domingo, 6 de enero de 2013
LA UTOPÍA
Todo el mundo tiene una idea de lo que significa esta
palabra: “una ilusión irrealizable en el momento de formularla”, definición de
la RAE.
Según parece la historia de las utopías es tan antigua como
la historia escrita. Sin embargo, parece que Platón fue quien primero formuló
la idea de un mundo feliz, pero difícilmente accesible, recordad que llamamos
amor platónico al que no se puede consumar.
Pero quien realmente puso este vocablo en circulación fue
Tomas Moro en el siglo XVI. Utopía es un país – isla - región imaginaria donde todo es perfecto: las
gentes, las organizaciones sociales y del trabajo, la política, la vida
personal, la economía. Todo es perfecto y hace felices a sus habitantes hay que
reconocer que como invento conceptual, imaginativo es una tentación que sería el
inicio de un guión cinematográfico para la factoría Disney.
El problema se complica cuando alguien se toma el tema en serio
y elabora un plan para alcanzar tal estado quimérico. Con frecuencia tienen
éxito pues el contraste entre la realidad que vivimos y la maravilla de la
utopía favorece el que muchos se convenzan de que tal estado es posible y hay
que destruir la realidad presente, dura, injusta, cruel por otra ideal en la
cual todo sea maravilloso, eficaz y feliz, tanto a nivel individual como
colectivo. Es tan tentadora la idea que con frecuencia reaparece alguna mente
calenturienta y formula una teoría para transformar lo que tenemos, la realidad
en la que vivimos en una utopía.
Las cosas no pasarían a constituir problema si no fuera que
alguien con poder, una personalidad cautivante, un líder con decisión, se lo
toma en serio y pone manos a la obra. Desde el siglo XVIII hacia acá son varios
los intentos de cambiar este perro mundo por otro maravilloso. Y deciden
hacerlo cueste lo que cueste. Y hacerlo ya. A tal efecto dejan de valer leyes y
valores actuales. La sociedad está totalmente podrida y urge cambiar pese a quien
pese y caiga quien caiga. Los seguidores del líder se encargarán aunque sea a
pistola en mano de que todos alineados nos dirijamos a este futuro paraíso
terrenal. Más tarde Juan Jacobo Rousseau con su teoría del hombre bueno por
naturaleza (el buen salvaje) y el deterioro en el que la sociedad le transforma
a los nacidos inocentes y buenos en un cuerpo social podrido.
De entonces acá como consecuencia de los varios intentos
emprendidos se han cometido más de doscientos millones de asesinatos para lograrlo,
desde Marx, Bakunin, Nietzche, Lennin, Hitler y otros de menor transcendencia
siempre surge algún fanático redentor, por eso creo que las utopías como las
escopetas, las carga el diablo.
Un pueblo tiene que estar muy desesperado o muy loco para
ponerse piquete en mano a destruir toda la realidad y ponerse a las órdenes de
un visionario que nos traiga el paraíso a la tierra. Lo peor, es que, de vez en
cuando, surgen mesías y gente que les sigue. Desde Bakunin a Chávez, desde
Carlomagno a Castro, no faltan candidatos a la locura. El problema básico,
radica en que los utópicos de este mundo creen firmemente en que tal cambio es
posible en la realidad. O dicho de otro modo, creen que es posible instalar en
la Tierra un paraíso terrenal. Una utopía pero al revés es la de Cristo, ese
paraíso no es de este mundo. Nos espera y algunos creemos en él. Mientras llega
no cogemos una metralleta para intentarlo ya. La Iglesia tuvo en ocasiones, la
desgracia de avalar alguna utopía terrena empujada por los políticos de turno.
Pero no cuajó, aún en los tiempos del emperador Carlos V que dominaba el
planeta, los dominicos de Salamanca le hicieron tomar conciencia de la realidad
y le pusieron en su sitio: Vitoria, Báñez, Sotomayor, Las Casas etc. le dejaron
muy claro que los habitantes de aquella América eran tan personas dignas de
respeto como un cristiano español. La “Ley de Indias” que elaboraron los
dominicos, no ha sido superada por ninguna ley ni enunciado de Las Naciones
Unidas. Son cosas diferentes a las utopías terrenales, él nos lo dijo muy
claro, ser cristiano consiste en amar, no solo a los amigos, si no a todo el
mundo. Y una advertencia “Os perseguirán en mi nombre”.
De modo que mucho cuidado. Esos que proclaman que “Esto lo
arreglaba yo en cuatro días” son unos ignorantes o unos políticos de barra de
bar.
Para un cristiano no hay, en este mundo, otro paraíso que la
vivencia del amor a los demás y no se impone a nadie, se propone a todo el
mundo.
De momento hay que dar la voz de alarma a los políticos que
no dejen de crear una sociedad justa en la que todos vivamos bien, que no hagan
dejación de sus funciones. Que aunque las cosas marchan fatal, los falsos
mesías salen como hongos, no olvidemos que Alemania, país culto, regido por
unos políticos mediocres e ineptos eligió democráticamente a un loco que
provocó millones de muertos. Cuando los políticos nos llevan al borde del
abismo están abonando el terreno para que aparezca un dictador en la Tierra.
La única utopía admisible es la que nos anuncia un mundo
feliz pero no en la Tierra.
A ver si aprendemos de una vez a descreer de todas las
instituciones humanas, las rigen hombres, luego son falibles y susceptibles de
traernos no un paraíso sino un infierno.
No podéis imaginar que descansado y relajado me quedo después
de escribir un montón de verdades como las que preceden.
Un abrazo Pepe Morán.
PS: Para los que leen mis artículos. El otro día os conté la
historia de Cristina, la niña salvaje cambiada por una manta. Omití lo más
sustancioso y significativo de la historia, ella se perdió con su hombre por el
interior de la selva sin noticias durante tres años. Hasta que día un aborigen
que atracó su canoa en el poblado traía una CARTA DE CRISTINA pidiendo que
alguien fuese a su río, pues tenía un hijo de unos tres años muy malito y temía
que se le muriera. Fueron. Un poco de penicilina y se acabó el problema. O sea,
que de su madre a Cristina la vida en catorce años mejoró más que en los veinte
millones de años precedentes.
Pepe
Morán. Dominico – ex.
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4 comentarios:
Recientemente escribía, aquí en el blog, que yo no me sentía en las antípodas de Morán. Después de leer esta entrada suya tengo la impresión que quién verdaderamente está en las antípodas es él, no respecto a mi, sino de la historia.
En el mundo existen o han existido infinitas sensibilidades, tantas como ideas han anidado y anidan en cada individuo. La confrontación dialéctica de todas esas ideas ha determinado el zigzagueante progreso. Un progreso satanizado por algunos, que atrincherados en “su” pretendida verdad absoluta, durante siglos, han luchado con todos los medios para revertir ese progreso.
Pero conocida es la afición de Morán a tender sus escritos como el torero tiende el trapo, y no seré yo quién arremeta, aquí y ahora, contra trapos tan de sobra conocidos. Además, es mi opinión, no es este ruedo adecuado para este tipo de corridas.
Hablando de antípodas,lo mejor que podíamos hacer ahora,sería aprovisionarnos de un buen equipo deportivo y lanzarnos para Australia,nuestros antípodas,que están a 40 grados y las playas son idílicas,un abrazo y animaros,tomar el bañador y poco más,slu2
Víctor, con el frío que nos anuncian, creo que es una gran idea coger el bañador y poco más e irse a las playas de las antípodas. Pero en tu caso, yo llevaría también “ropa formal”, por si te contratan para alguna misión diplomática. Cualidades no te faltan.
Gión, no te aconsejo Australia. Tengo allí familia y nunca habían llegado a las temperaturas de estos días, 43ºC en Sydney.
Las islas Afortunadas puede ser mejor sitio y más económico ya que el aumento del 1% no da para mucho más.
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