viernes, 3 de diciembre de 2010
CACHINOS DE CANGAS
Después de leer el comentario de Victor Gión sobre el librín de Manolo Román, buscando en Internet he encontrado este relato que trascribo literalmente.
Al atardecer, después de una dura jornada laboral nada como ir a la bodega a echar un porrón de vino con los parroquianos y de paso merendar y charlar. Manuel Fernández Álvarez "Manolo Román", ya fallecido, nos dejó un entrañable libro titulado "Cachinos de Cangas" donde dedica varios apartados a esta costumbre:
La señal de venta del vino de Cangas era un ramo de hiedra que el bodeguero o cosechero colocaba en la puerta. Estas bodegas se abrían, por lo general, a la caída de la tarde, cuando la gente había terminado ya la jornada de trabajo, y era de ver la gente que a ellas acudía, bien con la botella o garrafón para consumirlo en casa, o bien provistos los hombres de un bocadillo, que les servía de cena, preparado previamente en casa, por la esposa. Y de este modo, alternaban unos con otros, charlando sobre todas las cosas que ocurrían en el pueblo, y degustando aquellas pequeñas, pero muy sabrosas viandas, remojadas con el vinín de Cangas, trago a trago, despacio, sin apuros, y con mucha serenidad, dentro de la mayor armonía y camaradería.Hubo épocas en que estas bodegas adquirieron una clientela numerosa. Eran como los bares o cafeterías de hoy, en aquellos tiempos, y en ellas se confundían y alternaban gentes de tosas las clases sociales, y en alguna ocasión se expendían también en ellas, tajadas de “bacalao rebozáu” y unos bollos de arenques, que sabían a gloria, aparte de los productos del cerdo....
A estas bodegas dedica varios versos, como estos:
La bodega del conde
Patio noble y señorial, / Mesa y bancos proletarios, clientes fijos y diarios: / Joven, viejo y otoñal.../ La puchera vale un real / Del vino noble de Cangas; / Hay muy diversas viandas; / Hay cuentos y hay cantarinos,/ y hay unos buenos vecinos / En un ambiente especial.
Además de la bodega del Conde, menciona las tres del barrio de Ambasaguas: la de Sotero, la de Eduardito y la del Nenín. Pero especial atención dedica a:
La Bodega de Antón
"La Bodega de Antón es un lugar donde todos los cangueses hemos ido muchas veces a pasar un rato agradable. Allí había la seguridad de un buen ambiente, pues siempre se encontraba uno con un grupo de cangueses tradicionales, que hablaban y comentaban mil cosas, de Cangas sobre todo, y ello dentro de unos tonos sumamente graciosos y simpáticos, sin ofensas para nadie, y con un gracejo y una salsa especial, que originaba un gran contento, y obligaba a uno a volver siempre a la Bodega de Antón. El aliciente principal, aparte de estos parroquianos cangueses, era el buen vino que allí había, vino de Cangas auténtico, sin mixtificaciones, pues aquello era una fabricación completamente artesanal. El viñedo de Antón se extendía todo él alrededor de la bodega, y por ello, cuando se vendimiaba iba directamente a las tinas donde se cocía y fermentaba. Luego se hacía el trasiego, siempre sin salir de la bodega, siempre sin salir de la bodega; se ponía la llave en la barrica, y de allí a la jarra o “puchera”, o al porrón, y la gente a degustar aquel bálsamo famoso, que cuanto más bebías, más querías beber, pues además de tener un paladar y buquet delicioso, era muy suave y estaba siempre a una temperatura ambiental de aquella bodeguina incomparable, llena de frescor y bienestar (...) En verano era fabuloso sentarse arriba en la terraza, lleno de familias que merendaban tranquilamente, ofreciéndose unas a otras, en intercambio de hermandad, las vianda que traían, pues todo era de todos. Por el invierno se reducía la cosa, y generalmente solo iban hombres, y podía verse desde Cangas una gran hoguera, señal de que en la Bodega de Antón se estaban asando castañas, en el fuego de los sarmientos de la viña, que se guardaban desde la poda para estas ocasiones, y puedo deciros que no las había más ricas; y entonces sí que se podía apreciar la bondad del vino de Antón... Hoy esta costumbre adopta otras formas más de bares, chigres y cafeterías, pero en algunos lugares se mantiene como en las bodegas de Eduardito o la del Nenín, cuando se acerca el Carmen. Tambien a la Bodega de Antón siguen acudiendo un grupo de parroquianos con pan, jamón, queso, chorizo o similar que comparten unos con otros mientras beben un porrón de vino y charlan tranquilamente de la vida y sus cosas, con gran ingenio, y algunos días despejados se contempla salir la luna nueva por encima de Vallinas, y otros trae Balbina unos tomates o unos piescos de viña que bien acompañan la placidez del lugar"
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5 comentarios:
Es evidente, que Cangas esta bien surtida de bodegas,seguro que en la época que citas, entrañables,da gusto el cariño con que lo comentas el tú articulo.Pero a mí,la bodega que más me interesa, es la del Convento.¿Como era?.Nunca la vi,si se donde estaba y que ahora será la que se utiliza por la empresa vinicola.-
Si tienes razon Galan la bodega de Anton habia buenas farturas hasta hace poco,buenas meriendas ademas era un sitio precioso con aquella terraza debajo de la parra por cierto era un sitio que de pequeña iba mucho con mi familia,yo suelo caminar mucho por esa carretera y todavia antes de morir Balbina que no hace mucho como2 años o algo mas no se el tiempo pasa rapido siempre te decia al bajar para nena que hice frixuelos lleva uno pa merendar o cstañas si era su tiempo ella siempre tenia algo para las que muchas veces nos sentabamos un poco con ella a charlar ,ahora su hijo JOse Maria creo que tiene cerrado pasas por alli la echas de menos siempre te decia algo y esta aquello un poco triste se la echa de menos.Aquello tambien le llamaban Somio.Saludos Maria.
Miguel ángel, ¿Pero cómo puede ser posible que nunca hayas entrado a la bodega? Cuando íbamos los fines de semana al Acebo o, a otros sitios de excursión campera, antes de salir siempre nos pasábamos acompañados de algún fraile, e incluso de Francisco (el sordo), por este lugar para llenar la mochila de conservas y alguna otra cosilla…
La bodega del convento era paralela al claustro norte que tenía dirección Este –Oeste y era coincidente justo con su tramo central delimitado por los otros dos claustros perpendiculares a éste, que iban desde el patio principal a la Iglesia y a la Portería.
La bodega era de planta rectangular y ocupaba el espacio situado entre este claustro más al norte y la fachada del monasterio que da al patio principal. Tenía la entrada por el claustro en la parte más cercana de éste hacia el comedor de los frailes. Constaba de dos alturas: la misma que el claustro más otro tanto bajo el suelo. La parte alta a ras del claustro se comunicaba con la inferior mediante una rampa y unas escaleras de madera. Las paredes laterales de la parte superior tenían adosadas en toda su extensión unas estanterías de madera con varios anaqueles repletos de víveres, que hacían de despensa. En el nivel inferior subterráneo, estaba la verdadera bodega del vino con varias tinas y barricas.
Precisamente, los restos de la antigua iglesia románica, del siglo XI, descubierta durante la fase de excavación del aparcamiento subterráneo, están situados una mitad bajo el patio principal, y la otra mitad bajo la antigua bodega. En la actualidad las nuevas Bodegas Monasterio han sido trasladadas a la parte más distante del edificio exterior donde están las instalaciones del Parque Natural Fuentes del Narcea, que ocupa lo que eran las antiguas cuadras.
La puerta que he mencionado de la bodega era la de entrada de personal, la que se utilizaba habitualmente. Había otra puerta grande de dos hojas para el servicio de la bodega que se accedía desde el lado oeste, frente por frente al bicicletero, pero ésta entrada solamente se abría en tiempos de vendimia.
Amigo Galán,describes la bodega como si estuvieses en este momento en su interior.Yo si sabía donde estaba y por donde se entraba pero...en su interior nunca había estado.Sería que a las labores de carga y descarga mandabamos a nuestros "empleados".
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