martes, 11 de marzo de 2014
CADA COSA A SU DEBIDO TIEMPO; SALVO LAS CASTAÑAS
Si hablamos de fogones todos
sabemos que una gran mayoría de los productos alimentarios que utilizamos
a diario en nuestra cocina son congelables,
sin que por ello pierdan o mermen excesivamente
sus características organolépticas. Pues bien, de toda la variedad existente que tenemos a nuestro
alcance, hay un fruto de temporada muy
rico, propio y genuino del concejo
cangués, que todavía hay bastante gente que no ha probado a congelarlo. Me estoy refiriendo a las
castañas. Y yo esta práctica ya la conozco desde el año 1995 porque lo había visto hacer
en El Bierzo, para eso esta ubérrima comarca
leonesa cuenta con numerosos y extensos sotos
de castaños, y comercializa y exporta anualmente una producción muy importante de
este sabroso producto. Para eso posee variedades
de castañas de la más afamada calidad del país,
junto con las gallegas y las asturianas.
Recuerdo que era por el mes de
julio cuando estaba un señor haciendo
una fogata en el patio de su casa en Vega de Valcarce y yo al pasar a su lado le comenté que el día no estaba muy propicio
como para permanecer cercano al fuego, ya que
tendríamos una temperatura
ambiental que superaría bien a gusto los
treinta y tantos grados a la sombra. El señor me comentó que no le quedaba otro
remedio pues, trataba de hacer brasa
para asar unas castañas como obsequio para los visitantes familiares que tenía
de Barcelona, ya que les gustaban mucho y las de la temporada venidera no podrían
probarlas pues, se marcharían bastante
antes de que llegara la cosecha. Yo me quedé un tanto sorprendido al decirme
aquello pues, los castaños en esa época
del verano aún están e flor. Es cuando comienzan a echar las velas o candelas,
y para ser de las castañas viejas del otoño anterior, me extrañaba mucho pues
lo lógico es que estuviesen ya secas y duras como pedernales. El berciano al
ver mi asombro, me desveló el secreto y me explicó que se trataba de castañas
congeladas, pertenecientes a la cosecha
anterior.
Entonces yo, rápidamente, le
pregunté si después de congelarlas sabían tan bien como al natural pues,
ignoraba por completo que se congelasen tales frutos. A lo que el hombre me
contestó que ellos lo venían haciendo desde hacía ya unos años y que apenas se
notaba la diferencia. Y si la castaña
era de buena calidad mantenía prácticamente, el mismo sabor que estando madura
recién recolectada. De hecho, me sugirió que esperase a que saliera la
primera hornada y así podría comprobarlo por mí mismo. Efectivamente, transcurridos unos minutos sacó
unas pocas de prueba y estaban
sabrosísimas y bien calentitas. Lo del exceso de temperatura no fue problema ninguno
gracias al hermoso porrón de clarete de Cacabelos, bien fresquito, que tenía el
buen señor a mano para poder aliviar el calor que despedía la hoguera.
A partir de ese momento me quedé
con la receta y nada más llegar la siguiente
temporada de recolección se lo comenté a varias
personas de mi entorno, las cuales ese mismo año ya se aficionaron a esto y, a partir de entonces, todos los
años suelen seleccionar unas cuantas bolsas de las mejores para meter al
congelador. Pues bien, en estos días que estuvimos en Posada me regalaron unas
pocas que habían congelado expresamente para mí, y para no tener que esperar a que llegase San Juan o la canícula, pusimos manos a la
obra y les dimos calor rápidamente.
En la foto se puede ver el buen
aspecto que presentaban. Estaban estupendas. La única precaución que se debe de
tener a la hora de ponerlas en la chapa , bombo u horno, es echarlas
directamente según salen del congelador con los cristales de hielo pegados y
todo, sin esperar a que se descongelen pues, si se echan al fuego una vez
descongeladas, se ponen negras.
B. G. G. bloguero "Prior"
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5 comentarios:
¡Sí señor! Muy interesante la receta. La castaña es un fruto exquisito de sabor y un gran nutriente que aporta proteínas, minerales y vitamina C.
Me pregunto sobre la receta del congelado y asado de la castaña fuera de la fecha de su recolección, ¿cuándo se le debe hacer el corte que evite su explosión?
Una precaución importante a tomar que no he dicho, es que a la hora de congelarlas conviene antes pincharlas o hacerles un pequeño corte lateral, porque luego pasado el tiempo, a la hora de ponerlas a asar como están congeladas no seremos capaces de pincharlas y de no haberlo hecho antes, la traca puede ser digna de las fiestas del Carmen cangués.
Benjamín, en casa de mi familia de Limés también llevan bastantes años congelando las castañas.
Bien arroxiadas en el tambor están tan buenas como las frescas.
José Manuel, nada más acordarme del detalle del pinchazo o corte, al ir a ponerlo ya he visto que tú lo habías echado en falta. Muy bien.
Benjamín, tienes una manera de presentar las cosas que menos mal que ya cenamos y que la hora no es muy propicia para comer castañas. Si las llego a ver a las seis o siete de la tarde…
Yo también preparo cinco o seis bolsas con algo más de medio kilo cada una, y las congelo. Previamente les hago un pequeño corte –el característico de asar las castañas-. Algunos años me llegan a la siguiente cosecha, -una o dos bolsas- pues un día que se me olvidan que las tengo, otro que se me hace tarde. Siempre quiero asarlas para el día uno de mayo pues antes, cuando todavía no había congeladores, se guardaban –no sé cómo- para comer una, al menos, ese día, para no desmayarse en todo el año. Recuerdo una vez, tendría unos diez años, que fui con mi padre a Bimeda y allí fue cuando nos invitaron y nos dijeron, por primera vez, los “poderes que tenían”. No sé si vosotros oísteis tal cosa. Yo lo volví a oír más veces. Supongo que el desaparecido, por el momento, Jesusín, sabrá de ese tema.
En cuanto a la calidad de las castañas del Bierzo y de toda Galicia, pero creo que sobre todo Orense, no hay ninguna duda. Además las preparan en tarros con almíbar, también hacen marrón glacé, y no digamos las tartas de castañas que preparan en Orense capital. En el Parador de Villafranca del Bierzo compramos este verano unos tarros con castañas en almíbar.
Hablando de tartas de castañas, en el Restaurante Marroncín, en la época de otoño-invierno, preparan un pudin de castañas que está buenísimo. Bueno, yo si saco el tema de “dulces” tengo para escribir dos días, pues son mi debilidad. Tengo que reconocer que ya los años se van notando hasta en eso, pues ya estoy un poco más moderada.
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