lunes, 7 de octubre de 2013
URBANIDAD
Al hilo de los comentarios sobre
ruidos me viene a la memoria algo que creía olvidado: las clases de urbanidad
impartidas en Corias. Salvando la distancia de época y contexto, y reconociendo
no estar muy al día en planes educativos más contemporáneos, encuentro, en
aquellas enseñanzas, cierto paralelismo con la malograda, cercenada por el
gobierno actual, Educación para la Ciudadanía.
En las clases de urbanidad
intentaban marcarnos pautas de comportamiento, desde la forma de comer, hasta
de posar y caminar. Recientemente, aquí en el blog, salió a la palestra la
postura de las manos atrás. Pose aristocrática, nos decían, inspirado en la
realeza británica. ¡Que más sofisticación podíamos pedir los guajes de aldea
que éramos! También nos instruían en no hacer ruido molestando a los demás.
Estoy seguro de que muchos tics
de nuestro comportamiento, aunque no seamos conscientes de ello, tienen su
origen en aquellas enseñanzas.
Sin embargo no estoy seguro de que
esas enseñanzas fueran impartidas en todos los colegios, tampoco de forma
general en épocas posteriores. Al menos con la suficiente intensidad.
Digo esto observando, seguro de
que los observamos todos, comportamientos bastante habituales que se suceden a
nuestro alrededor. Ayer mismo, mientras José Manuel aportaba aquí un, bien
currado, estudio sobre acústica y Samuel me mandaba apagar, estábamos por
Almería, capital, intentando tomar algo por locales modernos, y aparentes, de
la zona del Zapillo. Como ocurre en todas partes, los locales especializados en
público más joven tienen la música a volumen tan infernal que disuade nuestra
entrada (los jóvenes de hoy, sin necesidad de trabajar - con esta crisis
tampoco podrían- en las estruendosas fábricas que me tocó trabajar a mí, tienen
el problema de audición asegurado). Conocedores de lo que hay, nos dirigimos a
un local recién inaugurado, abierto por una famosa y antigua empresa almeriense
dedicada a lo que se llama “delicatessen”. El local está perfectamente montado.
Techos y paredes están recubiertos de paneles perforados para evitar la
reverberación de que nos habla José Manuel. Sin embargo, aunque el local no
estaba lleno, el vocerío de las mesas próximas nos obligó a instalarnos en la
terraza. La noche era agradable, y se estaba muy bien, con mobiliario cómodo,
pero, también allí, sin paredes ni techo que provocasen reverberación, los
gritos de las mesas vecinas nos invitaron a pagar, apurar las consumiciones, y
largarnos.
No es solo el ruido. Reconozco
que quizá me haya convertido en un cascarrabias y tal vez sea cuestión de edad;
pero, sin ser de llamar la atención a nadie, salvo en casos muy extremos, me
enervan muchos de los comportamientos que se observan cotidianamente: no ceder
el paso, saltar la cola, no devolver el saludo, invadir la acera impidiendo el
paso con coches o motos…etc.etc. Y, sobre todo, arrojar cosas al suelo.
A esto último, como al ruido,
viviendo casi de continuo en Madrid, debiera estar acostumbrado. Mas, ahora,
cuando ese ayuntamiento, sin olimpiadas, y en la ruina después de las
faraónicas obras de Gallardón está escatimando con la limpieza viaria, el
problema se torna insufrible. Así nos encontramos, los fines de semana, con las
zonas de botellón inundadas de detritus ¿alguien enseñó a esos chavales lo que
significa urbanidad? Y las calles, todos los días, cubiertas de suciedad, la
mayor parte arrojada por desaprensivos vecinos. En ocasiones, cuando veo
arrojar un papel, cajetilla, colilla o cualquier otro objeto al suelo, me dan
ganas de preguntar si hacen lo mismo en su casa.
Claro que hay gente educada y que
no todo es tan negro. No me resisto a dejar de contar algo que contemplé, hace poco, en una calle
madrileña: Una niña, de unos tres años, caminaba por la acera, en compañía de
su joven madre. La niña iba comiendo algo y al terminar arrojó el envoltorio al
suelo. Su madre, con severidad y tono bajo le dijo,” María, el papel” la cría,
obediente, retornó sobre sus pasos, para recogerlo y echarlo en la papelera. Como ésta estaba alta, su madre
la aupó para que pudiera arrojarlo dentro. Gratificantes imágenes como estas,
me niego a que sean la excepción, inducen a pensar que no todo está perdido, y,
si cunde el ejemplo, hará la vida, en estos aspectos, más llevadera. Eso sí, no
deja de resultar paradójico el que llame la atención algo que debiera ser harto
normal.
Disculpad este rollo sobre temas
tan conocidos y, estoy seguro, por todos sufridos.
Ulpiano Rodríguez Calvo
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14 comentarios:
Como siempre ponderado comentario el de Ulpiano referente al comportamiento de la gente cuando se está fuera de casa.
A mi me ocurre algo parecido a lo que detallas y como dices posiblemente nos hayamos vuelto un poco cascarrabias pero me repatea por ejemplo, que cuando vas en el autobús haya gente joven sentada que no es capaz de ceder el asiento a una señora mayor que camina con dificultad y encima viene con la bolsa de la compra. Y no digamos ya de los que incluso ocupan los asientos reservados para mayores y embarazadas que ni se inmutan. En alguna ocasión he tenido que pedirle a algún joven que cediera el asiento a la señora que acababa de subir y no tenía ni donde agarrarse. Aunque de muy malos modos accedió a mi "sugerencia".
En cuanto a lo de los ruidos creo que no tenemos solución. Es algo que el español lleva atado a su forma de comportarse. Creo que hay una rebeldía total en cuanto a seguir las normas establecidas.
Cuando sacas el perro a hacer sus necesidades, debes por higiene, aunque no estuviese legislado recogerlo. Pues no lo recojo. Los perros deberían ir atados y con bozal para evitar accidentes, pues tampoco. Me cansé de darle a la mandíbula con el Bazoka. Lo tiro al suelo que ya vendrá alguien y colocará su hermoso zapato encima.
He tenido oportunidad de visitar alguna ciudad del extranjero y en la mayoría se escucha el zumbido de una mosca. Para esos que tiran todo al suelo yo les enviaría a vivir un mes a Japón por ejemplo. Creo que ya lo comenté de mi estancia esta primavera en Tokio de ello. Aunque en algunos casos en un poco exagerado ya que se guarda fila para todo, allí no hay papeleras en la calle con lo cual si te comes un caramelo el envoltorio te lo llevas a casa. Evidentemente no hay colillas porque en la calle está prohibido caminar fumando. Si viajas en tren, metro o autobús no se puede hablar por teléfono. La gente si habla lo hace a bajo tono. Casos como el de la niña a la que su madre le recuerda que el papel hay que depositarlo en la papelera y que incluso le ayuda a depositarlo en ella desgraciadamente cada vez hay menos.
¿Será que nos estamos haciendo mayores?
Ulpiano,ya ves como nos ponen en el informe de la OCDE,entre 16 años y 60 años,nos ponen a la cola en preparación,formación y conocimientos,eso es lo que acabo de oir por una emisora de radio,solo Italia está por detrás de nosotros,pero...esto es verdad???no me lo creo,para nada,habría que saber quién y cómo se da esta información a través de un informe que lo manipulan unos cuantos doctores de la sabiduría...pero bueno,yo me cabreo con estos datos,dando titularidad a montones de prensa Nacional e Internacional,menos mal que después de esta información,en la misma tertulia radiofónica hablaban varios catedráticos de distintas Universidades Españolas y ponían un poco las cosas en su sitio,que tampoco éramos los más zotes ni que el informe tenía un rango de excelencia,menos mal...ya me quedé más tranquilo y vamos a esperar el siguiente informe de la OCDE que seguro que en un plazo mínimo de tiempo veremos como progresamos y escalamos puestos en el ranking internacional y europeo.Al hilo del comentario de Ulpiano sobre el comportamiento actual de la sociedad, desde luego recuerdo perfectamente aquellas clases de urbanidad y comportamiento que en Corias nos daban y puedo decir que la formación era sino para matrícula sí para un sobresaliente muy alto,aún hoy en día aquellos conocimientos los puedes comprobar al encontrarte con algún exalumno,se lleva un sello algo especial y lo digo sin ánimo de sacar pecho,pero es la pura realidad,yo que me pasé 41 años atendiendo al público pude comprobar que a veces los títulos académicos no son los que mejores ejemplos que demuestran ante la sociedad en sus modales ni en sus comportamientos,muchas veces me dieron ganas de preguntarles si se habían educado con dominicos,porque sus modales no correspondían con el rango superior que ostentaban,pero...al final casi no merecía la pena entrar en más problemas,le dabas solución al suyo y todos tan contentos,un abrazo y a seguir calentando el blog,esto tiene que ponerse al rojo vivo,Samuel no te asustes que ya verás como JrFrancos nos tiene una serie de comentarios preparados de quitarse el sombrero,en breve los irá metiendo,fotografías con esos detalles tan especiales que él sabe encontrar y ángulos luminosos en color y blanco y negro,como bién dice Longinos,ánimo y a participar con tus habilidades,que son muchas,amigo jrFrancos,un abrazo.
Yo también recuerdo muchas veces las clases de urbanidad, que en mi caso, impartían las Dominicas. También recuerdo la educación y consejos que nos daban. Son muy parecidos a los que cita Ulpiano.
Otra cosa, muy distinta, es la Educación para la Ciudadanía. El nombre resulta muy bien, pero lo que yo vi en revistas especializadas y libros, no se parece nada a eso. Yo no soy experta y lo único que hacía era, mientras inventariaba los libros y revistas, mirarlos por alto y si veía algo que me llamaba la atención, cuando disponía de tiempo, enterarme un poco más. Como sé que hay varios profesores que leen el blog, dejo para ellos, si lo consideran oportuno, explicar
las diferencias, sobre todo, de enfoque.
También se me viene a la cabeza, al ver la fila del dibujo de Longinos, las tremendas diferencias que hay entre aquellas filas y las inexistentes y el ruido de sillas, griterío y carreras cuando suena el timbre del recreo, de salida o entre clases, en centros de Enseñanza Secundaria actual.
Y para terminar, el acertado comentario de Gión, de que los modales de la gente no se corresponden, en algunos casos, con los que por su formación académica se les suponen.
Además de en el trato cotidiano, si van a un curso, pueden llegar tarde, pero si el ponente no termina a la hora en punto o un poco antes, se levantan y lo dejan plantado sin ningún reparo.
Como ya dije más arriba, esto es sólo en algunos casos, pero más de lo que se puede suponer.
En la reciente entrada de Alfredo: XVII ENCUENTRO ADEACO, acabo de subir unas fotos nuevas de ese día, que se pueden ver picando en la dirección del enlace que aparece al final de dicha entrada.
Queridos amigos: Estoy totalmente de acuerdo con vosotros. Aquel librito de "Urbanidad" . Y la forma "activa" de enseñárnosla el P. Prado, ......no se puede olvidar. ¡Y lo útil que me resultó en muchas ocasiones en la vida!. Desde como afrontar las entrevistas personales para las oposiciones, hasta para estar a la altura de las circunstancias, en muchas circunstancias.... E inevitablemente, como profesor- tutor en secundaria: ..... La imagen de sentarse correctamente, (no, como en la TV), saber saludar y presentarse, ........ (Creo que estoy empezando a contar batallas ...... ).
Amigos míos: Está claro que hay dos formas de cambiar un país o “paisos” :
A) La enseñanza: (Desde el parvulario)
B) La Televisión Pública: (Desde todos los hogares y bares: a niños, padres y abuelos.
Con estas armas se pude cambiar el mundo. Se puede cambiar la ética. Y se puede cambiar todo lo que se quiera.
La cuestión es, ¿Por qué no se hace?.
Benjamín. Con motivo de las normas de URBANIDAD, que el moralista ULPIANO, nos comunica y que compara URBANIDAD con EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA, quiero hacerte llegar una fotocopia del libro --URBANIDAD escrito por D. PABLO SOLANO -- Maestro normal --- editado en 1879. La copia es la 28 edición de 1927. Esta copia me la facilitado Dña. Charo Rada Goicoechea, profesora jubilada, que reside entre La Coruña y Madrid. Sí lo estimas, lo editas, para crear algo de polémica y entretenernos. Un abrazo.
Desde La Coruña. Inocencio Fernández Menéndez.
***
Nota del “Prior”: El formato PDF el blog no lo admite, pero después de la sugerencia hecha por Inocencio, dicho libro se puede ver en el siguiente enlace con solo seleccionarlo y con el botón derecho picar en la opción ir a: http://...
https://docs.google.com/file/d/1YQK11KwkrQtjBgYjKU56yNeACL42FfEzQ8s_ULHRdHolJY0F8w47OAzZEeAs/edit?usp=sharing
Inocencio, el entretenimiento es uno de los principales objetivos de este blog, y en este caso, seguro que está asegurado pues, el tema lo requiere. Solamente es cosa de tener un poco de paciencia y esperar a que los aludidos tengan tiempo de responder. De todas formas, hoy en día una gran parte de la juventud no valora para nada los buenos modales ni el tener un comportamiento cívico y civilizado. Se piensan que su juventud es eterna y que ese comportamiento rancio es más propio de la vejez e inherente a personas mayores y decrépitas. Grave error. Estos ignorantinos mal educados, cuando se quieran dar cuenta ya estarán ellos en esa misma situación y los que vengan detrás les harán lo mismo o peor que han hecho ellos. La educación no se aprende en los colegios, hay que llevarla puesta de casa, como llevaba el hijo de Gila el calor que excusaba la calefacción porque ya iba caliente de casa; pues con el respeto a los demás y los buenos modales, pasa tres cuartos de lo mismo. Lo peor es que hay padres que no tienen ellos ni pizca de educación porque están a medio civilizar, como para trasmitirla a sus retoños.
Teniendo Asturias como eslogan “ Paraíso natural”, me viene a la mente el comportamiento cívico que uno observa cotidianamente. A vista de pájaro nos encontramos los ríos en muchos tramos hechos unas cloacas, vertidos contaminantes directamente, escasez de depuradoras y su regular funcionamiento, plásticos que se enredan entre los árboles en cuanto hay una crecida,( muy común en el norte). Las cunetas de las carreteras plagadas de latas y botellas de toda clase de bebidas. Las ciudades llenas de suciedad, las imágenes de los botellones dejan a uno anonadado. Los bosques pasto de los incendios forestales, que como plaga Bíblica, aparece todos los estíos. Estos días la TVG, con ánimo de adoctrinamiento, nos ofrece unas imágenes, después de los graves incendios de este verano, helicópteros echando paja al monte a 3.000 euros la ha,. No hay dinero para becas, recortes en sanidad, copago farmacéutico ………………,para chorradas se despilfarra a tutiplén.
En nuestra infancia, cuando subíamos a Cangas desde Corias, antes de llegar al Corral, nos encontrábamos con un olor insoportable debido a la quema de los residuos urbanos, en una fana que llegaba hasta el río. Posteriormente se trasladó a Chandeo, tenías que pasar con el coche por una densa humareda,al estar ardiendo de continuo.El convento tenía su fana directamente al Narcea por la entrada del frontón.
No quiero ser negativo,pero “eche o que hai”.¡A pasar todos otra vez por la centrifugadora de las clases de urbanidad!, y legar a nuestros nietos una naturaleza limpia y sin contaminación.
Inocencio, te echaba de menos por el blog, pues hacía una temporada que no entrabas. Iba a poner un comentario un día de estos, pero ya veo que no hace falta.
En cuanto al libro de Urbanidad, le di un vistazo en el enlace que puso Galán. Los de nuestros tiempos ya eran un poco más modernos. El caso es que la imagen que me quedó a mí del o de los que yo estudiaba, era que en las páginas finales había unos árboles. Unos recién plantados y muy delgaditos –algunos torcidos-, otros ya un poco crecidos y con sujeción para intentar enderezarlos y luego los grandes, algunos también torcidos, pero con un tronco grueso que se veía que no se podían enderezar. Y la moraleja era que había que enseñar a los niños de pequeños, porque luego pasaba como los árboles, cuando crecieran, ya no había manera. ¡Ah! también recuerdo que estaba escrito en color naranja quemada. Lo demás lo recuerdo muy vagamente, igual tengo que ir a psicoanalizarme –esto es broma-.
Como esta temporada Jesusín no aparece, para recordarnos cosas de antes, nos recuerda Carlos la “fana” por excelencia en Cangas. Yo ya ni me acordaba de ella, y eso que paso por la zona algunos días cuatro veces –los que trabajo mañana y tarde- . Me recuerda la recogida de basuras, que hacían con un carro de madera, tirado por una mula. La verdad que en aquellos tiempos no había casi basura, pues mucho de lo que se tira ahora –mondas de patatas y frutas…- se daba a los cerdos, que en casi todas las casas había, o se echaba para un cubo y se le daba a la lechera o algún vecino que los tuviera. Envases de yogures, leche etc. inexistentes. Bolsas de plástico, lo mismo. Las de papel, que te daban con el azúcar, harina, garbanzos y demás, se aprovechaban para encender la cocina. Envases de gel, champú y demás productos de aseo personal… Se reducían al jabón “de olor” Heno de Pravia, o Guris que era un poco más barato, Básicamente se componía de ceniza, y de vez en cuando, algún frasco de cristal y alguna que otra lata de conservas vacía.
Cuánta diferencia entre lo que López el Bonito recogía de los cubos que se dejaban frente a los portales y que depositaba en aquella Fana junto a la Carpintería del Araniego y lo que hoy se envía a los contenedores. Como bien apunta Maribel en aquella época prácticamente casi todo era ceniza. Si acaso algún resto de limpiar el pescado que también se aprovechaba para alimentar al "Romualdo" de turno ya que en casi todas las casa había especie gatuna. Sin embargo ahora después de leer el comentario de Carlos me llama la atención algo que en aquellos tiempos no le dábamos importancia. Si no había más que ceniza ¿por qué estaba quemando todo el día, con aquel insoportable olor al que todos estábamos acostumbrados?
Carlos hace una mención a los incendios que son cada vez mas frecuentes en estos tiempos. No cabe duda que la mayoría de ellos son provocados, pero.... Antes se limpiaban los montes, no había botellas ni objetos que pudieran realizar el efecto reflejo con los rayos solares que producen la llama y luego se extiende por el monte. Aquellos peones camineros o guardamontes que hace la tira de años fueron retirando las distintas Administraciones Públicas, nos llevaron a tener por ejemplo unas cunetas llenas de maleza que en tiempo de lluvia provocan inundaciones al no vaciar bien las avenidas de agua que deberían llevarlas hacia los ríos. Todo ello contando con la poca educación cívica de una gran mayoría de la gente que cuando va al monte no recoge los desperdicios, deja las latas o botellas sin recoger, etc., etc.
Y si nos ceñimos a las ciudades nos encontramos continuamente las heces de perro que sus dueños no recogen, papeles por todos lados y los odiosos chicles que cuando te das cuenta ya es tarde porque tienes el repegón en el zapato con lo difícil que resulta su limpieza.
Creo que habría que examinar de URBANIDAD a mucha gente, incluidos los que no ponen las medidas para que algunos de estos desmanes no vuelvan a producirse.
Amigo Longinos, personalmente no recuerdo ese libro de urbanidad impartido en el Instituto Laboral de Corias, que tan buenos consejos daba para comportarse en la vida diaria, como personas civilizadas. ¿Quizá por qué mi paso fue efímero?.
Del profesor que impartía dicha materia,¡dices el Padre Prado!,( creo que era el administrador). Los guajes de Corias tenemos " in mente" la prohibición de jugar en verano en el frontón, una vez que a los alumnos os daban las de vacaciones. Pese a que recurrimos al Padre José (nuestro párroco),para ablandar su corazón, no hubo forma de apearlo de la peana. En este episodio observé como el sistema de castas, funcionaba perfectamente y los patricios se servían de los plebeyos
Los hechos sucedieron más o menos de la siguiente manera: él nos dejaba jugar en el frontón. En contrapartida a finales de junio, cuando las cerezas están en su apogeo, teníamos que pañarlas en la huerta del convento, al lado de la viña. Una pandilla de 12 chavales, con él al frente, íbamos con cestos pequeños a recogerlas muy temprano. Una vez llenos, se vaciaban en una caja grande y así repitiendo la operación. Posteriormente llegaba una furgoneta y cargaba las cajas. Lo primero que hacíamos era fartarnos,¡ eran buenisimas!, de las denominadas de " tetu vaca". Sobre las 11, nos traía unos bocadillos de sardinas con unos refrescos, ( podría ser citrania bebida en auge en aquellos años), a partir de ese momento todos amodorrados y tirados bajo de los árboles a la bartola. Después ya nadie quería volver a subir a pañar nada, con el consiguiente disgusto del Padre Prado. Esto ocurrió el primer día; al segundo nos presentamos tres. Ante la escasez de manos de obra barata, optó por un castigo general y ejemplarizante. ¡ A jugar al monte!. En la plaza ya aparcaban camiones del carbón que nos impedían hacer los regates necesarios, para consagrarnos como figuras del balompié.
Te felicito por tus excelentes cuadros y dibujos. Mi cuñado en La Caridad se dedica al arte. Tiene pintados en granos de arroz tres temas, entre ellos la última cena de Leonardo Da Vinci. Su estudio está abierto para cualquier persona y disfruta con ello.
Benjamín, a mí también me gustaría tener las láminas del amigo Longinos
Impuesta y controvertida,
confrontada y excluida,
fue una efímera materia
que usaron sin mesura
los prebostes sin altura.
Nuestro amigo Ulpiano
con su fijado criterio,
sin tapujos y sin miedo
pondera la que fue un día,
Educación para la Ciudadanía.
Con acuerdo y mancomuno,
amén de otros, este asunto,
más les valiera a los pencos
que nublan el parlamento,
trabajar más el concierto
y no baquetear al pueblo
con, ”mi ideario lo primero”.
Pues, mas bien parece que los pencos, que menciona Martínez, no se enteran de la fiesta.
Prefieren engordar borregos que ponerse de acuerdo y hacer una Ley de Educación que ponga a nuestro pais en lugares que perdió hace bastantes años. Ya están diciendo que, la recien aprobada, durará lo que un caramelo en la puerta de la escuela. Así nos luce el pelo.
Vendrán otros y sacarán la suya que será anulada, por decreto, en la siguiente legislatura. Y mientras esto sucede, generación, tras generación iremos acercándonos un poco más a la cola.
El famoso libro de urbanidad, que todos mencionáis, me tenía un tanto mosqueado con una de sus prohibiciones y era la de no poder mojar el pan en la salsa. Hay que tener mala leche para prohibir semejante satisfacción. Pero, por lo demás, tenía muy buenos consejos y harían muy bien en ponerlo como obligatorio, con algunas PD.
Samuel, no sé si leíste ayer la entrevista que le hicieron en La Nueva España al escritor Muñoz Molina sobre la educación en nuestro país.No tiene desperdicio.Parece que leyó previamente a la misma, lo escrito por tí y por mí en este Blog sobre el asunto.jjjj... Creo que se puede decir más alto pero más claro imposible. En mi caso puedo decir que no fue por capacidad de estadista (claro, clarísimo), sino por haberlo sufrido mis hijas en los distintos ciclos de "quita y pon" con los vaivenes de sus planes de enseñañaza; modificaciones y cambios siempre dependientes del signo ideológico de los políticos, aconsejados por los bien definidos por el señor Molina como comisarios ideológicos.
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