sábado, 28 de noviembre de 2015
POR QUÉ ME HICE DEL BARÇA (nada tiene que ver con el reciente 0-4)
Sí, ya sé que es un
hecho trivial y no importa a nadie, incluso ya ni me importa a mí, pero…Durante las clases en Corias, en escasas ocasiones por cierto,
algunos profesores entablaban diálogos con los alumnos sobre temas que
poco tenían que ver con la materia que estaban dando. Escasos eran los
profesores que se avenían a permitir esos debates, menos aún aquellos que los alentaban. Eran liberadoras ocasiones para
abordar temas interesantes no recogidos en los libros de texto. Permitían dejar de lado, durante ese siempre corto espacio de tiempo, la
aridez de la asignatura con la que estábamos
ocupados.
Se debatía sobre casi
todo, si bien dos temas no tenían cabida: el sexo, que aunque latente
estaba reservado para charlas más intimas o tímidas, pues,
además de vetado, allí se tenía por
ausente; y la religión, que, al tener su propia y obligatoria
asignatura, resultaba superflua por
omnipresente.
Uno de los temas más
socorridos, junto a otros de mayor enjundia, era el fútbol. Éste nos ocupaba en uno de aquellos recesos. Por aquellas fechas el
Real Madrid visitaba Asturias para enfrentarse al Real Oviedo, equipo que
entonces, incluso ahora de forma mucho más tibia,
gozaba de mi simpatía. El profesor, no diré el nombre por si falla la memoria, solo
que era dominico no catalán, participaba animando el debate
futbolero, y, en determinado momento, vino a decir: “Los del
Madrid son prepotentes y engreídos, cuando vienen a jugar se burlan de
las costumbres asturianas, se ríen de los paisanos por calzar madreñas; al contrario, los del Barça, son más cercanos y respetuosos con las
tradiciones y sentimientos regionales”.
Desde aquel día comencé a mirar con recelo y cierta antipatía a los del
equipo de color blanco, por mucho que lucieran ese color jugadores tan
populares como Di Stéfano, Puskas o Gento, mientras mi simpatía se
inclinaba hacia el color blaugrana de los catalanes, sin importar a esa nueva
filiación futbolística que si bien en la defensa del Barça abundaban catalanes: Ramallets, Segarra, Gensana y otros, en la
delantera predominaban húngaros, Kubala, Kocsic o Czibor o
suramericanos, Evaristo, Martínez… y un gallego, Luisito Suárez. Ya se sabe, todo sentimiento tiene un componente irracional,
y esta atracción futbolera, complementada por una naciente simpatía hacia lo catalán y
distanciamiento del centralismo
representado por el Madrid, no iba a estar exento de él.
Recordaba este hecho anecdótico, más de cincuenta años después, paseando hace unos días por La Rambla de Barcelona, al tratar de explicarme la actual
efervescencia independentista asentada en Cataluña con la
impresión de comprender, no necesariamente de compartir, una parte de los
motivos que la sustentan. La poderosa
capacidad de influencia que se puede ejercer sobre quienes se encuentran en el
albor de la adolescencia, incluso entre quienes ya están alejados de ella, cuando alguien influyente, de forma
persuasiva, les indica que están menospreciando aquello que perciben como
parte de sus raíces.
Se
dirá que mi caso no constituye un dato empírico,
desconozco, o no recuerdo, el impacto causado por las palabras del profesor
entre mis compañeros de curso, pero, si observamos los movimientos gregarios que
se producen en torno a los más variados fenómenos
sociales, se puede afirmar que sí es así. No es
casualidad que en Cataluña el cambio generacional juegue a favor
del independentismo.
En
aquel lejano entonces de Corias no conocía que, casi
siempre, los movimientos independentistas o centralistas no surgen de los
pueblos, éstos tienen intereses mucho más
inmediatos, sino de los intereses particulares de la élites que
los dirigen. Tampoco conocía, con el tipo de historia adulterada que
se estudiaba no podía conocer, que el encaje de Cataluña en España nunca fue fácil a través de los
siglos.
La
sobrevalorada unificación de los reinos de Castilla y Aragón llevada a cabo por Isabel y Fernando fue poco más que un matrimonio de conveniencia. Una vez muerta Isabel, Fernando, casado al poco tiempo con Germana
de Foix, se instaló
de nuevo en Aragón y los dos
reinos funcionaron en la práctica por separado. Concesiones
posteriores, por parte de Carlos I, a la nobleza catalana permitieron que se
lograra una cierta reunificación. Situación que, a
través de distintos episodios de confrontación -aunque
valencianos, aragoneses y baleares, también
integrantes de aquel reino, fueran abandonando la causa separatista- se mantuvo
hasta nuestros días. Episodios de confrontación que
alcanzaron su punto álgido durante la Guerra de Sucesión, cuando los catalanes impulsaron una insurrección en favor del Archiduque Carlos y la dinastía austriaca, más proclive ésta a
reconocer sus leyes y derechos históricos, frente a Felipe V y los Borbones,
partidarios de un sistema absolutista y centralista. Esta guerra, una guerra
civil con intervención extranjera, terminó con la retirada de apoyo a la causa austriaco-catalana,
principalmente por parte inglesa, y la entrada a sangre y fuego de las tropas
borbónicas en Barcelona el 11 de septiembre de 1714.
Puede parecer anacrónico y fuera de lugar recordar esto, pero sería ignorar que buena parte del mensaje independentista hunde sus raíces, junto acontecimientos más recientes,
en esos hechos históricos. No es casual que la Diada, cada año con mayor
poder de convocatoria, se celebre un 11 de septiembre. Y no se debe desdeñar a un pueblo capaz de conmemorar su derrota.
Pero
estos hechos históricos no explican por sí mismos el auge actual del independentismo. La sociedad catalana
actual, incluso el origen de buena parte de ella, es muy diferente de aquella a
la que nos remite la historia. Diferente es el contexto europeo, una Europa
que, con contradicciones y no siempre en sentido favorable a los ciudadanos,
avanza en el derribo de fronteras. También diferentes
son los principales actores del movimiento secesionista. Si en el pasado éste estaba encabezado y dirigido por la nobleza y los poderes
feudales apegados a su tierra y sus derechos ancestrales, en la actualidad
quienes lo impulsan son partidos políticos de raíz
nacionalista, cada uno con sus particulares intereses. El antiguo poder feudal,
al menos buena parte de él, convertido hoy en pujante capitalismo,
parece haberse echado a un lado. El dinero no entiende de sentimientos ni
fronteras; hace cálculos para, de una u otra forma, siempre ganar.
Quizá sean otros,
dos principalmente, los factores que han dado alas al independentismo: La
crisis económica, y las torpezas del Gobierno del Estado, sobre todo del
partido que sustenta el Gobierno actual, en su relación con Cataluña.
Recientemente, J.Stiglitz, Nobel de Economía 2001, afirmaba en una entrevista: “El auge
independentista catalán se debe a la austeridad”. Es evidente que la política económica pilotada por la UE y aplicada por el Gobierno español, su alumno aventajado, ha provocado una quiebra social, un
descontento generalizado que las fuerzas soberanistas catalanas han sabido
convertir en caldo de cultivo independentista.
Aunque el actual Gobierno de la Generalitat,
fiel a sus planteamientos ideológicos en materia económica, aplicó en el ámbito de su
competencia medidas de recortes en prestaciones y servicios públicos similares a las practicadas por el Gobierno central, está logrando, situándose de perfil y parapetándose tras la estelada, señalar como
responsables de “su”
crisis a
otros, ajenos a Cataluña. El déficit en la
balanza fiscal se utiliza para hacer calar eslóganes, no
expresados explícitamente pero sí de forma más o menos
sibilina, tan eficaces como el “España nos roba”, obviando, interesadamente, que quienes roban a los catalanes son
los mismos que se lucran del resto de españoles, o con
mensajes falsos como “en una Cataluña
independiente no se hubieran producido recortes”
Esos factores, el económico y, quizá en menor medida, el histórico sentimental, han hinchado las velas al fenómeno independentista. Causa perplejidad, si la económica es razón principal, el extraño maridaje de las fuerzas políticas que
impulsan el proceso: desde la derecha liberal-capitalista hasta los
anticapitalistas.
Se pueden entender las razones, y el interés, de Convergencia -partido que en distintas legislaturas fue el cómodo bastón en el que se apoyaron los gobiernos de
la nación, tanto del PSOE como del PP, cuando éstos se encontraron
en minoría- para acelerar el proceso en eludir las responsabilidades de su
gestión económica que le estaba provocando la pérdida de
apoyo electoral, o tapar el que ya parece demostrado saqueo del 3% asociado a
la financiación del partido, además del escandaloso enriquecimiento de la
familia Pujol, pero no parece que se pueda entender, al menos desde
planteamientos de izquierda, la sumisión de quienes
así se definen a esa estrategia. Se supone que uno de los pilares
ideológicos de la izquierda es la solidaridad y no resulta creíble que quienes se oponen al trasvase de recursos entre
comunidades y colectivos de población en función de su
nivel de desarrollo y riqueza -sin entrar en la más que
discutible política fiscal desarrollada por el actual Gobierno central, algo que
debiera ser tarea de catalanes y del
resto de españoles cambiar- vayan a desarrollar una política solidaria con las comarcas y los sectores populares más desfavorecidos de la sociedad catalana.
No parece razonable que el independentismo
aparque o difumine el conflicto o confrontación entre esos
diferentes intereses. No es propio de quién se define
de izquierdas el “sálvese quién pueda”, más cuando con el que intenta compartir salvavidas es quien le arrojó al mar. Menos se entiende aún cuando el
poder financiero abatió toda frontera situando a los ciudadanos
ante el reto de unirse, saltando también las
fronteras, para hacer frente a la voracidad de ese poder.
Soy
de los que piensan que la única patria que merece la pena es aquella
que no tiene fronteras.(aunque esto solo sea un oxímoron, esa
palabreja tan de moda en los últimos tiempos)
Si miramos atrás no todos
los movimientos de rebelión en Cataluña han tenido
como objetivo la independencia. La izquierda catalana no ha sido independentista.
Ésta, uno de las principales arietes contra la Dictadura, alcanzó su máxima expresión con La Asamblea de Cataluña. Sus reivindicaciones, aún pueden
resonar en los oídos de quienes tenemos más de
cincuenta años, eran Llibertat, Amnistía, Estatut d’Autonomía. El PSUC primero y el PSC después fueron el crisol en el que se fundían y amalgamaban
las culturas y sensibilidades que mayoritariamente componían la sociedad catalana, independientemente de su origen o
procedencia. Muy mal se han tenido que hacer las cosas para que fuerzas políticas llamadas de izquierda, marginales durante los cuarenta años de democracia, ocupen hoy la centralidad de la política y puedan embarcarse junto a la derecha catalana de siempre en
esta insolidaria aventura soberanista.
Resulta chocante ver ondear al viento
banderas esteladas de triángulo amarillo con estrella roja junto a
otras de triángulo azul y estrella blanca unidas por el alborozo de la
independencia, como si en Cataluña, también en el
resto de España, no hubiese graves problemas que las separan
Difícilmente
estos factores, el histórico-sentimental y el económico, hubieran calado en la sociedad catalana de no estar acompañados de otro decisivo: la
actuación, por acción u omisión, del
Gobierno central y del partido que lo sustenta. La torpeza demostrada con el
Estatuto, votado en referéndum en Cataluña y aprobado
por el Parlamento español, echó en brazos
del independentismo amplios sectores de la sociedad catalana que como mucho
eran federalistas. La sentencia del Tribunal Constitucional, actuando a
instancias del Partido Popular, que anuló partes
sensibles de ese estatuto, contribuyó a que las instituciones del estado
fueran miradas con mayor recelo. No se puede olvidar que este Tribunal, y la
mayoría del poder judicial, actúa bajo la
influencia del poder político que es el que, en buena parte, le
nombra. (Sospechoso resulta que sea precisamente ahora, y no hace años, cuando se aceleren las causas por el enriquecimiento de la
familia Pujol y “mordidas” del 3%. Estos hechos con todos los visos
de delictivos, conocidos desde hacía largo tiempo, inducen a pensar que,
desde el Gobierno, se puso freno a la actuación de la
justicia a cambio de mantener dormido el independentismo)
Junto a la torpeza con relación al Estatuto, y otras actuaciones, el Gobierno de la nación ha permanecido impasible, tal vez por interés electoral, ante la realidad cambiante en Cataluña.
Una realidad que, me temo, está dando buenos réditos electorales tanto al Sr. Rajoy como
al Sr. Mas. Se podría decir que, mutuamente, se están haciendo
su respectiva campaña electoral. Son ellos, desde el poder político que representan, quienes, envueltos en las banderas que dicen
defender, alimentan las calderas de la confrontación.
El
Gobierno que salga de las urnas el próximo 20-D
tiene ante sí difíciles retos: las rupturas, cuando se solapan las causas que las
provocan, son mucho más difíciles de
soldar. Lograr que los apoyos a la causa independentista no continúen creciendo y ganar a sectores que hoy le dan su apoyo a través de soluciones de entendimiento, desde el respeto mutuo, debiera
ser objetivo prioritario. Aunque siempre habrá una parte
de irreductibles, respetables si actúan democráticamente, el independentismo no es monolítico, tiene fisuras izquierda/derecha independentistas/
federalistas.
Ayudaría a ello
entablar un diálogo partiendo del reconocimiento de las diferencias y trabajar
por eliminar los prejuicios, recelos y
anti que, interesadamente, se han sembrado y han tomado arraigo entre
amplios sectores de la sociedad catalana, y, también,
contrapuestos, en buena parte fuera de Cataluña.
Imprescindible resultaría echar a los talibanes políticos, personajes cuyo
medio de subsistir es la confrontación nacionalista, y que pululan por todo el
Estado. Eliminar el lenguaje tabernario, chula tú, chulo yo,
de esta confrontación política.
El próximo
Gobierno debería actuar con valentía, con visión amplia de
futuro, de todo el conjunto, no con la miopía de
intereses particulares cortoplacistas. Ilusionando a una gran mayoría de la sociedad con un solidario proyecto común.
Retos de similar o mayor envergadura se han
superado, al menos transitoriamente, actuando con ciertas dosis de cordura
democrática, en Quebec y más recientemente en Escocia.
Claro que éstas solo
son algunas opiniones personales, plagadas de lugares comunes, formuladas con
la vana ilusión de que, al menos parte de ellas, sean compartidas por quienes
salgan elegidos para formar gobierno el 20-D.
Antes de terminar las ya demasiado largas y
tediosas divagaciones, regreso al principio para reafirmar aquí mi agradecimiento a aquél profesor de Corias. Él propició, aunque para ello utilizara cierto
maniqueísmo, que comenzara a
valorar la pluralidad, la diversidad de los pueblos de España, y fuera creciendo en mí el interés hacia la cultura y la historia catalana.
El fútbol siempre
lo seguí a cierta distancia, nunca fui lo que se conoce como forofo.
Reconozco que el Barça me permitió distraer
durante ratos buenos y malos, los últimos años más bien buenos. Pero ya
sabemos, este tema, como tantos otros, mientras en algunos despierta pasiones
para otros solo es una solemne tontería.
ulpiano rodríguez calvo
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10 comentarios:
Seguro que en los años de Corias hasta el Padre Jaime como profesor de Historia, hubiera aprobado esta exposición cronológica que ha hecho Ulpiano de ciertos acontecimientos históricos acaecidos en Cataluña, de los cuales el autor piensa que vienen ahora estos deseos separatistas. Lo que sí tenemos todos claro es que, el Padre Jaime como futbolero en aquellos tiempos, por quién realmente perdía los estribos era solamente por el Narcea Fútbol Club y no por ningún otro equipo de fuera. En el pie de la foto he puesto los años del curso, pero ha sido más bien a tanteo; si alguno sabe el año exacto con seguridad que lo diga y yo lo corrijo.
Benjamin solo dos puntualizaciones,el equipo no es del Instituto,es el del Curso....tal
La otra,no es el cubanin sino el hermano mayo qu,solamente estudio uno o dos años en
Corias.La fecha creo que es correcta.
Benjamín, del aprobado tengo dudas. De lo que no tengo duda es del cero que recibiría, no solo en historia también en conducta, si en una de aquellas clases dijera ante el P. Jaime que, una vez muerto Fernando, el nieto de éste, Carlos el Emperador, había mantenido un apasionado romance amoroso con su abuelastra Germana.
Ulpiano, no creas que el P. Jaime como buen conocedor de la historia de estas familias de la realeza, seguro que tenía muy claro que estaban llenas de degenerados y de tarados. Lo que pasaba es que el sistema le obligaba a edulcorar los hechos para que pareciesen normales. Seguro que para su interior habrá dicho en más de una ocasión: a estos pardillos de alumnos no les estoy contando más que mentiras; vergüenza debiera sentir.
Este relato de Ulpiano, tan detallado y documentado, ya me supera con creces.
Razón tiene Galán de que sería matrícula del P.Jaime, a no ser que el tema sexual restara puntuación a la asignatura, y pasara a debate en la recreación de la esquina con la consiguiente votación (con habas blancas y negras) para la nota de conducta.
En la serie que nos presentaba TVE, los lunes, nos van poniendo un poco al día de los personajes que nos fueron representando a lo largo de los tiempos.
Siempre tenía entendido que el reinado de Carlos I había sido de gran prosperidad económica y no parece que así fuera.
Ulpiano, los arreglos matrimoniales, en aquella época, estaban a la orden del día y mas bien parece que la alcoba solucinaba más conflictos que hoy el congreso de los diputados.
Sobre la foto, tampoco tengo la fecha y se trataba de una liga que habíamos formado entre varios cursos y cuyos partidos se jugaban el sábado por la tarde.
El equipo se formaba con 9 jugadores. Nosotros éramos 10 pero, ni Legazpi ni Galán jugaban, por lo que teníamos que recurrir a traspasos de otros equipos para completar la plantilla. En este caso era cubanón, como bien dice Eduardo R.V.G, el prestado, como portero suplente. El titular solía ser un servidor.
No recuerdo muy bien el resultado, pero creo que la habían ganado los de tercero que tenían varios muy competentes.
Si a los austrias nos los presentan de esta guisa, no digamos nada de la siguiente dinastía,
Tampoco es mala la memoria de Samuel,no solamente se os gano en futbol,pues el repaso que os dimos en Balón-Mano fue de escándalo, como seria que una "destacada figura"del equipo perdedor perdió la compostura teniendo que intermediar Caramelo..
Cunu’n vranu espurriu
chegan las primeiras chuvias,
qui duran solu tres chunas
pichandu outra vez al friu.
Sutrumiu toy güei culega
pur las nuticias qui ouyí,
il qui ya nun està aiquí
ia nuestru Pilgar de pega.
Algunos ya estábamos extrañados por tu silencio, José Manuel. Parece que solo se trataba de un acopio de fuerzas para rizar el rizo y sorprendernos con estos versos en asturianu.
Apuntas en ellos una noticia que no terminas de desvelar y me deja un tanto inquieto. El celebrado personaje que citas, ¿dejó solo el blog o también este mundo dejó?
Con la historia y comentarios
narra el vate de Limés
los precedentes, tal vez,
de Mas’es insolidarios.
No nos engañáis Pujoles!
Artur Mas no nos vaciles!
vuestros actos inciviles
tocan mucho los bemoles.
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