viernes, 6 de diciembre de 2013
¡YA PASÓ SECUNDINO!
Hace pocos días llegó la noticia del fallecimiento de José
Cosmen Adelaida, magnífico empresario, aseguran todos quienes le conocieron y
trataron. Aunque a lo largo de la vida
no he tenido demasiado “feeling” - me parece que así se dice ahora en plan
moderno y fino - con el mundo empresarial, también lo digo yo, conociendo la
magnitud de su obra.
Con muchos
empresarios como él, alguno más hay, y no tantos diazferranes, bastante mejor
sería la situación económica de nuestro país. Si a su gestión empresarial algo
se le pudiese reprochar, serían sólo sus trabajadores, aquellos que le ayudaron
a montar ese imperio, quienes pudieran
hablar.
De sus cualidades humanas poco o nada puedo decir. Tengo un
vago recuerdo, de cuando él era mozo y yo un niño, de verle en la tienda de su
casa o por El Paseo, siempre elegantemente vestido, al menos a mí me parecía.
Pero habiendo conocido algo más a alguno de sus hermanos: nuestro antiguo
rector en Corias y al que atendía la tienda familiar, siempre amable, con una
palabra cariñosa y un caramelo a mano para los críos que esperábamos a que
nuestras madres terminaran de hacer la compra, no induce a dudar de que haya
sido una buena persona.
Pero no pretendo, está lejos de mi intención, hacer aquí
ningún tipo de panegírico. Los han hecho y harán, con más conocimiento y
motivo, su familia y amigos. Solo intento rescatar algunos difusos recuerdos
que me trae la luctuosa noticia.
El recuerdo de aquella camioneta, la llamaban de distintas
maneras pero aún no autobús, que hacía el recorrido de Cangas a Villablino y
pasaba por Limés. En Limés había entonces pocos relojes. Dos o tres casas,
entre ellas la de mis padres, lo tenían de pared, pero como era necesario darle cuerda todos los días casi
siempre estaba parado y los pocos relojes de bolsillo que algunos hombres
atesoraban, casi siempre heredados de padres o abuelos, dormían en los cajones
esperando ser lucidos, sujetos por la correspondiente cadena, un día de fiesta,
cuando hubiera que ir a Cangas o a cualquier otro lugar de postín. Por eso el
reloj que regulaba la vida de Limés, supongo que también de otros pueblos del
Luiña o del Naviego, era el paso de la camioneta de Secundino. Era común
escuchar a diario por el pueblo gritar, ¡ya pasó la camioneta de Secundino!
para sacar del lecho al que remoloneaba en la cama, o para llamar al madrugador
que se afanaba labrando, cavando la huerta o trabajando en la viña, avisándole
que fuera a casa para almorzar.
Cierto que en Limés
había otros relojes, pero estos solo funcionaban cuando hacía sol. Así, cuando
el sol daba en el campanario de la iglesia, eran las doce, mediodía, la hora de
xiantar, o por la tarde, cuando se retiraba por la ladera dejando el valle en sombras y éstas llegaban al
Cabanés, (donde Antón El Chicote tiene la viña con cuyas uvas elabora el
Penderuyos) era que se acercaba el final del día, hora de empezar a recogerse.
La camioneta de Secundino va asociada a otros muchos
recuerdos, de tintes épicos en aquella edad, imposibles de contar, ahora, aquí.
Quizá el más nítido, el viaje más emocionante, fue una excursión a Leitariegos
para subir a la laguna y al Cueto de Arbas. Aunque a este último, a los que
éramos más pequeños, no nos dejaron subir.
Era infinitamente
mayor la ilusión aquella de subir a Leitariegos, que la experimentada ahora,
por visitar el rincón más exótico de la
tierra. Además, en Leitariegos, estaba la aduana de arbitrios, la frontera
hacia un mundo misterioso y desconocido. A partir de allí, nos decían, eran
inmensas las llanuras que llegaban hasta el lejano Madrid, y más allá de
Madrid.
No solo disfrutábamos los críos, aquellas excursiones eran
una explosión de alegría general en un tiempo en que estaban permitidas pocas
alegrías. Todas, y todos, lo recordaréis. Se cantaba a la ida y aún con más
brío, después de correr con abundancia la bota, a la vuelta. Canciones que
seguro aún resuenan en muchos oídos. Todo tipo de canciones, y aunque el
experto es Gión me parece recordar que una de las canciones que más éxito tenía
era esa de: “Y son…y son…y son…unos fanfarrones, que cuando…que cuando… van por
las calles… van robando corazones” ¿Era más o menos así Gión?
Corto por falta de tiempo y para no resultar más pesado. Sin
embargo produce cierto vértigo pensar que sobre aquellas camionetas, se haya
edificado una parte importante de la gigantesca empresa actual.
Por cierto, y ya termino; la que aparece en una fotografía
del blog, en la que estamos subidos para llevarnos de excursión a Santa María
del Mar y Luanco, ¿era de Secundino, ya pertenecía Alsa o pertenecía a otro
transportista? No lo recuerdo, tal vez aparezca algún rótulo, pero hace tiempo
que veo la fotografía.
Ulpiano Rodríguez
Calvo
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5 comentarios:
Ulpiano en su entrada pregunta si los autobuses que llevamos a la excursión de Santa María del Mar, y que se ven en una foto que está en el blog, que fue hecha antes de partir a las puertas del colegio, eran de Secundino y creo que no. Me parece que eran de Manolo el de La Regla que hacía la línea de Onón. Aunque no sé si lo eran todos. Igual en esta ocasión contaba con refuerzos pues, toda aquella flota de “autopullmans” no creo que fuesen de un solo empresario.
Muy parecido a lo que cuenta Ulpiano, de que el paso del autobús de Secundino por Limés servía de referencia horaria para muchos, diré que en el valle de Rengos pasaba tres cuartos de lo mismo. La línea de Rengos era propiedad de Pepe el de Rengos (casa de Manolo Segundo de Rengos) y el nombre oficial era “El Correo”. Supongo que se le denominaba así porque portaba la correspondencia. En la foto de esta entrada se pueden apreciar las tres categorías que había entonces para viajar cómodamente en autobús: la primera clase la formaban los asientos situados de la mitad del autobús hacia adelante; de la mitad hacia atrás era la segunda clase y la tercera era la parte de arriba, de la baca del coche, cuyas escaleras de acceso se ven perfectamente en esta foto. Normalmente en tercera solo viajaban los hombres pues, las mujeres no se podían exponer a subir por las escaleras con faldas para no revolucionar demasiado al personal que iba detrás de ellas. Aunque con aquellas faldamentas que gastaban poco podían enseñar. De todos modos, no sabemos si “Jesusín” utilizaría este medio de transporte, aparte del suyo propio que sería la mula, porque de hacerlo, seguro que estaría bien atento a ver si había alguna mujer en la cola dispuesta a subir a tercera, para ponerse justo detrás de ella.
En este autobús de ALSA que vemos en la foto tiene la escalerilla de acceso a la 3ª clase (la más ventilada, la busines class) por un lateral bien visible y aquí era muy difícil el subir por la escalera y pasar desapercibido a los ojos del cobrador y del conductor, una vez que estos ya estaban dentro del coche, pero en el caso de la línea de Rengos los autobuses tenían la escalera por detrás, en la parte trasera que estaba mucho más camuflada, y siempre había algún caradura que esperaba a que arrancase el vehículo para subirse en marcha por detrás. Luego a la hora de tener que apearse hacía lo contrario. Un poco antes de la parada, iba descendiendo por la escalera poco a poco hasta el último peldaño, a la par que el vehículo iba aminorando la velocidad para detenerse y, cuando le parecía que la velocidad del coche era similar a la marcha de él corriendo, apeaba los pinreles al asfalto y galopaba agarrado a la escalera un tramo, hasta que lograba el equilibrio para poder soltarse. Así el jeta, al quedar distante de la parada oficial, se libraba de las iras del cobrador y de tener que pagar el importe del billete. En la línea de Rengos había un personaje mayor, de más de cincuenta años (cincuenta de los de entonces), muy conocido por ser asiduo a practicar todo este tipo de trapacerías que más de una vez le tuvieron que agarrar de las solapas para sacarle el importe del billete o bajarle del autobús a medio trayecto. Otra de las veces, este individuo se ve que calculó mal el aterrizaje y se dio una buena toña contra el asfalto. Aún así, quería echarle la culpa del descalabro al conductor, diciendo que había frenado en seco mientras él descendía por la escalera.
Amigo Ulpìano,te sabes la letra mucho mejor que yo,así es y tengo que decirte que tus andanzas con el Frailín de Limés también te ayudó a recordarla,cuantas veces las habreis cantado juntos y tú haciendo dúo con él???seguro que sí,recuerdo que era una de esas canciones que casi siempre terminabas la verbena,la cena o la reunión de amigos,son popurrís de siempre y cuando hay fiesta salen a relucir.En cuanto a la empresa del transporte que comentas,ya te dice Benjamín que eran de Manolo de la Regla,yo iba en tercera,se me ve difuminado y al que sí ves muy claramente es al P.Jaime,recuerdo aquella excursión perfectamente, a Santa María del Mar.
En cuanto a los empresarios de esas tierras canguesas,debemos sentirnos todos muy orgullosos,con mucho esfuerzo y habilidades consigueron crear muchos puestos de trabajo,generar riqueza para la región y ya no solo a nivel provincial,sino que a nivel nacional y hasta Mundial,tú conoces a alguno que con sus Industrias lácteas Asturianas(ILAS) tienen expandida su comercilización por varios países de Europa,América,México y china,al igual que la empresa de transportes Alsa,que saliendo de aquellas camionetas consiguieron situarse a la cabeza del mundo en cuanto a tranporte por carretera se refiere,no estoy diciendo nada nuevo y menos para gentes canguesas,pero es de bien nacidos ser agradecidos y mucha gente les estará siempre,el fallecimiento de Dn José Cosmen,es una pérdida muy sentida especialmente por su familia,pero también él contaba con mucha gente que le apreciaba sinceramente,lo sabía muy bién y así se lo demostramos en el sepelio tanto en Tanatorio,en los Carmelitas,su parroquia en Oviedo o en Cangas,es verdad que los años no perdonan,ya tenía 85,pero aún así,con el sentido del humor tan característico que siempre tenía,él decía si la media son 78,a mi me regalaron 7 de más,pero claro cuando llega el final siempre hay esperanzas de seguir un poco más...todos tenemos un día y una hora y a Pepe Cosmen le llegó el día 1 de Diciembre,Descanse en Paz.También nos enteramos y lo sentimos, del fallecimiento de Nelson Mandela,un hombre que después de pasar por los mayores calvarios,consiguió el repeto del mundo con su generosidad,su lucha por los derechos humanos y hacer del pueblo Africano igualdad al resto del mundo blanco,por algo le dieron entre otros muchos premios,el Nóbel de la Paz y el Príncipe de Asturias de la concordia,fué un hombre extraordinario,mundialmente reconocido.
Bueno ya se me fué el tiempo amigo Ulpiano,ya sabes a seguir cantando...en el monte del Acebo yo perdí la liga verde...yo perdí la liga verde...a que también la sabes???pues síguela,que la música alegra el alma,un abrazo.
Ulpiano, la noticia del fallecimiento de Pepe Cosmen, yo creo que no dejó indiferente a los cangueses, me refiero a los que nacimos aquí y conocimos, aunque fuera a través de los medios de comunicación, su trayectoria empresarial.
Yo conocía más a su familia que a él. Aunque, por supuesto, sí lo conocía, e incluso hablé unas palabras de saludo en tres o cuatro ocasiones, estando yo con mi padre o mi suegro.
Recuerdo, de la tienda, a sus padres, Secundino y Amalia, eran gente muy afable y así eran todos los hijos/as. Yo, salvo al P. Basilio, la hermana mayor, y el propio Pepe, que ya no estaban por Cangas desde que yo recuerdo, conocía y trataba, desde cuando era niña, a los demás.
En cuanto a lo que cuentas del autocar o camioneta –que se decía entonces-,que si mal no recuerdo eran de color granate, los que vivimos por la zona que estaba desde su casa, que era la salida y llegada, hasta Villablino, nos servía de orientación para la hora. En aquellos tiempos es verdad que no vivía la gente tan pendiente del reloj. Por mi barrio, también era orientativo para el tiempo, el toque de la campana para entrar y salir del Colegio de las Dominicas, el pasar de ida o vuelta, o a comer, los trabajadores de la Carpintería de Cuervo, que en aquellos años era bastante gente. También se oía, el reloj llamado de Cangas, que es el que está en la Basílica. Una cosa muy curiosa era que decíamos “ya dieron las siete –o la hora que fuera- por Cangas”. Lo peor del caso era que “la hora de Cangas” no solía coincidir con la hora oficial, pero mucha gente se guiaba “por Cangas”. Con el tiempo eso desapareció, sobre todo desde que llegó la televisión.
Eso que dices de la cuerda del reloj era otra cosa que tenemos olvidada. Siempre se olvidaba uno de dar cuerda, tanto a los relojes de casa, como a los “de pulsera” que así se llamaban
-parezco a Jesusín- y también a los que tu dices de cadena, que solían ser de marca Roskopf, al menos uno que tenía un tío mío. A mi padre no le recuerdo ninguno de esos.
Dice Galán que al autocar de Rengos le llamaban “El Correo”, yo también lo recuerdo así, y al de Oviedo “La Línea”.
Gión, que es el experto en música y letras de canciones, mira como sabe que tú también las debes de saber por tus andanzas con el Frailín de Limés, que tantas ferias y fiestas animó en nuestros años jóvenes.
Hablando de música,ya se pasó Santa Cecilia,patrona de los músicos,Santa Eulalia de Mérida y la Virgen de Loreto,patrona de la aviación,el pasado día 10 lo celebramos como cada año los jubilados de Iberia con una misa en Sanjuan y comida en la chalana,siempre presta compartir un día con tus antiguos colegas,ya somos 45 y la generación va madurando,se nos ve ya metiditos en años aunque con el humor de siempre,esperamos seguir celebrándolo muchos años más.bueno amigos que ya va siendo hora de retirar,parece que ya se avecinan lluvias,la verdad estas últimas semanas por estas tierras las lluvias fueron escasas,el frío si que se dejó sentir,así que ahora que llueva un poco que se irán esas heladas tan peligrosas y desagradables,un abrazo,Feliz Navidad a Todos y que nos toque un pellizquín de lotería que ya va siendo hora.
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