jueves, 30 de septiembre de 2010
UNAS GAFAS 3S PARA JOSEMANUEL - GERA
Hace unos días me hallaba inserto en el grupo que después de una, entre emocionante y mágica, eucaristía –de la que bien debiera escribir todo un capítulo de agradecimiento, y por la que también yo diera un doblón por describirla-, inserto decía en un grupo de más de cincuenta entre ex alumnos –cómo ha proliferado, desgraciadamente, este sustantivo: “mi ex, ex cura, ex…- , ex profesores,…, recorriendo la obra que se viene realizando en el ex monasterio, ex convento, EX INSTITUTO, de Corias obras que pretenden convertirlo en lugar de hostelería, es decir en un parador con ochenta habitaciones, según nos han dicho.
Ha sido una gran idea, ese breve recorrido. El jefe de obra que amablemente se brindó a encabezar el grupo iba desgranando las características técnicas, funcionales y formales de los diversos ámbitos que íbamos recorriendo. Me agradó que se sabía el uso anterior de cada uno de aquellos volúmenes y que incluso se había guardado el hermoso cuadro que un pintor de renombre había realizado “in situ”,y a la vista de alumnos en el frontis del taller de madera. Se mostraba complacido de haber recuperado gran parte de la madera de suelos y de conservar toda la carpintería posible.
Iban brotando paralelamente comentarios, vivencias, ora de Balsera ora de Pacuti,… Cierto que el momento no era adecuado para filosofar, pues allí, entonces, también prima lo de “Primun vivere deinde philosophare”. Más, aún así, auscultaba yo los paramentos verticales, pues los suelos y los techos habían sido sustituidos, en busca de las huellas con que la cultura habría suscitado, impregnado, a modo de argamasa, entre los mampuestos. No veía nada. Esperaba ver rezumar muro abajo la viscosa sabia de tantas lecciones sabiamente expuestas; sabiamente aprehendidas. ¡Cuántos deberes cumplidos; cuántas ilusiones surgidas, ideas que eclosionan pues en ninguna otra parte del mundo eclosionan como aquí,…! Nada, no sé si por el barullo, el miedo a tropezar y caer ridículamente, o la falta de agudeza, pero el cromatismo y la acústica parecían ajenas a mi desasosiego.
Evocaba constantemente, al ver la figura del padre Basilio, su delicada, (por utilizar una de las palabras a que se refería la primera lectura), delicada y didáctica eucaristía… (“¡Dios que buen “vasayo”… Si “obiese” muchos curas así…!”).
Me acordé entonces de las gafas que nos dieron para ver la película de Avatar, gafas 3d, expresión un tanto snob. Y es que, ¡claro!, aquí también son necesarias unas “gafas” especiales: Gafas 3-S, es decir gafas capaces de ver sentimientos, sin pre-juicios; generosas.
¡Cómo luce la luz! Muchos monitores se postulan con dieciséis millones de colores. Pues quién quita que sus diseñadores hayan pasado por allí. Allí, estaban todos: cianos, magentas, verdes,…, todos. Claro que, como muy bien sabes, de la mezcla de todos sale el blanco: el blanco de las paredes aquellas. ¡Qué figuras del padre Eutimio, qué fórmulas de la química orgánica de Carmelo,…qué versos escogidos por Morán, …! Perdonad Coque, Lisardo, Jaime, Conrado,… ¡Oye, pero es que aquellas exudaciones, aquel pingar, ocupaban toda la pared; hasta el suelo! Item más, esas gafas, de amplio espectro, descubren la música, silenciosa hasta entonces, alojada en la caña de una flauta, llenándola, esperando tu presencia.
Y es que como dijo Hubert Reeves, ''La realidad tiene sus propias formas de desbordarnos por todos los lados''. O como subraya Dostoievski: ''Yo he visto la verdad. No es como si yo la hubiera inventado con mi espíritu. La he visto. Yo, la he visto…''
Otro día, otra dosis. Nunca será suficiente para agradecer tanto bien. Soy Josemanuel GERA, y como dice el padre Basilio, ¡salud!
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