martes, 29 de enero de 2013
El PECADO III
No voy a dar nombre alguno de
cuantos personajes que van a desfilar por este artículo. No debo, ni quisiera,
ni puedo hacerlo. Podrían ser imaginarios, pero son tan reales que los conozco
personalmente.
Los que hayan leído mi anterior
artículo sobre el pecado, quizás puedan atribuir una laxitud que no responde a
la realidad. Es cierto que montones de cosas que os dijeron que eran pecado, no
lo son. Al menos en mi opinión. No digo ni humilde opinión porque soy
consciente de lo que opino, me siento tan cristiano como el que más y he pasado
años leyendo libros de religión de los mejores teólogos modernos. Es cierto que
me rebelo contra aquella maraña de supuesta pecaminosidad que se atribuía a
actos únicamente achacables a debilidades humanas. No quiero burlarme ni hacer
una fácil caricatura de aquello, pero ya me diréis si era digno del fuego
eterno ese adolescente que un día se obceca de deseo y le toca la teta
izquierda a una chavala que previsiblemente ya se había desabrochado los
botones más de la cuenta ¡Al fuego eterno y por una eternidad! Y para colmo, el
muy pecador se pasaba la semana soñando con hacer lo mismo con la teta derecha.
Hoy quiero hacer aquí una
relación de los pecados serios, nada de bromas, pecados de infierno suponiendo
que existiera el tal infierno, cosa más que dudosa. Al menos como nos la
describen.
Vamos allá. Insisto en que son
casos reales, de ahora mismo de mi entorno, no invento nada.
1. 1- SIN PAGA NI SEGURO.
Lo conozco de toda la vida. La
familia ha amasado una tremenda fortuna. No diré de qué para no dar pistas.
Tiene una empleada desde hace treinta años a la que pagan un sueldo de hambre y
además no la tienen asegurada. No existe para la Seguridad Social y el día de
mañana quedará sin pensión, que la ponga a mendigar. Es un pecado, grave no,
gravísimo. No soy tan osado como aquellos teólogos que concretaban, tiempo y
lugar a modo de castigo. Pero digo yo, su castigo ha de tener. Ignoro cual.
2. 2- ¿Y SU
MUJER?
Llegaron a Pola procedentes de
un país lejano y aquí intentaron reconstruir su vida con una niña de cinco
años. Él, que se hizo amigo mío y confidente de sus problemas. En su país había
sido periodista deportivo y tenía gran facilidad verbal que lo hacía muy
creíble. Nos veíamos casi a diario. Su mujer enseguida encontró un trabajo en
hostelería. Él trabajaba de forma intermitente a la espera de ciertos papeles
para optar a una plaza de guardia de seguridad. De pronto algo cambió en sus
vidas. Ella empezó a llegar cada día más tarde a casa. Los rumores en una villa
tan pequeña corren rápido. La veían cenando por todas partes con un individuo
de una familia que no gozaba de gran prestigio. Así un día y otro día volvía a
casa pasadas las doce de la noche. La niñita iba para la cama llorando cada día
clamando por los mimos de mamá. Mi amigo vivió así una larga temporada. Dejó de
verme. Yo ignoraba lo que les estaba pasando. Así transcurrieron varios meses.
Al fin un día nos encontramos en la calle, nada más verme me contó:
“Bueno, supongo que estarás
informado de lo mío” Dijo.
“Perdona, hace tiempo que no
nos vemos y nos sé de qué me estás hablando” Contesté.
“Pues serás el único en Pola
que no sabe aún mi caso”.
“Bueno cuéntame”
“Verás – me contó la triste
historia de su ex, las noches de espera los llantos de la niña llamando a mamá…
Y una triste noche cuando a las
cuatro de la mañana entró por la puerta yo fui y le di un tremendo golpe que la
arrojó contra la pared. Se levantó de inmediato y fue al médico y a la guardia
civil y acto seguido a la policía. A las once ya estaba en el calabozo. Tras
meses de encierro y al fin de la condena, me prohibieron que volviera de nuevo
al hogar, y una orden de alejamiento a 100 kilómetros de distancia. Hoy he
venido a ver si tengo suerte de ver a mi hijita aunque sea de lejos.”
¿Existe el pecado? Cada cual
que juzgue por sí mismo.
3. 3- EN LA
CALLE.
Yo conocía a Paulino desde que
yo era un niño y él un hombre joven. Mil derroteros de la vida, me separaron de
él como de tantos y tantos.
Hace cinco años, estando con un
amigo en un bar, este me dice “Mira ahí viene el pobre Paulino”
“¿Qué Paulino?” Dije yo.
“Paulino el de tal y tal”.
Quedé perplejo era un ancianito
encorvado con muletas y con un aspecto de pobre de pedir.
“Y que le ha pasado”
“Ah, pero ¿No sabes? Si es
famoso el caso aquí”
Verás su mujer, le hace
levantarse a las siete de la mañana y luego le manda a la calle. No puede
volver hasta la hora de comer, llueva o haga sol, a 30 grados o con nieve. Una
vez comido otra vez a la calle hasta las nueve de la noche. Y a todo esto sin
un duro. En algunos bares le servían cafés y vinos gratis. En los bares lo
admiten por pena, para que no pase frío. Los vecinos atestiguan que lo más fino
que ella le dice es “inútil” y “cornudo”. Por fin murió Paulino. Ella no, anda
por ahí.
¿Se habrá confesado ante Dios o
ante los hombres de semejante salvajada? ¿Existe o no existe el pecado?
4. 4- MI
AMIGO N.N.
Amigos desde la más tierna
infancia. Luego vino lo que vino en la vida de cada uno. Pero siempre
mantuvimos una relación intermitente.
Estaba yo recién llegado a
Corias cuando me llamó para decirme que tenía algo especial para mí, que yo le
casaría con su novia en la parroquia de ella. Y así, desde el primer momento en
que la conocí me di cuenta de que era una persona fenomenal, guapa, inteligente,
educada…
Por un giro de la vida, mi
amigo tuvo que vender un grandísimo patrimonio que poseía por herencia. Un
montón de dinero. Fue todo a parar a un club de señoritas de Oviedo, muy
famoso, pero no recuerdo el nombre. Allí dejó hasta el último céntimo, noche,
tras noche. Yo me enteré ya tarde.
También me enteré de que
maltrataba a su mujer, estaba despreciada y abandonada, esta se dio a la
bebida, lo que acabó con ella en un par de años. El murió no hace mucho sin
amigos y solo, pero querido por sus hijos.
¿Hay pecados mortales o no los
hay? ¿Cuál será su castigo? ¿No tendrá castigo alguno? ¿Irá a un fuego
eterno? Yo no lo sé. La fe es así de
exigente, no entendemos, no sabemos pero al menos algunos seguimos esperando
que haya un Dios bondadoso. Ese Dios bondadoso en el que confiamos que no le
adjudique el mismo destino a la Madre Teresa de Calcuta que al protagonista de
esta anécdota.
5. 5- ROCIO
ES VECINA MÍA.
Tiene diez años y la alegría a
flor de piel a todas horas. Anda por todo el pueblo, alegre, feliz, sonriendo
siempre, saludadora. Un sol de niña. Vive a su aire, como un animalito. Al
parecer es hija de padre desconocido y de madre demasiado conocida, ajuntada
con un cubano bebedor. Rocío en su
inocencia te hace partícipe de todas sus penas y alegrías. El otro día me decía
que estaba feliz porque al día siguiente iba a darse el primer beso con su
novio. El cuarto, porque ya tuvo otros tres. Nadie lo comenta con palabras
explícitas y crueles pero todos comentan que mejor no imaginar su porvenir.
¿Existe el pecado? Juzgad,
juzgad por vosotros mismos ¿Habrá un castigo pertinente para gentes como estas?
Yo no creo en la aberración del infierno pero tiene que haber un castigo.
Pepe
Morán. Dominico-ex.
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3 comentarios:
Como reflexión final a lo que plantea Morán en esta entrada, yo solo deseo que referente a la existencia o no del infierno, no pase lo mismo que con el dicho popular gallego de las meigas: "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas"
A los casos del maestro,
descritos siempre en excelso,
he de ponerles un pero,
sin sofismas, con respeto.
Me falta equiponderancia
entre la mujer y el hombre;
sólo en ellos es relevancia,
el asta que en frente brote.
Lo malo de Morán es que no hace comentarios a los comentarios de sus entradas.
Para mi hay muchos más pecados "mortales" de los que comentas.
No hay nada mas que escuchar los boletines informativos, de estos días, y ahí sí que hay mortales A+++.
Lo malo de todo esto es que ya no existe el infierno y ellos lo saben de buena tinta por lo que seguirán pecando y jurando que no han pecado, porque el juramento tampoco tiene ningún significado para ellos.
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