PERLAS DE INSENSATEZ

Cada cual tenemos nuestras propias cuitas, pasadas, presentes y tal vez futuras, de insensatez. La medida de cada una de ellas solo la percibimos a través de nuestra particular consciencia. Consciencia que  suele ser subjetiva, y, como nos queremos mucho, ayuda a sobrevivir.

Más fácil resulta juzgar actuaciones de los demás. Entonces, la insensatez, máxime cuando es practicada por quienes detentan los poderes públicos, se presenta ante nosotros con radiante lucidez o trágica actualidad.

Brevemente, no podría ser de otra manera en este periodo posvacacional, intentaré referirme a dos acontecimientos que, aunque diferentes, nos asaltan a diario desde los más diversos medios informativos:

La compleja realidad catalana parece presagiar un inevitable choque de trenes, ambos cargados de insensatez. Uno, conducido por el gobierno del Sr. Rajoy, alimenta las calderas con actuaciones o proyectos judiciales, también políticos, a destiempo y declaraciones de pirómano en territorio catalán. El otro, conducido por el Sr. Mas, lanza cortinas de humo para esconder la realidad. Y, envuelto en la senyera, lanza proclamas, ´teóricas y políticas` tan profundas como; la independencia la lograremos con “buen rollo” o el futuro de una Catalunya independiente, incluso fuera de la UE, será “de narices”.

Esperemos, yo al menos así lo espero, que una mayoría del pueblo catalán se interponga entre esos dos insensatos trenes. Para que, desde el respeto pleno de la identidad y autogobierno, España sea una suma de pueblos diversos y solidarios.

Otra noticia inunda pantallas de TV y páginas de periódicos, la emigración. Otra perla de insensatez cultivada por gobiernos del llamado primer mundo que, no contentos con proteger y alentar a sus multinacionales en el expolio de los recursos naturales del llamado tercer mundo, han promovido o alimentado, por móviles estratégicos o políticos,  guerras en múltiples países convirtiéndolos en ingobernables avisperos -Irak, Afganistán, Siria, y tantos otros-  que, junto a la miseria secular, provocan las oleadas de emigrantes y refugiados que de forma sostenida y creciente se vienen produciendo.

Las víctimas de esta perla de insensatez aparecen representadas en un niño ahogado, arrojado por el mar sobre la playa de una isla griega. La foto muestra de forma brutal la terrible realidad. Aunque, en mi opinión, mostrarla con frenética reiteración en los medios, como está ocurriendo, puede rayar con malsano morbo.

 No haría aquí referencia a ella si no viniese acompañada de una sangrante contradicción: No resulta difícil imaginar cuantas penurias tuvo que soportar ese niño, hasta morir, durante las largas semanas de travesía en busca de la vida mejor que anhelaban sus padres. Los distintos gobiernos erizaban las fronteras para impedir su paso. Como las erizan ante tantos otros miles de niños y adultos (solo Alemania, hoy, parece entreabrir la puerta por su necesidad de mano de obra cualificada y barata) Sin embargo, una vez que el mar devolvió el cuerpo, bastaron pocas horas para que, saltando las fronteras con el beneplácito de distintos gobiernos, fuera transportado de regreso y enterrado en Siria, en Kobane,su tierra natal.

Extraño mundo este que concede a un niño, cuando ya está muerto, los derechos y las atenciones que le negó cuando estaba lleno de vida. Negativas que le condujeron a la muerte.

ulpiano rodríguez calvo