El rodete es un anillo de sección circular y un diámetro de unos 15 centímetros, hecho de trapos viejos, que se interpone entre la cabeza y la caja para que los bordes de ésta no apoyen ni hagan mella sobre el cuero cabelludo de la portante y también para que haga de repartidor de la carga. En León a este artilugio no se le llama rodete, sino corra.
sábado, 23 de agosto de 2014
IMÁGENES DE ALDEA
Esta singular foto la hice el pasado
mes de julio estando en Posada pasando unos días. La señora en cuestión es una
amiga de casa que venía del Cortinal de recoger verdura de la huerta, y de
camino aprovechó para subir a darnos un recado. Para acceder a nuestra casa desde
la calle es preciso subir media docena de escalones, pero esta mujer tiene tal habilidad
y costumbre de portar pesos en su cabeza, que ha subido las escaleras de la
casa, ha permanecido de pie un rato mientras trasmitía el recado, ha hablado lo
que venía al caso y todo esto sin bajarse la caja de la cabeza. En el momento
que recoge la foto ya está bajando los escalones para irse y lo hace manteniendo
perfectamente el equilibrio y con la destreza como si de una pasarela de moda se tratase; pero teniendo en cuenta, que esta señora ya no
es una chiquilla y que de tocado no lleva plumas ni flores, sino una caja de plástico repleta de berzas
que pesan lo suyo y simplemente apoyada en el rodete.
El rodete es un anillo de sección circular y un diámetro de unos 15 centímetros, hecho de trapos viejos, que se interpone entre la cabeza y la caja para que los bordes de ésta no apoyen ni hagan mella sobre el cuero cabelludo de la portante y también para que haga de repartidor de la carga. En León a este artilugio no se le llama rodete, sino corra.
El rodete es un anillo de sección circular y un diámetro de unos 15 centímetros, hecho de trapos viejos, que se interpone entre la cabeza y la caja para que los bordes de ésta no apoyen ni hagan mella sobre el cuero cabelludo de la portante y también para que haga de repartidor de la carga. En León a este artilugio no se le llama rodete, sino corra.
Una imagen como ésta ya es poco
frecuente el verla en cualquier aldea norteña y, si ocasionalmente se produce, es
por parte de alguna mujer de edad pues, esta costumbre de transportar así objetos voluminosos y pesados
en la cabeza, la tenían las mujeres de la generación de nuestros padres, sobre
todo en las regiones del noroeste como son Asturias y Galicia. Puedo decir que, en todo
lo que yo he correteado por la geografía nacional durante cuarenta años, nunca he
visto a ninguna mujer llevando pesos sobre
la cabeza. Tan solo la he visto fuera de nuestro país, concretamente, en África y en Portugal.
Recuerdo de niño cuando no había
agua corriente en las casas de los pueblos, que las madres tenían que ir a lavar
la ropa al río o a la fuente y llevaban un balde de cinc repleto hasta arriba
de ropa en la cabeza y para no volver con las manos libres, también llevaban al menos un cubo para
regresar con él lleno de agua para el consumo de la casa. Las había tan
valerosas y arriesgadas que a veces transportaban tres objetos. Uno en la
cabeza y otro en cada mano. En el caso de un tropezón o vaivén no podían
agarrarse a ningún sitio y la caída era segura, aunque no frecuente. Esta habilidad de poder mantener el equilibrio
perfectamente con algo pesado sobre la cabeza a la vez que se camina, debe de
ser otra de las muchas aptitudes con las que la mujer aventaja al varón pues, yo
recuerdo que de chiquillos al ver a nuestras madres hacer esto, nosotros también
lo intentábamos y no había forma de poder
caminar con algo en la cabeza que exigiera llevarlo en posición horizontal y
sin balancearlo.
No hace mucho he visto en el
pueblo a otra mujer también transportar sobre la cabeza una carga de verde para
el ganado y unos turistas “rurales” que había por el pueblo se hincharon de hacerle fotos, pero eso sí,
en aquel caso solo se veía a una persona con dos piernas y una enorme carga de
yerba encima que hacía las veces de cabeza y
que avanzaba camino arriba a buen ritmo.
B. G. G. bloguero “Prior”
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1 comentario:
Benjamín, eso de llevar los baldes y cubos en la cabeza, así como otras cosas pesadas, creí que pasara a la historia, pero veo que todavía se hace en los pueblos.
Recuerdo en la niñez que las mujeres –los hombres nunca- caminaban con los cubos del agua que llevaban de las fuentes o pozos para casa y también los baldes llenos de ropa que subían de lavar en el río. Aquí en Cangas a lo que tú dices que por tu pueblo se llama rodete, siempre se le llamó “corra”.
Eso de llevar cosas en la cabeza me recuerda mis años jóvenes en los que se decía que si caminabas con un libro en la cabeza, te servía de ejercicio para caminar con elegancia. Yo alguna vez cuando era jovencita probé a ir de un lado a otro del pasillo con el libro encima, pero me aburría mucho por un lado y por otro no creía demasiado, además de que se reían mis padres de mí. Así que lo dejé pronto y seguí dando mis pasos largos y poco elegantes.
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