sábado, 25 de diciembre de 2010
MENÚS NAVIDEÑOS
Llegadas estas fechas, queramos o no, todos somos un poco víctimas del excesivo y desmedido consumo, pero unos mucho más que otros. También sabemos que una gran parte de los ciudadanos que, afortunadamente, pertenecemos al mundo desarrollado nos empeñamos en despilfarrar y tirar la casa por la ventana, sin mucha justificación ni criterio, para poder ser degustadores de los alimentos más exóticos y caros que el mercado nos depara para estas fechas. Yo diré que entre los menús principales con más arraigo navideño a nivel nacional tenemos: el pavo, el capón, el besugo, el lechazo, y como broche de oro el marisco; con la angula a la cabeza, simplemente, por ser muy escasa y por el desorbitado precio que llega a alcanzar para estos acontecimientos festivos. También el caviar, pero menos.
En la zona interior del occidente asturiano, el menú más popular que teníamos en los años de nuestra juventud, lo componía casi en exclusiva el pitu de corral criado en casa, y como postre la compota de peras de invierno junto con el turrón y la sidra achampanada El Gaitero. El cordero también era parte del menú festivo, pero éste se consumía más en las fiestas patronales de verano y en las celebraciones más numerosas familiares, como bodas y bautizos.
Siempre que se habla de consumir carne de cordero recuerdo la costumbre, aún hoy día vigente, de adquirir el animal completo para prepararlo de diferentes formas y para nutrir la despensa familiar durante varios días. Si el animal procedía de la zona y se sacrificaba en la casa, pasaba un poco como con el cerdo que se aprovechaba todo de él.
Pero de todo lo aprovechable del cordero había una parte en concreto, que siempre servía de burla y mofa cuando se decía que figuraba entre los platos del menú de la casa a donde fuera uno invitado a comer y, era simplemente por lo delicada y esmerada que debía de ser su limpieza para poder consumir tal parte con tranquilidad. Para los muy suspicaces llegado el caso, si el ama de la casa donde se iba a comer, tenía fama de ser un poco “espesa”, para qué hablar. Los remilgados comensales, en cuanto advertían de que había tal cosa en el menú, solían buscar vagas disculpas antes de tener que hincarle el diente al sospechoso plato.
La parte en cuestión del animal, que se dedicada a la preparación del enigmático plato, no eran ni más ni menos que los intestinos del cordero; los cuales como es lógico, para poder consumirlos sin reparo en casa ajena, era preciso saber a ciencia cierta que, para su elaboración se había contado con una higiene esmerada y garantizada. La materia prima de este menú como he dicho lo formaban las delgadas y largas tripas que constituyen el intestino delgado del animal; las cuales, una vez desprovistas de todo residuo que pudieran tener tanto del alimento del animal como de los restos de jugos gástricos, bien peladas y convenientemente lavadas, pueden tener el mismo valor gastronómico que cualquier otra parte del cuerpo del animal. Si sería así que, para algunas personas, dicho guiso, era su plato preferido. Pero la verdad es que, eran los menos los que tenían estos gustos.
Me estoy refiriendo a: LOS MOSCANCIOS. Hoy día me da la impresión que, en la zona de Cangas, debe de ser un alimento totalmente en desuso, casi obsoleto. Digamos que en aquellos tiempos, este plato siempre era menospreciado y se tenía como una comida de calidad inferior y ordinaria; por eso servía de mofa siempre que salía a colación. Tanto es así que, esa palabra también se utilizaba, de forma peyorativa y figuradamente, para denominar o menospreciar a las personas que fueran sosas y sin gracia.
Pero este ancestral alimento, aunque nos pareciese que solamente se elaboraba en nuestra zona, no es así todavía hoy día pues, en la Mancha, concretamente en la zona de Toledo, también se prepara y se consume esta parte del cordero como plato típico y puntero; pero allí se presentan de diferente forma. Se enrolla la tripa sobre dos palitos colocados perpendicularmente en cruz, a modo de ovillo, y se hacen al horno; se conocen con el nombre de Zarajos. En La Rioja también se preparan de forma similar y se les denomina, Embuchaos. En fin, que los Moscancios de marras, aunque en nuestra zona ya en aquellos tiempos se tenía reparo en decir que se habían comido, se siguen consumiendo en varios sitios más del país, y son más populares de lo que pensamos.
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2 comentarios:
Me extraña bastante que Víctor Gión no haya dicho nada todavía de los moscancios, ya que él cuando de joven iba con La Nopal a tocar a las romerías del concejo, seguro que se los han puesto más de una vez en las comidas de los pueblos. Además esta delicada y olorosa vianda me han dicho que era un alimento muy apto para los músicos de instrumentos de viento, como era el caso Víctor. Daba igual que el saxo fuese alto o tenor, en ambos casos había que inflar con mucha fuerza los mofletes para sacarle las notas al sonoro instrumento. Víctor, yo tengo una sobrina ahijada que también toca el saxo estupendamente y por eso sé que los saxofonistas de hoy día, echan mucho de menos los desaparecidos moscancios.
Amigo Benjamín,los moscancios no sólo no los conocí,es que ni me sonaban,tu desde luego eres una persona singular,recuerdas todos los pormenores de antaño y de una manera graciosa,pero en cualquier caso si los moscancios eran así de fuertes no creo que fuesen muy apropiados para a continuación dar un concierto de saxo,fuese alto o tenor,no ni hablar,el aire hay que dosificarlo a través de los pulmones y soplar con la boca en la boquilla,de esta manera suena el instrumento...si haces comidas como la que citas posiblemente el aire no salga por la boca...más bien por otro sitio nada adecuado para dar un sólo instrumental.tú ya me entiendes,así que tranquilo,por cierto recuerdo ahora que en una fiesta en el Pontigón,ahí donde tú tenias al amigo Avelino,el de los pasteles,cierto es que los músicos nos llevaban a comer a distintas casas y a mí,me tocó a casa del Sastre,quieres creer que por poco me hace uno,el buen señor en cuestión después de darme muy bien de comer,entablamos una gran conversación y al final me proponía una tela de príncipe de gales,para hacerme un hermoso traje,me estoy riendo un montón,recuerdo tus pasteles de la confitería milagros y mi traje,es curioso,si seguimos así tenemos cuerda para rato...oye?sabes una cosa?...creo que el concurso acaba de empezar,es uno nuevo,se trata de adivinar quién será el tal josé,o el hijo,me da igual,cada uno se divierte como quiere,es cierto pero,nosotros también y si le parece que de la cara como un campeón,hay algo que me suena,el royalty,desde luego de bilbao no,este es de Cangas,o como mucho del concejo.Slds
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