispo por un campanario tan
alto era para poder controlar, y fisgonear, la ciudad desde las alturas y se
oponía a que la obra continuase subiendo. Viendo el campanario actual resulta
claro que la disputa, si la hubo, la ganó el obispo.
Además de arte, no cito más de tantas que se lo merecen,
existen estupendas tiendas de productos gastronómicos locales, imposibles de
evitar permaneciendo dos días por allí, aunque uno de los días estuviera
reservado para recorrer los lugares más extremos del tacón de la bota.
Ulpiano Rodríguez Calvo
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5 comentarios:
Amigo Ulpiano,para guía turístico no tenías precio,te ganarías la vida excelentemente,enhorabuena por este último que también es de quitarse la gorra,un abrazo.PD en cuanto al Real Oviedo,ya te dije que nada de nada,lo de la comida en Ribadeo si por casualidad coincidimos,nos damos el homenaje y punto.Hoy está para invernar,esto ye la monda lironda,menos mal que ahí está el Imserso...para llevarnos al sol,volando?volando?a Canarias voy a Canarias voy...algunos prefieren la lluvia,hay gustos para todos los bolsillos.
Leer las entradas tanto de Alfredo como de Ulpiano, referidas a los lugares que visitan, hacen a uno meterse en el meollo y encontrarse paseando por Kioto o tomando un aperitivo en la Umbría Italiana.
De Ulpiano, como" Bon vivant", sus relatos de Romanticismo revolucionario, en contraposición con el tradicional,!no podría ser de otra manera!, pues de sus escritos se desprende que lucha por alcanzar la justicia social, que poco a poco nos van desmantelando en este país.
Carlos, tu comentario me parece muy certero, en todos los aspectos. Tanto Ulpiano como Alfredo hacen excelentes relatos de sus viajes.
En cuanto a la parte que se refiere a Ulpiano que es el autor de esta entrada, y por eso toca en este momento hablar más de él, haces una descripción que a mí me parece muy acertada. Cada poco hace un viaje y además disfrutándolo en todos los aspectos. A nosotros nos queda leer lo que escribe, y lo hace tan bien, que casi nos imaginamos que también viajamos nosotros y saboreamos las comidas. Eso sí, yo los vinos, ni me entero. En casa de mis padres no se bebía vino nunca, a Manolo tampoco le gusta, quizá para que guste hay que acostumbrarse, con lo que nunca bebimos en nuestra casa tampoco; y ahora ya es un poco tarde para empezar.
Y para seguir con los comentarios a esta entrada, decir que el amigo Gión, siempre nos está poniendo la nota alegre en el Blog, parece que sigue en la “Nopal”, siempre tiene alguna canción a propósito, cualquiera que sea el tema.
Gión, lo de guía turístico, aunque ahora ya es tarde, no hubiese sido mala idea. Dicen que ligan mucho.
Son de agradecer las palabras de Carlos sobre aquello que he escrito. Cierto que, hace muchos años, intenté ayudar algo para cambiar las cosas. Pero, desde hace ya tiempo casi lo único que hago es sobrellevarlas.
Tienes razón, Maribel. El gusto por el vino, como todo, requiere de un aprendizaje. En Limés, en casa de mis padres, siempre se ha hecho y se continúa haciendo vino. Nunca ha faltado de la mesa. En mi caso, creo haberlo contado ya aquí, según me aseguraron varias personas, algunas aún viven, comencé a dar los primeros pasos cuando una vecina, María del Sastre, me dio un trago de vino.
Todo tiene su parte positiva y negativa, ya lo comenté en varias ocasiones.
Ulpiano, hace unas descripciones tan minuciosas y precisas que uno ya da por visto el territorio descrito. Esta es la parte negativa.
El ligue de los guías turísticos, tiene su lógica ya que, tantos grupos y tan variados, tienen mucho para escoger.
Y sigue lloviendo. Lo curioso es que anuncian que será un verano normal.
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