Recordando los comentarios de Galán sobre Fray Antonio, Tom para los amigos, de las visitas que le hacía en León, puedo deciros que también las hizo buenas en el Principado, sin necesidad de tener que pasar el Pajares. En una ocasión fue a visitarnos a Turón a Rufino y a mí, no avisó de su visita y le resultó imposible localizarnos; os recuerdo que Turón rondaba los seis mil habitantes, el valle, en la época que hablamos; hace cuarenta años, muchos más. Evidentemente realizó un amplio" recorrido" por todos los “museos”, “bibliotecas”, “círculos culturales”… etc., del pueblo para encontrarse con nosotros. Pero, con tan poca fortuna en la búsqueda, que no coincidimos. Una vez agotados los posibles puntos de encuentro, el cansancio y la fatiga acumulados en este hombre, se hicieron palpables y visibles y, aunque no hubo fotos de la visita, bien podría utilizarse la instantánea que acompaña esta entrada, que fue tomada en otra ocasión similar, en la calle Mayor de Cangas, pero con una diferencia; que en Turón, por si fuera poco con la “carga emocional” que llevaba, encima iba vestido con hábitos. Tengamos en cuenta que, ante los ojos de la gente de la calle en aquellos tiempos, la persona que portaba un hábito religioso se le consideraba un fraile, sin reparar en si éste tenía órdenes o no. Dicho en otros términos, si era padre o lego. En los pueblos no se diferencian muy bien estos matices jerárquicos de las órdenes religiosas, con lo cual puede pagar justo por pecador con mucha facilidad pues, de entrada, se cree que todos son FRAILES, o “FLAIRES”, como se decía por Cangas del Narcea. Os podéis imaginar el cuadro. Me consta que, tuvieron que pasar muchos días para que el comentario general, sobre el “Fraile” perdido por TURÓN, desnortado diría yo, perdiese actualidad y la gente se olvidase de él.
Miguel Ángel Vázquez Vega
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