miércoles, 10 de agosto de 2016
LO BELLO, LO SUBLIME Y LO VULGAR
De camino a la sede de la Comunidad Europea en
Bruselas, nos detuvimos, hace unos días en una de las varias iglesias góticas
de la ciudad. Un gótico llamado flamígero en el que todo él, marcos, bóvedas,
ventanales, tienden hacia lo alto con una declarada intención de verticalidad,
una exaltación de lo esbelto cómo símbolo de un sentimiento religioso que busca
rendir devoción a un ser celestial. Pocas veces se ha utilizado la piedra tan
bellamente como en estas iglesias. Se puede decir que el hombre, en ellas,
convierte la piedra en una oración vertical. La piedra, la palabra o el sonido
son susceptibles de ser transformados en arte, arquitectura, literatura,
música.
¿Qué sentimiento arrebatador impulsaba a
aquellos hombres de hace 600 años a transformar la piedra en oración? Las
simples gárgolas, que no son otra cosa que una vía de desagüe, se ven
convertidas en una oración horizontal y a la vez vertical. ¿Qué tenían aquellas
gentes, para necesitar expresar tan bellamente sus sentimientos? De la iglesia
pasamos a la Gran Plaza, enorme, cuadrangular y las sedes de los diversos
gremios de la época, curtidores, panaderos, albañiles…
Da la impresión de que competían entre sí a ver
quien presentaba un edificio más alto e impactante. Habrá pocas cosas en Europa
que testimonien de forma tan grandiosa lo mejor del espíritu europeo. Son
necesarias, muchas horas para digerir tanto arte. Miles y miles de turistas
abarrotan a diario esta plaza. Sin duda una de las más bellas del mundo.
Aquellos gremios nacidos en Europa en los siglos
XI–XII llegaron en el siglo XV a su esplendor como vertebración de la vida
ciudadana. Cuando la vida de la sociedad se organiza de abajo hacia arriba se
crea una sociedad libre, responsable, laboriosa, enriquecedora: esos gremios
fueron al fin y al cabo la simiente de lo que fueron los estados europeos.
La cuatro fachadas de la plaza, con alrededor de
8000 metros cuadrados, reflejan un sentimiento colectivo de propia estima, de
exaltación del trabajo y la iniciativa privada, del orgullo que aquellos
hombres sentían de la grandeza de su labor en la sociedad. Nunca, y menos
ahora, hubo una sociedad europea tan ufana de su propia valía.
Luego los estados europeos, totalitarios,
acabaron con aquel maravilloso invento de gestión de la vida ciudadana,
laboral, económica y social.
Dentro de otros 500 años, allá por 2400 volverán
las multitudes a visitar esta plaza y quedarán deslumbrados de tanta belleza.
Lo peor, para nuestra desgracia, es que no les vamos a dejar prácticamente nada
que les emocione, como a nosotros nos emociona lo que hicieron los hombres del
siglo XV.
Porque los edificios de la Comunidad Europea, no
tienen nada que despierte la mínima admiración, ninguna emoción estética.
Enormes cubos de cemento, cristal. Una vulgaridad muy funcional y muy útil,
pero vulgaridad. Es triste tener que reconocer que nosotros, hombres del siglo
XX- XXI no hemos sido capaces de superar, sino de acercarnos al sentido humano
y estético de nuestros antepasados. Da pena pensar qué pensarán de nosotros,
que teniendo más medios, no hemos sabido dejar nada que en el futuro refleje la
grandeza que admiramos en los hombres del siglo XV.
Por no hablar del espléndido hallazgo que
supusieron los gremios de aquella época, en que supieron gestionar la vida
económica, laboral y social que supuso el germen de todos los adelantos que
tenemos en Europa.
En España
seguirán millones de turistas visitando Toledo y ni uno solo irá a
admirar los Nuevos Ministerios.
En otra jornada llena de emoción y de goce
estético fuimos a visitar la sala de juntas del Ayuntamiento de Gante. Un
fabuloso recinto de insuperable belleza.
(El público se limitaba a mi hija Rosa)
Tuve un recuerdo también agradecido hacia unos
hombres más cercanos a nosotros que con gran sabiduría política crearon, en los
años 50 la Comunidad Económica Europea: Schuman, Adenauer, De Gasperi, Spaak,
Monnet…
Por cierto estos grandes políticos eran hombres
de una edad ya avanzada, ninguno con menos de 50 años y casi todos en los 70
años.
¡Igual que ahora…! ¿Cómo comparar estos
políticos nuestros con su idiosincrasia de adolescentes, gente que jamás fue
gerente ni de una tienda de barrio, con aquellos hombres que supieron
transformar el viejo continente en la sociedad próspera y libre jamás conocida!
Pepe
Morán. Dominico-ex
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3 comentarios:
Pepe Morán en uno de los párrafos de la entrada dice: “Es triste tener que reconocer que nosotros, hombres del siglo XX- XXI no hemos sido capaces de superar, sino de acercarnos al sentido humano y estético de nuestros antepasados. Da pena pensar qué pensarán de nosotros, que teniendo más medios, no hemos sabido dejar nada que en el futuro refleje la grandeza que admiramos en los hombres del siglo XV”. Y creo que tiene razón, pero esto suele ser así, ya que los objetivos no son los mismos en unos tiempos que en otros. Normalmente, cuanta mayor técnica se tenga a mano, menos se desarrollará la estética y la belleza en detrimento del arte. En los siglos que fueron gloriosos para el desarrollo de la arquitectura y de las diferentes artes en general, los genios que diseñaban y llevaban a efecto estos monumentos que hoy admiramos de forma universal, su principal objeto y preocupación, era lograr la máxima belleza y el posible deslumbramiento de los propios y de las culturas venideras. Sin embargo en estos tiempos actuales, los arquitectos e ingenieros a la hora de proyectar un edificio un tanto singular de uso público con miras a la posteridad, parece que prefiriesen emplear todo su ingenio y sabiduría en dotar a la obra de los automatismos y tecnologías más punteras del momento, que de esforzarse en la belleza y armonía exterior del inmueble. Tenemos montones de casos en los que nada más situarnos delante de estos sosos mamotretos, aparte de no despertar inquietud alguna en el observador, dan la impresión que lo que más ha primado a la hora de concebir y diseñar tal edificio ha sido la domótica y la informática para que dicha edificación pueda tener un comportamiento robotizado durante su utilización. Así podemos encontrar construcciones en las que se suben y bajan las persianas por si solas en función de que haya sol, o que no lo haya, que el propio inmueble pueda girar sobre el fuste que lo sustenta y de esta forma pueda orientar la parte más habitada hacia la posición más soleada en invierno y hacia la más sombría en verano, que se den la vuelta automáticamente los paneles solares cuando haya amenaza de pedrisco, etc. De ahí que gran parte de las construcciones emblemáticas actuales, llamadas también inteligentes, a primera vista pueden pasar completamente inadvertidas para el visitante poco informado pues, algunas son bastante aburridas y pobres en cuanto a estética. En realidad, muchas de ellas sólo son simples paralelepípedos de hormigón, de cristal tintado, o de materiales extraños, apilados o encajados unos en otros y con las fachadas recubiertas de caóticos enrejados metálicos a modo de andamiajes perpetuos. Una vez dentro de ellos, entonces sí, entonces es cuando te pueden deslumbrar y dejar boquiabierto con la actuación de todos los automatismos de los que dispone, más propios de una nave espacial que de un lugar habitable, construido para la posteridad y para que sirva de atracción y referencia en la ciudad que lo acoge.
Si señor, a este estilo se le llama Gótico Florido o Flamígero.
No me cabe la menor duda que el discurso de Pepe Morán, como no podía ser de otra manera, por su formación, resultaría de lo más interesante.
Sobre las obras actuales, no podemos olvidar los grandes monumentos que se han llevado a cabo en los últimos años y que pasarán a la prosperidad como recordatorio de sus arquitectos y en gran medida de sus promotores por su utilidad, emplazamiento, estudio de viabilidad y sobretodo oportunismo político: Calatrava de Oviedo, Musel en Gijón, Huca, Niemeyer, etc.etc..
Hace unos días, cuando vi la entrada de Morán, me alegré mucho, por varios motivos.
El primero porque el Blog llevaba un tiempo sin participación, y me da pena que poco a poco se vaya “apagando”. Claro que todas las cosas tienen su tiempo de esplendor y de decadencia y creo que es lo que ahora le está pasando.
El segundo porque la entrada es estupenda. Me parece que tiene razón en lo que dice. Cuando vamos a cualquier sitio lo que más admiramos es el Centro Histórico, porque lo demás, es en todas partes muy parecido y no le vemos ningún atractivo. No sé si los de dentro de muchos años, si es que los edificios siguen en pie, se lo verán. A mí concretamente esa plaza, que visité en 1990, me gustó mucho. Además recuerdo que, a las diez de la noche, había un espectáculo de luz y sonido, que, entre otras cosas, hacía que resaltaran más las fachadas. Me imagino que lo seguirá habiendo. Después, vi alguno más en otros países. No sé si seguirán, porque yo desde el año 2000, no volví a salir al extranjero, salvo a Portugal que se va en tren o en coche.
Siguiendo con Bruselas, el edifico emblemático de la Comunidad, cuando yo estuve allí, tenía problemas y estaba en obras.
En cuanto al comentario de Galán, tiene razón. Los edificios los hacen con todos los “automatismos” que uno se pueda imaginar y que no se aprecian a simple vista. Pero eso en poco tiempo, dado la velocidad con que va la tecnología, quedará desfasado ya. De todas maneras yo recuerdo el Parador de Alcalá de Henares, en el que estuvimos hará unos cinco años, que la iluminación de las habitaciones era ya futurista. Tenías mandos para “luz para leer, para dormir, para la siesta y no recuerdo cuantas más. Lo que sí recuerdo que yo llegaba desde Úbeda, cansada y con calor, con lo que puse la iluminación de dormir la siesta y las luces se pusieron tenues, pero lo que me llamó la atención fue que empezaron también a bajarse una especie de persianas-cortinas.
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