domingo, 30 de septiembre de 2018
ENCUENTRO ANUAL GENERAL, CORIAS 2018
El Encuentro Anual de Corias de este año ha sido un poco más
flojo que en años anteriores en cuanto
al número de asistentes se refiere, ya que, tan solo nos hemos presentado del orden de sesenta entre profesores, exalumnos y familiares. Se
notó la falta de muchos compañeros, que hasta la fecha eran incondicionales de este encuentro y sin embargo, en esta
ocasión no han acudido. Esperemos que su ausencia no se debiera a problemas familiares
o de salud.
Según programa
previsto la misa fue a la una de la tarde y la celebró el padre Patxi por
ausencia del padre Basilio que no pudo venir por motivos ajenos a su voluntad.
El padre Patxi suele ser breve oficiando misa y, a falta de homilía, apenas
transcurridos treinta minutos ya estábamos libres y con el deber cumplido.
Después de un rato de charleta en varios grupillos dentro de la iglesia, pasamos al claustro del jardín de
la araucaria para “tomar el blanco”. Los aperitivos fueron abundantes y muy del
gusto de los asistentes, lo mismo que en años anteriores, hasta el punto que no
era raro oír comentar en los diferentes corrillos
formados, la siguiente frase: ¡cómo
sigamos pinchando así, luego no podremos con el menú!, y qué gran verdad es. A
mi parecer, este rato en el claustro charlando, bebiendo y degustando los
variados aperitivos, representa la parte
más agradable de toda la velada y pienso que deberíamos potenciarla, ya que es en la que más participamos y confraternizamos, todos
en general.
La comida se sirvió en el comedor Río Narcea, antiguo segundo
refectorio de los alumnos, en mesas
redondas de diez comensales cada una. Llenamos seis mesas, lo que arroja un
cómputo total de unos sesenta comensales. Finalizada la comida, algunos nos tuvimos
que ausentar antes de concluir el acto, a falta de la sobremesa, para poder asistir al funeral de cuerpo
presente que se celebraba a las seis de
la tarde en la Basílica de Cangas, por nuestra amiga Mamen, madre de dominico,
y que solía asistir junto con su marido a esta celebración, por
este triste motivo una de las sugerencias previstas, que se ha quedado en el
tintero, fue el proponer a la dirección una variación en el
menú para lo sucesivo, consistente en retirar la carne pues, a nuestra edad, la
ingesta de: aperitivos, pote, compango y carne resulta demasiada comida.
Para los años venideros, si esto sigue en pie, no estaría nada
mal el ir pensando en modificar algo la comida, reforzando los aperitivos y
mermando el menú. Por los comentarios de muchos de los comensales, parecía
obvio que, después de atiborrarse de pinchos en el claustro, para comer
bastaría con el pote, el compango y el postre.
Sería más que de sobra, y nos resultaría mucho más sano y saludable; al menos para el cuerpo pues, para el bolsillo no creo,
ya que, la dirección del parador dudo
que se quiera apear de los 35 € ya establecidos por costumbre.
Pensadlo y si
estamos de acuerdo, para la próxima vez, que tendremos todos un año más al lomo, haremos que la dirección de ADEACO tenga en cuenta esta propuesta a la hora de
contratar el evento. ¡SALUD PARA TODOS!
B. G. G. bloguero “Prior”
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3 comentarios:
Hay que felicitaros por vuestra perseverancia en la amistad y en estas celebraciones, que ya a estas edades, elevan el ánimo.
Las nuestras las celebramos cada dos años.
Los asistentes están espayados por todo el norte de España,las Islas y algunos fuera.
En los primeros días de Septiembre de 2019,Dios mediante,nos reuniremos durante 5 días en Salamanca.En 2015,fue en La Coruña y en 2017 en Huarte-Pamplona.
Muchas gracias, Inocencio. Vosotros también lo hacéis de forma ejemplar y a lo grande (donde hay se ve). De ahí que, tanto vosotros como nosotros, procuraremos continuar con estos encuentros de amistad entre los antiguos compañeros de internado, para recordar y revivir en lo posible, todos aquellos buenos momentos que pasamos juntos.
Si, cada vez somos menos los asistentes a los encuentros. Unos por bajas definitivas e involuntarias y otros supongo que por dejadez.
Lo cierto es que no suele haber nuevas incorporaciones y somos, generalmente, los más veteranos los que, año tras año, seguimos asistiendo.
La araucaria parece que se ha recuperado de su enfermedad y los árboles del patio de los conejos superan con creces la altura del edificio.
Posiblemente algún cambio en la organización serviría como aliciente para que la lista no vaya decayendo año tras año.
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