viernes, 30 de noviembre de 2012
MIALMA, MERECIOME LA PENA VENIR
En mi
pueblo, bueno en de al lado –en el mío éramos tan grandones y “listones,…-, vivía no ha mucho tiempo un
hijodealgo arrinconado incluso por su
familia que le llevó a la soledad y automarginación. No obstante yo he citado muchas veces sus
elementales sentencias, como la que he utilizado para titular estas líneas,
pues de él se puede afirmar que nunca hizo daño a nadie, ni siquiera al Tordín
del señor Morán. Otro santo más. Cada vez que íbamos al pueblo, no sé cómo se
enteraba, como mucho a la media hora ya estaba en nuestra casa. Sabía que “algo
caía”: Un cafetín con un pastel, o un trozo de bizcocho, alguna vez, pocas por
no haber otra “llambionada”, media copita de anís dulce, ¡claro! Y siempre
permanecíamos con él mientras, con toda parsimonia y cuentos de fulano o
citana, se tomaba aquel agasajo. Se levantaba pero no tenía gana alguna de
marchar, hasta que le advertíamos que se fuera que le iban a reñir en casa,
pues a lo mejor había abandonado las vacas a su suerte o el cesto de las
castañas, o lo que fuese con tal de disfrutar de aquellos momentos. A nosotros
nos ponía al corriente de los sucedidos desde la última vez y cuando juzgaba
que aquél hecho que contaba era, a su juicio, cosa mala, repetía:
- ¡Ay que
ver, ay que ver, ¿cómo fulanita habrá hecho eso?, hay que ver,…, yo, no lo
esperaba…! Cuando parecía que ya iba, preguntaba:
-¿Queréis
que os parta un “brazau” de leña? ¿Daisme una peseta y os la parto? He de
advertir que con ese capital él iba a la tienda y compraba unos caramelos o unas
galletas de coco. Anda, daime una pesetina, insistía.
-Hoy no
tenemos, ¡anda pa’casa que te van a pegar!
-Pues,
pártola igual. Y la partía y la dejaba amontonada bien curiosa.
-Pero daime
una peseta y canto la Campanera. Si por fin le dábamos alguna moneda, daba un
paso para atrás, se cogía las manos y dejábalas “colgando” por delante y
cantaba, y reíase feliz de repartir lo
mejor que tenía y mostraba su alegría
diciendo:
-Pues ahora
voy cantar el Caralsol. ¡Oye, y, cantábalo!
-Anda,
¡márchate!, decía alguno de los mayores pues los niños creían que era una
atracción más de circo. –Del circo o del teatro de la vida, la lucha de la
libertad contra el destino y la trascendencia, simbólica, de unos personajes
que forman parte de la condición humana-.
-¡Mialma, mereciome la pena venir!, decía cuando poniendo pies en
polvorosa, se marchaba camino arriba; por fin, se daba cuenta de la prisa que tenía.
Y dirigiéndose a mi esposa le soltaba la más gloriosa de las flores o piropos
de que era capaz y que sólo utilizaba cuando, creo yo, la emoción el embargaba:
-¡Angelina:
Sos más que guapa, sos VIOLETA!
¡Mialma,
mereciome la pena venir! Traduzco y adapto: Alma mía, te mereció la pena ir. Se
hizo presente en mi memoria, esta reflexión, el martes 27, al salir del acto de
presentación de libro “JUBILACION, AÑO I”, de Ángel MATEOS en el Club de Prensa
A., de L.N.E. El acto ha sido breve, pero, amigos, los sentimientos a que
tantas veces aludo, por sí solos, llenaban el salón. La empatía, imprescindible
en estos eventos, estaba preestablecida y abundante; la simpatía la traía el
autor y el entorno inmediato, y…, Corias, el alma de Corias, ¡presente! El libro, hay que leerlo,
pues ya se sabe que todos los libros son por lo menos dos: lo que el autor
escribió, uno y, dos lo que el lector entiende. Por Ángel y por su libro ya
mereció la pena ir, dar por bien empleado el tiempo y atravesar el diluvio que,
en aquellos momentos, descargaba Poseidón, -sería él porque aquello parecía un
mar- sobre Oviedo. Pero los abrazos de Ron, de Villamil, de…
-¡Anda vino
Morán!, oí decir a no sé quién. Yo no sabía cuál era, -cuarenta y ochos años de
pretérito, de decrépito supuse por un momento-, hasta que Ron condujo hacia mí
un buen mozo aún rubio, aún derecho, todavía resuelto y capaz de sonreír aún,
elegantemente conjuntado,..
-Conoces a
Gera…, le dijo Ron.
-¿¡Tú eres
Gera!? Y me dio un abrazo que, a la vez que ahogaba mis palabras, esculpía en
mi memoria, cual la gubia del señor Coque, un recuerdo perenne,… Para siempre
porque, emulando a G. Gª. Márquez, es fácil recordar cuando uno tiene memoria y
difícil olvidar para quien tiene corazón.
Ciertamente,
¡me mereció la pena ir!
Gera
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1 comentario:
Esto es lo que publico La Nueva España de Oviedo
el dia 28 de nov de 2012 sobre la presentación del
libro Jubilación año I que hicimos el dia anterior
texto
http://www.lne.es/oviedo/2012/11/28/angel-mateos-libro-escrito-lenguaje-chigre/1333223.html
foto
http://www.lne.es/servicios/lupa/lupa.jsp?pIdFoto=5471650&pRef=2012112800_31_1333223__Oviedo-Angel-Mateos-libro-esta-escrito-lenguaje-chigre
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