Como ya es sobradamente
conocido, en diciembre de 2007, España aprobó una norma que fijaba
como tope enero de 2019 para el cambio de los contadores eléctricos
analógicos por los nuevos digitales inteligentes.
En
principio todo apunta, y así nos lo hacen creer las suministradoras
de energía, que el ahorro será considerable para el consumidor
pero, al final, todo apunta que no será así ya que los nuevos
aparatos sólo facilitarán información a las compañías
suministradoras y los abonados quedaremos al margen de estos
beneficios.
Hay
quien culpa de esta falta de información al consumidor, por parte de
estos nuevos aparatos, al poco presupuesto destinado a esta operación
que es de unos 4 mil millones de Euros. Posiblemente el escaso precio
fijado por el gobierno, para los nuevos contadores, no permite
incorporar prestaciones adicionales al contrario que en otros paises
donde el consumidor puede pagar estos servicios adicionales.
Esta
información al consumidor incrementaría el alquiler del aparato que
compensa sobradamente con el ahorro que supondría disponer de la
misma, para aprovechar el horario de menor coste (discriminación
horaria).
¿Qué
es mejor alquiler o compra, por parte del cliente?. De momento es más
aconsejable el alquiler, aunque ello suponga un incremento de unos 80
céntimos sobre el alquiler mensual del actual, ya que la compra e
instalación por parte del abonado, que es de unos 100 Euros, supone
la aprobación por parte de la suministradora que exige una
verificación y controles, tanto al inicio como periódicamente, que
lo encarecen considerablemente; además del riesgo que conlleva su
avería.
Otro
factor en contra del abonado es que estos aparatos pueden medir la
corriente reactiva que no tardarán en pasar cargo, si sobrepasa unos
límites determinados.
No
debemos pasar por alto que estos contadores tiene una luz led que
parpadea proporcionalmente al consumo eléctrico y, como esta luz es
visible al exterior, proporciona a cualquier viandante información
sobre si la vivienda está ocupada, a qué hora se acuesta o se
levanta y si tiene que salir muchas veces al baño por la noche, por
lo que, su lectura frecuente, proporciona datos de alto valor
comercial a las suministradoras.
Tampoco
debemos olvidar que su corte de suministro es instantáneo, si
superamos la potencia contratada, lo que no ocurre con los
limitadores actuales que son térmicos y, en algunos casos, tardan
varios minutos en efectuar el corte, lo que obliga, con los
electrónicos, en muchos hogares a aumentar la potencia contratada
para beneficio de la suministradora.
Si
la información que estos aparatos pueden proporcionar llegara al
consumidor, éste podría planificar su consumo y acogerse a mejores
tarifas según la discriminación horaria.
Pero
no todo el monte es orégano ya que si nos acogemos a esta tarifa,
con precio más bajo en las horas valle o nocturnas, el precio del
kw.,en las horas diurnas o punta, se ve penalizado ligeramente, por
lo que es imprescindible que podamos desviar, al menos el 30%, a la
tarifa nocturna para que resulte rentable.
Esto
nos demuestra que las compañías eléctricas no están interesadas
en que ahorremos en nuestra factura. Están interesadas en que
ahorremos kws. pero pagando lo mismo y si es posible más.
¿Por
qué digo esto?. Muy sencillo. Pongamos por ejemplo, un recibo de
principios de la crisis (primer trimestre de 2008) y otro del mismo
período de este año, 2017. Un consumo de 730 kws. ocasionó una
factura de 97 Euros. Ese mismo consumo en este año que estamos
serían 155 Euros, un 60% más caro.
El
barril de petróleo, el primer trimestre de 2008, rondaba los 100
Dólares y ahora está rondando los 60. Luego no es el precio del
petróleo y el gas el que incrementó descaradamente el recibo de la
luz.
El
político de turno dirá que el precio de la energía ha bajado y
posiblemente tenga parte de razón pero a este precio hay que
añadirle los peajes, el alquiler de los aparatos, los impuestos
(algunos dobles) y al cliente le importa un pepino si son peajes o
naranjas de la China, lo que le importa es el total de la factura.