Lo malo de poner un título antes de empezar a escribir, como en este caso, es que al final puedes terminar por no saber muy bien cuáles son las luces y cuales las sombras cuando abundan tanto los claroscuros, en fin para no liarme comienzo.
SOMBRA: LA HUELGA-La que recuerdo como la primera de Corias, o al menos la primera donde participé, quizás cosa de guajes, no como la verdadera que por aquella época se desarrollaba en las cuencas mineras y que a muchos nos provocaba desazón, aunque solo fuera por ver a compañeros procedentes de aquellas zonas, cabizbajos, barruntando el drama de tener que abandonar el colegio por las dificultades de sus padres en huelga….
La que protagonizamos en Corias, de guajes o no, tuvo su origen en la decisión del claustro de profesores o de quién fuera, de ponernos actividades los sábados por la tarde. La tarde del sábado era sagrada para nosotros, además del futbolín y billar en la trasera del Café Madrid de algunos, era la oportunidad de recorrer la Calle Mayor de Cangas arriba y abajo infinidad de veces cruzándonos con las chicas que hacían lo mismo, estableciendo a veces, un contacto de miradas y sonrisas furtivas que nos llenaban de alborozo. Ante la perspectiva de perder nuestra mejor tarde comenzamos a confabular, a pasarnos la consigna: ¡no bajamos a Corias ¡ y como un sábado más iniciamos nuestros recorridos por la Calle Mayor. Pero al rato llegaron mensajeros: “dicen que como no os presentéis en el convento estáis expulsados”, al principio intentamos resistir, pero arreciaron mensajes amenazadores, el miedo se fue apoderando de nuestra resistencia y fuimos desfilando hacia Corias donde al llegar nos íbamos incorporando a la fila formada en el patio por los “huelguistas”. Una vez reunidos todos, orden de empezar a correr dando vueltas al patio, cuando alguno desfallecía, el cable trenzado de la luz manejado con destreza y en algún caso con saña, todo hay que decirlo, por nuestros vigilantes le hacía retomar nuevos bríos. No recuerdo cuánto tiempo estuvimos corriendo ni cuántas vueltas dimos, era de noche cuando nos dejaron marchar y nuestras doloridas piernas se negaban a pedalear. Al día siguiente domingo a madrugar y misa obligatoria, a la que, como externo, yo nunca iba y después a clase,a estudiar sin que se oyese una mosca. Como eso era difícil, acabábamos de rodillas en el suelo o, peor aún, con los brazos en cruz además y si tenías mala suerte, como le ocurrió a Paco Veiga, con un pesado libro en cada mano. Así transcurría la mañana hasta que el bueno de Veiga, al que recuerdo como una de las personas más responsables y pacíficas de Corias – profesor después durante muchos años en Cangas- explotó, mandó los libros por el aire y dando un empujón al vigilante de turno se marchó como una exhalación. Creo que eso nos salvó, al cabo de un rato nos mandaron para casa y no recuerdo otras consecuencias de aquel intento de huelga, tal vez Veiga si las recuerde, que la rebaja en la nota de conducta que tanto inquietaba a nuestras madres. La orden de imponernos actividades los sábados por la tarde terminó naufragando.
Rememoro esta vivencia sin ningún rencor ni acritud hacia nuestros profesores, tal vez episodios como este y otros que conocéis y relatáis nos sirvieron para curtirnos y hacer frente a situaciones mucho más problemáticas que nos deparaba el futuro, pero sin tener idea de métodos educativos, estoy en contra de la educación autoritaria y por supuesto del castigo corporal, sin que esto signifique que comparta tendencias muy actuales hacia la infancia y la juventud como las “burbujas súper protectoras” o “todo el monte es orégano” que conducen a muchos jóvenes a un choque brutal contra la pared de la realidad. Pero esto lo dejo para quienes os habéis dedicado a la enseñanza que tendréis experiencias y criterios más certeros y desarrollados.
De acuerdo con el encabezamiento, debería ahora recordar alguna luz, de las que iluminaron nuestra adolescencia y primera juventud en Corias, que las hubo, como también otras sombras, pero haciendo caso al sabio consejo, creo que de Miguel Ángel, de no ser excesivamente plastas, ya he sobrepasado el folio, lo dejaré, si se me permite volver a meter la pluma en el tintero medio seco de la memoria de Corias, para otra ocasión.
Ulpiano Rodríguez Calvo
7 comentarios:
Querido Ulpiano, me gustaría que enviases a Galán tú fotografía y ficha técnica,para que te incorporara al "fichero".Te comento esto, no te centro y seguro que te conozco.En Corias claro que hubo luces y sombras, pero "posiblemente predominaron más las luces que las sombras.Yo no recuerdo esa huelga,posiblemente fué anterior a mi llegada a Corias.
Personalmente lo que más me molestaba eran los castigos colectivos, ya que en mi opinión decian muy poco, del educador que los imponia.Y era ya una opinión de un chaval de 17-18 o 19 años.-
Al contrario del Migue, si recuerdo vagamente el incidente que has plasmado.
Lo recuerdo porque a mi me llamo mucho la atencion el ver a los "externos" por el colegio en un fin de semana cosa bastante extrana. Tambien recuerdo haber comentado el incidente con alguien questionando vuestra presencia y se me comento que era mejor callar y obedecer.
Coincido con el Migue de que deberias incluir tu ficha "tecnica" puesto que aunque el nombre me resulta familiar, no logro colocarlo a una cara.
Un saludo
Sigo sin comprender porque sale el nombre de mi yerno Stavros como colaborador...
Creo que esos movimientos de protesta en Corias comenzaron en el curso 61-62, y si no recuerdo mal fue por enero pues a mi me toco bajar un sábado al estudio. Del caso que comenta Ulpiano no tenía conocimiento pero dado el régimen discipinario de la época no me extraña nada el empleo de la fusta.
Yo tampoco recordaba esta historieta pero, cuando la leí, se me vino a la memoria un comentario que hice ya hace bastante tiempo y en él relataba sobre la lectura de notas en el salón de actos y que habían suspendido a varios externos por no asistir a clase, creo que uno era Fontaniella. Estuve buscando este comentario y no pude localizarlo.
Yo tampoco recordaba esta historieta pero, cuando la leí, se me vino a la memoria un comentario que hice ya hace bastante tiempo y en él relataba sobre la lectura de notas en el salón de actos y que habían suspendido a varios externos por no asistir a clase, creo que uno era Fontaniella. Estuve buscando este comentario y no pude localizarlo.
No recuerdo el mencionado intento de huelga ni tampoco el suspenso en conducta generalizado de los externos. Está claro que las neuronas del Cubanín funcionan mejor que las mías, ya que compartimos promoción.
Respecto a la disciplina que se aplicaba en Corias, creo que no difería mucho de la que había en otros Centros de aquella época.
En Cangas, teníamos un Director de las Esculas Públicas que se paseaba en medio de las filas mientras cantábamos el Cara al sol, y al que no lo hacía con suficiente energía le propinaba una sonora bofetada. Estoy completamente seguro de que esto ocurría en la gran mayoría de las escuelas de las que procedíamos y que por el contrario, también había imnumerables maestros y maestras que no practicaban aquel dicho de que "la letra con sangre entra".
Fui testigo hace unos años ( y lo tengo documentado -VER ESTE VIDEO- http://www.youtube.com/watch?v=R4zlMT1a-CU ) de como uno de nuestros amtíguos profesores manifiesta públicamente haberse confundido en los sistemas educativos.
Yo que he dedicado casi curenta años a la docencia puedo asegurar que la disciplina del alumnado es imprescindible, pero que ésta ha de conseguirse con el estímulo, con el cariño y con la entrega, y tratando de generar en el alumnado una ilusión por conseguir algo que para ellos sea importante.
Los valores de la juventud y de la infancia son cambiantes y el docente debe adaptarse y aceptar que la metodología tiene que evolucionar con los tiempos.
En nuetros tiempos de estudiantes, era habitual la imposición de todo tipo de obligaciones; hoy los alumnos tienen afortunadamente una libertad que si no es mal orientada, puede conducirles a una vida cada vez más gratificante.
José Antonio Ramos
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