miércoles, 30 de octubre de 2013
MISTERIOS DE CORIAS. UNA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA
Por educación o carácter, o ambas cosas a la vez, suele provocar pudor
escribir sobre sí mismo. Sin embargo, si es de vez en cuando, puede resultar
saludable arrojarse a esa piscina.
I
Existen hechos que, al recordarlos, y sin importar el tiempo
transcurrido, aparecen rodeados de un halo de misterio. Es evidente que tienen
explicación, todos los acontecimientos terrenos la tienen, solo los sobrenaturales no la
tienen, pero en esos, con respeto a los creyentes, ya me resulta difícil creer.
¡Qué le voy hacer!
Hace algún tiempo recordaba el hallazgo de un alijo de latas
de conservas cuando nos bañábamos en el pozo del Chandeo. Aparecieron
enterradas, en importante cantidad, bajo los cantos rodados de la orilla del
río. Más allá de ciertas conjeturas, continúa, cincuenta años después, siendo,
al menos para mí, un episodio intrigante. Eso que suele llamarse misterio.
He perdido la esperanza de desvelarlo, con razón escriben
algunos poetas, cabalgando aconteceres de mayor enjundia, sobre vidas pobladas
por reales o difusos sueños. La llave que podría dar luz al enigma permanecerá,
por el tiempo transcurrido, bajo tierra junto a quien enterró el alijo, si ello
fue realidad y no invención.
Ahora recuerdo otro descubrimiento, consciente de que la
indagación sobre su origen concluirá también en rotundo fracaso: la aparición
de un texto de la
Constitución de la II
República Española en el patio del convento de Corias.
Tal vez esto pueda parecer baladí a las posteriores
generaciones. Sin embargo, para quienes nacimos y crecimos con la no tan lejana
guerra retumbando en los oídos, una guerra que aún velaba de miedo la mirada de muchos padres y
abuelos, encontrar algo así podía resultar tan desconocido como peligroso.
Intentaré contar las circunstancias de ese hallazgo. Yo era
externo, ya lo he referido muchas veces, y acudía al instituto en bicicleta
recorriendo los seis kilómetros que separan Corias de Limés. Durante los primeros
cursos mi madre me ponía la comida en una pequeña fardela. El menú variaba
poco, chorizo, tocino, cecina, jamón, algún trozo de tortilla, una o dos
chuletas, si era tiempo de matanza, y un buen mendrugo de pan, también hecho en
casa. No era muy variado pero me sabía a gloria. No incluía potajes, no los
podía calentar. Éstos los desayunaba. Mi madre se levantaba muy temprano,
encendía la cocina de leña y me preparaba un potaje de patata con unos granos
de arroz y un refrito de cebolla y pimentón. Por allí le llamaban pote de
“achada”. Me encantaba, además - en las mañanas blancas de helada, de prados
alfombrados por parda hierba erizada de escarcha y arroyos ribeteados de
ambarinas barbas- ayudaba a vencer los afilados y feroces cuchillos del frío,
implacable acosador en aquellas tempranas horas sobre la bicicleta. Mi madre,
mientras vivió, continuó haciendo ese potaje, solo cuando yo regresaba, para
que desayunara.
Cuando no llovía – con temporal me refugiaba en la entrada donde ahora se
encuentra la recepción del parador- comía solo, sentado en la pared, ya
inexistente, que cerraba el prado de los frailes entre la carretera y el río. El
resto de externos o eran mediopensionistas o iban a comer a sus casas. Comer
allí con buen tiempo resultaba agradable-quizá, aunque no sea exclusivo, el
placer de comer al aire libre es algo que llevamos en los genes quienes nacimos
en aldeas rodeadas de montañas, prados y bosques-. El tráfico, entonces escaso,
no molestaba, sí entretenía a una imaginación siempre dispuesta a viajar hacia
lugares lejanos en el primer vehículo que pasara.
Un día, al regresar de dar cuenta del condumio, y como
ocurría casi siempre, los patios, claustros y pasillos estaban desiertos. Solo
se percibía el lejano rumor del entrechocar de platos y cubiertos. Profesores,
internos y mediopensionistas aún estaban comiendo.
Dispuesto a esperar la salida de algún colega con el que
intercambiar algún anhelo o cuita y matar el rato antes de tornar a clase, me
llamó la atención un libro o folleto de llamativos colores: rojo, amarillo y
morado, depositado, bien visible, sobre un montón de ladrillos y sacos de arena,
supongo que preparados para alguna obra en el convento. Al acercarme, acerté a
leer “República” y “Constitución”. Atrapado por una irresistible atracción
hacia aquello, desconocido y prohibido- tal vez por estar ya desguarnecido de
las creencias absolutas impartidas y buscar otro sentido a la vida- y tras
cerciorarme de estar solo, sin miradas delatoras, guardé en la fardela de la
merienda aquél, entonces para mí, enigmático libro.
No comenté con nadie de Corias el hallazgo. Lo impidió el
temor, no infundado, a que un oído no deseado, con capacidad de influir en la ya
maltrecha nota de conducta - maltrecha por el cándido episodio de un fraile y
la foto de una mujer ligera de ropa en el que yo había estado implicado-
actuase de nuevo, no solo restando en la estigmatizante nota, sino también despojándome
del hallazgo.
Una vez en Limés, recluido en la habitación,
estuve intentando descifrar el sentido de aquellos artículos redactados con
lenguaje y conceptos novedosos. Tan distintos eran de las enseñanzas
“oficiales” de la FEN-
éstos hablaban del ampuloso “destino en lo universal”, del periclitado “imperio
de Isabel y Fernando”, o de “héroes de la patria vestidos de camisa azul”,
mientras, el escueto texto recién llegado, hablaba de “derechos” y “deberes”
ciudadanos, de “democracia” y “libertad”-. Parecían lenguajes tan antagónicos que,
junto al analfabetismo político, propios de aquella edad y época, convertía
aquél articulado, al menos para mí, en algo inextricable.
Tampoco me sirvió de mucho su lectura junto a dos amigos de
Limés con los que mantenía más estrecha relación. Con éstos, aunque cinco o
seis años mayores, compartía fantasías, idealizadas y primarias, de justicia
social alimentadas por los movimientos de liberación que a principios de los
sesenta eclosionaban por el mundo. El eco de la incipiente lucha antifranquista
llegaba a Cangas deformado y muy quedo. Ellos trabajaban por cuenta ajena,
arrancados a edad temprana de la escuela, casi desde que tenían uso de razón, y
sus “conceptos políticos” estaban guiados solo por un albor de intuición.
Un día, aquel ejemplar de la Constitución
desapareció. Fue a raíz de que mi madre me descubriese enfrascado en su
lectura. Lo busqué por todas partes y ella, cuando le pregunté, negó saber nada
de él. Pero, aún hoy, sospecho que fue ella quién lo hizo desaparecer.
Mi madre era una de
esas mujeres a las que la guerra dejó una huella de miedo y de tristeza,
adivinada en la mirada. Razones tenía y seguro estoy de encontrarlas en hechos
ocurridos, al acabar la guerra, en las tapias del cementerio de Arayón, donde
maleza y olvido era el único homenaje permitido. Solo pensar que yo pudiera
tener igual destino la llenaba de pavor. Sé que lo pasó muy mal, aunque
evitábamos hablar de ello, cuando me metí, pocos años después, en problemas
políticos. Por eso, al lograr la democracia, tampoco le quise recordar aquellas,
seguro que para ella, aún dolorosas historias.
II
El reencuentro con la realidad republicana se produjo, casi
recién llegado a Madrid, pocos años después. Allí entablé, en circunstancias
que no vienen al caso, relación con dos antiguos republicanos. Estos, cuando no
estaban en la cárcel por sus ideas políticas, tenían a gala celebrar el 14 de
abril colocando banderas republicanas, confeccionadas por ellos con ayuda de
sus mujeres, por las calles de Madrid.Un día de típico cielo añil madrileño,
bañado por el tibio sol de comienzos de abril, estábamos sentados los tres en
la terraza de un bar situado en lo que entonces era un arrabal sin apenas
asfaltar, y que años después, se llamó Triángulo de Oro albergando edificios
emblemáticos como la
Torre Picasso. En aquel lugar, bajo los sarmientos de una
parra de yemas reventonas que habría de ofrecer su sombra en las tórridas
tardes de estío, ante una jarra de Cebreros y bocadillos de gallinejas, muy
alabados por ellos, mientras en mí, a pesar del esfuerzo por compartir, aquellas
fritangas provocaban cierta repulsión, me preguntaron si quería acompañarles en
la cercana celebración. No lo pensé mucho; aunque con ideas políticas aún
difusas, el sistema político imperante para nada me gustaba.
A tal fin, el 14 de abril, nos citamos a las cinco de la mañana, esa hora incierta que
cabalga la noche y el día, para colocar las banderas en un tramo de la Calle Bravo Murillo. Concretamente
entre Cuatro Caminos y Tetuán.
Formábamos un grupo dispar, al menos en edad, ellos
sobrepasaban los sesenta, yo rondaba los veinte. Las banderas tricolores eran
de reducidas dimensiones y tenían un mástil de madera en el que se sujetaba una
cuerda; en el otro extremo de la cuerda iba atada una piedra. La técnica de
colocación -similar al método empleado años después por esa moda un tanto estúpida,
afortunadamente parece que en desuso, para colgar los zapatos de los cables que
cruzan la calle- era, teniendo buen tino, sencilla, y Martín, uno de los dos
veteranos, dueño de una carpintería en la que trabajaba junto a sus hijos, lo
tenía. Él era el encargado de lanzar y dejar colgadas las banderas de los
cables que atravesaban la calle. El otro, Fermín, ya jubilado, se encargaba de
la vigilancia y de avisar si aparecía la policía o cualquier otro personaje con
aviesas intenciones. A mí, neófito conspirador, me encomendaron llevar las
banderas haciendo de suministrador a Martín, con instrucciones precisas, en
caso de aparecer la policía, de salir por pies hacia las callejuelas laterales
y no parar de correr hasta poner a buen recaudo el alijo de banderas.
Cumplimos nuestro propósito con precisión y, salvo pasajeros
sobresaltos, casi siempre provocados por Fermín que tenía el silbido de alerta
un tanto flojo, sin mayores incidentes.
Por mi parte, creo recordar que, aunque entonces podía acarrear años de cárcel
lo que hoy parece tan inocuo como reivindicativo, la tensión experimentada casi
impidió que se asomara el miedo.
A las seis de la mañana, cuando abrían las puertas del metro,
ya ondeaban unas quince de esas banderas por Bravo Murillo. Nos desperdigamos
y, como hasta las 7,30 no entraba a trabajar, me fui a tomar un café con
churros al Brillante de Cuatro Caminos que acababa de abrir. Después retorné caminando por la misma calle
hasta Plaza Castilla, donde a diario cogía el autobús de la empresa, y pude
solazarme contemplando el espectáculo de los “grises” subidos en escaleras
intentando quitar las banderas entre la expectación de vecinos y viandantes.
Debo admitir que la euforia que me embargaba por el éxito de la acción
desarrollada se esfumó en parte al escuchar a unos chavales, más o menos de mi
edad, preguntar de qué país eran aquellas banderas. Sois prueba evidente, les
respondió en bajo tono alguien de avanzada edad, de la eficacia con que se está
borrando una parte de la historia reciente.
Así fue, lejos de mayor transcendencia, épica o
arrepentimiento, mi bautismo en la causa ¿republicana? ¿contra aquél sistema?
Ahora, por el tiempo
transcurrido y acontecimientos posteriores, parece que todo forme parte de otra
vida anterior y que algunos de estos recuerdos solo sean mera fabulación para
entretenerme un rato.
Ulpiano Rodríguez
Calvo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
25 comentarios:
Ulpiano, aunque tu magnífica y excelente narración pueda levantar ampollas a algun@, únicamente puedo decirte 'chapeau'. Saludos.
JulioAC, ¿porqué va a levantar ampollas el relato de Ulpiano?. Plasma unos hechos que le sucedieron de manera natural y magistral al relatarnos sus vivencias.
Me hace reir el relato de las banderas republicanas. A mí me ocurrió lo contrario dentro del Régimen. En 1970, Por las fiestas del Rosario en Pola de Lena, salgo de patrulla (andando).Los coches tardarían en llegar. Eramos unos guajes, los dos teníamos 19 años, como era unos meses mayor me correspondía la dirección del servicio. Sobre las 4 de la mañana entablamos conversación con una pandilla de Mieres, entre los que se encontraba un conocido mío .Nos liaron y fuimos a comer unos chocolates con churros. A las 5,30, nos despedimos todos cariñosamente, pues a las 6 acabábamos el servicio, en la papeleta no hice constar ninguna novedad, al desarrollarse todo con normalidad. Llevaba una hora durmiendo, cuando me despiertan bruscamente. Un compañero me dice, ¡el Sargento quiere hablar contigo!. Pensé ¡ mal asunto!. Medio amomiao entro, y lo primero que me suelta en tono imperativo es: “ usted no se entera de nada, acaba de aparecer toda Pola con pintadas contra el Jefe del Estado”. Después de la bronca, tuve suerte me dejó volver a la cama, mientras mis compañeros con cubos de agua y cal se afanaban en borrar las pintadas. No pude conciliar el sueño por la risa que me entró, a sabiendas que el conocido de Mieres tenía que ver en el asunto al tenernos tanto tiempo ocupados en contemplar a las guapas rapazas de la cuadrilla, mientras otros se afanaban en embadurnar las paredes en sitios visibles, con toda clase de improperios al Dictador. Hay que tener en cuenta que quedaba poco para iniciarse el proceso de Burgos. En sus esténtores la Dictadura quería morir matando.
Como consecuencia de estos hechos quedé marcado, y me amargaban la existencia. O me iba de Pola o me salía del Cuerpo, aquello era asfixiante. Solicito un curso de Tráfico y no me cursan la instancia. Tuve una gran suerte, dicho curso cuando le quedaban 15 día para finalizarlo, son expulsados los 150 alumnos del mismo, con un arresto disciplinario : 2 meses de calabozo. El motivo:” negarse a entrar en el comedor”, ¡ ni los gochos comerían aquella porquería. Vuelvo a solicitar el curso, esta vez necesitaban gente y me cursan la instancia. Nosotros si entrábamos en el comedor porque era un acto obligatorio, la comida ni probarla, nos alimentábamos a base de bocadillos en la cafetería, era otra forma de engordar las arcas del jefe de turno. Allí pude observar, como los 4 que cumplían arresto en Batalla del Salado, acompañados de la guardia a la cafetería, estaban pálidos como la cera de no tomar el sol, hay que tener en cuenta que eran los meses de mayo junio en Madrid.
Continuación:
De cómo trató la Dictadura a las Fuerzas de O.P. como se nos denominaba en aquella época pongo tres ejemplos que me atañen.
1.- En mi infancia y juventud, no recuerdo ir nunca a un médico a Cangas, eran todos remedios caseros. Las inyecciones en mi casa las ponía mi padre, calentando aquellas jeringuillas en agua hervida para desinfectarlas. Debía asesorarse con el practicante D. Juan, que a bordo de su lambretta, recorría Corias atendiendo a los pacientes. En 1973, destinado en Viveiro (Lugo), me puse enfermo, me atendió el médico de la Beneficencia Municipal que extrañado me dio las medicinas que él tenía de los visitadores médicos. Creo que se llamaba D. Fausto y desde este escrito, mi profundo agradecimiento.
2.- Muerto el Dictador, no teníamos Seguridad social, el 17-12 -76, miles de compañeros de la Policía Armada y Guardia Civil, un caso insólito, se manifiestan en Madrid en demanda de S.S. La represión fue brutal, los que fueron identificados fueron expulsados, “ ipso facto “y “manu militari”.
3.- Con una paga mísera, en julio de 1976, al no tener seguridad social, tuve que pagar 30.000, pts. ( el sueldo de dos meses), en el Hospital Asilo de Luarca, por el nacimiento de mi hija mayor, y previamente los gastos de consultas al ginecólogo. El H. Militar de Oviedo quedaba lejos, carreteras sinuosas y angostas; te exponías a no llegar a tiempo, como le ocurrió a más de un compañero y su mujer dar a luz en el camino .
Yo digo lo que Carlos ¿porque va a levantar ampollas el comentario de Ulpiano,la vida cambia mucho las circunstancias,las coasa pasan porque ocurren simplemente,para unos mal y para otros bien,si es que los ciclos van repitiendose¿o es que no pasan cosas ahora que te parecen espeluznantes? y la gente aguanta,¿porque? porque todo el mundo esta pringao,lo mismo me da, de un lado que de otro,la vida es asi,lo penoso es la demagogia barata que muchos quieren hacernos ver a estas alturas,como si fueramos tontos,la gente comprende mas y tiene mas información,y sin embargo,la gente aguantamos, yo paso de politica,como decia una tia de Castro,cuando le preguntabamos,Mercedes a quien votas,ella siempre nos decia (fuera quien fuera el gobernante) a fulano,que es el que me paga,pues es asi, quiero decirle a Ulpiano que el potaje de arroz ese que le hacia su madre,aqui le llamabamos,en mi casa caldo de albañil,cosa que yo lo hago para Castro muchas veces, porque le encanta,asi que las cosas como digo se repiten,algunas tristemente,que nunca se deberian de repetir,pero como digo los ciclos se repiten inexorablemente,¿porque?ahi esta el quiz de la cuestion, quiza por la ambicion,que ese es un mal muy dificil de erradicar,me acuerdo yo, que habia uno en la mina que trabajaba con Castro, un chico inteligente y estudiao,murio por desgracia de una sorbredosis,trabajaba en el laboratorio habia entrado enchufado,porque con el problema que tenia, en otro sitio no tenia cabida,y murio hace unos cuantos años y siempre nos decia, tener en cuenta que el rico va a ser mas rico y el pobre mas pobre,nos acordamos muchs veces de él, que razon tenia,¿sera verdad eso de que los ciclos siempre se repiten?
Hay un trabajo de Campo(santo)de Manuel Luis Casalderrey desde 2005 hasta 2012.Tras una criba, se quedó con una gavilla de 2.852 inscripciones fuera de lo normal en Camposantos,donde aparecen los siguientes recordatorios.
Apodos
De Demo a Víbora.
Alcumes-nombres-que aparecen.
Cagancho,Carmen a Carralleta,O Carracheiras,Carracho,Carramexo,O Carrañola,O Demo,Dente de Ouro(un apodo peligroso,Diguilindín,O Fogeteiro,A Formiga,O Galiña,La Jicha,O Jreñas,Morcego,A Moucha(viuda do Cuco)A Peinadita,O Peja,O Perrechudo,Piollo,Pisacarallado,O Tolo,O Tumba,O Túzaro,O Víbora,O Vinagre,A Xílgara.
De Hijos.
Un buen número,muestran a la fallecida,con los mismos apellidos que el hijo,generalmente un solo vástago.La finada con mayor número(16)aparece como viuda del Ciego.Seis esquelas ponen de manifiesto la escasez de vocaciones religiosas.Una se declara fanática del Depor.En otra,el finado pide perdón por errores,como persoa,como mestre e como político.A un presidente de un CLUB,se incluye un ruego---Manolo,no nos esperes levantado.ya iremos llegando...Tú a tu aire.
Nombres raros.
Anesia,Almaquio,Basilisa,Cesaltina,Dativo,Deliciosa(Vda. de Divino),Dodolino,Dormilia,Emigdio,Eufrosina,Everilda,Felesmina,Flaudina,Florescena,Fredizvinda,Gudelia,Heresvita,Herlisia,Honestalio,Ilusinda,LODARIO.Un primo mio se llama LODARIO.Melecio,Nicóstrato,Nilamón,Oribio,Orípedes,Orsinia,Quiteria,Sandalia(apellido Zapata)Secinando,Tenia,Teudisela.Apellidos curiosos,Bocadulce,Folla Doblada,Pispeiro...
Mañana Esquelas y Epitafios.
En La Coruña,tarde lluviosa,buena temperatura,mar tranquilo en este momento...la previsión de temnporal era otra...acaso más tarde...
Ulpiano, es una pena que no te dediques a escribir de manera profesional. Tienes unas cualidades, que de cualquier cosa que escribas, al leerlas, infundes paz y sosiego. Además, al menos a mí, siempre me parece poco. Como esos libros que empiezas a leer y, como te gustan, en cuanto tienes un momento sigues leyendo, y cuando los terminas tienes un sentimiento encontrado. Por un lado, ya sabes el desenlace, y por otro, te da pena que se haya terminado.
No deja de ser una casualidad que te encontraras con ese libro. Probablemente si estaban haciendo obra apareció por allí y lo dejaron esperando a ver qué hacían con él, y al pasar tú, que tenías inquietudes en ese aspecto, aprovechaste la circunstancia. También eres un lector nato y cualquier libro te llamaría la atención.
En cuanto a lo que cuentas de las banderas, en aquel momento, había que tener valor.
Cualquier parte de esta entrada me resulta “familiar”. Bueno, con lo de la política me pasa como cuando habláis del vino. Sé de oídas nada más. En mi casa no se hablaba nada de política, pero claro, sí de la guerra.
Mi padre, no sé si en su pueblo de Galicia, no hubo demasiados problemas, nunca hablaba de la guerra tampoco. Él tenía trece años cuando empezó la guerra, y lo que sí le tocó fue ir pronto a la mili –con 18 ó 19 años-y estar cinco allí, pasando por Tánger y más sitios de África y terminando en Aragón. Así que de lo que sí contaba bastante, era de las penalidades de sus cinco años de soldado.
Mi madre hablaba más, pero se limitaba a contar lo que había visto y oído con diez años que tenía. Cosas que leí en libros, publicados hace pocos años, referidas a su maestra, ya las sabía porque me las había contado ella y fueron escritas tal cual –Me refiero a un libro escrito por Mª Antonia Iglesias-. Contaba muchas más cosas, eso es sólo un ejemplo. A ella también le dejó huella de miedo y tristeza.
Un día de estos comentaré lo de las comidas. Pues como digo, me resultan muy familiares.
Carlos, respecto a la pregunta que me haces, que te contesten los interesad@s. Al igual que en otras ocasiones se muestran muy beligerantes, que den la cara ahora, ¿o acaso no se atreven porque el que escribe es Ulpiano?. Saludos.
En el anterior comentario de esta entrada se me olvidó decir que el Prior, como siempre, tenía los libros adecuados para la entrada. Tiene un “don” especial para eso.
Ahora voy a comentar la comida. Yo creo que era muy buena, incluso para ahora. Tenía el inconveniente de ser fría, pero calidad inmejorable. Yo trabajé con gente –hombres y mujeres- que viajaban todos los días desde Oviedo y distancias parecidas y como comida, -los días que tenían jornada partida- traían un sándwich y un yogur o una pieza de fruta. Estoy hablando de los últimos doce años y de hombres y mujeres, funcionarios del grupo A. Yo, sin ninguna duda, comería mucho antes lo que llevabas tu para comer en Corias. La verdad es que yo, en estos tiempos, iría a comer el plato del día a sitios que los hay muy aceptables y no cuestan demasiado dinero. Pero cada persona es libre de decidir en qué se gasta el dinero. Para mí el comer bien, es muy importante.
En cuanto al potaje que desayunabas, de patatas con arroz, a mí me gustaba bastante, y era una de las “variedades” de potaje que se comía en aquellos tiempos, en que el citado potaje era comida obligada. En mi casa, sobre todo de octubre a junio, de lunes a sábado, siempre había algún potaje. Los domingos solía haber cocido o paella. Yo hace muchísimo tiempo que no lo hago, porque a Manolo no le gusta, y dejé de hacerlo, pero ya que lo recordaste, cualquier día lo hago, aunque sea para mí sola. A mí me gusta comer, a mediodía, un plato caliente, potaje, puré, sopa, etc. Así que muchas noches estoy escribiendo aquí y yendo cada poco a la cocina a ver cómo va la comida del día siguiente.
Eso sí, sería incapaz de desayunarlo, pues yo para el desayuno soy muy maniática. Todavía en estos tiempos, desayuno zumo de naranja y café con leche “migado”. Debo de ser la última en la especie que sigue migando el café. Cuando voy de viaje, es lo que más echo de menos.
Los primeros recuerdos que tengo de mi abuela era de levantarse muy temprano para encender la cocina, que era un trabajo ponerla en marcha y que empezara a cocer “el pote”. Luego, cuando mis tíos trabajaban –de canteros o peones, según- por sitios que no fueran más lejos de un kilómetro o poco más, iba a llevarles la comida, con el potaje caliente. Lo llevaba en unas cazuelas de barro, que eran altas y con asas, y debían de llevar un litro o así. Era imprescindible llegar a la una en punto al sitio. Luego ya se fue perdiendo esa costumbre.
Amigo Ulpiano,felicitarte por tu comentario tan claro,conciso y bién escrito,como siempre nos tienes encantados y da gusto leerte,lo digo con orgullo y sinceridad de amigo,pero también tengo que decirte que ayer en un canal de TV hacían unas encuentas hablando sobre Repúblicas o Monarquías y dieron datos concretos,las Repúblicas son muy caras,pero carísimas,mucho más que las Monarquías y yo no entro para nada en políticas,pero así lo declaraban un buen número de viandantes que encuestaban,solo este matiz que seguro no tiene gran importancia,pero es un matiz sin ánimo de polémica,un abrazo.Víctor Gión
Después de varios días sin poder entrar en este aparato y también de haber pasado una semanita por Cangas, puedo entrar en contacto con todos vosotros.
Ulpiano cuenta sus andanzas de juventud que en aquellos tiempos era muy arriesgado y peligroso. Lo que es curioso es que en aquellos momentos alguien dejara con ese aparente descuido un libro o folleto de esas características que le podría traer serios problemas, pues cierto es que en aquella época o te callabas, o te callabas y mucha gente lo pasó muy mal. Yo no lo sentí tan amenazante pero supongo que era porque no tenía esas inquietudes de las que habla Ulpiano o porque vivía otra realidad y no eras tan consciente de lo que pasaba. Yo también estoy segura de que fué su madre la encargada de desaparecer el librito.
Estoy leyendo en este momento "lo que ocultan sus ojos" de Nieves Herrero. Es novela histórica que transcurre en la posguerra, mezclando una historia de amor con la política. De momento llevo pocas páginas, veremos lo que dá de sí.
Me ha gustado mucho tu entrada, que como siempre lo bordas.
Las peripecias de Carlos tampoco tienen desperdicio y eso que él estaba "dentro de la legalidad".
La entradas de Ulpiano siempre traen algo de "cola". Lo bueno es que escribe con tanto detalle que uno piensa por qué demonios no se dedicaría a la narración en lugar de colgar banderas republicanas por las calles de Madrid. Ya en Corias solía tener alguna revista con fotos clasisficadas como de "moral distraida".
Sería muy complicado arriesgarse a criticar quiénes eran los buenos y los malos. Antes los buenos eran unos y ahora resulta que no eran tan buenos; eran regulares, y los malos de antes, ¿son ahora buenos?.
Lobato, vuestra situación igual que otros funcionarios de entonces, como los maestros, era de juzgado de guardia. Recuerdo el cuartel de Navelgas que daba vergüenza entrar en aquellas ¿viviendas?. No había tabiques separando unas habitaciones de otras, eran cortinas que habían colocado, los mismos inquilinos, para tener un poco de intimidad.
Yo tenía un pariente en la Policía Armada (los grises), en Madrid, y se ponía a temblar cada vez que le enviaban a controlar alguna manifestación. Creo recordar que en más de una ocasión se dio de baja para no tener que enfrentarse a lo que no consideraba delito.
Así son las cosas. Los que entonces eran considerados revolucionarios y marchaban al frente, en las manifestaciones, ahora están donde están.
También es curioso contemplar cómo, muchos de éstos, pedían democracia y derechos y ahora, al frente de partidos políticos, parece que se han olvidado de aplicar, dentro de sus formaciones, aquellas reivindicaciones.
Y en Asturias sin gobierno, tamos arreglaos. Lo importante es la disciplina de voto, a los votantes que les den morcilla.
Haxa salú.
Samuel,estaba pensando lo mismo que tú,este rapaz de Limés,buen chaval y bien parecio,que coño hacía a esas horas por aquel Madrid de entonces colocando banderas y expuesto a llevar una paliza de tomo y lomo,si yo lo recuerdo muy bien en Corias y ne era capaz ni de pegar un sello,con lo bien que estaría en la Autónoma haciendo carrera superior de letras,porque con poco esfuerzo a juzgar por sus comentarios en el blog,sacaría sobresalientes,además yo creo que en aquella época no tenías las ideas muy claras y te dejabas influenciar mucho por las compañías de conocidos,a veces no las mejores y si acaso por la lectura de algún libro como el que Ulpiano encontró medio roto y abandonado...ahora que ya vamos teniendo años y se supone que algo más de experiencia de esta vida...te das cuenta que todo es tan relativo...lo que te parecía excelente,ahora lo ves mediocre,aquellas personas en las cuales confiabas...ahora te dejaron mal sabor de boca,como dice el refrán...Predicar no es dar Trigo...y es buena verdad,este tema daría mucho de sí pero creo que es mejor seguir leyendo vuestros estupendos comentarios y dar un buen paseo que hoy invita a ello,así que con un abrazo y celebrando leer a Felipe,Roberto,Olga que hacía días no los leía y siempre es un motivo de alegría,salud y buen día para todos,
PD.Ulpiano...me dirás que soy un atrevido?no lo creas...hiciste lo que te dio la gana...y fué tu vida...yo hice lo mismo...cada cual es LIBRE de elegir,acertar o no es otra historia,pero me temo que tanto tú como yo estamos muy satisfechos con nuestro pasado...y eso es lo más importante,un abrazo cariñoso,Víctor Gión
Anónimo que sea la última vez que te recuerdo abrir una cuenta. Dile a Jesús que te eche una mano y lo invitas a café por el trabajo.
Se me olvidaba comentar que en el querido monasterio además del libro de Ulpiano, las calaveras de otros y las latas de conservas un compañero, cercano al blog, encontró una pistola en perfecto estado, en el desván. Desconozco más detalles del paradero de este artefacto.
Seguimos con buen tiempo y nos vamos acercando al veranillo de S. Martín.
Hace días, más de una semana,que no aparezco por el blog. Espero que nadie haya visto en esta ausencia, al producirse a renglón seguido de publicar algo que pudiera traer polémica-cola dice Samuel- algún atisbo de descortesía. Esta ausencia viene motivada por estar fuera del domicilio habitual, con una conexión incómoda o en precario.
Con relación a la entrada, gracias por la comprensión y las amables palabras que ya me gustaría merecer, solo pretendía, como correctamente fue interpretado por quienes la comentasteis, recordar unos lejanos y ya intrascendentes episodios relacionados con Corias. Porque este blog, abierto a todo tipo de aportaciones,no podría ser de otra manera,tiene su razón de ser, así lo definieron sus creadores y así lo veo, en los recuerdos individuales o compartidos de quienes, de algún modo, estuvimos vinculados con Corias.
Aprovecho la bondad, previo pago, de este ciber para dar dos pinceladas relativas al tiempo y situación económica del lugar donde me encuentro:
El tiempo es el habitual de esta época, casi no cesa de llover y todas las tonalidades del gris lo envuelven todo. Solo de cuando en cuando los rayos de un tímido sol arrancan destellos dorados a los gigantescos árboles de hoja caduca, incendian de rojo los arces y avivan los verdes perennes de otros que no se quieren desvestir. Esos mismos rayos de sol que, al no cesar de llover, levantan por todas partes los majestuosos pórticos del arco iris, y que, cuando consiguen rasgar las densas nubes que cubren las cordilleras del entorno muestran el avance, ladera abajo, de una juguetona nieve, ansiosa de llegar hasta la misma orilla del lago.
La lluvia no me impide caminar, muchas veces sin destino fijo,por las ajetreadas calles del centro, tampoco por los húmedos y aún frondosos parques por los que pasan, sobre veloces bicicletas, oficinistas cubiertos por capas impermeables, corredores de a pie, envueltos en el halo de su sudor y esquivas ardillas en busca de bayas. Mientras,algunas figuras, aparentemente inmóviles, hacen taichi aisladas del resto del mundo.
Si dispusiera de medios, y supiera, enviaría una fotografía para ofrecer una imagen más real y precisa. En ella también se apreciaría alguno de los haces-oro, plata y oro- dependiendo de la hora del día, depositado sobre la superficie del lago por un parpadeo de sol.
Temiendo que no entre la segunda parte que quiero contar envío esto y tras un café intentaré continuar.
Continuación...
Al otro tema al que me quería referir le llamaré economía. Hace unos días el periódico local informaba de la firma del Convenio Laboral de cajeras de supermercado ( Aqui las cadenas más importantes son Manor,Coop y Migros. No existen los Carrefour, Alcampo y demás, para localizar estos es preciso cruzar la frontera francesa situada a poco más de diez km) En este convenio se fijaba un salario mensual para este colectivo de 3.970 Fs, algo más de 3000 euros al cambio. Viniendo desde nuestro atribulado país, donde un salario mileurista es codiciado por cientos de miles o millones de parados, esta cifra llama la atención. Cierto que aqui los precios son más altos, sobre todo las exquisiteces, no tanto los productos básicos, pero también es más cara la ocupación de superficies comerciales y no creo que a los productores locales o foráneos les paguen menos por sus productos.
Esto me induce a dudar de la fiabilidad de la fórmula del dos más dos son cuatro, al menos que no sea así en todas partes. Estas cosas siempre me recuerdan un acertijo muy popular de la mili: Si entre un recluta y un fusil desapareció un chusco, Quién se comió el chusco?
Solo que en este caso el recluta tiene muchos galones.
Samu,tas en todo,hablaré con nuestro común y buen amigo Jesus y le pediré información,la verdad es que me da cierto apuro porque lo veo muy extresao pero...para eso están los amigos entre otras cosas,para que nos ayuden cuando los necesitamos,nun te parez...tamos como queremos con el tiempo amigo Samuel,este es más propio de Verano y tenemos que aprovecharlo,regalos así en Asturias no se dan todos los años,así que a la calle a pasear,un abrazo.
PD buen trabajo del dominico ex,Pepe Morán,ta hecho un fenómeno,a ver si se deja caer por Uvieu y nos tomamos un pastel con un chocolate en la Mallorquina en Milicias,avisa y allí estaremos prestos a pasar un rato entretenido.
Slu2.Galán espero que ya estés dando paseos por la senda de costumbre...pero a pìé que son más seguros.
Víctor, ya veo que hoy perdiste el “anonimato” que adquiriste ayer. Hazle caso a Samuel con lo de “informatizarte”, pero tú sigue con tu buen humor que nos alegras mucho con tus comentarios, siempre tienes gracia. Además nos informas del tiempo y de lo que acontece en Oviedo, das buenos consejos a todos, en fin, que eres un gran pilar para el Blog.
Hablando de informar, el meteorólogo oficial del Blog, nos tiene totalmente desinformados, No nos contó cuánto llovió en octubre… Bueno, todavía no nos contó nada del verano, que debió de ser record en cuanto a poca lluvia. Lo que si nos contó, aunque a medias, fue un hallazgo en el desván de Corias. No me extraña que allí hubiera de todo, con lo grande que debía ser. Sería muy difícil que nadie lo pudiera revisar todo, pues aunque los desvanes siempre guardan cosas con “encanto”, tienen muchos trastos y acumulan mucho polvo, así que salvo ahora, que lo vaciarían para el Parador, no creo que hubiera nadie que lo revisara todo. Llevaría muchísimo tiempo.
Ulpiano nos contó hoy muchas cosas. Del paisaje no me extraña nada, porque más o menos lo conozco, o más bien conocí. Tengo que hablar en pasado ya bastante lejano. Lo que sí me llamó la atención fue el sueldo de las cajeras de supermercado. Viendo eso se queda uno casi
“pasmao”.
Es difícil sustraerse
y no loar al de Limés,
su escritura es sosiego,
tiene fuerza e interés.
A él y a otros prosistas
exigimos siempre más,
su don es sobresaliente
y no defraudan jamás.
De entre todo lo que cuenta Ulpiano en sus continuos viajes por Helvetia y sobre los sueldos de las cajeras de supermecado me acuerdo de la conversación que mantuve hace unos años con el encargado de un restaurante español muy cerca de los Jardines de Tívoli en Copenhague. Comentábamos de lo caro que era todo allí y me decía que efectivamente la vida allí era cara porque además la gran mayoría de los productos venían de afuera con el consiguiente coste añadido. Hablamos de lo que ganaba la gente en general ya que se pagaban bastantes impuestos, concretamente él pagaba el 45%, aunque eso sí tenían muchos beneficios y ayudas en lo que se refería a los hijos principalmente y su educación y estaba contento con la que recibía. A mi pregunta de cuánto tenía que ganar entonces un obrero para poder decentemente me dijo:
-Mira, ese camarero que os atendió, que por cierto era español al igual que otros dos o tres más, trabaja 38-40 horas a la semana con un día de descanso como todo el personal del restaurante y gana unos 850-900 euros semanales, lo que venía a suponer unos 3.600 al mes.
Esta temporada echaba de menos a los de Gijón, y cuando iba a poner que me alegraba que José Manuel dedicara un poco de tiempo al Blog, me encuentro con que hay un comentario de Alfredo también, que nos comenta un viaje a Copenhague, al menos. Probablemente José Manuel y Samuel –que también estuvo ausente unos días, aunque ya apareció antes-, también estuvieran de viaje. La verdad es que con el buen tiempo que hizo, hay que aprovechar.
De los asiduos del Blog los únicos que no viajamos somos el Prior, que hasta que no se le pase el hartazgo de tanto viajar por motivos de trabajo, no quiere ir a ninguna parte que no pueda volver a dormir a casa –según comentó un día, copiando, según dijo, creo que a Pío Baroja.
La otra que no viaja soy yo que “estoy atada a la pata de la cama”, salvo en vacaciones.
Bueno, pues lo dicho, que me alegro que vayáis apareciendo todos y que el motivo de estar un poco ausentes fuera por cosas buenas.
Como decía en un comentario anterior: todo es relativo. Yo tengo un pariente en Noruega, jubilado, con una pensión media para ese país y tuvo que comprarse una casa para poder librarse de la cantidad de impuestos que le metían a su pensión.
Un billete de metro en Londres pasa de 4 Libras, es decir 5 Euros y uno en Madrid no pasa de 2 Euros. Luego, bajo mi punto de vista, no es tanta la diferencia. Nuestros emigrantes ganaban buenos sueldos, pero vivían con lo esencial para traer unos francos y, con el cambio, aprovecharse de la plusvalía.
Es curioso ver la cantidad de europeos, jubilados, que vienen a disfrutar de su pensión a España. A muchos de ellos no les llega para vivir en sus paises.
Maribel, el desván de Corias albergaba de todo. Por las noches, era el refugio de los fumadores que no podían pasar sin el Celtas o el Peninsular, antes de acostarse.
Cambio de tercio.
Como me echan en cara que no informo, puntualmente, de las últimas precipitaciones, ahí van.
Octubre 53´5 litros que supone una cantidad bastante inferior a la media de los últimos 10 años y que está en 108 litros.
Seguimos con una humedad/r muy alta; entre 70 y 80% lo que propicia la aparición de toda clase de humedades en edificios, ropa,muebles y también, desarrollo de enfermedades en hortalizas y hornamentales.
Será posible que a nadie se le ocurre decirme que en mi comentario anterior sobra una "h"?.
Esto ocurre por hacer las cosas de prisa y corriendo. Tengo el "RANCES" y el "ARISTOS" al alcance de la mano y ni p. caso que les hago. Así me luce el pelo.
Anónimo, ya llegó el invierno. Además de hablar con Jesús, vete escribiendo la carta a los RRMM para pedirles un ordenador y así poder enviarte las fotos de los encuentros.
Samuel, la "h" se cabreó y tomó las de Villadiego en la provincia de Burgos.
Samuel, gracias por la información meteorológica. Aquí también hay mucha humedad. Se nota en todo, en la ropa, al fregar el piso, que tarda en secar, y sobre todo, en los huesos de algunas que parece que estamos apaleadas.
Hablas del tabaco Celtas y Peninsulares. Yo creo que a pesar de lo mal que están los tiempos ahora todo el mundo fuma “rubio”. Bueno yo en eso desconozco casi todo. Digo casi, porque de pequeña le iba a comprar el tabaco a mis tíos y a mi padre. Todavía recuerdo los tiempos del “Ideales” y “del llamado Caldo” que era azul y también ponía “Ideales”. Había que comprar “libritos de papel” para hacer mejor los cigarrillos. Luego ya llegó la época de Celtas, Peninsulares, Goya y Ducados, que estaban mejor hechos y ya no necesitaban del papel. Tuvieron más éxito los Celtas y Ducados. Dirás que para no ser fumadora sé mucho de tabaco, pero vuelvo a lo dicho, como era la recadista familiar…
Comentas hoy que tienes a mano dos diccionarios y ni los miras. Yo hasta hace un tiempo también miraba los diccionarios en papel, pero ahora, cuando tengo alguna duda, minimizo lo que estoy escribiendo y miro el de la RAE o WordReference, este último más para sinónimos. Me acostumbré en el trabajo a hacerlo así, aunque no creas, también allí estuve tiempo mirándolo en papel. En cuanto a lo de la hache ¿Qué importancia tiene? Yo creo que lo importante es comentar. El que a veces pongamos o dejemos de poner algo, no tiene la más mínima importancia, o al menos así pienso yo.
Samuel,los RRMM,este año creo que vienen muy escasos y con regalos de poco valor,así que salvo alguna primitiva,bonoloto o euromillón,tengo dudas razonables para llegar a tan preciado regalo,di tú que yo con poco me conformo y mientras no nos quiten las Biblio municipales y centros sociales vamos contentos,ya sabes que hoy todo es posible...gracias por esa información meteo,tas a la última,decirle al amigo Jmmartínez que siempre es acertado y casual en sus ripios,no falla y lo hace con una soltura que no es fácil,solo para aquellos que como él saben hacer fácil lo difícil,salió espabilao y listo como un rayo,es de zona alta y desde allí se otea muy bién la "costa" y eso es un plus a la hora de componer,los aires marinos ayudan mucho,un abrazo.
Publicar un comentario