viernes, 24 de abril de 2015
UNA CURIOSIDAD CASI INFANTIL
Esta mañana durante el
recorrido habitual que hacemos por el
campo mi señora y yo, a pesar de que llevamos juntos más de cuarenta años, la
he dejado gratamente sorprendida, cosa
difícil por otro lado, y fue por mostrarle algo muy simple que, a los que nos gusta saber cosas de los árboles,
no nos sorprende demasiado porque ya lo hemos presenciado infinidad de veces.
La cosa partió al ver en
el suelo unas simples semillas de arce, plágano o pládano y se me ocurrió explicarle el por qué
tenían forma de ala. Pues bien, estas semillas llamadas sámaras van unidas a una
especie de paracaídas o ala vegetal muy fina, de
configuración muy parecida a las de algunos
insectos y también a las de ciertos artilugios
mecánicos voladores. Este tipo de semillas
las producen los arces y también
los fresnos y los olmos entre otros.
Una vez cumplidas y maduras, llegada la hora de tener que desprenderse
de las ramas y caer al suelo para su próxima germinación, no lo hacen en caída vertical simplemente atraídas por la fuerza
de la gravedad, sino que gracias a su perfil aerodinámico, nada más soltarse de la rama e iniciar la caída libre comienzan a girar como lo haría el
rotor de un helicóptero y durante el
descenso, que puede ser desde una altura mínima de unos tres-cuatro metros hasta más de diez, según la altura del árbol, cuando llegan al suelo ya han logrado distanciarse en horizontal del tronco del que provienen varios metros, eso sin que haya apenas aire; y en
el caso de que corra un poco de viento, entonces pueden alejarse bastante más metros.
La naturaleza hace
esto como uno de los muchos sistema de dispersión natural con los que cuenta, para que
las semillas no caigan todas en el mismo lugar
y así se alejen del árbol
madre y entre sí también, con el fin de que cuando
germinen y salgan los nuevos árboles, no crezcan hacinados y tengan que disputarse
la luz solar y los nutrientes del suelo
entre ellos.
Para poder presenciar esto no hace falta ir al monte, simplemente en los parques donde haya de estos árboles, durante el otoño es muy frecuente el poder presenciar la caída de forma natural de estas semillas giratorias voladoras. En mi caso, como ya estábamos fuera de época para que esto se produjera, he improvisado una pequeña demostración y he
cogido una de las sámaras que había en el suelo y
la he lanzado al aire. Mi acompañanta como nunca lo había observado, se quedó medio embelesada al ver la semilla descender girando a toda
velocidad hasta aterrizar a una distancia de cuatro o cinco metros lejos de mí.
Tal fue el éxito de la prueba, que le tuve que proporcionar
dos o tres sámaras más (las de la foto) y durante un buen rato no paró de lanzarlas al aire una y otra vez para verlas bajar dando vueltas, como
si de una criatura se tratara.
Está claro que nos volvemos
como niños, pero también es cierto que lo bonito gusta a todos: a pequeños y a grandes.
B. G. G. bloguero “Prior”
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4 comentarios:
Galán perfecta la lección sobre las semillas aladas de ciertos árboles, paso a contar: En el año 84 el I.E. Femenino pasa a mixto con el nombre de I.E.S. Aramo,por lo que se cubren plazas de Profes de E.Física"hombres",significando mi aterrizaje en dicho Centro.Por todo ello se realizan obras en el patio, queda una franja de de tierrra que rodeaba una mini-pista Fílandesa, un profe de Ingles plata un Abeto, un Ciprés y un Fresno.En el año 2009,al finalizar mí labor docente quedan en el patio Cuatro Fresno que nadie plantó.
En el jardín tengo dos de estos ejemplares de los que habla Galán y que por mi tierra son pládanos, también llamados falso plátano.
Hace unos días, al segar el césped, pude comprobar que, a su alrededor, había unos doscientos retoños en un radio de unos 4 metros. Lo que no acabo de entender es cómo logran germinar estas semillas si no están en contacto con la tierra, ya que el césped tiene unos 4 ó 5 centímetros de alto?.
El más llamativo de estos sistemas de dispersión es el Diente de León con su paracaidas que lo puede transportar a enormes distancias.
Y uno de los curiosos es el muérdago que utiliza una especie de pegamento para descolgar sus semillas y que queden adheridas en las ramas inferiores.
Las tengo en las terrazas,lo mismo en la de delante que en la de atras,efectivamente vienen volando como las helices de los helicopteros,ya sabes,Benjamin,estoy rodeada de arboles,por la parte de delante y por la de atras y me son conocidas
Benjamín, hace unos días, en un parque en Oviedo, vi una semilla de éstas y no pude resistir la tentación de cogerla y dejarla caer desde la mayor altura que pude para observar el efecto que describes. Yo no sabía de tal cosa.
A este paso, entre el Blog y el “feisbuk” nos haces a todos expertos en flores, plantas, árboles, etc.
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