viernes, 29 de enero de 2016
REFLEXIONES NIMIAS.
Singulares, proclives fechas son
aquellas que a uno le hacen meditar,
porqué el deporte que es de disputar
se acomete si llega la ocasión.
En tiempo de ocio existe una elecciòn
y el humano decidido ha de optar
si el sosiego en asueto va a adoptar
o al contrario recrear competición.
Creo que está en el ADN ser competitivo,
de igual modo buscar perfeccionismo
y el bienestar como único objetivo.
Con tales sensaciones y optimismo
tenis y golf disfruta combativo
este aldeano, "out" de todo pedantismo.
aquellas que a uno le hacen meditar,
porqué el deporte que es de disputar
se acomete si llega la ocasión.
En tiempo de ocio existe una elecciòn
y el humano decidido ha de optar
si el sosiego en asueto va a adoptar
o al contrario recrear competición.
Creo que está en el ADN ser competitivo,
de igual modo buscar perfeccionismo
y el bienestar como único objetivo.
Con tales sensaciones y optimismo
tenis y golf disfruta combativo
este aldeano, "out" de todo pedantismo.
sábado, 23 de enero de 2016
SE ABRE EL TELÓN
Tengo que confesar que sentía cierta satisfacción con la aparición, en el ruedo, de nuevos partidos políticos a nivel nacional. Sus promesas de luchar contra la corrupción, la regeneración democrática, el fraude, la desigualdad y el paro, junto con la savia nueva, que hacía estas promesas, me llenaron de ilusión y esperanza.
Como la alegría, en casa el probe, dura poco, así
terminaron mis expectativas. Por un lado las coaliciones un tanto
desnaturalizadas, por otro los juramentos o promesas, para aceptar los cargos,
con textos demasiado rebuscados y finalizados con el puño en alto incluido, me
dejaron un mal sabor de boca.
No debemos olvidar los consejos de algunos de los miembros
de estos partidos en los ayuntamientos donde gobiernan como: la limpieza de los
colegios por parte de las madres de los alumnos, la recogida de colillas, en
las calles, por parte de los más pequeños y algún otro detalle de no muy buen
gusto.
Lo que sí me pareció muy acertado es lo de llevar a
los bebés al puesto de trabajo. Estoy seguro que los empresarios lo aceptarán
de muy buen agrado.
Será todo un espectáculo ver a las mamás bajar en la
jaula de la mina con su retoño en brazos, provisto del correspondiente casco,
farol y equipo de emergencia.
Supongo que las destinadas en los transportes públicos
(trenes, autobuses, aviones, etc.) podrán interrumpir su servicio para atender
al bebé mientras los pasajeros, esperan tranquilamente, sin rechistar, contemplando
la enternecedora escena.
No acabo de entender cómo una medida tan sencilla y
tan fácil de aplicar no se les ocurrió antes a los gobernantes de turno.
Estoy seguro, que la medida, creará innumerables puestos de trabajo
al tener que adaptar locales, en todas las empresas, para cumplir con la norma.
Como estamos en tiempos de vacas gordas, seguro que los
empresarios no pondrán demasiados inconvenientes y esto contribuirá, con toda
seguridad, al aumento de la natalidad y al descenso del número de parados en
nuestro país.
¡Que Dios nos coja confesaos!
Menos mal que bajó el
precio de los combustibles, incluido el gas. No tanto como el precio del crudo
pero, algo es algo.
En contrapartida subió el precio del kilowatio, aunque el
Soria diga lo contrario, y también el del teléfono que está entre los más caros
de nuestro entorno.
Todo apunta a que 2016 será un año para el recuerdo, con
elecciones incluidas.
Creo que tiene razón el dominico-ex y lo mejor es votar a la
GCT.
AXA SALÚ
miércoles, 20 de enero de 2016
POLÍTICA O ESPECTÁCULO
Es un tema muy manido, incluso puede torcer
algún gesto por inapropiado o aburrido. A pesar de ello traeré unas breves y parciales impresiones personales aquí. Ningún problema debe haber, alguien, aproximándose a la
verdad, escribió
que todos sabemos ya del pie que cojea cada cual.
La XI Legislatura, de futuro incierto, da
estos días los primeros titubeantes pasos de su andadura. Después de ingentes, tensas y subterráneas
negociaciones han elegido la mesa que la debe regir. Las disputas sobre la composición de los grupos parlamentarios se solventarán hoy.
Quienes resultaron elegidos el pasado veinte
de diciembre tienen ante sí importantes responsabilidades; dar la
mayoría suficiente a un nuevo presidente que dote de gobierno al país -cometido que muchos analistas pronostican difícil de alcanzar- y legislar
nuevas leyes que articulen nuevos derechos y deberes. La orientación de esos votos influirá en nuestro futuro.
La fortuna es esquiva y caprichosa y, como
acostumbra, en estas últimas elecciones pudieron resultar
premiados quienes, según qué opinión, menos se lo merecen. Aunque afortunados, si se tienen en cuenta
expectativas y resultados no hubo ninguno.
Ninguno alcanzó mayoría suficiente para imponer sus propuestas. Pero conociendo el uso
que de la mayoría absoluta hizo el gobierno saliente: recortes en los derechos
sociales y restricciones en el ejercicio de las libertades, los afortunados
deberíamos ser la gran mayoría de españoles.
Ante la problemática
social -ayer una reputada y poco
sospechosa ONG informaba que el 27% de la población está en peligro de exclusión y 2,5 millones de parados no reciben prestación- y las
tensiones separatistas instaladas en el país, quienes
recibieron mandato y apoyo suficiente para pactar deberían centrar sus esfuerzos en lograr acuerdos con el objetivo de
revertir la actual situación. No parece admisible en esta tesitura
dar cancha al juego de líneas rojas de quita
y pon. De la capacidad para alcanzar acuerdos y
ofrecer soluciones depende el éxito de la
legislatura. De la falta de acuerdos, su fracaso, el final de esta oportunidad
política, y la convocatoria de nuevas elecciones ¿indeseadas? por la mayoría.
Cierto que lograr acuerdos de gobierno se
presenta difícil. Una evidencia de la última campaña electoral, y en cierta medida de su resultado, es que estamos
ante nuevas formas de hacer política (si no son nuevas han adquirido
mayor intensidad) convirtiéndola en un espectáculo más. Los medios, sin exclusión, ofrecen hasta el aburrimiento debates excluyentes, actuaciones
y entrevistas banales que cultivan lo
anecdótico en detrimento del análisis de los
distintos programas. Tal vez es éste el más recién descubrimiento de quienes manejan los hilos del poder. Ni los más ingenuos deberían pensar que los poderes económicos propietarios de los medios ceden sus platós para promocionar a un partido sin pasarle factura cuando llegue la ocasión.
Imaginar una realidad en la cual la política sea sustituida por el espectáculo y que esté en manos de
los telepredicadores de turno
resulta una pesadilla.
No debe extrañar por eso
la tentación a convertir al Parlamento en un plató de televisión. Su Sesión de
Constitución no estuvo exenta, más bien caracterizada, de actuaciones
pintorescas; desde las declaraciones y gestos de mal gusto por parte de
representantes elegidos en las listas del partido del gobierno saliente sobre formas de vestir
o rastas de algún nuevo diputado, hasta los fuegos de artificio verbales
pronunciados al prometer su cargo por parte de no pocos de los recién llegados. Éstos tratando quizá de la labrarse una épica de la que aún carecen o de iniciar su
próxima campaña electoral. Incluso una diputada apareció con su bebé. No seré yo quien
discuta el derecho de una madre a no separarse de su hijo, menos a quien luche por la conciliación familiar.
Pero, aunque pueda parecer poco moderno y a riesgo de ser tachado de algo que
no soy, mi opinión es que el lugar de un bebé está en su casa o en la guardería, no en el
Congreso de los Diputados. Una cosa es reivindicación y otra
espectáculo. El derecho de apego al que se acoge la madre ¿está
de acuerdo con la legislación vigente de
protección al menor?
Al
parecer en esa sesión inaugural espectáculo y política se
cruzaron en la puerta, uno entraba mientras la otra salía.
No
resulta extraño que, en la práctica, quedaran eclipsados otros
comportamientos peligrosos y no menos llamativos; los cambios en el tono de
voz, de arrogante a suplicante, del portavoz del partido que gobernó durante los últimos cuatro años para
reclamar pactos sin avenirse a cambiar de política. La
misma que, desde su mayoría absoluta, despreció cualquier
tipo de diálogo con los demás dando alas al incremento de la
desigualdad -hoy se publica que los 20 españoles más ricos tienen tanto como el 30% más pobre- y
al auge del preocupante anacronismo separatista.
En
paralelo los llamados barones del segundo partido más votado se
afanaban, se afanan, en poner palos en
las ruedas y mover la silla de quien detenta la dirección de ese partido con la cada vez menos secreta intención de tomar ellos los mandos con un no declarado pero sospechoso
propósito.
Pero lo más grave fue
que centrados en el espectáculo casi pasó desapercibido
por el hemiciclo, y pudo emitir su indigno voto, un reelegido diputado
segoviano imputado por corrupto.
Éste puede ser un parlamento florido. Pero sabido es que las flores
se marchitan, desaparecen, y quedan en la nada si no dan fruto.
ulpiano rodríguez calvo
domingo, 10 de enero de 2016
DON ELOY
Hablando de maestros, creo que todos los que procedemos de zonas rurales, guardamos grandes recuerdos de
los primeros educadores que tuvimos en
nuestra infancia. Los niños de la ciudad supongo que también tendrán referencias iguales o parecidas a
las nuestras, pero pienso que menos, ya que entonces en los pueblos el señor maestro era el tipo
culto, preparado y distinguido; junto con el cura, casi los únicos personajes
instruidos entre una vecindad campesina poco
ilustrada en general, y con numerosos semianalfabetos en su población. Sin
embargo, en los núcleos de mayor demografía los maestros ya pasaban más desapercibidos y no destacaban tanto
pues compartían su preparación y cultura con otros muchos profesionales residentes
como médicos, abogados, religiosos, farmacéuticos…. En los pueblos el maestro,
salvo raras excepciones, era considerado como una autoridad en todos los
sentidos, de ahí que fuese una persona muy
respetada y valorada; tanto por los alumnos como por la población adulta
en general.
En mi caso concreto, el maestro que a mí me correspondió en la
escuela primaria del pueblo fue don Eloy, zamorano de procedencia y casado y
afincado en Posada de Rengos. Este buen señor no solo era el encargado de
desasnar a la infancia masculina de la parroquia, sino también de redactar cualquier
tipo de documento o trámite burocrático que se llevase a cabo en su
delimitación territorial, generados por
temas hereditarios, por intercambios de fincas, o por transacciones económicas entre vecinos.
Recuerdo que en los años cincuenta y hasta bien entrados los
setenta, en el concejo de Cangas del
Narcea, era corriente que algunos dueños
de las haciendas más solventes con mayores posibilidades monetarias, prestasen
dinero “a los intereses” con su rédito correspondiente a quienes lo solicitasen.
Era bien conocido el caso de familias que, aún disponiendo de buenas fincas y numerosas cabezas de ganado, vivían rayando la miseria pasando “fame” y calamidades todo el año, con el fin de poder “ aforrar” unos cuartos para luego ponerlos a los intereses durante unos años, aprovechando que siempre había algún “echao palante” local, que se arriesgaba a acometer algún negocio en la capital sin tener un duro propio. En Madrid sobre todo.
Era bien conocido el caso de familias que, aún disponiendo de buenas fincas y numerosas cabezas de ganado, vivían rayando la miseria pasando “fame” y calamidades todo el año, con el fin de poder “ aforrar” unos cuartos para luego ponerlos a los intereses durante unos años, aprovechando que siempre había algún “echao palante” local, que se arriesgaba a acometer algún negocio en la capital sin tener un duro propio. En Madrid sobre todo.
Uno de los negocios más
solicitados en aquellos tiempos, que
generaban este tipo de necesidades entre la gente más emprendedora, eran los
traspasos de las plazas de sereno en Madrid. Entonces el coger de traspaso una de estas "propiedades
virtuales", sobre todo en las zonas céntricas, suponía el desembolso de entre veinte y treinta mil duros, que pocas familias disponían de semejante
capital. También se pedían prestados los
dineros para otro tipo de empresas como podrían ser: comprar un taxi y su licencia, traspaso de
una pensión, de una taberna, etc.
Estos préstamos entre particulares, como se puede intuir
tenían la validez de la palabra, como
pasaba con el trato de una res en la feria, pero estaban totalmente al margen
de la ley ya que no tributaban al erario público ni un céntimo, y para darles constancia ante la Justicia, en el
caso de que el deudor saliera rana, se redactaba un documento privado entre el
que prestaba y el que recibía, con la
presencia de ciertos personajes como
eran : el acreedor, dos testigos de confianza y de un fiador o dos, según fuera
el monto del préstamo. En este acto de compromiso el deudor manifestaba ante el redactor del documento, el acreedor, el fiador
y los testigos, que devolvería hasta el último céntimo del pie, así como de los
intereses devengados y en el plazo fijado. Sin embargo, no siempre se
cumplían estas promesas y por eso se exigía la presencia del fiador,
que era el aval, el “pardillo”. El fiador era la persona que respondía del
compromiso adquirido por el deudor y que garantizaba al acreedor la devolución íntegra del
préstamo en metálico. Llegado el caso que el deudor no cumpliese lo pactado, el
fiador lo haría en su lugar, bien con
dinero o a costa de su hacienda y patrimonio.
En mi pueblo todos estos
documentos los redactaba y los llevaba a
cabo siempre el señor maestro en su casa. Yo he tenido en mi poder algún ejemplar de estos, manuscritos, que tenían una letra
de caligrafía preciosa, pero endiablada de leer y casi de interpretar
pues, aparte delo recargados que
resultaban los rasgos de las diferentes grafías, también estaba el
inconveniente añadido por parte del
redactor, de incluir excesivas frases retóricas más propias de la jerga jurídica-financiera que de la “fala” común.
Otra función encomiable que desempeñaba en mi pueblo el señor maestro
todos los finales de mes, era la de distribuir y entregar la “Paga de Vejez”
que cobraban algunos ancianos de la parroquia y que rondaban las 300 pesetas. En los días de pago,
la Casa del Maestro se transformaba en
un auténtico Saloon del Oeste americano
por las numerosas caballerías que allí permanecían atadas a las argollas de la fachada exterior, con
sus aparejos de silla y alforjas y que casi impedían el acceso a la entrada de la casa.
Una vez dichas algunas de las bondades y cualidades que dedicaba este señor a sus convecinos y alumnos, apuntaré algún defectillo que otro, como era el de obligarnos
a los escolares a cantar el Cara al Sol con demasiada frecuencia. También debo
decir que don Eloy como eficiente docente que era, para el pleno desempeño de su vocacional oficio,
se auxiliaba de abundante bibliografía y
de material didáctico en general, pero sobre todo no se separaba de un elemento,
poco pedagógico e instructivo, pero que
le resultaba muy eficaz e imprescindible
para la buena marcha de la escuela.
Dicha pieza no era nada electrónico o potencial
como pasa hoy en día, pues entonces ni siquiera se contemplaba el término virtual a nivel de la enseñanza
primaria. Si acaso, en los tratados de Óptica. En realidad se trataba de algo bien distinto, palpable y material pues, consistía en una rígida vara seca de avellano, de unos
setenta centímetros de largo y un diámetro aproximado de un centímetro. Aquellos
malditos palos nos medían y masajeaban las costillas palmo a palmo y a menudo, sin excepciones de edad ni condición familiar,
incluido su propio hijo. Cierto arresto,
un poco más ejemplarizante y menos cruel, no digo que no fuera necesario, pero a este señor maestro no le cabía la mínima duda que el método de la “guichada”, o vara de arreador, era
una de las tácticas más pedagógicas y eficientes que existían en aquellos tiempos para la doma de potros
asturcones bípedos, aún por bravíos y montaraces
que estos saliesen.
Lo incomprensible del
caso era que el aprovisionamiento de estos odiados y temidos punteros corrían a cargo de los mismos alumnos. A cada
tanto, uno de los principales entretenimientos de algunos de los escolares, mientras guardaban las vacas en los
prados, siempre por encargo del maestro, era cortar y preparar algún feje de varas de avellano para que al domador
no le faltasen nunca y no llegara a
sentirse desarmado y solo frente a la barahúnda de escolinos.
Aquí, sí se cumplía con creces el refrán que dice: “Además
de burros, apaleados”.
B. G. G. bloguero
“Prior”
P.D. Como curiosidad diré que en la foto, el “Prior”, es el segundo por la derecha de la
fila inferior.
viernes, 8 de enero de 2016
EL MAESTRO
“Sr.
Maestro, Tino valtó (derribó) un nial”. Don Antonio humedecía la yema de su
pulgar derecho con la lengua y reclamaba “Tino, ven acá”.
En
aquellos tiempos todavía no se había inventado lo de la presunción de
inocencia, de modo que el maestro pasaba directamente a ejecutar la sentencia
sin juicio previo. El castigo eran unos varetazos con vara de avellano en el
trasero. El baremo dependía de la
gravedad del delito denunciado: tres varetazos por destruir un nido. Cuatro por
robar algo, dos por faltar al respeto a una persona mayor, cinco por montar la
escuela (o sea hacer novillos). “Sr Maestro, Celso ayer mandó a ______
a Jesús de la Molinera”. Celso ni reclama, sabe y acepta tan
resignadamente que le esperan unos varetazos en el trasero.
Don
Antonio tenía una obsesión evidente por la educación cívica de los guajes. Era
un tipo íntegro y con evidente vocación para la enseñanza. Supongo que tenía treinta y pocos años.
Soltero. Vivía con una hermana también soltera en una aldea a cinco kilómetros
de la escuela caminando por el monte. Por el invierno utilizaba un candil de
carburo para alumbrar el camino, pues se le echaba la noche encima al regreso.
Traía una cesta de mimbre, cesta obrera, la comida del medio día que sin
excepción, consistía en un pequeño pote de berzas. Una mujer que vivía próxima
a la escuela se lo calentaba. Según averiguaciones que he hecho, debía ganar
275 pesetas al mes. Un huerto familiar, seis gallinas y media docena de
colmenas complementaban los recursos de Don Antonio y su hermana. Justamente
para llevar una vida de mera subsistencia. Un raído traje marrón era todo su
fondo de armario. Eso sí, una corbatina verduca que parecía a fuerza de
cotidianidad, formaba parte de su anatomía. Así de simple era su nivel de malestar
en aquella sociedad misérrima. Bien es verdad que la casi totalidad de sus
vecinos también vivían en una penuria similar a la suya.
Mal
de muchos… una vez más un dicho popular falsea la realidad. En una sociedad
donde la inmensa mayoría de sus miembros tengan un gran nivel de bienestar Juan
Nadie no podrá soportar el agravio comparativo de que la fortuna visite todas
las casas menos la suya. Cuando yo era niño en Campomanes nadie se sentía
especialmente desgraciado por no tener un coche, ya que solo lo tenía uno en el
pueblo, el médico. De modo que Don Antonio logró esquivar el hambre gracias al
recurso de todos los aldeanos: proveerse de alimentos de huerta.
La
relación conmigo resultó completamente atípica debido a que mi madre, que había
cursado estudios en las Dominicas de Oviedo, me enseñaba ella con antelación lo
que después estudiábamos en la escuela. Por lo demás en mi casa había bastantes
libros, supuestamente novelas: recuerdo que había las obras de Palacio Valdés,
de Pereda y de Galdós. Incluso compraban el periódico los domingos y los lunes.
Los lunes no salían los periódicos normales. Durante años se publicó una hoja
del lunes con el título de Carbón. En ella saciaba yo mi bulimia de goles. A
tan temprana edad yo necesitaba mi dosis diaria de goles como tantos y tantos
españoles.
Yo
no podía pasar sin mi dosis semanal de goles. De goles del Oviedo y los goles
del Oviedo los fabricaba Herrerita. Por esa razón no entendía que el libro que
contenía todo el sabor humano, o sea, la Enciclopedia Álvarez mencionaba varios
míticos personajes patrios, como Viriato, Don Pelayo, El cid etc… y no
mencionara al fenómeno futbolista ovetense. Me costó aceptar este fallo de la
Enciclopedia.
El
afán doméstico de mi madre por enseñarme provocó un serio problema en mi vida
escolar. Cuando empezaban los demás, las primeras lecciones en la Enciclopedia
Álvarez yo ya me la había estudiado en casa casi entera.
Resultado:
me aburría en clase y me dedicaba a incordiar. El maestro se dio cuenta del
asunto y lo corrigió de un modo muy imaginativo. En vez de azotarme con la
vara, me separaba de los demás, enviándome a una mesa solitaria situada al
fondo del aula. Como se dio cuenta que no era fácil tenerme tranquilo probó a
anestesiarme con lecturas. ¡Bendito Don Antonio! Fue mi inicio en el mundo de
los libros con los cuales y de los cuales viví el resto de mi vida. Comenzó
dándome a leer a Miguel Strogoff o el Correo del Zar, de Julio Verne. Siguió
con viaje Submarino, Ivanhoe de Walter Scott, el Sr. de Bembibre de Gil y Carrasco,
etc, etc…
A
los doce años ya leí Nuestra Señora de París de Víctor Hugo. Ni Don Antonio ni
mucho menos yo, sabíamos que aquel maridaje mío con los libros desde tan niño
era premonitorio de lo que sería una constante en mi vida. Años más tarde,
hacía mediados de los años 80, le encontré un día cualquiera por la calle. Ya
era un viejecito y le saludé consciente de lo que le debía. Le informé que mi
trabajo de funcionario consistía en comprar libros en lenguas europeas para la
Biblioteca Nacional. Se lo dije sabiendo que sentiría el sano orgullo de
haberme introducido en el mundo de la lectura.
Mi
vida hubiera sido muy otra, no sé cual, sin mi madre, el maestro, y las
Dominicas.
Sobre
todo un ramillete de bellos recuerdos de mi niñez, tengo escritos dos nombres:
mi madre y Don Antonio. Desde la cima de la edad, vuelto hacia aquellos años
hago una agradecida evaluación de ambos. Y he que ambos son para mí el
prototipo de las dos profesiones que más hicieron por sacar adelante este país
de miseria y ruindad, que nos ha tocado como patria.
Reclamo
una calle, una plaza una estatua o un monumento que recuerde aquellas mujeres y
a aquellos maestros que en unos años de miseria económica y moral sufrieron con
sacrificio y valentía.
Ya
en una ocasión reclamé – sin éxito – una calle para el tonto de mi pueblo. Este
pueblo nuestro olvidadizo e ingrato dedica calles importantes a perfectos
desconocidos cuando no a reconocidos sinvergüenzas como una calle en el centro
de Madrid al lado de Cibeles dedicada a
Salustiano Olózaga. Leed su biografía, y rogad a Dios que no os salga un hijo
de la catadura moral de ese fulano.
El
recuerdo de mis años escolares me incita a reflexionar sobre el eterno problema
de la enseñanza que con el libro, fue parte consustancial de mi vida. Fueron 40
años de experiencias apasionadas. Ahora, como simple y afligido observador.
Cada año aparecen evaluaciones de organismos internacionales, sobre la mínima
calidad de nuestro sistema educativo.
Teniendo en cuenta que el dinero destinado a la enseñanza se ha
multiplicado por diez en los últimos treinta años no sería un despropósito
reclamar que la calidad hubiera conllevado un aumento proporcional a la
inversión. Pues no. Año tras año, aparecen evaluaciones de organismos
internacionales sobre la calidad de la educación en diferentes países (por
ejemplo en los 34 países de la OCDE) y año tras año figuramos a la cola de esos
países.
Si
fuéramos un pueblo inteligente y serio, que no lo somos saldríamos a diario a
la calla con pancartas que rezaran “Por una enseñanza de calidad”. Por que una
de las pocas verdades que ya no discuten los economistas en que la única
inversión, la única, que tienen asegurada la rentabilidad es la educación. Lo dijo Servan-Schreider a mediados de los 50
y lo corrobora la historia de la economía mundial. La riqueza de una nación ya
no se mide en recursos naturales. Se mide en calidad educativa. Un país sin recursos naturales, como Corea
del Sur invirtió tanto en la educación que es uno de los países más prósperos
del mundo. En el año 1950 tenía la misma renta que Zambia.
Acabamos
de soportar la tabarra de las elecciones y ni una palabra sobre el tema
educativo. Normal. La sociedad - voluntariamente
despreocupada del tema– no se involucra. Los políticos ignoran el problema pues saben que no da réditos
electorales. Es más como la que
postula José Antonio Marina –que sería
fenomenal– no gozaría de la popularidad ni de los docentes ni de los
ciudadanos.
Así
nos va. Dentro de unos años ese 30% de fracaso escolar se convertirá en parados
de larga duración a los 41 años.
Nos
es igual. Ya vendrá algún Pablo Iglesias a solucionar nuestros problemas.
Pepe Morán. Dominico-ex
Suscribirse a:
Entradas (Atom)