jueves, 14 de julio de 2011
PROTAGONISTAS SÍ, PERO ALGO ÁGRAFOS
Pepe Morán en su entrada, Memoria histórica y Corias, hace referencia a la existencia de diferentes periodos de tiempo que hubo a lo largo de los siglos, en los que apenas se produjeron cambios o avances dignos de mención, en cuanto a la evolución y mejora de la vida del hombre. Pero el objetivo principal de su artículo no estaba en resaltar la aparición de los grandes acontecimientos históricos, sino más bien en otros de ámbito mucho más reducido, casi local que, aunque en su momento apenas fueran perceptibles, con el tiempo han dado lugar a uno de esos pequeños “trozos” o fragmentos de la historia del Occidente asturiano, que Morán ha bautizado como “generación protagonista de un cambio histórico”.
Hay veces que las ideas novedosas parece que surgen de por sí, sin que haya un motivo aparente que impulse a las personas para que de buenas a primeras, den un vuelco total en su forma de pensar y de actuar. Una vez transcurrido el tiempo nos damos cuenta que, aquellas innovaciones que en su día no se consideraban como muy prometedoras ni beneficiosas, sin embargo al cabo de los años es bien notorio que han supuesto una gran mejora, tanto en la vida de las gentes como en el desarrollo de los pueblos. Estas personas que sin pretenderlo fueron protagonistas directos de tales avances, se puede decir de ellas que, aún sin ser muy conscientes, forman parte de esa referencia que estableció un antes y un después.
Este es el caso que Pepe Morán dice de los alumnos del Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias de los años sesenta, que bien pudieran ser una generación guía, es decir, que con ellos se inició un cambio generacional muy importante en cuanto a las mejoras culturales e instructivas que los jóvenes de la zona comenzaron a recibir; sobre todo, si las comparamos con la escasa formación cultural que recibieron sus padres y abuelos. Utilizando un símil geológico podríamos decir que esta generación cauriense, a nivel local, bien podría equipararse a lo que representa un plano de estratificación en la formación de las rocas, que es una discontinuidad que marca y separa dos épocas muy diferentes y distantes entre sí: tanto por la diferencia de tiempo entre ambas partes, como también por las características que las componen. En el caso de los alumnos de Corias de los años sesenta, se puede decir sin miedo a errar que las mejoras educativas que disfrutaron, comparadas con las que recibieron sus progenitores, fueron muy grandes e innovadoras.
Pepe Morán tiene esta percepción desde los años que estuvo ejerciendo de secretario, educador y profesor en el internado del Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias. En aquellos años pudo llegar a palpar y conocer de primera mano, la realidad social y educativa que había en el concejo de Cangas del Narcea, y compararla con la de otros concejos de la provincia, o con el resto del Estado.
Los casos concretos que menciona en su artículo, de compañeros nuestros que él consideró como representativos de las situaciones familiares que imperaban en la zona, han sido esos probablemente, por proximidad y afinidad con el autor, pero también podrían ser otros cualesquiera del internado pues, salvo raras excepciones, la mayoría de nosotros pertenecíamos al mismo o similar rango económico y social. Los alumnos del Convento de Corias que proveníamos principalmente, bien del concejo de Cangas, de los concejos limítrofes o del resto de Asturias, estaba claro que pertenecíamos a familias normales, con recursos económicos reducidos y, de no haber sido por el Instituto Laboral, nuestros padres por muchos esfuerzos que hicieran , probablemente nunca tendrían a su alcance la oportunidad de poder enviarnos como internos a colegios privados de Oviedo, para cursar bachiller e ir desterrando la tradición de pensar que los estudios eran exclusividad de los más pudientes.
Creo que nuestro amigo y antiguo profesor, Morán, tiene toda la razón en cuanto a su apreciación, de considerarnos “generación guía de un cambio” y, de todos nosotros es bien conocido , que el Occidente asturiano fue muy beneficiado y agraciado con la decisión de comenzar a utilizar en 1957 el convento de Corias como un Instituto Laboral. Principalmente por lo que representaba un importante centro de formación para una zona atrasada como era el Occidente astur que estaba muy aislado y desconectado del centro de la provincia. Además de la incomunicación existente, estaban las circunstancias de atraso que imperaban en la zona. El colegio se concibió pensando precisamente, en un alumnado de pocas posibilidades económicas, y que gracias a la buena gestión llevada a cabo por los dominicos estas precariedades monetarias eran apoyadas y casi sufragadas con ayudas estatales en forma de becas que, por lo general, casi cubrían el importe total de los gastos del interno. A cambio el alumno debía de hacerse merecedor de tal beneficio esforzándose en los estudios día a día, para ir superando los cursos y lograr mantener dicha ayuda.
De todos nosotros, salvo contadas excepciones, eran muy pocos los que tuviera, uno o los dos padres con estudios medios o superiores. Como mucho, algunos contarían con la enseñanza primaria, y seguro que no todos. Sin embargo, gracias al INSTITUTO LABORAL SAN JUAN BAUTISTA DE CORIAS, se cambió aquella triste tendencia y una gran mayoría de los jóvenes alumnos que allí se formaron, finalizaron con un bachiller superior que les dio opción a poder continuar estudios medios o superiores en la Universidad. Este cambio supuso una gran mejora cultural generacional, respecto de los padres pues, ellos no tuvieron a su alcance la opción de poder llegar a adquirir una titulación, ni de bachiller, ni universitaria.
Las promociones de Corias de aquellos años, aunque muchos no sean conscientes del todo, del hecho en sí; sí debieran aceptar que fueron protagonistas de ese cambio generacional que se produjo con ellos en la región. También conviene destacar la meritoria labor de los dominicos que gracias a su tenaz dedicación a la enseñanza pudieron sacar adelante el colegio, a pesar de las muchas dificultades que tuvieron en un principio hasta lograr su pleno funcionamiento. Tampoco se debe olvidar el buen sentido y visión de futuro que tuvieron los padres de los alumnos, cuando aceptaron prescindir de su valiosa ayuda en la casa, y decidieron enviarlos a estudiar para acabar de una vez por todas con la incultura y el analfabetismo que existía por tradición.
Gracias a todas estas personas, y también al esfuerzo personal de los propios alumnos, la mayoría de los que pasaron por Corias en aquellos años, hoy pueden sentirse satisfechos de haber pertenecido a aquella generación de alumnos que lograron ser los primeros bachilleres y titulados que hubo dentro de su entorno familiar.
A partir de los años setenta, y una vez llegada la época democrática al país, la mayoría de los chicos y chicas, hasta de los pueblos más remotos del concejo de Cangas, ya tuvieron la oportunidad de poder estudiar una carrera, y hoy día será rara la casa donde haya jóvenes, que no cuente con más de un licenciado; probablemente, alguno de ellos sufra el inconveniente de no poder colocarse en lo que ha estudiado, pero cuenta con una formación y una licenciatura universitaria en su currículum.
B. G. G. (bloguero prior)
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1 comentario:
Pepe Morán dice que el personal visitante del blog y antiguos alumnos suyos, son un tanto ágrafos, y tiene toda la razón; pero si observamos la foto de la entrada, bien parece que no debieran serlo ya que, escribir no escribirán mucho, pero leer, ¡vaya si leen! Basta con mirar para esta foto mañanera de domingo en el patio, para darse cuenta de lo aplicados y ensimismados que se les ve a todos leyendo El Serrucho.
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