sábado, 4 de febrero de 2012
SANTA ÁGUEDA
Hace poco un sesudo y famoso escritor, cuyo nombre ya casi no recuerdo, decía que quién escribe sobre sus vivencias no suele tener imaginación o puede resultar patético. Como a mi me gusta recordar, lo poco que la goma del tiempo aún no ha borrado, y leer a quienes recuerdan, hago caso omiso a este señor reincidiendo en el vicio de anteriores entradas.
De todas las festividades, Santa Águeda siempre fue una de mis preferidas, bien por la época temprana o por el entorno lúdico al que la llevo asociada. Santiso y Santa Águeda en Castro eran las únicas fiestas por aquella zona de Cangas antes de Pascua. En Castro tenía tíos y primos, y desde que recuerdo, hasta entrar en Corias e impedírmelo las clases, todos los años subía, unos con mis padres y hermanas invitados por la familia, otros como monaguillo acompañando al cura. Las comidas, como en todos los pueblos entonces, eran pantagruélicas, no menos de diez o doce platos,- cecina, chorizo, lomo, chosco, de aperitivo, para continuar con sopa, cocido, arroz con pito, fritada de cordero, chuletas empanadas, pernil asado…., entre los que recuerdo, con el colofón de un jamón entero cocido. De postre arroz con leche o brazo de gitana, todo regado con abundante vino.
Entonces me gustaba mucho la sopa, tomaba dos o tres platos y ya no podía comer del resto, esto a pesar de los consejos del cura D. Ismael quien me insistía en no comer de los primeros platos y hacer como él. Pasaba de todos hasta llegar al pernil y al jamón, entonces atacaba con ahínco.
Cuando los mayores, después de comer o cenar, marchaban al baile los guajes quedábamos en la casa jugando y asaltando las botellas de anís y coñac dejadas sobre la mesa. Preparábamos solysombras que entraban bien, con alguna consecuencia. Entre otras, en una ocasión, envuelto por el sopor, caí de una pared sobre la que me había sentado pillando dos dedos debajo de una de las rodillas, días después las uñas se tornaron negras hasta que mudaron.
Para bajar, ya tarde, nos iluminábamos con colmeiros, aquellas gigantescas antorchas de paja, que además de dar luz calentaban y ahuyentaban a los lobos, no deseados compañeros en las crudas noches de invierno.
Años después descubrí nuevas Águedas. Al emparentarme por aquella zona, las famosas de Zamarramala. El arraigo popular, tradición, colorido, el folclore de esta fiesta ligada a las mujeres me cautivó. Aún parece sonar la dulzaina de Agapito Marazuela, magnífica persona, recopilador del folclore castellano, represaliado político por comunista y al que tuve la suerte de conocer personalmente con motivo de un homenaje que le tributamos, año 1977, en Casa Duque de Segovia.
Con la llegada de la democracia en muchos pueblos y ciudades floreció, con mayor o menor fortuna, esta fiesta asociada al derecho de la mujer a disponer de su cuerpo. Lástima que al día de hoy, basta leer los periódicos, muchas mujeres continúen sufriendo violencia como aquella santa de Catania.
Ulpiano Rodríguez Calvo
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5 comentarios:
Ulpiano, dile a ese sesudo escritor que nada sale de la nada y si él no escribe de sus vivencias lo hace de las que ve, le cuentan o ha tenido alguien, todo ello entremezclado con las suyas propias -metidas de soslayo y con disimulo- y todo ello adobado con algo de imaginación. Así escribió San Pedro -si es que escribió algo-, así se escribió la Biblia y así escribe la mayoría. Cuando leí, hace muchos años, a Henri Charriere "Papillón" -autobiografía llevada al cine y repuesta en TV" no hace mucho-, no me aburrí y me gustó mucho.
Particularme, a mí me gusta escribir -bajo la forma antes dicha- implicándome y como aquel director de cine a veces siendo uno de los personajes secundarios o el principal.
No hay más que dos clases de escritos: los que aburren y los que no; los que son interesantes y los prescindibles.
El tuyo, Ulpiano, me ha hecho retroceder a fiestas similars de mi infancia. Vale, pues.
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Por aquí se celebró el día dos la Fiesta de las Candelas, de gran tradición en Villafranca de los Barros y otras poblaciones. A ver si tengo un rato y os envío foto y descripción de cómo la vivimos el otro día.
Me gustaría, amigo Ulpiano, saber quien es el escritor que dice esa frase "no suele tener imaginación o puede resultar patético". Patético me resulta él, con esa frase. ¿Cuantos escritores llegaron al Nobel, precisamente con el apoyo de obras basadas en sus vivencias personales? ¿Cuantas grandes obras son recuerdos y vivencias personales?.Sin comentarios.-
Boris Pasternak, por ejemplo. Aelxander Solstenichen (no sé si se escribe así), por ejemplo. Etc, etc.
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Respecto a lo que dije en mi primer comentario, matizar que hay escritores cien por cien fabulistas (Julio Verne, por citar al paradigma de la invención literaria o Emilio Salgari) y los que hacen novela fruto de investigación, tal es el caso de Arturo Pérez Reverte en "Trafalgar", publicada en el bicentenario de la batalla del mismo nombre.
Todo cuanto dije sobre en qué se basan la gran parte de los autores al escribir, es fruto de lo que me salió a "botepronto", sin mucha reflexión ni análisis, que es como se hacen -al menos yo- los comentarios (otra cosa son las entradas, donde se puede uno explayar más, razonar y analizar en mayor profundidad). Además esa cuestión sería más propia de una mesa redonda o seminario donde hubiese algún escritor o estudioso literario.
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Como no me gustan las cosas a medias, redondeo:
BORIS PASTERNAK, poeta y novelista ("El Doctor Zhivago") fue Premio Nobel de Literatura en 1958, y dicen los analistas de su obra que en esa famosa novela -llevada al cine- está él mismo. En concreto, cuando el Doctor se va de casa porque familia o parientes suyos están poco menos que esperando a que se muere para repartirse su herencia, le sucedió a él realmente.
ALKSANDR SOLZHENITSYN (que se escribe así), fue también P.N. de Literatura en 1970 y su novela "El archipiélago Gulag" son vivencias suyas.
"EL QUIJOTE", en algunos pasajes secundarios o no tanto (como el del cobrador de impuestos, el del secuestrado en Argel, etc.) son vivencias de Cervantes. (De esto estaba medio seguro ayer, pero hoy
se lo pregunté a mi hija, profesora Filología Hispana, y me lo confirmó).
LAMENTO haber hecho tantos comentarios y ocupar tanto espacio, pero "Lo bien hecho, bien parece".
Y ahora, Ulpiano, te toca: ¿Quién era ese escritor. El primer día que vaya a la Biblioteca pregunto qué obras tienen de él. Y veo.
Francos, al no llevar un diario y confiarlo todo a la maltrecha memoria cuando algo me llama la atención, posteriormente, suelo recordar más aquello que dicen o escriben que quién lo ha dicho o escrito. En este caso tengo dudas sobre el autor y no sería correcto, por mi parte, aventurar el nombre. Sí lo sitúo como habitual colaborador de dominicales, en uno de los cuales casi seguro leí sus opiniones. Yo soy suscriptor de El País y El País Semanal lo leo con regularidad….pero también acostumbro a leer el Magazine que los domingos acompaña al asturiano Nueva España.
Siento no poder responder con exactitud a tu pregunta.
Un abrazo.
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