miércoles, 21 de noviembre de 2012
VIAJE A LA HISTORIA (LA BATALLA DE ESPINOSA DE LOS MONTEROS)
En Espinosa de los Monteros, al norte de la provincia de
Burgos, en la comarca de las Merindades, en el año 1808 se produjo una cruenta
batalla entre las fuerzas españolas y el francés, fue librada los días 10 y 11
de noviembre de 1808, el ejército francés al mando del general Víctor, frente
al teniente-general Joaquín Blake jefe del ejército español de Galicia. El
general francés Víctor quiso borrar su humillación en la batalla de Valmaseda
enviando todas sus tropas frente al ejército español, la confusión en el
ejército español hizo que se retiraran aunque la derrota no fue decisiva en si
misma, fueron perseguidos en su huida por el general francés Sovit. En León el
23 de noviembre de 1808 el teniente general Blake contaba con 10000 hombres a
su mando, 3 días después dejó el mando al marqués de la Romana En esta
batalla murió Vicente María Acebedo y Pola que aunque no era asturiano, pues
nació en Vigo en 1726 y falleció en Reinosa en 1808, fue nombrado en mayo de
1808, en el alzamiento de la guerra de la Independencia ,
general jefe de las tropas de Asturias, de ahí su vinculación con nuestra
región, herido en la batalla, su ayudante Rafael del Riego tomó el mando y
llevo a Acebedo, pero las tropas francesas les persiguieron dándoles alcance,
Rafael del Riego intentó por todos los medios salvar la vida de Acebedo pero
fue asesinado a bayonetazos, Rafael de Riego fue arrestado y enviado a Francia.
En la entrada adjuntamos dos fotografías que corresponden a
Espinosa de los Monteros, el Palacio de Chiloeches y la torre de los Velasco.
Miguel Ángel Vázquez
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8 comentarios:
Miguel Ángel, eres un gran dinamizador del Blog. Además nos das “clases” de historia, pintura… Yo siento que los días laborables, salvo alguna excepción, no tengo tiempo nada más que para dar un vistazo y no puedo participar en alguna cosa que me gustaría. De todas maneras no sé si llegaría a tiempo porque los blogueros/as aciertan todo y muy rápido.
Además de buen participante se nota que es buen viajero y detallista, salvo que nos esté dando gato por liebre y lo esté sacando de alguna enciclopedia. No lo creo.
Sea como sea, me alegro que retomara su participación en el blog; eso es síntoma de que se está recuperando y es para conglatularse.
Me pasa como a Maribel, y ya lo dije varias veces, el tiempo empleado con este aparato no es lo suficiente como para estar al día.
Estuve unos días por el Véneto y vengo un tanto sorprendido del nivel de vida de aquella zona. Nada comparable con nuestra querida España.
Ulpiano lo puede confirmar. No se ven locales con el letrero de: se vende, se alquila, se traspasa, liquidación por cierre, etc, etc.. Mucho comercio abierto los 7 días de la semana y todo bastante más caro que aquí.
Si alguno quiere algún detalle de la zona, con mucho gusto será atendido
Esperando que Samuel nos amplíe sus andanzas por el norte de Italia quisiera corroborar la primera impresión que apunta. Aunque hace años que no voy por el Véneto, desde antes de la actual crisis, esa zona, hace ya décadas, es considerada el milagro económico de Italia.
Conocidas son las tremendas diferencias entre el Norte y el Sur en ese país, mucho más agudas que en España. En el sur continúan campando la Camorra, la Mafia y demás organizaciones de extorsión; cada una con su nombre según la región en la que opera; mientras, en el norte, más impermeable a esas bandas, se ha desarrollado un importante tejido industrial. La característica principal de la industria véneta es estar basada en la pequeña empresa con un alto nivel de innovación y competividad que convirtió a esta región, una de las más pobres de Italia – Durante siglos, los vénetos con dificultades para sobrevivir en su tierra, fueron trasladados al centro de Italia para colonizar tierras insalubres y pantanosas- en pujante enclave económico.
Recuerdo una pequeña empresa, que casualmente conocí, ubicada en un pequeño pueblo, con pocas decenas de trabajadores, dedicada a la fabricación de algo tan, aparentemente, nimio como los cierres de alambre para las bebidas achampanadas; era tan alta su especialización que se habían hecho con el mercado mundial fabricando millones de esas anillas, y con una importante facturación. Hasta los chinos, que habían pretendido hacerles competencia, fracasaron en el intento.
Claro que a Italia también le afecta esta crisis, más visible desde la Toscana hacia el sur, con bolsas de pobreza y desarraigo social.
Pero existen tres factores, junto a otros a favor y en contra, que les diferencia de España: Tienen más recursos, se saben vender mejor, y no han sido presa, en igual medida, de la codicia que ha generado la actual burbuja inmobiliaria.
Solo citaré dos de esas diferencias.
Han sabido conservar su patrimonio histórico-cultural permitiéndoles desarrollar un turismo muy lucrativo, mientras por aquí, cada vez más, se impone el turismo de botellón.
En los Súper de cualquier país del mundo los estantes están repletos de aceites con marca italiana, vendidos a precio de oro. La mayoría de ese aceite ha sido producido en España, exportado a granel y envasado en Italia.
Ulpiano, poco puedo ampliar a lo que tu has apuntado. Cierto que está muy implantado el pequeño comercio. Todo a lo largo de las calles se ven pequeños establecimientos, pudieran ser familiares, con una superficie no mayor de una habitación donde la gente entra y sale continuamente con bolsas en la mano. También están las grandes cadenas, pero predomina el pequeño negocio. Mucha pastelería y pastichería con gran surtido de dulces y pastas. El restaurante y el hospedaje es caro, comparado con España. Padua (Pádova) es una ciudad llena de vida por la cantidad de estudiantes que circulan por las calles con sus bicicletas viejas y destartaladas. Tiene un cierto parecido a Santiago de Compostela con sus soportales y su ambiente estudiantil. Según las estadísticas, tanto Padua como Ferrara, cuentan con el mayor número de bicicletas de Europa y es un auténtico expectáculo ver los aparcamientos de estos vehículos, en plena calle aunque el cambio de propietario,motivado por los descuideros, es bastante frecuente.
A pesar del temporal, que recorrió la zona días antes, pudimos visitar Venecia sin utilizar las pasarelas ni las catiuscas pero, eso si, llena de turistas como en pleno verano.
Mi estancia en la región de El Véneto fue en el año 1996, así que ya no sirve la opinión sobre la situación económica, pero sí sobre el aspecto turístico.
El primer sitio de esa zona que visitamos fue Verona, como no podía ser menos nos gustó mucho, pero no era buen momento. Debido a la guerra de la antigua Yugoslavia, había muchos inmigrantes-refugiados, que al no tener medios económicos, tenían que sobrevivir y el apoderarse de las pertenencias de los turistas era el medio más utilizado. Había mucha inseguridad. Así que no podías dejar de estar pendiente de tus bolsos-carteras, relojes, prendas de ropa que llevases en la mano etc. Todas las cafeterías y restaurantes de las zonas que frecuentan los turistas, tenían personal de seguridad. Con lo que en cuanto veías los sitios acudías a “descansar” a uno de ellos, donde te cobraban por dos cafés 1200 pesetas al cambio, pero te sentías tranquilo.
Desde Verona fuimos a Venecia. Allí la seguridad ya era la normal. Los precios muy caros también. Y de Venecia yo sólo diría que es de los sitios que no se olvidan. Nosotros íbamos en un viaje organizado. Primero hicimos una visita general, y después un paseo en góndola. Nos juntamos unas veinte personas y contratamos un “Tenor” que iba en una góndola al lado de las nuestras, con un acordeonista, cantando las típicas canciones populares italianas (O sole mío, Torna a Sorrento, etc.) No sé si el “marco” influía, pero nos gustó mucho a todos. Llegó la hora de comer y la tarde libre. Como no podía ser menos, volvimos a la Plaza de San Marcos y entramos a tomar algo al Florian Café. Tampoco se olvida. Parece que entras en un sitio lujoso de dos siglos antes. La decoración parece “como si fuera” la primitiva. Asientos de terciopelo rojo “envejecido” las mesas de mármol, incluso la vajilla. Y la distribución en varias salas de diferentes tamaños.
Al atardecer, volvimos a la misma Plaza y entonces nos sentamos en la terraza del otro café famoso: El Quadri. Allí estuvimos escuchando la “orquestina” de unos cinco componentes, lujosamente ataviados de negro a modo del siglo XVIII, tocando clásicos. El resto de cafés de la plaza, incluido el Florian, tienen orquesta también. Terminamos el día en un espectáculo músical llamado “Musicanti”. ¡Ah! se me olvidaba decir que tuvimos suerte y la plaza no estaba inundada.
Al día siguiente salimos para Padua. Lo primero que hicimos fue visitar la Basílica de San Antonio, y luego el resto, pero después de Venecia…
¡Qué casualidad!, en la primavera del 96, coincidiendo con Semana Santa, estuvimos más de una semana por esa zona de Italia y no recuerdo, como dice Maribel, especial inseguridad. Si es cierto que la pequeña delincuencia, ligada a la pobreza y un tipo de inmigración, estaba extendida por Italia desde bastante antes de la guerra de los Balcanes. Pocos turistas dejarán de recordar, sobre todo en Roma, la imagen de los grupos de niños y niñas echándose encima con los cartones de pedir, rodeando, para intentar desvalijar al incauto que no se los sacudía, aunque fuera, con un guantazo. Por no hablar de otros asaltos, ejercidos con más violencia; algunos los padecimos.
Pero este tipo de delincuencia, excluyendo mafias, siempre me ha parecido similar a la de España.
Por aquellas fechas si recuerdo que existía tensión en el ambiente y muchos policías por la calle, no solo en Verona, también en las distintas ciudades del Véneto, Friuli-Venezia Giulia que visitamos. El origen de esa tensión estaba en la proximidad de Aviano, donde tenían la base los aviones que bombardeaban la entonces Yugoslavia. Las manifestaciones pacifistas se sucedían por estas ciudades, y hasta la misma base. La zona estaba muy sensible.
Desde el Lido de Venecia se podía ver, en ocasiones, el ir y venir de los aviones cruzando el Adriático, portando su mortífera carga.
Venecia es cara, muy cara si te pretendes alojar en un buen hotel céntrico y no en uno de los que suelen ofrecer las agencias de viaje en el industrializado Mestre. Nosotros, en esta ocasión, tuvimos suerte, alguien, en Roma, nos facilitó la dirección de un convento de monjas, al lado del Gran Canal, donde alquilaban austeras pero cómodas y baratas habitaciones. Tenían una pega, la hora límite de entrada eran las diez de la noche. Pero como anochecía pronto, madrugábamos y pateábamos Venecia, las islas o, ya con el coche, lugares más lejanos, esa hora nos resultaba ideal para retirarnos a descansar.
Maribel recuerda el Florian y algo tiene ese lugar que siempre retiene recuerdos. Precisamente, durante ese viaje, estaba allí tomando un Averna y en la mesa de al lado, sola, con la cara lánguida de siempre y tomándose un café, se encontraba María Kadama la viuda de Borges. Con esta señora, casualidades de la vida, volví a coincidir años después, pero ya no retengo donde.
De estar por la zona con tiempo es muy recomendable visitar, entre otros muchos lugares, las villas de Palladio en la ribera del Brenta.
Como ya comenté, el nivel de vida es muy superior al de España, pero se veía mucha gente pidiendo por las calles y durmiendo en las estaciones.
Paradojas de la vida.
Un detalle que me llamó mucho la atención es la poca iluminación de las calles y los pueblos, parecido a Oviedo que despilfarra watios por todos los rincones. Las farolas están apuntando al suelo con lo que sólo iluminan la calle y desde un plano superior no se ve claridad ninguna sobre la cuidad.
Toda la zona está muy bien comunicada con tren y bus. Desde Padua, donde acampamos, había trenes o autobús, cada hora, con Venecia, Verona, Ferrara, Bérgamo, etc. y con mucha ocupación.
Ulpiano, nosotros estuvimos en El Véneto a principios de septiembre del año 1996. Quizá hubiera algún acontecimiento reciente que provocara la inmigración masiva. Como decía, la inseguridad fue sólo en Verona. De hecho, era el único sitio con personal de seguridad en los establecimientos de hostelería céntricos.
Cuando me refiero a continuación a Venecia ya digo que la seguridad era la “normal”. Eso quiere decir, para los que estuvimos en aquellos años al menos, que hay que estar muy pendiente, porque en cuanto te despistas te quedas sin algo. Eso sí “muy delicadamente”, sin que te enteres.
Cuando llegamos a la Catedral de Florencia, de lejos se veían muchos hombres de traje y corbata hablando por los móviles y yo “inocente” pregunté al guía. ¿Habrá algún personaje importante que hay tanto escolta? Me dijo que no eran escoltas, que eran los “descuideros” vestidos así para despistar a los turistas. Pero que si se acercaban mucho, con sólo mirarlos con recelo, se retiraban, que no querían problemas con la policía que ya los tenía fichados.
En cuanto a lo caro que es Venecia, nosotros estuvimos en un hotel de tres estrellas céntrico “pasable”, a simple vista parecía una casa con balcones normal, luego tenía un patio interior. No recuerdo el nombre ni tampoco que nos costara demasiado teniendo en cuenta la zona en que estábamos que todo es carísimo. Para mi la ubicación de los hoteles es muy importante, porque siempre tuve arritmias y a veces necesitaba ir a descansar un rato, y podía entrar y salir sin depender de transporte, como me pasó en algún sitio. Por eso aprendí.
En nuestra casa estuvieron, un día del Carmen, en 2002, un matrimonio de Udine y su hijo. Los invitó nuestra hija. Vinieron a conocer el norte de España, aprovechando que su hijo estuviera de Erasmus en Oviedo, y siguieron el mes de julio con la casa que había ocupado el hijo y otros compañeros. El chico era Tándem de italiano de ella. Les gustó muchísimo decían, sobre todo la madre, “una giornata bellissima”. Marcharon a las dos de la madrugada.
Dice Samuel que hay poca luz en las ciudades, y ya pasaba entonces así. Voy a contar una de mis “miserias” del viaje aquel. En Padua, por la noche, en un paso de peatones, casi me atropella una moto, me llegó a tocar, pero todo quedó en un susto.
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