PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

domingo, 27 de enero de 2013

EL PECADO I

El título ya anuncia un tema serio. Los que disfrutan con mis artículos de humor tendrán que resignarse, no siempre me apetece el tema del humorístico y sí me encanta abordar temas serios y espinosos. Me voy a poner serio, muy serio.
Ante todo me siento obligado a pedir perdón a todos cuantos fueron discípulos míos. No fui lo suficientemente valiente para dar la cara cuando en aquella época os enseñaban una religión con la que yo, (y alguno más, Carmelo, Lastra) no estábamos de acuerdo. Me negué a confesar, porque sencillamente no consideraba pecado el 95% de las cosas que la gente cargaba estúpidamente sobre sus conciencias.
Es más, en el año 65 fuimos Carmelo y yo a hablar con Monseñor Tarancón, entonces Arzobispo de Oviedo, y le planteamos un tema que nos tenía quemados. ¿Cómo es posible calificar de pecado mortal por ejemplo la masturbación y requerir la confesión para ir a comulgar?  Tarancón nos atendió como amigos y nos dijo así de claro, que nunca debíamos negar la comunión, cómo no fuese por algo extraordinariamente pecaminoso y la masturbación no lo era. Ni tantos y tantos actos presuntamente pecados mortales. Faltar a misa un domingo, por ejemplo.
Vamos a ver, existe el derecho natural y el derecho positivo. El derecho natural como su nombre indica emana de nuestra propia naturaleza y rige nuestros actos de manera universal, coincide prácticamente con la conocida frase que dice “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. No robes, no mates, no difames etc. Todos lo comprendemos. Solo los deficientes  mentales o los humanos que viven en condiciones de semi animalidad no perciben y distinguen el bien del mal. Su contravención conlleva un pecado en cualquier circunstancia, siempre  al margen de tiempo y lugar.
El derecho positivo son las normas reguladas por la autoridad humana: los gobiernos, la iglesia, los jueces etc. Estas ni son universales ni son perennes. Hoy te multan por circular a 150 y mañana regulan que puedes ir a esa misma velocidad. Un día era pecado comer una galleta después de las doce de la noche, la noche previa a la comunión y al poco tiempo se podía comer una fabada. Es decir lo que en un momento se califica de pecado deja de serlo. Eso no puede ser ni se puede admitir. Pero es más. De un acto legislativo humano o mejor gubernamental se puede implicar en un delito punible que nunca destroza al infractor, una multa, unos años de cárcel y resuelto. Pero en el caso del derecho positivo eclesiástico se consideraba que incluso podías ofender a un Dios y ser condenado a una eternidad. Esto es y era sencillamente monstruoso. Durante años y años los teólogos, los moralistas y al cabo, la iglesia cometía el enorme delito de apisonar las conciencias de los creyentes, amenazándolos con el fuego eterno por no asistir un domingo a una misa. Con una osadía inadmisible, inventaron un Dios cruel, vengativo y atroz y le adjudicaron a ese Dios unas valoraciones y juicios que eran producto de su paranoia. ¿De verdad creían en un Dios que sentenciara a un tormento eterno? ¿Era para ellos compatible un Dios misericordioso con un Dios vengativo?
Está cada día más claro que la teología deformó la religión.  Yo jamás me sentaría a discutir estas cosas con un libro de teología encima de la mesa. Sólo admito una autoridad: El evangelio.  El Jesús que nos dijo “En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a los otros.
Recuerdo con horror aquella definición del pecado moral que decía “Aversio a Deo et conversio ad creaturas” o sea, animadversión hacia Dios y conversión a las criaturas. Es decir que el pecador deliberadamente reniega de Dios y se entrega a las criaturas, en las cosas de este mundo. Si tenéis conciencia de haber cometido un pecado de lo que os dijeron que, tal era mortal, decidme si aquel momento reflexionabais y conscientemente renegabais de Dios. Mirad, ocurre que para nosotros, los creyentes, la vida es un largo camino hacia Dios, hacia el cielo, ocurre que en ese largo camino nos sobreviene de vez en cuando, alguna flaqueza, alguna tentación. Pero poco importa. Nuestra meta es la cristiana por ella vivimos, esa es nuestra actitud vital. Las caídas son esporádicas. El pecado si existe en nuestras vidas es un leve traspié. Cabe distinguir entonces el pecado como acto y como actitud. Aquel no reniega de Dios y éste reniega de él. No es claro que el pecado es una intranscendente caída, un leve decaimiento en el camino.
Alguien que sabía más de este tema que los teólogos, San  Juan de la Cruz acuñó una frase a un tiempo consoladora y exacta: “Al caer de la tarde os examinarán en el amor”. En el amor y no en las misas que oísteis  o en las que dejasteis de oír o en las flaquezas de la carne. En el amor, en como ayudaste a los demás, en el bien que hiciste o dejaste de hacer, en la bondad que derramaste a tu alrededor. Al cabo esto es lo único que importa. Yo me atengo al evangelio, soy creyente. Poro me importan las elucubraciones teológicas que tratan de regir mi vida según un criterio que, al fin y al cabo, es tan humano que no vale para evaluar si voy por el camino recto o por el sentido contrario. Acto y actitud, esto es lo que importa y define una vida.
Espero que nadie me malinterprete. Hay pecados, claro que los hay, robar el jornal a un obrero, destruir a una persona por una calumnia, despreciar a los propios padres, poder hacer el bien y no hacerlo. En cuanto aquello de no codiciar los bienes ajenos… ¡Hombre! Hombre si tal codicia te lleva a trabajar más, a crear riqueza y puestos de trabajo…  ¡Pues bendita codicia! Y por lo que respecta a desear a la mujer del prójimo  pues… si la prójima está muy buena y te limitas a valorar lo que ves… es humano o un diabético ante el escaparate de una confitería no peca por desearlo, pecaría si echara el cristal abajo para atiborrarse de pasteles.
En fin de cualquier manera de la iglesia actual a la que vivimos nosotros hay un abismo. Ya quisieran otras instituciones afrontar una renovación de sí mismas como la que ha hecho la iglesia. Los sindicatos y los políticos son ahora peores que hace 70 años. Hasta la Guardia Civil ha empezado a deteriorarse…
Yo me siento orgulloso de ser católico, creyente, practicante y proclamar que pese a todo la satisfacción de mi vida es haber sido dominico.

Pepe Morán. Dominico-ex.

14 comentarios:

Benjamín Galán dijo...

Yo debo decir al respecto del interesante tema de hoy, que plantea Morán, El Pecado I, que una vez finalizado el internado de Corias y pasados unos años, comencé a reflexionar y a darme cuenta, de forma totalmente natural y espontánea, que gran parte de las creencias que allí nos habían inculcado a machamartillo, no tenían mucho sentido, aparte de ser anacrónicas, desmedidas y despiadadas. Por lo tanto, aquello había que cribarlo de alguna forma y quedarse con lo que la conciencia de uno mismo admitiese de forma natural, sin rechazo propio. Así fui eliminando una gran parte de las imposiciones adquiridas que no me proporcionaban más que complejos y remordimientos de conciencia, totalmente pueriles y sin sentido alguno, y me he quedado con el derecho natural que comenta Morán. La verdad es que, a partir de que tomé esa determinación, me he sentido mucho más aliviado, reconfortado y tranquilo. No sé si estaré en lo acertado, o en lo desacertado, pero me encuentro a gusto conmigo mismo y sin excesivos remordimientos de conciencia. Después de estar sometidos a una formación religiosa tan rígida y tan tirana como la que nosotros hemos padecido, esta operación de abandonar aquel excesivo lastre acumulado durante años, era una necesidad imperiosa. Al menos para mí sí lo fue. Ya que, de seguir creyendo en muchas de aquellas crueldades, la vida se podría convertir en un verdadero suplicio y totalmente gratuito. Al final: "pa ná".

Samuel dijo...

Mi opinión no difiere demasiado de lo anteriormente expuesto por Morán y Galán.
La frase de San Juan de la Cruz, creo que era: "En el atardecer de la vida te examinarán del amor".
Yo creo que el examen debemos hacerlo día a día y suprimir toda la paja con la que, en aquellos tiempos, nos fueron mal alimentando.
En varias ocasiones comenté que, en mi familia, hubo varios sacerdotes. Uno de ellos era párroco en Belén, a 17 Km de Luarca y también llevaba las parroquias de Rellanos y Parlero, ambas a 3 horas de caballería de Belén. Recuerdo que decía la misa en Rellanos a las 8 de la mañana y cruzaba toda la cordillera, hasta Belén, para decir la misa a las 12. Como no podía tomar nada, desde las 12 de la noche anterior llegaba, en pleno invierno, más muerto que vivo. En varias ocasiones, al ver los vecinos de Belén que no llegaba, salieron en su búsqueda y lo encontraron medio desvanecido en la sierra.
Después de mucho pelear, una dispensa de Roma, le permitía llevar un poco de café, en un termo, para tomarlo en el camino.
Por suerte, las cosas han cambiado bastante, aunque debieran hacerlo más rápido y más acorde con los tiempos que vivimos.
El pecado más frecuente, en el ambiente que vivíamos en Corias, es el que comenta Morán y tengo entendido que, para evitarlo, se recurría a todo lo conocido en aquella época.
Creo que el cielo y el infierno están aquí. No los busquemos en otro lugar que posiblemente no los encontremos. Esa es mi opinión y creo que muchos de los que se esconden tras una sotana o un hábito piensan lo mismo que yo.

Benjamín Galán dijo...

En la foto del confesionario, aparte del banquín que tiene delante para arrodillarse el penitente, también están dos sillas reclinatorio que en nuestros años de niñez era muy frecuente encontrar este tipo de asientos en casi todas las iglesias. En los pueblos al menos, era muy corriente que toda señora que se preciara de tener cierto rango social dentro y fuera del pueblo, presumiese de tener en la iglesia una silla reclinatorio de su propiedad. Estas sillas llevaban en el frente del reclinatorio las iniciales de su propietaria, a modo de personalización, para que no hubiera equívocos y usos indebidos por parte de alguna intrusa. Eran unas sillas un tanto raras pues tenían el asiento muy bajo y el respaldo muy alto, porque no eran para sentarse, sino para arrodillarse. Los respaldos estaban muy trabajados y normalmente, llevaban esculpidas figuras de temas religiosos y una cruz grande en el centro. Otra característica importante es que solían tener el travesero superior del respaldo, donde se apoyaban los brazos, forrado de terciopelo de colores variados: granate, negro, verde oscuro, amarillo oro, azul, morado…, según las preferencias de la devota, lo mismo que la tabla de arrodillarse. Los bordes del terciopelo iban rematados y sujetos a la madera mediante hileras de chinchetas metálicas y las iniciales de las letras del nombre de la propietaria, también estaban hechas con chinchetas de color dorado. Estas sillas reclinatorio solían situarse en el presbiterio de la iglesia, es decir, cercanas al altar. Así sus propietarias podían llegar a la hora que les viniese en ganas pues su sitio nadie se atrevía a ocuparlo sin su autorización y si algún familiar lo hacía, era que previamente le había comunicado la dueña que ese día no la iba a utilizar. Otra ventaja muy a tener en cuenta que proporcionaban estos reclinatorios, casi la más importante, era que muchas de sus titulares solían acudir a los actos religiosos una vez que la iglesia estaba al completo de concurrencia y así cuando querían lucir algún modelito, ésta era una ocasión de perlas, pues una vez la iglesia abarrotada de feligreses, era el momento adecuado de desfilar a paso lento, desde la entrada hasta casi el altar siendo el centro de todas las miradas.
Este pequeño privilegio pueblerino de poder situar una silla en la iglesia y cercana al altar, era cosa exclusiva de mujeres. Los hombres y la chavalería masculina, durante los actos religiosos siempre permanecíamos de pie a la entrada y en la zona de la pila bautismal, o en la “tabluna” (el coro). En mi pueblo la mujer que no tuviera un reclinatorio, no era nadie. Era como si no existiese. Lo malo fue que, una vez que se pusieron bancos corridos en las iglesias, se acabaron estos pequeños privilegios que les otorgaban los señores párrocos a sus feligresas damas, a falta de haber en aquellos tiempos algo así como, la pasarela Cibeles a nivel de pueblo.

Benjamín Galán dijo...

Otra reliquia que no debemos echar en saco roto, ni en el olvido, son los confesionarios. Esta especie de “colmenas” algunos de construcción piramidal un tanto artística y hasta peculiar, es una pena, pero me da que se están quedando obsoletos del todo por falta de uso, y poco a poco ya van pasando a ser piezas puramente de museo; al menos los antiguos, como el de la foto. En muchas iglesias este tipo de mobiliario sé que se encuentra arrumbado en un rincón o en la sacristía, a la espera de que llegue algún anticuario rumboso con buena cartera y que esté interesado en adquirirlos. Yo los he visto expuestos en vitrinas en un bar de copas, junto con ornamentos religiosos como: capas pluviales, casullas, cíngulos, estolas, bonetes…etc.
Si reparamos un poco en la construcción de estos cuchitriles de madera, lo primero que salta a la vista es la disposición de los huecos o accesos con los que cuentan, pues aparte de la entrada principal, dotada de puerta de media hoja y cortina, por donde accede el confesor, también tienen en un lateral otro ventanuco provisto de burka, hecho de celosía, que impedía que el confesor se acercara demasiado y pudiera llegar a tener contacto facial con la pecadora que se postrara delante de él para contar sus cuitas o fechorías. Esta especie de tamiz grueso separador, que estaba presente entre confesor y pecador, solo lo había en el acceso dedicado a las féminas. Sin embargo en el hueco principal, por donde accedían los hombres, a estos se les permitía acercarse al confesor todo lo que hiciese falta sin impedimento alguno. Se podían arrimar tanto, como para poder llegar a hablarle al oído. Me extraña que las mujeres feministas no hayan protestado por esta discriminación que les hacían los mandatarios eclesiásticos, ya que siempre fueron obligadas a tener que acceder al confesionario por el lado del enrejado, sin apenas tener la opción de, al menos, poder guipar o reconocer a la persona que estaba dentro del aposento.

Víctor Gión dijo...

Benjamín,a propósito de los confesionarios me viene a la memoria algo que recuerdo con total nitidez y fíjate que tendría sobre 10-12 años,mi abuelo Román en la época de verano se encargaba de llevar en el Acebo un bar que así se llamaba CASA ROMAN,creo que lo tenía arrendado al Sr Cura,allí se servía un poco de todo,comidas y bebidas, cafés y en la parte superior había una habitación enorme que hacía las veces de albergue para los muchísimos peregrinos que visitaban la Virgen del Acebo,por aquellas fechas venían gentes de lugares muy alejados de Cangas y se pasaban todas las novenas pernoctando en aquel gran Hotel,bueno pues en el dormitorio se ponían en el suelo un montón de colchones de hojas y paja y tapados con unas buenas mantas se pasaban las noches estupendamente,había historias para todos los gustos,yo como era el más pequeño mi ABUELO me tenía reservada la mejor cama que se podía tener,el confesionario,claro en posición horizontal y aquello parecía una cuna pero grande y cómoda,tenía un gran colchón y una almohada estupenda,yo dormía como un lirón,jamás olvidaré aquellos relatos y aquellos veranos que pasé en el Acebo,fueron deliciosos,recuerdo que algunas personas tan devotas eran que subían desde veigalapiedra de rodillas hasta el Santuario,imaginaros como llegarían sus rodillas,pero en casa Román había hasta un botiquín casero que lo solucionaba casi todo,también recuerdo que en aquella época solamente había otro bar además del de mi ABUELO que se llamaba el del Gaitero y después la casa del Cura y el Santuario,bueno y la famosa CRUZ,que tengo yo fotografías de pié,sentado en cada ala de la cruz,bueno de todas las maneras y con mucha gente que desgraciadamente hoy ya no están.Recuerdo también que cuando subíamos desde Cangas era caminado,parábamos a comer el bocadillo en veigalapiedra y luego hasta el monte del Acebo de otro tirón,tardabámos sobre 4-5 horas y a veces cargados con las vajillas cuberterías y unas baterías de cocina de lo más moderno...jajaja,se subía lo que había y gracias,pero con aquello se arreglaban para mantener el negocio atendido,los desayunos...al despertar ya tenía Román el puchero de Manga con unos cafés y siempre achicoria para dar color y además era más barata,el café iba acompañado de unos buenos mendrugos de pan con manteiga pero de esa buena de berza y muchos tomaban anís del mono y pacharán,también coñac Fundador,Veterano y tres cepas,Carlos III pocos,los más pudientes y así hasta la comida,que siempre había unas buenas sopas de ajo y buenos embutidos,algunas veces hacían empanadas y los domingos Paella,aquello era un extraordinario,bueno pues voy dejalo que ya se me gastó el tiempo,fíjate Benjamín lo que dio de sí el famoso confesionario,que por cierto,si muchos hablaran...qué cosas se oirían,jajaja,hala hasta otra,salu2PD,lo que antes fué casa Román,hoy es el bar de Marroncín que además es hospedería y el bar del Gaitero son los del restaurante del Río,todos los de Cangas los conoceis bién.

Víctor Gión dijo...

Ya para terminar deciros que a mí me subían mis abuelos para ayudarlos algo y pasar casi todo el verano allí,se subía después del Carmen y bajabamos sobre el 12-15 se septiembre,cuando hicieron la pista de marentes entonces se subían las bebidas y todo el cargamento en camiones,recuerdo a Pepe el parreto con su Lancia,algunas veces también a mi padre con el GMC de Marentes,tal mente parece que fue ayer,hasta lueguín.

Mamen dijo...

Ya que habla Victor del Acebo,quiero decirle,que encima de donde está la tienda de los recuerdos,alli tambien habia unas habitaciones,alli pasé yo, algunas novenas con mi madre y otras amigas de ella, uno de los años que pasamos alli, se que fué un año que habia algo de misiones,yo era pequeña,tendria 7 u 8 años,estaban en la casa del Cura,dos Dominicos,que luego siempre tuvimos una amistad entrañable con ellos que eran el Padre Luis y el Padre Ruiz,sobre todo con el Padre Luis,que luego se marchó para Mejico y alli se caso,seguimos teniendo contacto con él durante un tiempo,luego no sé que fué de él,aunque tengo algo de idea que me comentaron que habia fallecido,el Padre Ruiz se que fallecio hace ya mucho.Me referia a este comentario de Victor,porque yo fuí en plan mas fino,habiamos llevado camas de aquellas que se llamaban plegables,me acuerdo que eramos tres y yo, dormiamos todas en la misa habitacion,me acuerdo tambien que teniamos candiles de carburo,y habia como un hornillo de ladrillos con una rejilla,que aqui siempre se llamo chapa obrera, me acuerdo del nombre porque la habia visto en alguna casa de Cangas, de gente que vivia con pocas posibilidades, y por eso me acuerdo del nombre,atizabamos con leña que nos daba el Cura,y habia mucha gente que entonces subia andando todos los dias a la novena y nos subian el pan y alguna otra cosa que necesitabamos,aunque los viernes subia mi padre y los conyuges de las otras y ya nos surtian de las faltas;mira que me acuerdo de gente que estaba alli,vendiendo y habia muchos nenos que estaban con sus madres,para ayudarlas,que con muchos de ellos me encuentro alguna vez, sobre todo por el Carmen,casi todos se marcharon para el extranjero a trabajar, en la epoca del boom d Suiza, Suecia etc. sin embargo no me acuerdo nada de Victor de verlo alli,sera que no coincidimos, lo que si tengo que deciros que nunca se me olvido,la tormenta mas impresionante, que pase en mi vida, es que parecia,que teniamos los rayos encima,fué una cosa que nunca se me ovido.

Víctor Gión dijo...

Mamen,tú subías al Acebo en plan de vacaciones,con tus amigas y bien atendidas y cuidadas,yo a ayudar a mis abuelos y en plan obrero,pero se me olvidó deciros que también dentro del Santuario y en el pequeño coro que hay tenían un piano que yo aprovechaba a tocar,la verdad estaba solo y allí nadie me ponía el menor impedimento,anda que no tengo yo tocado aquel piano,y me parece que algún día de los que subimos el año pasado la mujer de Nené Morodo lo tocaba aún,no sé si será el mismo o lo habrán cambiado,pero oir si que lo oímos en una misa y sonaba estupendamente.Mamen lo que dices de las tormentas es cierto...yo las tengo pasado moradas porque aunque nunca me dieron miedo en lo alto del Acebo,eran impresionantes,a veces me escondía debajo de los colchones de hojas y paja y así no oía el ruído tan enorme que aquellos truenos metían,comentaba muchas veces los paisanos que los rayos habían matado a muchos animales,caballos,vacas y ovejas,el demonio era aquello,hala hasta otro momento,hay que comer que va siendo hora.PD Samuel seguimos con lluvia y malas predicciones,tendrás que hacer otro aljibe,a este paso ya me dirás.un abrazo

Alfredo Fernández dijo...

Para las dos dudas de Mamen creo que estoy en condiciones de aclararle algo. Las Misiones de las que habla creo que fueron hacia 1952, pues aunque yo todavía no sabía que existía Cangas si recuerdo estando en Quirós que por aquellas fechas hubo Misiones con la llegada de la Santina de Covadonga y el Obispo.
En cuanto al Padre Luis Martinez, que creo es a quien se refiere, Profesor de Matemáticas a los mi generación el primer curso en Corias, falleció hace ya unos años según me contó en su día el Padre Jesús Martín. De hecho salvo este último y el Padre Jaime, de los que formaban el equipoinicial en 1957 ya murieron todos.

Maribel Pérez dijo...

Mamén y Víctor hablan de las tormentas en el Acebo y yo de esta manera “desordenada” que tengo últimamente de hacer comentarios, quiero contar que Manolo también estuvo allí un día de tormenta y siempre le oí decir que fuera impresionante. Fue por la época que estaban en Corias, subió con Paco Veiga y estando en el Acebo empezó una tormenta muy grande. Se subieron a una camioneta que bajaba para Cangas –la de Calvín- y creo que el viaje fue tremendo. Decía siempre una tía de Manolo que llegaran pálidos a Cangas. Como sabéis la mayoría, en esos camiones y camionetas se subía y bajaba en la caja del camión, por lo que estaban expuestos a la tormenta todo el camino, además de mojándose, viendo la tormenta encima. Por una pista sin asfaltar y con grandes curvas y desnivel.

El caso es que yo recuerdo de pequeña cuando pasaban los camiones-camionetas, llenos de gente en la caja, cantando y con los vestidos multicolor al viento. Me daban mucha “envidia”. Yo los veía desde la calle Pelayo, que era donde vivía de aquélla. Y quizá fuera más llamativo el bajar con las “típicas cintas”, pero como ya se terminaba me apetecía menos. En mi familia no se solía subir al Acebo, así que la primera vez que subí tendría unos doce o trece años, y fue andando y con amigas.

El otro día, cuando Víctor decía lo de la “manteiga de la berza”, me acordé de que en aquellos tiempos que no se conocía, o no estaba generalizado, el plástico o el papel aluminio, se bajaban a la Plaza la manteca y los quesos en una berza. Pensándolo bien, hay que ver la imaginación que tenía la gente. Además no les daba mal sabor ni nada. Lo que sí recuerdo es que si eras clienta fija y te lo llevaban a casa, el queso lo bajaban en las queseras y la manteca envuelta en un paño blanco. Pero claro, así lo colocabas en un plato y les devolvías los recipientes sobre la marcha. Eso comprando en la plaza no se podía hacer.

Hoy terminé una tarea que me ocupaba las tardes desde primeros de diciembre. Espero ponerme al día de todo lo del Blog. Bueno, leer lo leo todo, pero en los comentarios.

Maribel Pérez dijo...

No sé cómo me salió ese acento-tilde en Mamen. El caso es que no lo vi hasta ahora. Bueno, algún defecto de puntuación veo ahora también. No se puede andar con prisas.

Mamen dijo...

No tengo nii idea, el año que era pero si fué ese año,yo todavia era mas pequeña,pero hay cosas, que no se te olvidan y quedan siempre en la memoria,y gracias a Dios de eso ando bastante bien.Hablando de los confesionarios en Cangas, los que estaban en los laterales del Altar Mayor, los quitaron en las otras capillas aun estan,otras cosas que desaparecieron,los reclinatorios,yo me acuerdo que mi madre tenia uno que lo guardaba siempre en la Capilla de los Dolores, con su nombre, antes si llegabas con el tiempo justo,ya no tenias sitio,por eso mucha gente,los tenia,me acuerdo que estaba la iglesia llena,hoy tienes sitio a momton,no siendo que haya un entierro,que se puede llenar, a misa mucha gente no va y la que hay todos los dias a las 8, yo alguna vez que fuí hay 15 personas y son muchas me parece lo que os digo, y todas viudas,ese es un dato importante,para la estadistica de los hombres

Alfredo Fernández dijo...

Hablando de los asistentes a las Misas, a mi me hizo mucho gracia cuando nos fuimos a vivir a Cangas e íbamos a Misa los domingos, que cuando D. Dositeo Méndez Neira daba el Sermón durante la misma, la gente, principalmente los hombres, salían "al descanso" como si del cine se tratara, lo que se aprovechaba para "echar un pitu". Más adelante comprendí un poco el motivo. Pese a llevar la tira de años en Cangas, su exagerado acento gallego era tal que no se le entendía apenas. No se me olvida su pronunciación de "Autos de fe, esperanza y ..." en vez de ACTOS de fe. Siempre lo recuerdo con aquella vara de pescar durante los catecismos repartiendo de vez en cuando alguna varada, y su gran control de todo, así como su tacañería con los monaguillos, hasta el punto que un día le descerrajamos el armario del vino y nos lo tomamos. Luego le echaba la bronca a D. Ernesto.

Maribel Pérez dijo...

Benjamín, con un poco de retraso, voy a comentar algunas cosas de “tus comentarios” a la entrada de Morán “El Pecado I”. La entrada en sí va dirigida a los que fueron sus discípulos. Sólo quiero decir que hace muchos años que mi vida se rige por el derecho natural y que me siento muy bien conmigo misma.
Ahora voy a las “cosas” de tus comentarios. Hablas de los confesionarios y tengo que reconocer que todos me parecen iguales, será porque soy muy poco detallista. Lo único que sé es que todos tenían celosía a los lados. Por cierto que tú dices a un lado y yo estaba en la idea de que era a los dos lados. Es posible que los haya de las dos maneras.
Después los reclinatorios. En mi casa nunca tuvimos ninguno. Así que yo de pequeña, pasaba mis “envidias”. Tenía una vecina que tenía dos en la iglesia de las Dominicas, y si la veía, por el balcón asomada cuando iba yo para misa, le preguntaba si iba a ir, y si me decía que no, le decía que entonces lo iba a usar yo. Por cercanía a la vivienda, y también por ir al Colegio allí, yo iba bastante a esa iglesia. Eso sí los domingos a misa de “doce”, iba a la Iglesia Mayor, -hoy Basílica-. Sobre todo desde que tenía unos doce o trece años. Yo nunca pensé en lo que tú dices que se pasaban al principio de la iglesia para lucir los vestidos, pero seguramente era así. Lo que sí recuerdo yo es que el vestido que se estrenaba para las fiestas del Carmen había que estrenarlo en esa misa de “doce” el domingo antes, porque decían que era de “paletas” estrenar el mismo día del Carmen. ¡Qué tiempos! Mamen y Olga seguro que se acuerdan de eso.
Yo no recuerdo muy bien cuando se retiraron de las iglesias los reclinatorios, no sé si fue como el velo y el misal después del “Vaticano II”. Lo del velo era un rollo, a veces lo perdías y no te dabas cuenta y cuando lo ibas a buscar para ir a misa no estaba. Yo entonces llevaba uno de mi madre, pero eran distintos los de las jovencitas que los de mayor. Misal yo nunca llevé, aunque había muchas de mi edad que lo llevaban.
También recuerdo que las mujeres y los hombres se ponían en lados distintos de la iglesia, de hecho, siguió muchos años, que aunque ya se podían poner en cualquier sitio, las mujeres seguían, en porcentaje muy alto, poniéndose a la derecha y los hombres a la izquierda.