WELTANCHAAUNG

Este horrendo palabro es alemán. En español sería algo así como cosmovisión…..pero, no. No tiene traducción. Si se tratara de una palabra inglesa, aunque tenga fácil traducción, preferimos decirla en inglés. Si es alemana no hay manera de españolizarla. Está claro que todo lo inglés nos ha colonizado hasta límites ridículos. Sobre todo las palabras inglesas que terminen en ING deslumbran al público: mobbing, parking, camping, fitting, trecking, etc. Cada año aparecen dos o tres que son recibidas con éxito. Hace años un amigo quería constituir una nueva empresa y me rogó que le ayudara a ponerle nombre. Por supuesto, él exigía que llevara una palabra inglesa. Acordamos llamarla EUROPEAN WORK. Tuvo mucho éxito.

Quedamos en que WELTANCHAAUNG no tiene fácil traducción. Sería algo así como principios y fundamentos para una interpretación global del mundo. Tal  es, por ejemplo, una religión, una teoría política (marxismo, nazismo).Casi todas las grandes utopías han sido una WELTANCHAAUNG, la mayoría inocuas, pero otras peligrosísimas. Varias de las grandes  utopías de los filósofos alemanes del S XIX, terminaron en un horror. Se puede decir de las utopías, como de las escopetas, que las carga el diablo. Siempre aparece un loco que trata de imponernos la felicidad a punta de pistola.

Este comienzo tan culto me ha salido así ante la necesidad que tengo de  analizar a un personaje que sólo es definible con una palabra alemana de alta filosofía,

Resulta que EL CABIRU  no habría pasado a la historia si no fuera  que y estoy muy atento a poner por  escrito cualquier evento o personaje que tenga algo de genial. Resulta que el citado paisano  era muy especial, pero no demasiado original. Recuerdo alguno en Cangas que no  le iba  a la zaga. En una palabra EL CABIRU era un tragón. Pero un tragón patológico. Cuentan y no acaban sobre su capacidad para deglutir cualquier cosa, sólida o liquida. Cuentan que en una ocasión  se bebió de un solo trago una botella de aceite. También cuentan que no se le podía encomendar el llevar la comida a los cerdos porque se comía la mitad por el camino. De él se puede decir que vivía únicamente para comer. Su vida laboral fue un tanto errática. Tampoco importa  mucho a efectos de lo que nos interesa de él. Sí es seguro que trabajó en la mina de la COBERTORIA, pues allí sucedió  el evento que autoriza a catalogarle como un filósofo.

Un día se encontraba el CABIRU en el andén de la estación, juntos con varios de la mina, entre ellos mi tío Jesús fue quien me contó lo allí protagonizado  José, alias EL CABIRU. Fue en la   postguerra cuando aún funcionaban locomotoras de vapor. Allí llegó un mercancías arrastrado  nun lleva vapor una de esas maquinitas. Llegó exhausto porque los que trazaron el ferrocarril del Pajares allá por el S. XIX le dieron a la vía, en aquel trozo, un desnivel del 3,5 %. Algo casi inasumible para aquellas máquinas. Bueno, pues llegó. Para reanudar la marcha tenían que echar arena en los raíles para ayudar. Y, mira tú por donde, el CABIRU tenía un hermano que era fogonero y venía en aquella máquina. Se detuvo el tren y el fogonero bajó un peldaño de las escalerillas de acceso y, agarrado a la barra de ayuda, empezó a llamar a su hermano el CABIRU a grandes voces: ¡PEPE!  Y el CABIRU nada.¡PEPEE! Repitió el fogonero. El CABIRU nada, ni caso. Así cuatro veces, hasta que uno de los que allí estaban le recriminó.”. Pero, coño, CABIRU, contestai al tu hermanu!.”  El CABIRU se excusó: “Va, déjalo en paz  nun ves que nun quier na?”  “Cómo sabes tú que nun quier na, contestoi el otru. Y el CABIRU sentenció: “¿Nun ves que con una mano ta agarrau a la barra y en otra mano nun lleva na ?”

Es decir la WELTANCHAAUNG del  CABIRU era: la comida y la nada. En esto no hacía más que seguir el ejemplo de tantos pensadores famosos que le precedieron: .C. MARX: ”la economía y la nada”, NIETZCHE: “el poder y la nada” FREUD: “ la líbido y la nada”, MARCUSE: “ LA REBELDÏA Y LA NADA”, W. REICH: “el sexo y la nada”. Y hace bien poco teníamos un político en España cuya filosofía era: “la nada y la nada”.

El CABIRU tenía otro problema no menor. Cuando cobraba  tardaba unos tres días en regresar a casa. De esos conocí  muchos yo siendo guaje. En una ocasión el CABIRU tardó cuatro días  en regresar. Su mujer, una santa, se lo recriminó. JOSE se explicó: “ Ye que fui a Oviedo a comprar unes botes nueves  y perdí el tren de las 10 y10”.

Un genio, lo que se dice un genio.

Pepe Morán, dominico ex