lunes, 8 de mayo de 2017
UNA DE CAL Y DOS DE ARENA
Como ya es sobradamente
conocido, en diciembre de 2007, España aprobó una norma que fijaba
como tope enero de 2019 para el cambio de los contadores eléctricos
analógicos por los nuevos digitales inteligentes.
En
principio todo apunta, y así nos lo hacen creer las suministradoras
de energía, que el ahorro será considerable para el consumidor
pero, al final, todo apunta que no será así ya que los nuevos
aparatos sólo facilitarán información a las compañías
suministradoras y los abonados quedaremos al margen de estos
beneficios.
Hay
quien culpa de esta falta de información al consumidor, por parte de
estos nuevos aparatos, al poco presupuesto destinado a esta operación
que es de unos 4 mil millones de Euros. Posiblemente el escaso precio
fijado por el gobierno, para los nuevos contadores, no permite
incorporar prestaciones adicionales al contrario que en otros paises
donde el consumidor puede pagar estos servicios adicionales.
Esta
información al consumidor incrementaría el alquiler del aparato que
compensa sobradamente con el ahorro que supondría disponer de la
misma, para aprovechar el horario de menor coste (discriminación
horaria).
¿Qué
es mejor alquiler o compra, por parte del cliente?. De momento es más
aconsejable el alquiler, aunque ello suponga un incremento de unos 80
céntimos sobre el alquiler mensual del actual, ya que la compra e
instalación por parte del abonado, que es de unos 100 Euros, supone
la aprobación por parte de la suministradora que exige una
verificación y controles, tanto al inicio como periódicamente, que
lo encarecen considerablemente; además del riesgo que conlleva su
avería.
Otro
factor en contra del abonado es que estos aparatos pueden medir la
corriente reactiva que no tardarán en pasar cargo, si sobrepasa unos
límites determinados.
No
debemos pasar por alto que estos contadores tiene una luz led que
parpadea proporcionalmente al consumo eléctrico y, como esta luz es
visible al exterior, proporciona a cualquier viandante información
sobre si la vivienda está ocupada, a qué hora se acuesta o se
levanta y si tiene que salir muchas veces al baño por la noche, por
lo que, su lectura frecuente, proporciona datos de alto valor
comercial a las suministradoras.
Tampoco
debemos olvidar que su corte de suministro es instantáneo, si
superamos la potencia contratada, lo que no ocurre con los
limitadores actuales que son térmicos y, en algunos casos, tardan
varios minutos en efectuar el corte, lo que obliga, con los
electrónicos, en muchos hogares a aumentar la potencia contratada
para beneficio de la suministradora.
Si
la información que estos aparatos pueden proporcionar llegara al
consumidor, éste podría planificar su consumo y acogerse a mejores
tarifas según la discriminación horaria.
Pero
no todo el monte es orégano ya que si nos acogemos a esta tarifa,
con precio más bajo en las horas valle o nocturnas, el precio del
kw.,en las horas diurnas o punta, se ve penalizado ligeramente, por
lo que es imprescindible que podamos desviar, al menos el 30%, a la
tarifa nocturna para que resulte rentable.
Esto
nos demuestra que las compañías eléctricas no están interesadas
en que ahorremos en nuestra factura. Están interesadas en que
ahorremos kws. pero pagando lo mismo y si es posible más.
¿Por
qué digo esto?. Muy sencillo. Pongamos por ejemplo, un recibo de
principios de la crisis (primer trimestre de 2008) y otro del mismo
período de este año, 2017. Un consumo de 730 kws. ocasionó una
factura de 97 Euros. Ese mismo consumo en este año que estamos
serían 155 Euros, un 60% más caro.
El
barril de petróleo, el primer trimestre de 2008, rondaba los 100
Dólares y ahora está rondando los 60. Luego no es el precio del
petróleo y el gas el que incrementó descaradamente el recibo de la
luz.
El
político de turno dirá que el precio de la energía ha bajado y
posiblemente tenga parte de razón pero a este precio hay que
añadirle los peajes, el alquiler de los aparatos, los impuestos
(algunos dobles) y al cliente le importa un pepino si son peajes o
naranjas de la China, lo que le importa es el total de la factura.
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4 comentarios:
Como si no tuviéramos bastante con el antiguo dicho, “con la Iglesia hemos topado”, muy actual todavía, (basta constatar que, además de otros múltiples privilegios, continúa exenta del pago del IBI de sus innumerables y valiosísimos inmuebles, y no solo los dedicados al culto religioso, también los alquilados a los más variopintos negocios, locales comerciales, colegios privados, aparcamientos etc. etc. que le reportan pingües beneficios) ahora también nos enfrentamos a otra constatación mucho más reciente: “con el sector energético hemos topado”.
Escribe Samuel este detallado y documentado informe sobre la problemática planteada ante la sustitución de los contadores eléctricos. Certeros son sus razonamientos, sin embargo quizá solo son una parte de la punta del Iceberg.
Durante las últimas décadas, según han venido denunciando especialistas y medios independientes estudiosos de estos temas, el poder energético ha ejercido la tutela del poder político, sometiendo a los sucesivos gobiernos al dictado de sus particulares intereses económicos. Las decisiones políticas de estos gobiernos han estado siempre encaminadas a preservar e incrementar los beneficios de las empresas eléctricas, petroleras o del gas, previamente privatizadas para enriquecer a una minoría, en detrimento de la inmensa mayoría ciudadana.
En los sillones de los consejos de administración de estas empresas, remunerados con cuantiosas retribuciones y ocupados por un elevado número de personas que ejercieron altas responsabilidades de gobierno, los ex-presidentes González y Aznar entre ellos, puede estar la explicación de por qué el sector energético puede hacer de su capa un sayo, y lograr así astronómicos beneficios a costa de contribuyentes y consumidores.
Unos beneficios que no disminuyen aunque acometan las obras más disparatadas y estériles. Estos días está nuevamente de actualidad ese depósito submarino de gas construido frente a las costas de Vinarós que recibe el nombre de Castor. Descartado, y convertido en mamotreto inútil, después de haber provocado, al inyectar el gas, centenares de movimientos sísmicos en la zona, tuvo un coste de 1300 millones de euros, aunque el presupuesto inicial era de 500. Esos 1.300 millones fueron pagados, a toca teja y de forma exprés, al consorcio liderado por la empresa ACS de Florentino Pérez. Cantidad que junto a los intereses y el coste de mantenimiento de la inservible instalación, cifrado en varios cientos de millones más, será pagado por todos nosotros como contribuyentes, vía impuestos, y como usuarios de gas a través de las facturas de Gas Natural. ¿Alguien asumió alguna responsabilidad por esos miles de millones de euros arrojados al mar y que ahora debemos pagar entre todos?
El poder ejercido por las empresas dedicadas a la transformación y suministro de energía parece no tener límite. Basta, entre otros muchos ejemplos, comprobar como han logrado subordinar todo el desarrollo de las energías renovables a sus intereses, incluso acosando a quienes han realizado importantes inversiones para dotar a sus viviendas de energía propia y limpia.
Nuestro país que fue puntero en el desarrollo de energías renovables, creando una fuerte industria auxiliar, ha visto durante los últimos años como ésta languidecía por imposición de quienes controlan el sector hasta quedar en el furgón de cola de los países generadores de energía limpia.
Pero ya es sabido que mientras el poder político continúe sometido al poder económico nada de esto tendrá solución.
Ulpiano, en varias ocasiones dije que a poco que escudriñemos en estos temas, encontramos podredumbre a raudales.
El dicho de D.Quijote, hace ya siglos, sigue vigente en nuestra época.
De política, seguro que tú estás mucho más al corriente que este menda.
Hace ya bastantes años, me alegró ver que la gran mayoría de los políticos tenían la carrera de derecho y esto me animó a pensar que serviría muy bien para que defendieran nuestros intereses.
¡Ay mísero de mi, infelice, qué equivocado estaba!. No eran, ni son, nuestros intereses los que necesitan defender.
Todo su empeño está en hacernos creer lo que dicen, aunque estemos convencidos que la realidad es todo lo contrario. Lo triste es que,la mayor parte de las veces, lo consiguen.
Samuel eres un estudioso nato. Haces unos análisis tan completos y documentados, que yo que “calculo por alto”, cuando tenga que hacer alguna cosa, te preguntaré para estar bien informada. Seguro que tendrás todos los conocimientos posibles sobre el tema.
Y ahora, copiándote, cambio de tercio.
Ya nos contarás cuando termine mayo cuánto llovió, pues después de las pocas lluvias anteriores, aquí al menos, llueve bastante.
Lo siento Maribel, los estudios y la lectura es una asignatura pendiente desde hace mucho tiempo.
Me dedico a incordiar, todo lo que puedo, casi siempre con razón. Y si no la tengo, se aplica el artículo primero, como en el reglamento del hogar familiar.
Este tema y ahora con la obligatoriedad del certificado de eficiencia energética, siempre que realizamos algún trámite con una vivienda o local, es algo que denota, a todas luces, el fin recaudatorio de muchas normativas.
Que alguien me diga para qué sirve este certificado. Por muchas vueltas que le des no le encuentras motivación alguna, sólo recaudación.
Y lo más curioso es que presentas la certificación en la consejería correspondiente y tardan, en darte el definitivo, más de un año. Ahí queda eso.
HAXA SALÚ.
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