viernes, 1 de febrero de 2013
EL PECADO II
Por un lapsus debido a mi edad, envié primero El Pecado III
y ahora constato que dejé de enviar El Pecado II. Contrastado esto con Galán,
hemos decidido publicar el primitivo Pecado II ahora:
Ante todo me siento obligado a dar una explicación que
justifique este artículo. Necesito pedir disculpas a quienes en los remotos 60
fueron alumnos y a quienes no tuve la valentía de decir que la mayoría de las
cosas que les enseñaban en religión era un abuso ancestral, soberbia de las
conciencias de la gente. Algunos nos dábamos cuenta de que no se formaba en una
religión creíble y razonable, pero carecíamos de valor para decir unas verdades
que entonces nos parecían elementales.
Por ejemplo el concepto de pecado y sus secuelas. Se me ha
ocurrido que recordando al estilo evangélico sería bueno para ilustrar mi
teoría (mía y la de los más inteligentes) de una parábola evangélica.
En aquel tiempo dos amigos concibieron un plan, largamente
post–puesto que consistía en hacer el
camino de Santiago para curtir sus cuerpos y tonificar sus almas en largas caminatas para rematar
dando un abrazo al apóstol.
Esta era la meta, uno de ellos optó por hacer el camino del
Norte (Oviedo – Tineo – Fonsagrada ect…)
El otro escogió el camino francés (León – Ponferrada – O
Cebreiro ect…).
La cosa estaba clara. Ambos tenían una meta común.
Sacrificarse en tan largo camino y coincidir en el portón de la gloria, ir a misa,
comulgar y abrazar al apóstol.
El del camino del norte marcha día sin día también sin
incidencias dignas de mención, pero he aquí un día, no sé si retrasado o
ventajoso al atravesar un largo trayecto de robledal en Galicia encontró un
albergue vacío en el que bien podía pasar la noche. Así lo decidió. Cuando
estaban preparando el aposento se presentó a una chica que ya venía de regreso
de Santiago y acordaron que bien podían pasar juntos la noche en aquel remoto
lugar. Después de una improvisada cena se tumbaron a dormir y a nuestro amigo
acució cierto picorcillo en el muslo, quiso aliviarse rascando la zona y, para
su sorpresa, palpó no su muslo, si no otro más tierno, suave y apetecible. La
moza que tal vio creyó que debía responder amablemente y decidió corresponderle
a él con otro rasque del muslo. Sólo diré que a él se le puso, que podrían
dormir encima tres gallinas. Bueno, alto aquí que no pretendo escribir una
novela erótica. Solo diré que a él se le puso que podrían haber dormido encima
tres gallinas. Ambos se relajaron bien y decidieron pasar el día y la noche
siguiente en aquel remoto paraje. Al fin, el continuó viaje hacía su meta en
Santiago y ella en sentido contrario, camino de Oviedo. O sea, el no perdió su
meta. Fue una incidencia en el camino.
Su compañero corrió una suerte similar y paralela. Tras
descender el Cebreiro coincidió en un albergue de una remota aldea con una
chica francesa y se gustaron. Ella venía ya de regreso de Santiago. Fue
inevitable. Compartieron un camastro en el albergue y ocurrió lo que tenía que
ocurrir. Solo que, a diferencia de su colega del camino Norte, este el del
camino Francés, decidió dar la vuelta acompañando a la chica de mesón en
albergue hasta Roncesvalles. Se olvidó del apóstol y de su sana intención de
abrazarle.
Así es quien tiene fe
en Cristo si emprende un camino hacía su encuentro. Tienen una ACTITUD
cristiana, sana, bienaventurada, lo cual puede derivar en dos actitudes
distintas. Van hasta el final, con alguna parada por el camino. Otros reniegan
de la meta y dan la vuelta.
Vamos ahora a distinguir entre el pecado como ACTO y el
pecado como ACTITUD. El pecado definían los teólogos es una Aversia a Deo Et
Conversio Ad Creaturas, aversión a Dios y conversión a las criaturas.
Haced memoria. Recordad las múltiples veces que, en el
camino, sentimos simultáneamente aversión a Dios y conversión a las criaturas.
El 80% de nuestra conducta es pecado según la falacia de lo que nos dijeron.
Todo era pecado. Se cargaba sobre la conciencia de las gentes una carga más
pesada que además te llevaba derecho a un infierno en llamas, pura invención
teológica.
Una acción pecaminosa, persistente y premeditada genera una
ACTITUD que claramente puede ser calificada de PECADO, es decir de Aversia Deo.
Una moral tan estricta e injusta ha separado a mucha gente
de la iglesia. Yo lo comprendo. En la Biblioteca Nacional, me tocó leer cientos
de libros de todo. Muchos de ellos de religión, tal como la contaban los
teólogos, actuales. De ellos he tomado nota y me han ayudado a creer, ahora sí,
con una fe limpia de interpretaciones esquizofrénicas.
Dejarme que os lo cuente. Tuve una alumna en Madrid de 16
años, de sobresaliente en todo, ejemplar. Un día no vino a clase, yo que era
tutor, llamé a su casa para pedir una explicación. Era mi deber pero me
equivoqué. Su madre, dura e intransigente montó en cólera y le negó la palabra
durante dos semanas, con prohibición de toda música y de toda salida. Al fin,
la niña me lo contó y yo llamé a su madre a la que me vi obligado a reñir. ¿Cómo
se puede ser así de despiadada con una hija ejemplar que un día tuvo un fallo?
ACTO ¿Es que la ACTITUD merecía tanta
venganza, cuando normalmente era un modelo en todo? “Señora, dije, haga usted
lo que quiera, pero si insiste en ser tan vengativa e intransigente la niña
dejará de quererla y de rendir en los estudios”. Esta anécdota es rigurosamente
cierta. En fin, que la tal mamá valoraba más un ACTO que un ACTITUD encomiable.
Creo que me explico ¿Quiero con esto justificar todo y dar
por bueno lo malo? En absoluto. Dentro de unos días os contaré varios y
variados horrendos pecados de los que soy testigo. No sé cual será el castigo,
para las salvajadas que os contaré. Eso no lo sabe nadie. Pero los más sensatos
e instruidos, sabemos que no irán al mismo infierno, que no existe.
Hoy en día no hay ni un solo teólogo del Papa para abajo que
crea en la existencia del infierno. En el año 58 cuando era estudiante en
Salamanca, el mejor y más prestigioso profesor que teníamos, nos decía en clase:
“Señores, no existe el infierno. Acúsenme a Roma por decir esto. Hoy mejor que
mañana. Acúsenme”.
Y es que un mismo Dios no puede ser benévolo, comprensivo,
misericordioso, pura bondad y al mismo tiempo, despiadado, vengativo… Como no
sería jamás un humano. Condenado para toda la eternidad… a un infierno
horrible.
Hay que elegir entre un Dios y otro. Son incompatibles, si
existe el infierno, no podría existir Dios.
Cuando me invitaron a visitar las bodegas de Ramón Bilbao
quedé perplejo al comprobar lo sumamente complicado de conseguir un gran vino:
calor, humedad ambiente, grado de luz o penumbra. Todas las maderas escogidas y
dirigido todo por un ordenador. ¿Esto quiere decir que hace cien años no era
posible obtener vino como este? Por supuesto. Ni remotamente parecido, los
tiempos cambian y las mentes y el sentido de todo, desde el amor a la
naturaleza, hasta la naturaleza del amor.
Pepe Morán. Dominico-ex.
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3 comentarios:
A nuestro amigo y antiguo profesor, Pepe Morán, se le nota que es buen observador y natural de pueblo, pues para describirnos el grado de turgencia y elevación adquirida por cierta parte del “fatigado” peregrino, nos lo compara con los puntos de apoyo preferidos por las aves en general para descansar, y principalmente por las gallinas. Y así es. Pues las pitas, raramente duermen en el suelo, siempre lo hacen en alto y cuanto más prominente sea el punto de apoyo mejor. De ahí que el autor del artículo le haya venido de perlas la observación para darnos a entender y valorar cómo estaba de crecido el pobre peregrino. Si señor; muy bueno. Pero, tengo la impresión que el caminante no debía llevar ninguna de las extremidades inferiores excesivamente maltrechas por las rozaduras contraídas en el camino. Al menos, parece que el encuentro no le quitó las ganas de continuar la calzada hasta llegar a abrazar al apóstol. Bueno, conviene precisar que, al menos, bien entrenado sí iba.
Te felicito, Morán, no por el ingenio, precisión y ¿osadía? de tus escritos, que también, sino, por la valentía de reconocer cosas que no supiste o pudiste hacer. Hablar de aquello que se hizo, conforme a la conciencia de cada cual, es muy fácil, incluso puede sonar a vanagloria. Difícil es hacer esto que tú haces.
En mi opinión nadie debiera hacer más de aquello que humanamente le es posible, y aquellos eran los tiempos que eran. Con relación a tus ex-alumnos de Corias, al menos hablo por mí, puedes estar tranquilo, hemos dispuesto de casi diez lustros para forjarnos criterio propio.
De una cosa te quiero advertir en este breve comentario, si continúas el camino de esta última entrega pronto te convocará la Xunta para condecorarte por el incremento exponencial del número de peregrinos.
Estoy con Ulpiano en que Morán es muy valiente al decir las cosas que dice referentes a muchos de los conceptos que nos inculcaron los frailes sobre ciertos temas religiosos. Yo, es una pregunta que, pasados los años de Corias, me hice muchas veces. ¿Aquellos hombres seguirán pensando lo mismo que intentaban imprimirnos a nosotros a sangre y fuego en aquellos años? Y casi siempre solía responderme lo siguiente: seguro que no. No cabe duda que ellos también eran otras víctimas más del sistema, lo mismo que lo éramos los alumnos.
Una vez que uno se hace mayor y va tamizando todo lo que le han inculcado, casi siempre se produce una purga. Una vez hecha la separación, se queda uno solamente con la fracción fina y toda la parte gruesa retenida es rechazada. En cuanto a pedir perdón también pienso que no es necesario pues, como muy bien dice Ulpiano: “hemos dispuesto de casi diez lustros para forjarnos criterio propio”. Así pues, tranquilo Pepe. Se agradece el gesto, pero todo está en su sitio.
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