MATIZACIÓN ESTACIONAL

En estas  zonas frías del centro-norte de nuestra Península Ibérica, como son parte  de las provincias que conforman la Comunidad de Castilla y León, cuando los medios de comunicación anuncian la entrada oficial de la primavera, si los miembros de este numeroso gremio fueran celosos con su trabajo y siguieran algún manual de estilo o de  buenas formas, yo pienso que deberían puntualizar la noticia de la misma guisa que se hace con la hora peninsular y canaria; más o menos de esta forma: Hoy día 21 de marzo, equinoccio de primavera, se producirá el cambio de estación  a la hora tal…;   con la excepción de una serie de regiones conocidas por todos, en las cuales sabemos que  aún tardará un mes más por lo menos en hacerlo. Eso, si llega a entrar…

A propósito de esta chufla que hago yo, recordaréis que el amigo Francos a principios del mes de enero, ya habló de que en aquellas fechas sus almendros estaban en flor en su pueblo y alrededores. Lo mismo pasaría en todo el Mediterráneo. Sin embargo, aquí en estas latitudes lindantes con las estribaciones montañosas del norte peninsular, recias y frías hasta más no poder, debo decir que yo no había visto ningún vestigio anunciante de la próxima estación primaveral hasta  hace un par de días. Ante tan insólitas  y puntuales manifestaciones por parte de la naturaleza de la posible llegada de la primavera, me he quedado fascinado del todo al toparme con  estos sorpresivos y agradables indicios  durante uno de los paseos matinales. Tal es así, que di la vuelta a casa a buscar la cámara fotográfica para poder inmortalizar estos tímidos testigos que son augurio de la próxima primavera y  que vemos en el encabezamiento de esta entrada.

Después de hechas las fotos, durante el resto del trayecto he pensado que  sí es importante que quede constancia de estos parvos brotes primaverales pues según llevamos el año, que no hay mañana que nada más abrir el ojo ya nos despertemos con  algún novedoso recorte económico y como consecuencia más apriete de cinturón. Ante la falta de nuevas ideas, no tan restrictivas como las que se les ocurren  a nuestros políticos,  me sobreviene apuntar que, como medida economizadora, probablemente aplaudida por Bruselas,  no estaría nada de más el saltarse este año la primavera y con ella todos  sus fastos,  tales como son los: falleros, semanasanteros, feriales con fino aligerado, travesías rocieras, comuniones…etc.  De esta guisa pasaríamos directamente del crudo invierno y austeridad cuaresmal a las rebajas del “gafoso” julio, sin tener que visitar obligatoriamente, ese lugar que frecuentamos todos y donde se hace primavera antes que en ningún otro sitio.

Con esta sugerente medida, sería guardar la chamarra con naftalina hasta el próximo invierno y acto seguido sacar el pantalón corto, las chanclas y la camiseta con la propaganda de la Fanta. ¡Menudo alivio! Aparte del ahorro monetario, nos evitaríamos el engorro de tener que devanarnos los sesos, como todos los años, pensando en qué prenda podríamos estrenar el Domingo de Ramos o de Pascua, pues forzosamente algo siempre hay que estrenar. Ya lo dice nuestro refranero: “El que no estrena el Domingo de Ramos, es que no tiene ni pies ni manos”.  

B. G. G. blogurero “Prior”