miércoles, 14 de diciembre de 2011
VIAJE A LA HISTORIA
Agustina Raimunda María Saragossa y Doménech.-
Por este nombre quizá no la conozcamos, pero si decimos Agustina de Aragón o “La Artillera” seguro que sí.-
Viajamos a la Ciudad de Ceuta, donde reside nuestro personaje, preguntamos por la calle Real y nos indican un edificio llamado “La casa grande”, nos recibe nuestro personaje, elegante y bien vestida, era Agustina, Agustina de Aragón.
Mi primera pregunta fue que nos aclarase su lugar de nacimiento, se puso seria y me dijo:
Estoy harta de que se dude de mis orígenes…soy catalana, mis padres fueron Francesc Ramón Saragossa i Labastida y Raimunda Doménech i Casull, ambos Leridanos, yo nací en Barcelona, concretamente en el Barrio de la Ribera, en la calle Sombrerers. Me bautizaron el día seis de marzo de 1.786 en la Iglesia de Santa María del Mar en Barcelona.
¿Cómo fue a Zaragoza?
Me casé con dieciséis años. Mi marido Juan Roca i Vilaseca era cabo de artilleros, desde el primer momento participó en la guerra de la Independencia, estuvo en muchas acciones bélicas como La Batalla del Bruch. Fue destinado a Zaragoza, cuando la ciudad estaba sitiada nos encontrábamos en ella.
Ud. está considerada un mito de la guerra de la Independencia, una heroína. ¿Fue para tanto?
Si le soy franca…no lo sé. En realidad fue por casualidad…me explico: Mi marido se encontraba defendiendo La Puerta del Portillo, como casi todos los días le llevaba la comida, cuando llegué el panorama era desolador, muertos (mi marido entre ellos) mal heridos, uno de los artilleros heridos tenía la mecha encendida, se la arrebaté y disparé el cañón, los franceses que intentaban entrar por la brecha abierta tuvieron que retroceder. Esto permitió que nuestras fuerzas reforzaran La Puerta del Portillo.
¿Fue reconocido su acto heroico?
Sí, pero no se me otorgó ningún galón, al enterarse el General Palafox del hecho me hizo “artillera”, en aquellas circunstancias era importante, entre otras cosas, te permitía comer el rancho de soldado.
¿Fue prisionera?
Al caer Zaragoza el 21 de febrero de 1.809, fui prisionera, pero tuve la suerte de ser liberada en un canje. Se me olvidaba decirle que llegué a Sargento y Subteniente, mi máxima graduación.
¿Se sintió Ud. utilizada?
¿Me imagino que se refiere a que visité la mayoría de los frentes de guerra para animar a la tropa?
Sí
Pues no, en aquel momento eran necesarios los ejemplos de heroísmo y yo me presté a ese papel.
¿Estuvo casada en segundas nupcias?
Sí, de mi primer marido tuve un hijo Juan que se hizo médico, luego me casé con Juan Cobos Mesperuza (también médico) con él que tuve una hija, Carlota.
¿Vivió en el sur?
Sí por el clima y los destinos de mí marido concretamente en Sevilla y ahora ya ve, en Ceuta.
Me despido de esta ilustre dama, agradeciéndole su amabilidad y su respuesta a mis preguntas.
Me entero de su muerte, que ocurrió el día 29 de Mayo de 1.857. Tenía 71 años. Sus restos fueron trasladados a Zaragoza en 1.870 primero al Pilar y el día 14 de Junio de 1.908 a la capilla de la anunciación de la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, donde reposan. Nuestra heroína fue cantada por Lord Byron en su Childe Harold. -
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Aquí de nuestra heroína Agustina, yo he leído una versión hecha en cómic, un tanto chusca, que es para partirse el pecho. Se titula: La verdad de la Historia. Entre otros desmentidos históricos que hace, dice que la brava Agustina no repelió a los franchutes con disparos precisamente de cañón, sino con los efluvios propios de otra arma muy parecida a cañón, pero que se escribe con dos oes.
D. Benjamin, confío y deseo que su viaje de regreso a León, fuese sin contratiempos y este Ud. en su hogar. Al resto no les pregunto, pues su viaje era muy corto, confiando que fuese feliz. Espero con impaciencia su reportaje, que fue sin duda, una reunión, muy emotiva y simpática.-
Parte del "resto" da señales de vida anunciando el regreso a la Villa de Jovellanos sin novedad.
Estupenda velada "cultural" la celebrada hoy en Urbiés, donde además acompañó el tiempo.
El viaje de regreso sin novedad alguna. Hice una paradita en casa Ezequiel para tomar café y desaguar un poquito y, una vez aligerada la carga, el auto lo agradeció tanto que comenzó a ir mucho más ligero. Tal fue el brío queadquirió, que casi sin darme cuenta me puso en León en un pispás. ¡Estupendo día hemos pasado! Ahora a preparar la reseña de la velada.
Sin ningún contratiempo por lo que observo. Me alegro. Día muy completo, agradable y a repetir. Me llamó Balsera y todavía estaba enaguando con el potaje. Y yo también.
Publicar un comentario