lunes, 21 de marzo de 2016
CHARLY/ LIGANDO CON CERVEZA
Charly
Huntington –o sea– Charly para los amigos era el cura en cuya parroquia estaba
enclavado el puerto de Cork. Medía 1, 95
y tenía una espalda como un armario ropero, era dinámico, extravertido,
exuberante. Parecía un personaje de película de John Ford, algo así como un
John Wayne en cura. Su celo apostólico era multinacional y multiétnico, pues se
veía impelido a salvar el alma de todo marinero que hiciera escala en el puerto
de la ciudad. Todo marinero que atracase en Cork era feligrés suyo, fuera de la
nacionalidad que fuera: japonés, chileno, polaco, español, hindú… fuera de la
religión que fuera. El tenía que poner a todos rumbo al cielo. Había creado una
residencia “Anchorhouse” donde acogía a
compañeros marineros que tuviesen que permanecer en Cork más de 48 horas. Yo me
hice muy amigo suyo y juntos bebimos muchas jarras de cerveza negra llamada
Celebration.
Era capaz de
beber seis jarras o siete y no le hacían más efecto que una botella de la
Casera. Yo, mísero de mi, nunca pude trasegar más allá de dos pintas. Con más,
ya perdía la sensatez.
Así que un día
me llamó por teléfono y me dijo:
“Morán, mañana
a media mañana llega a Cork un barco con toda la tripulación española. Vienen
de Angola con un cargamento de madera y estarán aquí tres o cuatro días.
Acércate por el puerto y mira a ver qué se puede hacer por ellos”.
Yo no estaba
obsesionado por salvarles el alma a los marineros compatriotas pero me
encantaba la idea de alternar con ellos y, si era posible, que me facilitasen
tabaco negro, porque en Irlanda no lo había negro y solo podías adquirir unos
horribles cigarrillos franceses llamados Gauloises.
Así que me
presenté en el puerto. Primero hablé con el oficial de la aduana para
preguntarle cuanto tabaco podía sacar
del barco y meterlo en Irlanda sin pagar.
“Un cartón”.
“Oiga, yo soy
pobre y además, amigo y colaborador de Charly”.
“Bueno, saque
lo que quiera”.
El barco se
llamaba “Sierra de Cazorla”.
La tripulación
se componía de veintitantos marineros, todos gallegos a excepción de uno de
Punta Umbría (Huelva) llamado Antonio pero al que todos llamaban Punto Umbrío,
o sencillamente Punto. Me abastecí de tabaco: Goya. Me invitaron a una copa de
vino y enseguida, pese a ser gallegos, nos hicimos amigos.
Quedamos en que
nos veríamos a las ocho en Wild Duck (Pato salvaje) un pub muy popular, de
enorme aforo, para ingerir cerveza.
Charly me había
dicho que les recomendara que no intentasen competir con una chavala a ver
quien bebe más. Que no se llamen a engaño. Que cuando ella vaya por la cuarta
pinta, tú con esa misma dosis estás tirado al pie de la mesa y ella se va a ver
si otro sigue invitando.
Yo se lo dije,
pero no con las palabras de Charly sino con frases bastante más expresivas y
desgarradas. En esencia les dije que a mí no me importaba cuales fueran sus
éxitos sexuales. Pero que me daría mucha pena verles hacer el ridículo.
Además, decirle
a un gallego que sea cauto es absurdo, pues es bien sabido que los gallegos son
cautos en su adn.
¡Ah, pero allí
estaba el Punto Umbrío! Un andaluz precavido no es un oxímorón, es un
pleonasmo. Como lo sería un francés humilde, un inglés extravertido o un alemán
vago.
A las ocho me
presenté en el Duck y allí estaban mis colegas. Nos sentamos un poco retirados
del centro y pedimos una pinta cada uno.
Empezamos a hablar y yo les rogué que me hablaran en gallego porque me
encanta.
Desde el sitio
que ocupábamos, un poco elevado, vimos llegar al Punto. Era menudito y de pocas
carnes. No reparó en nosotros y decidimos no llamarle para ver que hacía. Fue
hacia una mesa vacía y se sentó.
Llegó un
camarero y el Punto se ve que le pidió una jarra. Pausa.
No tardó mucho
en acercársele la presunta presa. Una rubita vestida de verde prau. Empezaba la
cacería. A nosotros nos encantaba ver el espectáculo.
La rubita pidió
una jarra. El Umbrío no hablaba inglés, hablaba el español y mal. Le vio animarse. La rubita se veía que
asentía sin entender nada.
Oh, yes, yes.
Decía la rubia.
“Pue mi arma.
Nosotro lo andaluce somo mu grasioso y mu hombre”
Oh, yes, yes.
Asentía la mocina.
“Tú no sabe lo
bueno que somo lo andaluce con la mujere”
Oh, yes, yes,
reiteraba la chavala.
La primera
jarra la trasegaron rápido. Él tenía prisa por llevarla al barco y ella quería
beber la segunda.
Otra jarra. El
Punto insistía:
“Ere una
chavala guapa”
Yes, yes.
Afirmaba la de verde.
“Tiene uno ojo
presioso”
Yes, yes.
Manifestaba la dulce rubita.
A él se le veía
cada vez más ansioso, un goloso ante el escaparate de una confitería. Según sus
cálculos, aquello estaba ya maduro. Así que despué de un rato de hablar:
Él: Bla,
bla,bla.
Yes, yes,
asentía la rapaza.
El Punto
decidió rematarla y pidió la tercera jarra. Sus cálculos de macho ibérico le
decían que aquella dulce monada no podría aguantar mucho más. Pero aguantó con
una dulce sonrisa.
El grupo de los
gallegos y yo, íbamos por la segunda jarra que era el tope que no se podía
traspasar.
Cuando el punto
terminó la tercera jarra, quiso incorporarse para ir al baño, pero le costó
trabajo mantenerse vertical. Le vimos camino de los servicios con pasos
vacilantes.
Volvió. Tenía
el aspecto del toro que mira la muleta y no da crédito a no encontrar nada
donde clavar los cuernos. Pero ya estaba ciego de una mezcla de deseo, después
de 37 intentos, y de orgullo español.
“!¡Qué quiere
niña¡! ¿Por qué no nos vamos un rato ar barco?”
Yes, yes, decía
infatigable la chica. Cuando acabaron la cuarta. El punto ya estaba medio de
bruces en la mesa con las manos
sosteniendo la cabeza, que le daba vueltas.
Final: El Punto
cayó encima de la mesa derrotado y la mocina se fue a ver quien seguía
invitando.
Yo no volví al
pub al día siguiente y sospecho que el Punto, al día siguiente invitó a una
chavala pelirroja pecosa con el mismo resultado que la rubita.
Habría que
oírle contar sus éxitos amatorios en su pueblo:
“Pue una ve me
ligué yo a do chavalita y me la lleve ar barco…”
Pepe
Morán. Dominico-ex
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2 comentarios:
Morán tiene muchas vivencias y muy buena memoria. Si a eso le añadimos lo bien que escribe, salen historias interesantes como ésta.
Estos días se ve que está la gente de vacaciones. En mi caso no es así, vino la familia y aquí estamos. También son vacaciones pues se disfruta, pero de otra manera.
Ayer estuvo un día de Jueves Santo de esos que dice el proverbio –un poco en desuso ya- “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol…”Sin embargo, hoy por la tarde ya la lluvia hizo su aparición. Aun así la Procesión del Santo Entierro, de mucha tradición en Cangas, salió aunque a paso más ligero.
El Sierra Cazorla es un " reefer vessel carrying " por lo que dudo que transportara un cargamento de madera, por sus características técnicas.
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