martes, 31 de marzo de 2015
CUERVOS, PEGAS Y PREJUBILADOS
Si entrecruzas los dedos de ambas manos podrás
hacerte una idea de cómo es Asturias. Muchos, muchísimos valles. Cada uno de
ellos es Asturias y Asturias es la suma de todos los valles.
Si tienes interés en conocer un valle en
concreto, te recomiendo preguntar a un cuervo. Nadie como ellos saben los
secretos de todo el ámbito del valle. Su longevidad, sus fuertes alas que les
permiten largos desplazamientos y su curiosidad patológica hace de ellos
auténticos notarios de todo cuanto sucede en el monte, en los bosques, en los
prados, en los ríos, en los pueblos. Nada se les escapa. Lo escudriñan todo, lo
fisgan todo, lo apuntan todo, de todo se enteran y todo lo retienen en su
prodigiosa memoria. Esto en sí, no es malo. Pero si lo es su incontinencia
verbal.
¿Cómo si no logramos enterarnos de que la mujer
del Juez de Primera Instancia se la pegaba al marido con un fontanero del
pueblo?
Fue hace cuarenta años, y aún se comenta. Y fue
un cuervo quien primero lo contó, porque lo vio. Les vio refugiarse en una
cabaña del monte. Le faltó tiempo para divulgar la noticia. Fue en un claro del
bosque y allí estaban dos lagartos, un zorro, un caballo y varias aves de
testigo. Fue así como se corrió la noticia. Un cuervo sabe cientos y cientos de
anécdotas, sucesos y aventuras varias. Son muchos años de fisgar y almacenar en
la memoria. Luego lo cuentan todo. Son cotillas por naturaleza. Lo único que no
cuenta jamás un cuervo es donde esconde todas las baratijas, monedas, falsas
joyas y cubiertos que almacena a lo largo de su vida sin que sea posible saber
dónde lo guarda.
No hace mucho que un paisano que retejaba en una
casa de aldea se encontró con un tesoro de baratijas de estos. Allí apareció un
broche de plata muy bonito y valioso que perteneció, según cuentan a la mujer
del alcalde, lo perdió un día en el que, en un bosque cercano al pueblo, se le
cayó al suelo cuando el concejal de cultura y deportes trataba nerviosamente de
desabrocharle la blusa.
No son mala gente los cuervos, pero tienen una
innata vocación de alcahuetes. No lo pueden evitar.
Insisto, malos no son, pero más vale no darles
motivo para una habladuría pues lo cuentan en el acto.
No pasa lo mismo con sus primas hermanas, las
pegas. Estas son igualmente curiosas y lenguaraces pero, además, tienen muy
mala sangre. Como les des el mínimo motivo te levantan una calumnia que te
arruinan la vida. Son muy mal tomadas y van a por ti si creen que quieres
hacerles daño.
Yo conozco a uno del concejo de Aller, que crió una
pega y la enseñó a hablar. Nunca debió de hacerlo. La puñetera pega, empezó a
difamar a medio pueblo. Llegó a levantar una calumnia contra la maestra del
pueblo. Dijo por todo el valle que la maestra era una facha. La pobre vio su
vida destrozada. Tuvo que pedir otro destino y la enviaron a Ibias. Allí
seguirá…
Pero el caso más sangrante ocurrió en el concejo
de Siero. En una de las parroquias había un cura que tenía una casina en un
prau. En el prau y pegada a la casa, había una peral viejísima que, ya en su ancianidad
tuvo el gozo de que una pareja de jilgueros la escogiera para construir en su
añoso tronco su nido.
El cura –alma bondadosa y sensible– también se
alegró. Desde que comenzaron a construir el nido hasta que salieron los
jilguerinos observaba complacido aquel ajetreo vital. Un día –día aciago- vio a
una pega encaramada encima del nido. Se temió lo peor. Como el nido estaba a
escasos dos metros de la ventana se asomó y, con mucho aparato de voces y
aspavientos, consiguió ahuyentar a la pega. Se fue esta gritando toda clase de
insultos al cura. Este se quedó pensando “esta vuelve seguro” y entonces, el
cura colocó la mesa que le servía de escritorio frente a la ventana y la peral.
Desde allí podía vigilar más cómodamente. Y volvió la pega. Otra vez en la
misma rama, el cura, cogió una pequeña escopeta de cartuchos de 12 mm y la
descerrajó una perdigonada. No la mató, pues es bien sabido que esos pajarracos
son duros como piedras. Logró huir, pero sin el ojo izquierdo, 57 plumas menos
y una pata herida. ¡Buena la hizo!
La puñetera desplumada anduvo por todo el valle
corriendo la especie de que el cura era el padre secreto del bebé que gestaba
una soltera del pueblo. Las demás pegas se sumaron al infundio pues todos
sabemos que las pegas son muy solidarias entre sí para hacer el mal.
Y no fue hasta tres o cuatro años más tarde
cuando ya el nenu corría por las caleyas, que la madre confesó que el verdadero
padre del guajín era un prejubilado de Hunosa. Claro, se veía venir. Los mandan
a casa con un montón de pasta al mes, jóvenes, muchas veces aún solteros, sanos
y ociosos y los dejan sueltos por ahí. El resultado era previsible y no es el
menor, es que ahora andan los maridos jóvenes, y no pocos novios en un sinvivir.
El otro día asistí a una reunión de varios
casados jóvenes que clamaban por una solución. Había quien reclamaba que no se
les permitiera estar en la calle a partir de las 8 de la tarde. Otro abogaba
por que se les obligara a vestir alguna prenda que los identifique y uno muy
joven y casado poco ha, insinuó que el burka no es ninguna tontería. Un
prejubilado de estos me explicaba que el
verano pasado lo complicada que se le había puesto la vida. Tenía en nómina a
cuatro mujeres, entre solteras y casadas. Por más que ponía buena voluntad le resultaba
muy difícil cumplir. Tuvo que recurrir a un programa informático donde
figuraban todas, sus horarios, los horarios de los maridos o novios,
características de cada una, apelativos cariñosos de cada una, día de cita,
hora, lugar, valoración de riesgos etc… Me confesaba que le había servido de
mucho lo que aprendió cuando estaba en activo y era liberado sindical asistió a
un curso de seguridad en el trabajo y prevención de riesgos laborales. Aún así
un día se cruzó con el marido de una en las escaleras. Él “trabajaba” la zona
del Valle del Caudal. Luego tuvo que buscarse otro programa para llevar las
altas y las bajas. Candidatas a cesar, nuevas adquisiciones, nombre, localidad,
características, progresos, etc… Cada día le veo más desmejorado últimamente.
No veo yo claro esto de Asturias. Dicen que
España es el país con más baja natalidad del mundo y en España, Asturias es la
más baja y dentro de Asturias, la Cuenca Minera. Pues estamos arreglados. Si
además de pocos nenos todavía contamos con algunos de padres no reconocidos no
sé en qué va a terminar esto. Tanto relativismo moral, da lo mismo que lo mismo
da, yo hago con mi cuerpo lo que me da la gana, que me quiten lo bailao
etc…Resultado: dentro de nada estas villas serán un monumental geriátrico.
Yo lo advierto, por mí que no quede.
Son estos, los prejubilados de Hunosa, la
especie más peligrosa de la fauna asturiana.
Excluyo de este peligroso gremio a mis queridos
exalumnos (Cholín, Daniel, Felipe, Onofre etc) que por acumulación de trienios
ya son menos peligrosos y, además bastante tienen con atender a los nietos.
Vale por hoy. El próximo artículo versará sobre
las meteduras de pata que tuve en mis años de profesor.
Adiós, amigos.
Pepe
Morán. Dominico-ex
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3 comentarios:
Esta entrada de Morán nos da pocas esperanzas a los Asturianos y no le faltará la razón, porque por el camino que vamos dentro de nada ni las pegas ni los cuervos van a tener nada que contar. Ni bueno ni malo, porque los pueblos se van a quedar sin gente en poco tiempo.
Cambiando de tema; yo no soy quien para decir que estáis un poco perezosos, ya que yo no me prodigo demasiado, pero todos los días abro el blog para ver como va y no os encuentro a ninguno, así es que a ver si empezáis.... que las vacaciones ya se acabaron.
Estuve por Cangas toda la semana y con la ayuda del buen tiempo se animó y estaba la villa a reventar de gente.
"Nuestro" convento-parador con lleno total.
Creo que cuando las obras del parador encontraron en el tejado varios relojes y otros objetos brillantes que Perico (el cuervo del P. Jaime) había trasladado desde la habitaciones de los internos a semejante lugar.
Morán critica a estas alimañas como grandes conocedoras de todo el cotilleo y levantadoras de calumnias pero, no anda él muy lejos de todo este movimiento pues conoce, con pelos y señales, las andanzas de todo el vecindario; no sé si por amistad con estos correos o por averiguación propia.
Samuel, el cuervo ( Perico) que hablaba de carallo, lo amaestró el Padre Castaño. El recuerdo que tengo de él, es un verano entrando y saliendo del convento a la plaza donde nos daba unas filípicas monumentales. Éramos unos guajes y si le incordiábamos mucho tomaba el vuelo y vuelta al convento.
Su desaparición según me consta en la frágil memoria que va quedando, se debió al inicio del curso, y no soportar el guirigay que los alumnos formaban en el patio.
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