jueves, 1 de noviembre de 2012
CRÓNICA DE UN VIAJE POR FRANCIA. ETAPA 3
3ª.-ETAPA—DE
ST-MALO A CAEN (PASANDO POR MONT-ST-MICHEL)
Avanzando de
Bretaña a Normandía hacia el Mont
St-Michel, las copas de los árboles aparecen difuminadas entre la bruma. El
aparcamiento, recién inaugurado, está a unos tres kilómetros de la base del
monte, al que se puede acceder en autobús eléctrico gratuito desde el
aparcamiento o caminando para deleitarse con la maravillosa vista de ese
monumento elevado sobre la planicie y rodeado de mar. El Mont St. Michel está
unido a tierra por una estrecha carretera a cuyos lados aún existen los
antiguos aparcamientos que se inundaban cuando subía la marea convirtiendo los
coches en submarinos si sus dueños no estaban al loro. Actualmente están
construyendo otra carretera sobreelevada, sostenida por pilotes para que el
agua fluya bajo ella. Parece ser que la carretera actual, al actuar de dique,
está contribuyendo a rellenar la bahía por efecto de las corrientes.
Al llegar a la base del peñasco, el cielo ya está azul y el
primerizo sol de septiembre comienza a calentar, por ello no importa mojarse
algo los pies al cruzar la puerta de entrada al recinto por efecto de la marea,
aunque ya ha comenzado a retirarse. Claro que, para marea, la multitud de
japoneses que trepan por la empinada cuesta, sin cesar de fotografiar, en busca
de los 364 escalones que dan acceso a la abadía. Llama la atención, al poco de
iniciar la subida, el reclamo para visitar la casa de Beltrán de Duglesclin aquel mercenario francés célebre en la
historia de España por la frase “Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”.
Al parecer había nacido cerca, en Dinard, y tenía en el Mont St-Michel su
morada cuando no estaba guerreando. En Francia es muy conocido por su
participación en la Guerra
de los Cien Años.
No se trata de enumerar aquí lo magnífico de enclave y abadía cuya historia arranca el año 708. Sí
resaltar el impresionante interior, las vistas sobre el mar y a las extensas
marismas donde pastorean unos corderos de oscura cabeza y lana blanca, los llamados Pré-Salés, con los
que tendremos un encuentro después. Resulta espectacular el claustro de grandes
ventanales. Desde ellos se experimenta la impresión de ir a bordo de una gran
nave espacial gótica sobrevolando el mar. La vertiginosa ladera norte está
poblada por un espeso bosque; la sur, mirando a tierra, por edificaciones
medievales que albergan tiendas de recuerdos, gastronomía, bares y
restaurantes. Pero, para comer, es preferible volver los pasos hacia el aparcamiento
donde el restaurante Le Pré –Salé, con mejor comida y mejor
precio, ofrece, como su nombre indica, ese cordero cuya carne está infiltrada
por el salitre adherido al pasto de las marismas que le da un rico y poderoso
sabor.
Estas extensas praderas que intentan abrazar el Mont St-
Michel parecen resultar peligrosas según testimonio de antiguos grabados que
muestran a personas en trance de ser engullidos por las arenas movedizas
existentes por la zona. De aventurarse por ellas la prudencia aconseja no abandonar
los caminos señalados como seguros.
Al abandonar el Mont-St-Michel la autopista se abre paso entre
llanos campos de amarillentos rastrojos camino de Caen. Esta ciudad, situada a poco más de una decena de kilómetros
del mar y unida a él por el canal navegable del río Orne que la cruza, resultó prácticamente destruida por los
bombardeos aliados durante la Segunda Guerra
Mundial. Conserva de su pasado, además de algún edificio civil, las
construcciones religiosas góticas testigos de su esplendor histórico. Entre
estas construcciones destacan la
Abadía de los Hombres (Abbaye-aux-Hommes)
y la Abadía
de las Mujeres (Abbaye-aux-Dames)
con sus correspondientes iglesias de St. Etienne y la Trinité. Magníficas
abadías construidas en el siglo XI por encargo de Guillermo el Conquistador (la de los hombres) y su mujer la Reina Matilde (la de las
mujeres) para hacerse perdonar por el Papa de turno el haberse casado siendo
primos.- Durante toda la historia la
Iglesia ha sabido negociar muy bien con su moral. Por estos
territorios también existía una bula, como la pagada por nuestros padres para
poder comer carne en determinadas fechas, solo que en este caso lo permitido
por la bula era tomar mantequilla.- Guillermo el Conquistador parece
representar, en plan héroe, para los franceses un poco lo que es el Cid
Campeador para los españoles: no en vano conquistó a la odiada Inglaterra. Pero
su destino, después de muerto, no debió ser muy glorioso. Según testimonios de
la época su cuerpo sufrió todo tipo de perrerías y solo se conserva el coxis
enterrado bajo una gruesa lápida de color rojizo a los pies del altar de la
abadía que él hizo construir. Su mujer está enterrada en la otra abadía bajo
una simple losa negra bellamente tallada. Según cuenta la historia, de esta Abadía
de las Mujeres salió la monja Charlotte
Corday para dar muerte a Marat.
Estas abadías, convenientemente restauradas, albergan en la
actualidad servicios de la
Administración regional y local. La imaginación vuela de
nuevo a España recordando los edificios históricos abandonados en tantas
ciudades mientras el gobernante de turno hizo construir, la crisis lo ha
frenado, nuevas sedes, no por modernas menos horrorosas, con la vana pretensión
de pasar a la historia por su legado arquitectónico, cuando el objetivo verdaderamente cumplido fue
enriquecer algún constructor amigo, o a sí mismo, a costa de los
contribuyentes.
El castillo de Caen es un amplio recinto amurallado, muy
reconstruido. Su interior alberga varias dependencias, algunas hoy museos.
Llama la atención un pequeño huerto, el Jardin
des Simples, donde desde la Edad Media
se vienen cultivando distintas plantas aromáticas, algunas venenosas, (se
puede imaginar a qué eran dedicadas en
anteriores épocas). Desde las murallas se divisa gran parte de la ciudad, casi
toda llana.
Caen por su situación geográfica es un buen punto de partida
para hacer excursiones por Normandía.
Ulpiano Rodríguez Calvo
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2 comentarios:
Amigo Ulpiano, también opino que el Blog esta desbocado y para colmo de males, ya apareció la "banderita" para delatar desde donde vienen los avatares. Y hablando de banderitas, he podido comprobar visitas de Suiza, Méjico, Chile, Argentina, Francia, Peru, Colombia, y algún que otro lugar que en estos momentos no recuerdo pero que por no mencionarlos, menosprecie la internacionalización de la idea original de Benjamin y Samuel, todo un buen hacer.
Ulpiano,una vez más nos dejas sorprendidos con tus comentarios tan excelentemente escritos,ni el mejor turoperador turístico los puede hacer mejor,gratitudes por tus trabajos y solamente decirte que como vas de copiloto y supongo llevarás una tableta,no de chocolate precisamente,irás leyendo y viendo por los lugares por los que pasas y así nos lo cuentas,ya que al no conducir te resulta más fácil poder contemplar tanto como ves en esos tus hermosos viajes,porque yo por más que quiero recordar algún lugar por donde estuve,como mucho su situación geográfica y poco más,pero tú como bien dice Benjamín y JmMartínez nos haces viajar contigo.Enhorabuena y a contar el próximo.
A Carlos Lobato,decirle solamente que Peinar Canas y ser Abuelo no se consigue ni en Corias ni en la Universiad,pero son dos títulos no académicos dificiles de conseguir y por tanto tienen su valor,uno por poder seguir peinando años y el otro por lo agradable que resulta ver a los nietos crecer.Por lo que cuentas sé que pasas algunas temporadas de verano por la Caridad,yo voy con cierta frecuencia por esa zona occidental y cualquier día del verano no encontramos.
Benjamín,está el blog a tope,no da tiempo ni a ojear el periódico,total para lo que cuenta...mucho mejor el blog.un abrazo para todos/as.
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