viernes, 30 de mayo de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
EL RECLUTA ALGODONALES
1) El general en el comedor.
Cuando
yo me integré en el regimiento de artillería nº 14 de Sevilla, quedé anonadado
por las dimensiones de aquel recinto y eso que provenía de una casucha de nada,
el Monasterio de Corias. Como tres o cuatro veces el equivalente a Corias.
Calculo que la superficie del cuartel andaría por las tres o cuatro hectáreas.
Allí vivían, comían, dormían, paseaban unos 1400 militares y quedaba sitio para
unos cincuenta cañones de todos los calibres, más una enorme explanada para
hacer las instrucciones, el 1-2, 1-2…
Había
una zona ajardinada, hangares para más de cincuenta cañones con sus respectivos
tractores, iglesia, bar, comedor, escuela de oficios, administraciones. Todo
aquel complejo estaba enclavado entre la carretera general Sevilla–Cádiz por un
lado, y por el otro lado el ferrocarril entre estas dos ciudades. A
continuación del cuartel había cuatro chalets, adosados dos a dos, para jefes
con familia y más allá estaba la residencia para oficiales donde yo vivía.
Una
vez descrito el lugar de los hechos, vamos a por el objeto y sujeto de este
artículo. Se le llamaba por el nombre de su pueblo “Algodonales”. Su nombre
real era Manué Morale Jímene. Llevaba un año en la mili y por las razones que
se expondrán tenía pensado reengancharse por lo menos otro año.
De
mediana estatura, delgaducho, cabeza pequeña, andares de muñeco articulado,
tipo payasete de circo. Carita pequeña, perpetua sonrisa y ojillos pequeñitos,
redondos e inquietos. La sonrisa era un tanto enigmática. Uno no tenía claro si
procedía de su felicidad interior o era que se estaba burlando de ti. A los tres días de estar en el cuartel ya me
había saludado 90 veces. Era ubicuo, omnipresente.
Yo
ya estaba harto de aquel tipo que a todas horas en todos los lugares me
abordaba “a zu órdene mi arfere”. Sin cruzarse conmigo, si me veía a cincuenta
metros me gritaba “A ZU ORDENE…” A mi no es que me molestara, pero tal
insistencia me intrigaba. Decidí preguntar, aproveché a la hora del aperitivo
en que concurría en el bar gran parte de los oficiales y requerí su atención:
“Señores llevo una semana escasa y hay algo que ruego a alguien que me aclare.
Verán hay un soldado que me lo encuentro vaya donde vaya y le oigo cuarenta
veces al día “a zu órdene”. No hizo falta más. Todos rompieron a reír y con
frases tan inquietantes como “vas arreglao” “date por perdido” “ese te birla a
ti el cargo”. “No le dejes entrar en la capilla”. Aquello fue una juerga.
Luego
ya en serio me fueron contando la vida del tal “Algodonales”. Era pastor en una
inmensa dehesa y solo acompañado de cerdos y ovejas, desde los ocho años vivía
así. Decían en plan de guasa que lo habían cazado a lazo para ir a la mili. Cuando
el primer día de campamento, todavía puesta la chaquetilla del abuelo se oyó
una voz imperiosa que decía “los que no sepan leer y escribir que se pongan en
fila”. Manué se tiró al suelo ya que se pensó que había empezado la guerra.
Un
general, un día cualquiera y sin previo aviso se presentó en el cuartel en
misión inspectora. Lógicamente el comedor – inmenso local de más de mil metros
cuadrados – era un sitio de obligada inspección a la hora de la comida. Allí se
presentó el alto jefe seguido de una cohorte de jefes de inferior rango. En su
deambular por el recinto se detuvo casualmente ante un recluta que le miraba
sonriendo. En efecto, era Algodonales.
El
general le miró seriamente y Manué seguía con su eterna sonrisa.
“Buenas
muchacho ¿Cómo te llamas?
Algodonales:
“Manué Morale Jímene ¿y usté?” El general rehusó contestar a tan poco
protocolaria respuesta así que cambió de tema.
General:
y qué… ¿Está buena la comida?
Algodonales:
Zí mi genera, y cogiendo el plato y la cuchara se lo acercó a la barbilla
ofreciéndoselo al general.
Se
oyó un rumor en la sala. El general sabía por sus estudios que tan importante
es avanzar como retirarse, al tiempo que se iba oyó que Algodonales le decía
“Uté ipeccione, mi genera”.
2) De las múltiples
anécdotas que protagonizó:
El
general le comentó al coronel que le acompañaba lo raro que resultaba aquel
chaval y el coronel, le indicó que estaba preparando un informe para enviar a
capitanía general sobre el caso del muchacho. Era un caso tan excepcional que
había que recurrir al capitán general.
Curriculúm
de Manué Morale.
Cuando
llegó al campamento, él llevaba viviendo desde los ocho años solamente con
cerdos y ovejas. Era analfabeto total, pero en su rostro se dibujaba un afán
desmedido por enterarse rápidamente de todo. Al año de estar en el ejército ya
había conseguido el certificado de estudios primarios, el carné de conducir de
primera y estaba ahora haciendo el curso de oficial tapicero. Nada de cuanto le
rodeaba era ajeno a su deseo de aprender. Pidió pasar una temporada en la
cocina y en la residencia de oficiales le requerimos para que nos hiciera la
comida. En seguida preparaba platos estupendos. Un día llegué yo tarde a cenar
y vino él en persona a servirme “buena noshe mi oficia ¿Le gusta a uté er p a
pa?” Yo ni idea. Así que le dije “Por Dios Manué ¡QUÉ PUÑETAS ES ESO!” y otro más
civilizado que él, que andaba por allí me tradujo: Dice que si le gusta a usted
el pez espada.
3) El carné de conducir.
Yo
no tenía carné de conducir y la ocasión para aprender era magnífica, le pedí
permiso al comandante para usar cualquiera de los Jeeps que allí había y que me
asignara un instructor personal.
El
coronel ordenó que se hiciera como él indicaba y mandó que me pusieran de
instructor a Algodonales.
Comenzamos
la tarea y el condenado me obligaba a hacer ejercicios complicadísimos como por
ejemplo ir marcha atrás dibujando un gran ocho con el vehículo. Lo peor fue
cuando trató de enseñarme a meter un Jeep en una hipotética puerta de garaje.
Pusimos dos tacos de madera que eran las dos paredes de la puerta. Yo calculaba
bien, colocaba los tacos adecuadamente, como a una cuarta de cada taco, pero al
dar marcha atrás inevitablemente chocaba contra uno de los tacos. Vuelta otra
vez hacía atrás, y otra vez a chocar con el taco del lado contrario. Yo no me
explicaba como era posible no acertar, hasta que miré para Manué y le vi muerto
de la risa, el puñetero, cuando yo iba a subir al Jeep movía los tacos de forma
que me era imposible pasar sin chocar en uno de ellos. Y se lo pasaba en grande.
4) Telefonista.
Daba
la impresión de andar por la vida con una pajita sorbiendo todo lo que había
que saber. Él necesitaba saber de todo, así es que llegó a sus oídos que pronto
se jubilaría uno de los chicos que atendía la centralita telefónica. Le faltó
tiempo para pedirle al coronel que él quería aprender a manejar la centralita.
El coronel que había dado orden a toda la oficialidad de que se le dejara hacer
lo que le diera la gana, por supuesto que le pareció bien el plan de
Algodonales. Y permitió que un mes antes del relevo, éste realizara las
prácticas más normales.
Era
aquel sistema de clavijas verdes y rojas que sacabas y metías en agujeros y
decías “Le paso con…” Un día cuando eso ya lo dominaba, el chaval que estaba
con él le dijo: “te voy a dejar un ratito solo que tengo que ir al servicio”.
Nada más salir empezó a sonar una llamada. Manué corrió a la puerta a llamar al
otro, pero la puerta estaba cerrada. Entonces se sentó frente a la centralita,
donde parpadeaba una lucecita roja y pensó qué hacer. Al final se decidió y
cogió una clavija roja y la metió en una verde, a la vez que decía “Artillería
¿Dígame?” “¿Cómo dígame? ¿USTED SABE CON QUIEN ESTÁ HABLANDO? Yo soy el párroco
de la Iglesia de San Lorenzo y tuve que dejar un rato la misa para coger el
teléfono y oírle a usted decir DÍGAME”. Algodonales quedó desconcertado y quiso
decir que él no había llamado. El supuesto cura le contestó tajante “No agrave
usted las cosas, que soy amigo de su coronel y esto le va a costar muy caro”.
Manué quedó anonadado y fue hacía la puerta para pedir ayuda. La puerta – qué
casualidad - ahora estaba abierta…
Volvió al teléfono y dijo: “Uté perdone”. El cura insistió “le va a costar a
usted muy caro, a no ser claro, que se confiese usted conmigo”. Venga póngase
de rodillas y confiese sus pecados”. Manué sabía que el otro podía hablar, no obstante,
siguió sentado y dijo “YA ETÁ” pero uno que miraba por el ojo de la cerradura
avisó al otro que estaba al otro lado del teléfono que aún seguía sentado,
entonces el “cura” entró en cólera y le obligó a arrodillarse. “Cuando termine,
le dijo, ahora vaya usted al bar y pida un vaso con bicarbonato para lavarse
bien por dentro, yo quedo a la espera”. Algodonales pidió un vaso de agua con
bicarbonato, el del bar le dijo que si no le importaba sal de frutas. Algodonales
se tomó un vaso grande de sal de frutas. Fue corriendo a la centralita y dijo
“Ya etá”. “Muy bien hecho, el jueves le invito a la corrida de toros de la
maestranza”…
El
coronel le llamó un día a su despacho para comunicarle que si aceptaba su deseo
de reengancharse durante otro año, para hacer un curso de electricista y otro
de fontanero. A mi me destinaron a otro campamento y le perdí de vista, desde entonces
miro todos los boletines oficiales, listas de diputados, listas de premiados
Príncipe de Asturias… en fin de todo, y no aparece por ninguna parte. Yo estoy
completamente seguro de que llegó a la dirección de alguna gran empresa.
Pero
claro, eso no se valora en nuestra querida España, si hubiera sido un ágil
defensa izquierdo del Sevilla habría gozado de la fama y admiración de toda
España, pero aquel humilde pastor no tuvo resonancia alguna en ningún medio, y
así como en España valoramos lo inútil, lo inapreciable, lo vacuo para dar
gloria a figuras que no son si no monigotes de feria.
Pepe Morán. Dominico-ex
lunes, 19 de mayo de 2014
sábado, 17 de mayo de 2014
¿Quién se acordaba de él?
D. Ángel
Hace unos días en el correo interno de mi cuenta de Facebook
me encontré con una pregunta por parte de Chema del Valle:
“Hola Alfredo. Veo que estudiaste en Cangas concretamente en
Corias y ahí daba clase un paisano que se llamaba Ángel Fernández Fernández ¿Lo
conociste?” En principio y como no me daba cuenta de a quién podría referirse
le pregunté en qué época había dado clase y si él había estado en Corias a lo
que me contestó que se había marchado en 1960. Le contesté que yo
había estado desde el 57 al 62 pero que no me daba cuenta quién podría ser. Me dijo
que se trataba de un profesor. Como quiera que mi memoria no acababa de
llevarme al tal Ángel le pedí que me ampliara algún dato más. Y en esas estaba
cuando de pronto recordé que en 2º y 3º nos había dado clase de Agronomía un
Veterinario que vivía en Cangas y para más INRI un par de números antes de
donde vivía yo en la Calle dos Amigos llamado
D. Ángel al que llamábamos "Buino", que bajaba a Corias en una moto Lube y al que había sustituído
ya en 3º Manolón. Le pregunté si podría
tratarse de esa persona y si tenía algo que ver con él ya que su apellido no me
llevaba a identificarlo como familiar pues no coincidía con los de D. Ángel.
Como contestación me mandó una foto tomada en el Paseo aproximadamente de 1954, de un señor al que
reconocí, aunque con algo de dificultad dado el paso de tanto tiempo, con dos
guajes que eran sus hijos, preguntándome si era el de la foto.
Entre tanto y como quiera que entre sus contactos estaba
Caco, nuestro amigo y compañero de pupitre en los primeros cursos de Corias le
pregunté quién era ese Chema que aparecía entre sus amigos. Diligente como
siempre y haciendo uso de esa memoria prodigiosa que tiene, Caco me contesta
que efectivamente se trata del hijo pequeño de D. Ángel y que fue él quien le
había dicho que yo que vivía en Gijón como él, que también había estudiado en Corias en la época
de su padre y que habíamos sido vecinos, de ahí que se habría puesto en contacto
conmigo porque él no recordaba mucho de su época de Cangas y quería saber si
alguien se acordaba de ellos. Una vez aclarado de quien se traba le dije que me
ampliara un poco más. Me dijo que si le facilitaba mi correo electrónico que me
ampliaba sus novedades donde me dice que
se marcharon de Cangas para Avilés y que luego se vinieron a Gijón de donde era su
madre y donde residen tanto él como su hermano dado que sus padres fallecieron
hace ya tiempo.
Es posible que haya poca gente de los que frecuentamos el Blog que lo reconozcan por la fecha en que estuvo de Profesor, pero los que son de Cangas sí se acordarán de él.
Es posible que haya poca gente de los que frecuentamos el Blog que lo reconozcan por la fecha en que estuvo de Profesor, pero los que son de Cangas sí se acordarán de él.
miércoles, 14 de mayo de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
RECORDATORIO DEL BLOG AL AMIGO MIGUEL ÁNGEL
Hace un año de aquél
aciago día de mayo en el que Miguel Ángel nos dejó.
Hace ahora dos años, reunidos en Valdevimbre
en torno a Carmelo, nuestro antiguo profesor Padre Carmelo, unos cuantos
antiguos alumnos de Corias, entre ellos Miguel Ángel, tuvimos la suerte de
participar en una festiva y emotiva reunión.
Algunos de los que
asistíamos después de casi cincuenta años volvíamos a reencontrarnos. Con
Miguel Ángel ya nos habíamos encontrado a través de su fecunda participación en
el blog: sus frailes misteriosos, recetas, entradas y comentarios son de las
más valiosas y firmes columnas sobre las que se cimentó este blog. Sus escritos
hablan, ahí están como preciado patrimonio de este medio que utilizamos para
intercambiar recuerdos y experiencias, de su carácter serio y cercano. Rasgos
de las personas que hacen más vivibles las vidas de quienes tienen al lado. Pero,
quizá, quién más autorizado está para hablar sobre esto, además de su familia,
es Rufino, también antiguo compañero nuestro, para los amigos Rufinón; a quién,
desde aquí, también a la familia de Miguel Ángel, enviamos un fuerte abrazo.
Poco podíamos
imaginar aquel añorado día de mayo de 2012, que, un año después, una cruel
enfermedad le iba arrebatar la vida.
El otro día, en El Acebo, la presencia de
Miguel Ángel, como la de Ángel -Olga nos acompañaba- y de otros antiguos
compañeros, estaba en nuestros pensamientos. Todos sabemos que ellos serían,
gozosos, los primeros en compartir el entrañable encuentro.
jueves, 8 de mayo de 2014
domingo, 4 de mayo de 2014
PARA LOS PARTICIPANTES EN LA COMIDA DEL ACEBO
Se
hace saber a los 23 amigos asistentes a la reciente reunión-comida celebrada en el Acebo con
motivo de la visita de Carmelo, el sábado 26 de abril, que el señor
tesorero a la hora de repartir lo más equitativamente posible la coima del importe a cada comensal, lo hizo con cierto
redondeo al alza y le sobraron 45 €.
Dicha cantidad no era lo suficientemente abundante como para pedir cava para
todos como si aquello fuera una boda, ni tampoco como para repartir esa pequeñez entre los
paganos a modo de ñapa, entonces con el beneplácito de la concurrencia ha decidido que esos
dineros le fueran entregados al “Prior” para que éste, como persona fiable y
cabal donde los haya ¿?, los vaya invirtiendo
a su criterio en juegos de azar para el grupo: Lotería, Once, Primitivas… Pues
bien, este humilde servidor se hace cargo gustosamente, de tan complicado cometido
y procurará invertir los dineros de la forma más rentable que le sea posible. (Lo más positivo sería gastármelos
en vino a vuestra salud pero, dada la confianza depositada, me reprimiré por el momento).
En
principio, había pensado en jugar algún décimo de lotería de esos que se hacen por encargo del jugador,
como las primitivas. En nuestro caso el número buscado debiera ser el formado por los dígitos que componen la fecha del
evento: 26 de abril de 2014. Es decir, el 26.414, pero no me fue posible hacerme con él aunque me lo han buscado y rebuscado, pero parece que ese número ya estaba cogido en todas sus series.
Como primer intento, el número jugado es el: 40898.
***
Segundo intento, una primitiva para el jueves 15 y sábado 17 de mayo.
En en sorteo del sábado 17 hemos recuperado el reintegro: 3 €
***
Hasta el momento no hemos tenido suerte, pero veremos si en este último intento nos está aguardando la fortuna. Todo es posible. La esperanza es lo último que se pierde ¡SUERTE!
En estas siete veces que lo hemos intentado no hemos rascado bola. De todos modos, alguna vez tendrá que ser. Por el momento: tranquilidad y buenos alimentos.
Como primer intento, el número jugado es el: 40898.
Segundo intento, una primitiva para el jueves 15 y sábado 17 de mayo.
***
Tercer intento, un décimo de lotería en el número: 80109, comparado en Almuñécar, Granada.
Y para el séptimo y último tanteo de hacernos ricos, con los 6 euros que nos quedan (hay que ser ilusos), seguimos con La Primitiva. El estado de cuentas como habréis comprobado se fue plasmando en este estadillo siempre de forma clara y palmaria, semana a semana, a lo largo del periodo de juego, sin marrullería alguna y todo en contabilidad A, nada de B, a
diferencia de este gobierno de trileros que tenemos que no hacen otra cosa que embaucar al personal con engañifas y señuelos virtuales.
No ha habido suerte por esta vez. Seguiremos intentándolo.
***
Cuarto intento, una primitva para el jueves 5 y sábado 7 de junio
***
Quinto intento, una primitiva para el jueves 12 y sábado 14 de junio.
***
Sexto intento, una primitiva para el jueves 19 y sábado 21 de junio.
***
Hasta el momento no hemos tenido suerte, pero veremos si en este último intento nos está aguardando la fortuna. Todo es posible. La esperanza es lo último que se pierde ¡SUERTE!
En estas siete veces que lo hemos intentado no hemos rascado bola. De todos modos, alguna vez tendrá que ser. Por el momento: tranquilidad y buenos alimentos.
Concepto
|
HABER
|
DEBE
|
SALDO
|
Euros sobrantes de la comida del Acebo:
|
45,00
|
00,00
|
45,00
|
Décimo
de lotería jugado para el día: 10-05-14
|
12,00
|
33,00
|
|
Primitiva para jueves 15 y sábado 17-05-14
|
6,00
|
27,00
|
|
Reintegro Primitiva sorteo sábado 17-05-14
|
3,00
|
30,00
|
|
Décimo de lotería jugado para el sábado 24-05-14
|
6,00
|
24,00
|
|
Primitiva para jueves 5 y sábado 7-06-14
|
6,00
|
18,00
|
|
Primitiva para jueves 12 y sábado 14-06-14
|
6,00
|
12,00
|
|
Primitiva para jueves 19 y sábado 21-06-14
|
6,00
|
6,00
|
|
Primitiva para jueves 26 y sábado 28-06-14 |
6,00
| 0,00 |
B. G. G. bloguero “Prior”
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