PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

miércoles, 30 de noviembre de 2011

CASTILLOS DE ESPAÑA



En esta ocasión viajamos a una de las poblaciones más bonitas de España, población que yo no conozco, pese a conocer muchísimo la capital de la provincia a que pertenece, pero que tengo en mi agenda (posiblemente la próxima primavera ir a conocerla), el pueblo en el que está nuestro castillo tiene unos 300 habitantes. Se tiene noticia por primera vez de este Castillo en el año 867;  el conjunto actual data de los siglos XII-XIII-XV y XVI.  Situado sobre un peñasco controla un valle y un importante río. En la ruta de dos importantes zonas de nuestro país. Uno de los Castillos más espectaculares en su estilo. Construido en mampostería y muy bien conservado. Podemos ver la puerta de  acceso, Patio de armas, Torre del reloj, Torre del homenaje y sistema defensivo. Perteneció a dos importantes linajes. Hoy de uso turístico.  Adjuntamos dos fotos del mismo.-

                                ¿DE QUÉ CASTILLO SE TRATA?

Miss Harrington


Todos los sábados Luis y yo íbamos por la mañana a Leicester Square donde existía una lavandería pública. La lavadora costaba dos chelines, y la secadora seis peniques. Plancha no había. Un sábado de tantos nos abordó una viejecita, una muy dulce y encantadora viejecita, carita redonda, ojos azules y sonrientes y vestida con exquisito buen gusto. Quedaba descartado que fuera una mendiga callejera. Y va, y nos dice: “Excuse me, young men, perhaps you have seen my boyfriend somewhere around. (Perdonen jóvenes, ¿habrán visto por casualidad a mi novio por ahí?)”. Yo quedé descolocado. ¿Qué hacer? Me volví a Luis y le pregunté: “Did you see this lady’s boyfriend?” “No, madam, we are sorry. We haven´t seen him long ago. But… Perhaps you have a photograph of the boy to help our memory. Just in case…” Echó mano de una carterita y extrajo una foto poco mayor que nuestras fotos de carnet. En ella aparecía un joven rubio como de veintipico años, peinado hacia atrás y aplastado el pelo a lo “Valentino”, con bigotito. La foto denotaba una edad notable por su color sepia: 1915? Por ahí, día arriba día abajo. Miré la foto y luego se la pasé a Luis. Fíjate bien en esta foto, por si ves al novio de esta señora por ahí.
¿Quién iba a suponer que aquel atípico y absurdo encuentro era el comienzo de una amistad entrañable en mi vida? Enseguida me percaté de que se trataba de un caso extraño. Ella tenía una absoluta coherencia en su conversación, era culta, tenía modales,… Todo denotaba a una persona refinada… si dejamos al margen el tema del novio. Charlamos un rato y nos despedimos, no sin antes quedar para el sábado siguiente en Leicester Square, a donde acudía ella a diario pues vivía en una calle cercana. Al sábado siguiente, iniciamos una larga temporada de encuentros sabatinos a lo largo de los cuales nos fuimos conociendo. La primera sorpresa fue el segundo sábado en el que nos invitó a continuar la conversación en español. Hablaba un español perfecto. Notó nuestra cara de asombro y, con una sonrisilla picaruela, nos espetó que si no teníamos inconveniente podíamos seguir la conversación en francés, y luego en italiano. Era asombroso. Y más asombroso el alarde de cultura e información puntual de cuanto sucedía en el mundo de aquellos años sesenta. Desde el problema del racismo en Sudáfrica hasta las teorías del existencialismo de Sartre. Era asombroso. Solo en lo relativo al novio se le iba la cabeza. Con el paso de los sábados fuimos cogiendo confianza. Yo no tuve reserva alguna y le expliqué mi condición de dominico –blackfriar- dicen ellos. Discutimos de política, de literatura, de religión, de historia. Era cultísima.
Por fin, llegó lo inevitable. Llegados a tal grado de confianza, hasta un inglés se humaniza. Y, aunque dicen que para hacer amistad con un inglés hay que comer previamente con él una tonelada de sal, la viejecita (tendría 84 años) nos invitó a tomar el té un día en su casa. Vivía sola. Bueno, con un ama de llaves y una doncella. Vivían al lado de Leicester Square, en una casa señorial. Poco a poco nos fue contando cosas de su vida. Su padre había sido embajador del Reino Unido en Argentina, Sudáfrica y Noruega. Era soltera. No tenía más familiar que un sobrino, que era su valedor para todo. Así pues, el sábado convenido, nos presentamos en su casa, con puntualidad británica, a las cinco de la tarde. Nos abrió el ama de llaves y de forma correctísima nos explicó que la señora estaba indispuesta y que pospusiéramos la visita para el sábado siguiente. Yo me percaté enseguida que era una excusa. Su sobrino no habría visto lógico que recibiera a dos extranjeros que conocía de la plaza. Volvimos al sábado siguiente. Allí estaba su sobrino y tomamos todos el té con pastas al estilo y con los modales de ingleses de pura cepa. Fue muy agradable. Luego, el sobrino, nos acompañó al irnos y, ya en la calle, nos explicó lo del novio (un joven ingeniero inglés que había muerto hacía sesenta años en la construcción de un ferrocarril en Nigeria). Que su tía era una señora en perfectas condiciones, con tan solo el fallo en lo del novio y que nos agradecía que tuviésemos con ella la amistad que denotábamos.
Luis se vino para España. Yo volví para Corias pasados unos dos meses. Durante varios años (3 o 4) intercalábamos una felicitación por Navidad. Un año, ya no me contestó.
Hay regalos que uno nunca espera en la vida y, para mí, uno de esos regalos fue conocer a Miss Harrington.

José Morán Fernández.

P.D.: Publicado en La Nueva España en el año 73.

LA MANIEGA INFORMA


Como cada año, la Revista canguesa "La Maniega" publica en su número de Nº 184 correspondiente a los meses de Septiembre/Octubre del presente año, la reseña del Encuentro de los Antiguos Alumnos en último sábado de Septiembre en Corias. Para los que no reciban dicha Revista aquí publicamos la copia de la página.

martes, 29 de noviembre de 2011

receta navideña (valdría para thanksgiven...)

Receta de pavo al Whisky Ingredientes: - Pavo de tres kilos. - 1 botella de whisky. - 150 gramos de panceta. - Aceite de Oliva.

- Olivas Negras - Pimienta. - Sal. Preparación: Tomarse un trago de whisky antes de comenzar. Rellenar el pavo con la panceta, salpimentarlo y echarle un chorrito de aceite de oliva y las olivas. Precalentar el horno a 180º durante 10 minutos. Mientras se calienta el horno, servirse otro whisky. Meter el pavo en el horno. Mientras el pavo está en el horno, tomarse otro pelotazo y cantarle una mijita al pavo. Sublir el horno a 220º, darle caña al derbostato y esberar veinte binutos. Tomar otro drago. Al cabo de un drato, hornir el abro para gondrolar y echar un chodretón de güiqui al babo y otro a uno bismo. 10º Darle la güerta al babo. 11º Cantarle un fandango al babo mientras se sicharra. 12º Redirar el babo del honno. Si se te dresbala, bruscarlo por el suelo. 13º Odro pelotazo pa inicia dra busqureda. 14º Darse un jardasso al resfalar con la grassa del suelo. 15º Plobar la sarsa del ssuelo que ya estradá fleshquita. 16º Tromarse otra copita e inblitar al babo questa tumbao al lao. 17º Indendar levandarse y desidir que en el suelo se está de gojones. 18º Abarese la barienta, engüendra el babo en el basillo, lo tira a la bassura y te forma la de Dió. 19º Tomarse odro güisqui. 20º Y adrora a comé..., ¿y el babo?..., ¿dronde eshta el babo?... El hio puta sa bebio el wishhki y se a io.

lunes, 28 de noviembre de 2011

BARRIENDITO... sin que sirva de precedente

                                                                                                                                                                                                                                                                                               -- por jrFRANCOS --

     Nunca debí matar el "BARRIENDO... y no precisamente con escoba"; era muy útil cuando se te acumulaban comentarios a entradas de otros compañeros. Pero como a mí me gusta, cual ave Fénix, crear y enterrar, bien muerto está.

     Ahora salgo con este "Barriendito..."  del que no estoy seguro cumplir con la segunda parte, pero como actualmente está al orden del día ciscarse en lo que se dice (y no sólo a nivel político), pues uno más.

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     Un reconocimiento para SAMUEL, que acabo de leer en su comentario del 26-11-11, a la entrada en la cual se nos pedía decir al menos un "¡presente, aquí estoy!"
que fue él el instigador moral o autor intelectual de la creación del Blog.
     Siempre me ha gustado fijarme en los que dieron el primer paso -y que luego se les olvida o ningunea-, porque me parece de un mérito enorme el hacer o pensar algo de la nada. Pablo Iglesias, con su creación del Partido Socialista, Manuel Fraga aglutinado a gente en torno a Alianza Popular, Sigmund Freud creando el psicoanálisis, que con todos los fallos que dicen tiene fue la base de todas las corrientes que vinieron después en ese campo; Luis del Olmo con esa forma de hacer radio, Antonio Molina cantando como cantaba... Personajes a quien había que tener más presente y no tan en el cajón del olvido.

    Y después de los primeros creadores están los que recogen el testigo y le dan forma o nuevo impulso y lo hacen más grande. Sin pararme a poner ejemplos universales -como hice antes- que los hay, voy a lo nuestro, al Blog, donde quiero hacer un reconocimiento a GALÁN, que ha hecho posible el resto.

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     Cuando vi "PINCELADAS DE ARTE/14" de Miguel Ángel, me dije: "¡vaya, menos mal que cambia de registro!", porque tal vez lo hiciese, no sé, pero siempre le veía traernos ante nuestros ojos un arte centrado en la pintura realista que, muchas veces, sobre todo en pintores noveles o pintores que no evolucionan o pintores que no llegan muy allá, es copia del natural, de naturalezas muertas en el caso de los bodegones... "y para eso ya está la fotografía", dicen sus detractores. Otras veces, es "rellenado". Me explico: proyectan la imagen sobre el lienzo y luego van rellenando de colorido y volúmenes, según me explicó un pintor ante una exposición que vimos juntos en Mérida y ante la que yo me quedé pasmao hasta que él me bajó del limbo. "Eso es arte para los que no entendéis", me espetó. Pero bueno, olvidándonos de lo que decía mi amigo el pintor, tanto si es copia del natural como si es rellenado hay que tener un buen dominio de los colores y del manejo del pincel para que aquello parezca y parezca bien.
    En esto de la pintura naturalista o realista o, dando una vuelta de tuerca más, pintura  hiperrealista, de cara a los críticos y a la cotización para coleccionistas, sólo unos pocos, poquísimos se abren hueco, por citar uno el escultor y pintor Antonio López, aquí traído también por Miguel Ángel en otra de sus "Pinceladas de Arte".

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    Cuando vi la "pincelada" última, la catorce, tuve que pararme un rato en la "foto" primera, la de la mujer, belleza de actriz de tiempos ha. Hasta que no la miré y remiré no  caí en la cuenta que no era una foto, sino un dibujo hecho con una elegancia y sutiliza -además de con realismo mágico- resplandeciente, para maravillarse. Los claroscuros, la profundidad de campo por ejemplo en los bucles, la expresión de la bella mujer, su luminosidad,  son para decir "chapeau" por su autora.

    Siempre me ha maravillado la capacidad e ingenio de estos artistas callejeros del instante y de lo efímero. Los mimos, por ejemplo, con su ropaje; los escultores de la playa que con una paleta y un spray para endurecer la arena igual te hacen un castillo, que la catedral de Oviedo o la figura de El Doncel, tres cosas que he visto en playas asturianas; lo mismo podría decirse de los escultores del hielo. Y lo mismo podría decirse, y aquí enlazamos con la "pincelada" de la entrada aludida, de esos dibujantes que mientras te fumas un pitillo, es un decir, con un simple lápiz y utilizando por difumino sus dedos te hacen una caricatura que ni pintada o un retrato donde estás perfectamente reconocible.
    Son verdaderos artistas que se merecen toda la consideración aunque ninguna sala cuelgue sus obras ni los medios de comunicación les dediquen una línea.

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     De tu entrada, Roberto ("Historias de caza/I", 26-11-11), me quedo con la duda de si es un hecho real o un relato bien traído donde se mezclan realidad y ficción (me refiero al golpe final, el del desenlace).

     Sobre la fotografía del tirachinas (no sé por qué tira-chinas, cuando por esto se entiende algo más pequeño: "tengo una china en el zapato que me está matando", y no "tiraguijarros", que son de mayor tamaño)... preguntar si es tuya, y por tanto tuya el "arma" o de Galán. En cualquier caso me trae recuerdos al pasado y al presente. De niño tuve uno, de fabricación propia, pues como te habrá pasado a ti o seguro a muchos, si fuiste más afortunado, ya que entonces no existían los "reyes" y tenía que aviárselas uno si quería tener juguetes. Y mira tú por donde, hace cuatro  o cinco años me compré uno, y menos mal que lo hice, porque luego se prohibió por orden gubernativa su comercialización, sobre todo para aquellos que eran un poco sofisticados y lanzaban unos viajes que parecían balas. (Debió ser por lo que se ve en las huelgas violentas, tanto por parte de los huelguistas como de la policía, donde aquellos tiran con esos artefactos bolas de rodamiento o canicas metálicas que deben ser auténticas balas en su distancia efectiva.
   
     En una ocasión que se me rompieron las gomas busqué en Internet y mira tú por donde me encontré con un tío, aquí en Asturias, que tenía una página dedicada a ese deporte de precisión, con campeonatos, resultados, vicisitudes, etc., y además, una tienda, donde te vendía desde la empuñadura o cuerpo (que en mi pueblo le dicen "forqueto") en madera, en hueso, en metal, plástico... a la pieza de cuero del pinzamiento pasando por las gomas. Y eso fue lo que le pedí yo, dos juegos de gomas, unas cortas y otras largas.

     (Si algún día, como parece, vas a contarnos otras historias de caza, al hilo de mismas contaré otras cosillas relacionadas con el tema, pues de joven fui cazador, cazadorcito, mejor).
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     P.D. para GION.-Oye, te contesté que sí a comer pote, y te dije que en su defecto nos podíamos tomar un vermú tú yo. Y la callada por respuesta. ¿Lo tomamos o no, que me voy el domingo' ¡Que pago yo, hombre, que aunque este mes estoy abrazado a la miseria, ya rebuscaré en el bolso de mi hija y de mi hermana¡

domingo, 27 de noviembre de 2011

MEA CULPA, MEA CULPA


Coincidiendo con la entrada de la caza y del tiracantos del amigo Roberto, me vienen a la mente las múltiples perrerías que, inconscientemente a veces, hacíamos de pequeños los nenos en los pueblos a  falta de parques y de  un mínimo de  sensibilidad y de conciencia medio ambiental. Digamos que también era por carecer del concepto vital necesario que hay que tener desde pequeños de respetar todo lo que nos rodea, y por falta de ciertos  consejos adecuados por parte de nuestros mayores para no considerar como normales, determinados  desmanes que, el género humano de por sí, dado lo perreros que somos,  no se resiente por realizarlos. Todo lo contrario, más bien se regodea por ello y , llegado el caso, hasta presume de haber sido capaz de llevarlos a cabo.

Yo recuerdo, que de guaje en el pueblo,  principalmente en los veranos cuando no teníamos otra cosa que hacer por no ser época de escuela, uno de los distraimientos que teníamos era acumular pequeños seres vivos;  a veces llegábamos a juntar  verdaderos montones, así a lo tonto. Daba igual que fuesen caracoles que  grillos,  “chumiagos” o saltamontes. Sobre todo animales pequeños y fáciles de capturar.  Para hacernos con ellos no había problema alguno, ya que abundaban por doquier y  hurgábamos  por  todos los sitios, paredes y rincones a nuestro alcance, hasta dar con estos inofensivos seres para después sentarnos plácidamente sobre una gran piedra e ir machacándolos uno a uno con un  morrillo sobre la  baldosa. ¿A cualquiera que se le contara esto hoy día?  Seguro que diría que ese comportamiento, era más  propio de un psicópata que de una persona normal, y que debieran ponernos lo antes posible en manos del psicólogo o más bien del psiquiatra. Y tendrían toda la razón. Aunque lo que necesitábamos estaba más que claro: unas buenas morradas.

Lo pistonudo de todo aquello era que, cuando pasaba a nuestro lado alguna  persona  mayor, mientras estábamos haciendo este tipo de fechorías, no se le ocurriera  recriminarnos tal acción o darnos unos buenos capones (esto era cosa de frailes), por no decir un buen hostión, por  practicar aquella perversidad y vileza con unos seres vivos e  inofensivos que no se meten con nadie y que  solo hacen cumplir  con su función biológica como la que tiene encomendada en este mundo  todo ser vivo. Pues nada, chico, todo lo contrario. Igual les causaba hasta gracia. Solían decir:  ¡Son cosas de críos!  De ahí que nosotros a veces, nos sintiéramos hasta ufanos por la proeza realizada,  un día sí y otro también. Menos mal que de buenas a primeras, un buen día,  te entraba la sensatez y tú solo  te dabas cuenta de que con estos actos, no estabas haciendo más que el irracional.

Otra de las múltiples maldades que yo hice inconscientemente de niño con ciertos animales, hasta que tuve conciencia de la realidad y  pasado el tiempo me he recriminado  a mí mismo mil veces por haberlo hecho,  fue el haber desollado en vivo a  las pobres ranas  para demostrar a  los amiguetes, las  dotes que yo poseía como desollador de batracios sin utilizar anestesia.

Para llevar a cabo esta  perversidad infantil, que a mí me la enseñó un cabrón de un madrileño, hacíamos lo siguiente: una vez atrapada la pobre rana se le intentaba despegar un poco de piel de los deditos de una de sus  patas.  Logrado esto, cogías la parte de la piel levantada y tirabas poco a poco hasta ir despegando  y desvistiendo  al pobre animal por completo,  como si le hubieras quitado una camiseta o un esquijama. El  animalico en cuestión,  aún desprovisto de su completa epidermis, y totalmente desollado y en carne viva, intentaba caminar como si nada hubiera pasado y yo me se sentía orgulloso ante los espectadores por  la habilidad demostrada, casi mágica, pues el bicho después de despellejarlo vivo, seguía  en plenas condiciones y caminaba  como si tal cosa.

El infortunado animal aparentaba cierta vitalidad por el propio dolor que sentía, pero  era consciente que los minutos que le restaban de vida estaban contados. Yo pasado el tiempo me he hecho la siguiente pregunta. ¿Cómo habré podido ser yo tan perverso y tirano  con unos seres inofensivos que a mí me gustan mucho, todos en general sin exclusiones,  y que me produce  bienestar simplemente el verlos en su ambiente natural y en estado normal?

 Todavía es el día de hoy que, cada vez que me acuerdo o lo cuento, me dan ganas de abofetearme a mí mismo. Si digo la verdad, una de las cosas que más me abochornan  de haber hecho de niño, ésta es una de ellas. Yo no tenía porqué tener estas inclinaciones tan retorcidas, pues mi madre siempre me instigó e indujo a ser respetuoso con los animales y con  las plantas, y procuró que yo fuera  consciente de que todos los seres vivos siempre están a nuestro servicio y cumplen una función biológica para proporcionar  a  la tierra y al hombre equilibrio y  bienestar. Yo, normalmente, siempre hice buen caso de todo  lo que mi madre me decía, por la cuenta que me tenía, pero a veces la inconsciencia y la tontería infantil,  tenían mayor impacto en uno mismo  que los buenos consejos maternos.

Hace unos años leyendo en un País Semanal un artículo que trataba sobre la perversidad que los niños practicaban con algunos de sus juegos, me ha reconfortado mucho leer lo que dijo una  inteligente mujer andaluza, creo que era onubense y escritora,  de edad similar a la mía, la cual contaba algo muy parecido a lo mío y que también se tiraba de los pelos por haber sido tan insensata y cruel con algunos seres vivos. A esta buena mujer también  le habían enseñado sus hermanos  a “desvestir” a las ranas de la misma forma que lo hacía yo. Ella no se explicaba cómo, siendo niña, pudo ser capaz de practicar semejante brutalidad y vileza.

Como atenuante  de esta señora diré que según contó,  ella era la única niña entre varios hermanos varones y los veranos se los pasaban toda la hermandad  en el cortijo de los abuelos en plan montaraz en pleno campo y  allí ella, aún siendo chica,  era uno más, y hacía lo mismo que veía hacer  a los montaraces de los  hermanos. Tal que, una de las distracciones preferidas  de estos cafres en los ratos libres, parece ser que  también era el “desvestir” a las ranas en vivo,  como demostración de habilidad anatómica.

Ella reflexionaba sobre su comportamiento y lo achacaba a que  al pasarse todo el día en compañía de los hermanos varones, poco a poco fue  adquiriendo la misma insensibilidad  y embrutecimiento que ellos. De ahí que, de mayor, se recriminase una y mil veces, su perversa actitud  de haber practicado semejante aberración con las pobres ranas;   lo mismito que me pasó a mí.

En mi caso diré que,  una vez  alcanzado el sentido común,  muchas veces  me he preguntado: ¿Pero de dónde coño sacaría yo aquellas desviaciones tan perversas, si en mi casa jamás me las han insinuado, ni nadie de mi familia era irrespetuoso con los animales. En mi entorno familiar nunca se me ha orientado hacia la perversidad; todo lo contrario. Como ya he dicho antes, mi madre en concreto, siempre fue gran defensora de todos los animales y de las plantas en general. Cualidad que yo, afortunadamente de mayor, se me ha despertado plenamente, y de la cual estoy completamente satisfecho.

Menos mal que, afortunadamente,  la naturaleza de por sí es sabia y la mayoría de las veces, a pesar del  comportamiento tan hostil que el  hombre tiene hacia ella, no nos lo tiene en cuenta, y no nos paga con la misma moneda.

B. G. G. (bloguero “prior”)

sábado, 26 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE CAZA – I


      Como supongo sabréis desde que empecé a hacer comentarios en este BLOG, una de mis grandes aficiones es la caza. He cazado y sigo cazando de una forma u otra desde que tenía 6 ó 7 años, empezando por las trampas, el gomero y la primera carabina de balines, heredada de un primo mío mayor que yo, hasta las armas y modalidades actuales mucho más sofisticadas.

       Siempre me gustó escuchar los relatos y anécdotas que contaban los cazadores más veteranos, matizados siempre de unas buenas dosis de humor y sabiduría popular del mundo rural, que amenizaban cualquier reunión o tertulia en la que coincidíamos cazadores y aficionados de distintas generaciones y sobre todo, las relacionadas con una época en la que la caza se vivía de una forma mucho más romántica que la actual.

       Esta anécdota sucede, más o menos, un verano de principios de los años 60 del siglo recientemente pasado cuando un grupo de cazadores de Luarca y alrededores se desplaza a la localidad de Salave en el Concejo de Tapia, y próxima a esta localidad, con la intención de dedicar la jornada a la caza de la codorniz.

        En aquellos tiempos, desplazarse a Tapia, suponía más de una hora de viaje dadas las precarias comunicaciones que siempre sufrimos en esta zona del occidente astur, con lo cual, casi suponía una aventura un poco fuera de lo normal.

        El caso es, que a medida que avanzaba la mañana y los lances se iban sucediendo de forma más o menos intermitente, el cansancio y el gusanillo del hambre, empezaban a hacerse patentes en perros y cazadores, a tal punto, que uno de ellos propuso hacer un alto en la cacería con el fin de reponer fuerzas con las viandas que cada uno llevaba. En ese momento, uno de ellos que era originario de la zona, propuso:
-         ¿Qué os parece si vamos hasta Tapia? Conozco un sitio que hacen unos chorizos de “gocho” que dicen que tan muy buenos.
         La propuesta no cayó en saco roto y todos aceptaron la idea entusiasmados ante la perspectiva de sustituir los bocadillos hechos con pan duro del día anterior por una buena fuente de chorizos cocidos en vino, y con la misma, se desplazaron a la citada localidad para volver a la caída de la tarde a rematar la cacería cuando el calor no fuera tan sofocante.
          La comida transcurrió de forma amena y divertida amenizada por los habituales comentarios que son frecuentes en estos casos entre cazadores, mientras daban buena cuenta de todo lo que una simpática moza les ponía en la tosca mesa de aquel chiringo.

          Una vez acabado el postre, y mientras tomaban el café con “pingaratas” que les terminaba de espabilar de la consiguiente modorra, apareció el dueño del local, un fornido mesonero de unos 130 Kg. ataviado con un mandil tan puerco que tal parecía que saliera de hacer la autopsia a una manada de guarros utilizando el cubil como sala de disección y dirigiéndose a los comensales preguntó:

-         ¿Qué? ¿Tában buenos los chorizos de “gocho”?
       Ante la mirada de asombro de todos, uno de ellos, el más ingenioso, se le quedó mirando de arriba abajo y de izquierda a derecha y con la socarronería que le caracterizaba contestó:
-         Los chorizos estaban bastante buenos; pero toy viendo que lo único que tenían de “gocho” era la “mano de obra”.
-          
        Gracias por aguantar el rollo y hasta la próxima.

PINCELDAS DE ARTE/14





Hoy nos vamos a detener en el lápiz de grafito (otra de las muchas técnicas en pintura) el lápiz es, sin duda, el elemento más usado por la mayoría de los pintores y dibujantes. Lo tenemos al alcance todos, quién no hizo en alguna ocasión un boceto, tomó apuntes, dibujó algo…

Las posibilidades artísticas que nos ofrece son muchísimas, gran cantidad de tonalidades que podemos lograr dependiendo de la intensidad y el ángulo con  que presionemos el lápiz. Variaciones según su dureza para crear distintas tonalidades.

 Adjuntamos una muestra de esta técnica de la gran pintora LINDA HUBER, de 49 años. Reside en Middlesburgh, Nueva York (EEUU). Especializada con el lápiz y un simple papel. Una maravilla.

EL IDEARIO EDUCATIVO DE CORIAS/3



                                                     -- Texto y fotos: jrFRANCOS  --
                                                                                       
     ¿El ideario educativo de Corias? ¡Uff, hace tanto tiempo! Vamos a ver si refresco la memoria. Lo voy a enfocar bajo tres puntos de vista: instrucción, disciplina e ideología.

     INSTRUCCIÓN. No sé qué decirte, si que fue buena o que dejó mucho que desear. Un amigo mío, por ejemplo, que hizo carrera superior y de ciencias, dice que fu mala. Que él, cuando llegó a la universidad y oyó hablar en clase de Matemáicas de matrices, se llevó las manos a la cabeza porque después de siete años en Corias las únicas matrices que había oído mencionar  fueron las del veterinario en su casa cuando iba a ver las vacas.
     Yo no voy a ser tan radical, pero sí diré que hay luces y sombras en la instrucción que nos dieron. Por un lado, modalidad agrícola-ganadera hasta 5º, con francés como idioma extranjero a estudiar. Y aprendíamos cosas. Recuerdo una vez al veterinario que  estaba viendo una vaca que había comprado mi padre y quería saber si tenía la tuberculosis; y dándose mucha importancia dijo que había que ponerle una inyección especial, traída de no sé dónde, como si aquello fuese algo de otro mundo. Y entonces le digo yo: "Esa inyección, ¿qué es, la tuberculina?" El hombre me miró con una cara, como diciendo: "¿pero de dónde ha salido este sabihondo, que acaba de desmontar mi aureola". Y mi padre, más ancho que las traseras de la vaca, que era de raza culona, le aclara: "Es que está con los frailes, en Corias". Es decir, el convento tenía un cierto marchamo. Pero, van y nos cambian la modalidad, siendo industrial-minera en 6º y 7º. Ahora era el inglés, con lo que a la larga, ni francés ni inglés (y menos con aquel profesor, un pedazo de pan, sin carácter para manejar al grupo de mozalbetes que éramos, de modo  que las clases de los jueves, en nuestra sala de ocio, tras quinces minutos cerrábamos los libros y prendíamos el televisor para ver "Caravana" o "El Virginiano", que no recuerdo bien).
     Estaban luego los talleres. Horas y horas en talleres. Para quienes después hicieron Formación Prefesional, estupendo, pero para quien siguió otros estudios, casi una pérdida de tiempo o mejor dicho, un aprendizaje manual en detrimento de otros conocimientos.
     El verano pasado subí al desván de mi casa natal y abrí un baúl que, envuelto en polvo y telarañas, llevaba allí más de cuarenta años. Cual película de misterio, a la luz de un ventanuco, fui sacando papeles y desempolvando recuerdos conforme iba viendo libretas, láminas de dibujo y libros de texto. Me llamaron la atención algunos de estos, como por ejemplo Curso de Literatura,  con un interesante contenido,  Cartas a mi hijo de Gaspar Cómez de la Serna, Política Social de Efrén Borrajo Dacruz, Política Económica  de Enrique Fuentes Quintana y Juan Velarde Fuertes, Estructura Política de España de Manuel Fraga Iribarne, libros cuyo contenido, si se hubiese dado con el tiempo necesario (detrayéndolo de los talleres), no una vez a la semana tipo "maría", y con un profesorado seriobien formado hubiésemos salidos mejor preparados. Cuando digo profesorado serio y bien formado me refiero a que en 7º tuvimos en Física a uno, seglar, que luego se supo que no tenía la carrera de perito terminada, pero que sí  tenía más cara que las dovelas del puente medieval, pues faltaba cada dos por tres, con lo cual aquellas clases eran fallidas, en blanco (venía cualquier fraile que estuviese libre a vigilar y, ale, "clase" de estudio, cada uno a hacer la tarea que mejor le viniese).
     Personalmente, yo que hice una carrera de tipo medio, más bien centrada en humanidades, no he sentido ese vacío  formativo al que aludía mi amigo, el de las matrices de las vacas como parte de su órgano reproductor y no como operación matemática. Y no porque llevase un poso de Corias, que ya dije que no, sino porque en La Normal (de Magisterio) empezaron de cero y como sólo se trataba de hincar los codos, y ese hábito SÍ que lo llevaba de Corias, pues me fue fácil.
     Hasta ahí lo dicho en plan genérico, porque si hablase a un nivel más personal tendría que decir que en mi profesión docente, como enseñante de Dibujo, Talleres y Ed. Física las enseñanzas recibidas en Corias  me fueron de mucha utilidad en las dos primeras, como anillo al dedo, no así en la última donde tuve que empezar prácticamente de la nada, pues con una clase que nos daban a la semana, tipo "maría" poco poso podía llevar (en el desarrollo de mi profesión, yo impartía tres por curso semanalmente).


     DISCIPLINA
. Era más bien dura. Empezando por el horario (nos levantaban a las 6,30 de la mañana para ir a misa de 7; había que tener ganas de rezar y ser un fervoroso creyente para a esa hora ponerte en sintonía con Dios) y continuando con el castigo represivo, donde con más frecuencia de la debida había excesos que hoy en día terminarían en un juzgado. Aún recuerdo las "flisguadas" que con una vara verde de castaño le metió el fraile de la librería (cuyo nombre no recuerdo) a un chaval, que estaba en pantalón corto, allá en lo alto de la finca, cerca de la muralla a donde nos habían llevado a coger castañas. Qué podía haber hecho el pobre muchacho para ser azotado de aquella forma, como si fuese una animal que soltó una coz al amo. O a aquel otro fraile, aquí destapado en una entrada meses atrás, que llevaba un cable de la luz, con nudo terminal, y que atizaba latigazos con él a las primeras de cambio. Las bofetadas también estaban bastante al orden del día. Y castigos de otro tipo (ponerte de rodillas, quedarte sin cine o sin salir a Cangas o sin recreo o sin postre, aparte de las copias cuando no sabías algo, era moneda frecuente, pero, bueno, esos eran castigos incruentos que hay que aceptar y que debieran ser los únicos imperantes). Pero nada era nuevo en el panorama educativo español del momento. Le oí una vez por radio al  humorista y presentador de televisión "El Gran Woyoming", que había estudiado en Madrid en un colegio de Puerta de Hierro, lo que indica que no era un colegio de barrio y clase proletaria, que "las hostias pasaban de carrillo en carrillo como mariposas que de flor en flor". Es decir, era la pedagogía imperante, la misma que tenía la Guardia Civil o Policía cuando te detenía o interrogaba en plena calle, al tiempo que te pedía la documentación, que te arreaba un par de bofetadas por la más mínima y, ale, ruta y a reclamar al maestro armero. Hablo por experiencia propia.
     Con todo, tengo que decir que a mí nunca me pegaron y castigos, que recuerde, dos o tres.

     IDEOLOGÍA. La imperante en la sociedad aquella de los años cincuenta y sesenta, el nacionalcatolicismo: la religión (curas y frailes) presidiéndolo todo, la represión sexual como bandería moral, la exaltación de lo nacional y una cierta miniadversión a la monarquía, en la figura del entonces príncipe Juan Carlos.
     Respecto a este último, aún recuerdo cómo un profesor nos insinuaba que decían "que era un poco tonto", rumor que había hecho correr el Régimen interesadamente para que no le hiciese sombra a Franco,  y que años después me confirmó la lectura de un libro, donde hacía referencia a ello.
     En el aspecto sexual eran curiosas las confesiones. Apenas había mandamientos más que el sexto. Voy a transcribir literalmente una, que se me dio a mi y más de una vez:
     -Ave María Purísima.
     -Sin pecado concebida.
     -Padre, me acuso... (y soltaba unas cuantas naderías, que no eran más que chiquilladas elevadas a la categoría de "pecados" en mi limbo).
              (...)
     -Padre, también me acuso de tener pensamientos impuros.
     -Con quién, ¿con una mujer?
     -Sí, padre.
     -¿Y te excitaste?
     -Un poco.
     -¿Y llegaste a soltar como una lechecita de color blanquecino ?
     -No, padre, sólo me emocioné, nada más.

     Así una y otra vez con aquel fraile, que era con el que más nos gustaba ir a confesar por su bohonomía, tanto que había cola.
     Mi amigo, el de las matrices, me contó algo parecido, pero no de entrepierna, sino en alturas, en la boca. "Fui a confesarme y le dije que había una chavala con la que salía y que la besaba. Y entonces me preguntó si le metía la lengua en la boca. Yo no tenía ni idea de que se hacía eso, así que me pasé toda la semana esperando el domingo para verla y al besarla meterle la lengua, como me había dicho el fraile aquel".
     En fin, cuando años después leí La represión sexual en la España de Franco de L. Alonso Tejada, me di cuenta que no éramos una isla, sino parte de un contexto.

     No voy a hablar de los ejercicios espirituales, porque aquello era terrorismo psicorreligioso, que creó más de una infelicidad. Y hablo con conocimiento de causa. Me contó en una ocasión un psiquiatra que ellos le debían mucho al franquismo, pues con aquella manera de entender la sexualidad (reprimida) y la religión (atemorizante), sus consultas eran frecuentemente visitadas por personas educadas bajo aquellos parámetros, que presentaban conflictos.
     Aquel Dios airado, poco acogedor que nos vendían, del que no se podía decir que era como un padre por mucho "Padre  nuestro, que estás en los cielos..", que nos hacían rezar, a mí se me vino abajo cuando me casé, al confesarme -por última vez- con un cura obrero. Cuando yo esperaba una iglesia a media luz y un confesionario  oscuro, tenebroso, me dijo que me fuera a su casa y allí sentados, uno frente a otro (nada de uno sentado y el otro de rodillas), con una botella de vino en medio, me dijo: "Bueno, cuéntame".
     Ay, si yo hubiese tenido siempre un cura con esa naturalidad delante, otras creencias tendría en lugar del agnosticismo.

    CONCLUSIÓN. Dejando a un lado pormenores, el Instituto Laboral San Juan Bautista del convento de Corias jugó en los años cincuenta y sesenta,  por segunda vez en su historia, un papel importante sobre una amplia zona. Primero, en tiempos del conde Piñolo y sucesores tuvo una marcada influencia a nivel religioso y económico. Todavía no hace mucho me contaba un vecino de mi pueblo que en su casa había documentos donde varías fincas de la hacienda decían que habían sido donadas unas y compradas otras al convento de Corias. O sea, que sus dominios llegaban hasta los veinte kilómetros que es donde nací yo y más. Y cuando instituto laboral en 1950 y 1960 volvió a tener una marcada influencia cultural formativa sobre también amplias zonas en la persona de chavales de aldeas remotas -algunas como la mío no tenían ni carretera-, que tuvimos ahí una oportunidad de oro para formarnos, algo que para muchos hubiera sido impensable si la oportunidad sólo hubiese estado a cien kilómetros, en Oviedo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

EL IDEARIO EDUCATIVO DE CORIAS/2

                                 
                                        -- por jrFrancos y B. Galán --
                                                 (Foto: B. G. G. )

     Fue hace tiempo. Allá por enero. Comenté que me gustaría hablar un día del "Ideario Educativo del Instituto Laboral del convento de Corias" y eso es lo que voy a hacer.

     Nunca mejor que aquí se podría traer aquello de "donde dije digo, digo Diego", porque si bien en su día manifesté que iba a hablar, ahora digo vamos a hablar.

     Efectivamente, tres personas vamos a dar nuestra opinión sobre el tema que encabeza la entrada. El proceso fue como sigue: tras sopesar que ven más doce ojos que dos, elaboré una sencilla encuesta, de tipo abierto, y se la remití a cinco ex-alumnos de Corias, incluido a mi mismo, claro. Contestaron dos, alumnos significados que lo fueron en su día y que por orden de recepción son Ulpiano y Galán, y naturalmente yo.

    Con el fin de no hacer muy pesado este interesante mosaico de opiniones, se irán colgando gradualmente y por orden de recepción. Con lo cual, y sin más dilaciones, a renglón seguido es Galán quien da su parecer sobre el Ideario de aquel centro educativo que fue el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias.  Así, pues, adelante, Galán.

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RESPUESTAS AL CUESTIONARIO SOLICITADO POR EL SEÑOR FRANCOS.

Bueno, voy a intentar contestarte a esta batería de preguntas que me haces, de la forma más objetiva y sincera posible. Vamos allá.

Disciplina. Para mí creo que era férrea y hasta excesiva, pero muy eficiente. Probablemente para la mayoría de los alumnos no fuera necesario un sistema tan duro e inflexible y se hubieran obtenido también resultados satisfactorios siendo algo más laxo, pero al no establecer diferentes tipos de alumnos, con una normativa general para todo el colegio, pienso que era la forma más eficaz y exitosa para la doma de potros monteses. Lo bueno o malo del sistema conviene recordar que estaba basado, única y exclusivamente en el miedo. Pero a base de ese miedo, lo que sí han logrado  inculcarnos a la mayoría de nosotros, fueron buenas dosis de: responsabilidad, austeridad, abnegación, solidaridad y de poder ser hasta un tanto sacrificados, llegado el caso.

Pedagogía. La forma de enseñar creo que era la correcta para aquellos tiempos. El profesorado religioso, en temas de letras era bastante competente en general. No pasaba lo mismo con las asignaturas de ciencias, para las cuales, salvo raras excepciones, tenían que depender de profesorado seglar de la calle, y éste a veces era poco cualificado. En cuanto a que el profesorado fuese mixto, es decir: religioso y seglar, pienso que era acertada la medida.

Instrucción. Teniendo en cuenta las circunstancias de la zona en aquellos tiempos, el Ministerio de Educación pensó que lo mejor para el desarrollo de una comarca atrasada, pero con importantes recursos mineros como era el occidente asturiano, era implantar un centro de enseñanza laboral cara al desarrollo industrial y, probablemente fuese lo correcto, pero la enseñanza laboral en sí, yo creo que dejaba mucho que desear como bachillerato cultural; sobre todo, en cuanto a la formación humanística de los alumnos.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de nosotros fuimos a Corias a cursar bachillerato, como trampolín para continuar estudios superiores o medios, pero no fuimos al bachiller laboral pensando en abrir un taller al finalizar el último curso.

Yo estoy convencido que los temas de talleres ocupaban excesivo tiempo dentro de nuestro programa académico; lo mismo que los actos religiosos. Probablemente aquella enseñanza adoleciera de tener una diversificación para que el alumno tuviera diferentes opciones según fueran sus aspiraciones y aptitudes. Si un muchacho pensaba en hacerse tornero, carpintero o electricista cualificado, debería tener la opción de cursar el bachillerato laboral a modo de una Formación Profesional, y ahí los talleres sí serían fundamentales. Pero si el joven sus deseos eran de hacerse médico, profesor o ingeniero, no le veo yo mucha aplicación, a que el alumno se pasase horas y horas desbastando pletinas de hierro o cepillando y encajando piezas de madera ¡Cuánto mejor hubiera sido potenciar los idiomas de forma seria y eficaz! Para mí el fallo de Corias estaba en esto de hacer las veces de bachillerato común para  todas las salidas que buscase el alumno. Debería de tener dos alternativas: como Formación Profesional y como bachillerato puente para continuar estudios; tanto de ciencias como de letras.

Educación. En general buena. Los religiosos, independientemente de la orden a la que pertenezcan, para el tema educativo y disciplinar suelen ser bastante eficientes y certeros en los modos, exceptuando la repugnante afición que tenían algunos religiosos  de andar manoseando y toqueteando a menudo a determinados alumnos. Pero este repelente y despreciable vicio es inherente a todo internado regido por personas que vivan en celibato y aisladas del mundo exterior. Da igual la orden a la que pertenezcan y que sean hombres o mujeres.

Yo en cuanto a la educación, la verdad es que no estoy descontento, salvo las excepciones mencionadas. Sí creo que era excesivo y un tanto alienante el tiempo dedicado a los actos religiosos; sobre todo, en los primeros años. Luego esa práctica ya se fue atenuando con los nuevos tiempos, gracias a las avanzadas ideas de Carmelo. No conviene olvidar de que cada cual barre para sí; y si uno está en contra de esto, nunca debería de ir a un colegio de religiosos. En nuestro caso no teníamos otra alternativa, pero creo que afortunadamente, nosotros, tuvimos un grupo de frailes dominicos, que eran personas íntegras en su mayoría, y  que sí procuraron desarrollar y potenciar en nosotros, aparte de la formación académica, ciertas cualidades humanas como: la amistad, los buenos modales, la cortesía, el compañerismo…etc. Y, en general,  pienso que el esfuerzo realizado por estos señores, no ha sido en vano y ha dado sus buenos frutos.


B. G. G., marzo de 2011

jueves, 24 de noviembre de 2011

EL IDEARIO EDUCATIVO DE CORIAS/1


                                                                          
                                   -- por jrFrancos y ULPIANO --
                                              ( Foto: B. G. G.)

     Fue hace tiempo. Allá por enero. Comenté que me gustaría hablar un día del "Ideario Educativo del Instituto Laboral del convento de Corias" y eso es lo que voy a hacer.

     Nunca mejor que aquí se podría traer aquello de "donde dije digo, digo Diego", porque si bien en su día manifesté que iba a hablar, ahora digo vamos a hablar.
     Efectivamente, tres personas vamos a dar nuestra opinión sobre el tema que encabeza la entrada. El proceso fue como sigue: tras sopesar que ven más doce ojos que dos, elaboré una sencilla encuesta, de tipo abierto, y se la remití a cinco ex-alumnos de Corias, incluido a mi mismo, claro. Contestaron dos, alumnos significados que lo fueron en su día y que por orden de recepción son Ulpiano y Galán, y naturalmente yo.

    Con el fin de no hacer muy pesado este interesante mosaico de opiniones, se irán colgando gradualmente y por orden de recepción. Con lo cual, y sin más dilaciones, a renglón seguido es ULPIANO quien da su parecer sobre el Ideario de aquel centro educativo que fue el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias.  Así, pues, adelante, Ulpiano.

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Sobre el tema que estás preparando, Ideario de Corias, poco te puedo ayudar. Nunca lo analicé con suficiente atención. Ahora, con los recuerdos borrosos, es un poco tarde.
Al ser externo, aspectos que enmarcaban las enseñanzas siempre me resultaron bastante ajenos, además debo reconocer que mi deseo, quizá imbuido por lecturas muy tempranas, de abandonar Cangas en busca de otros horizontes, me llevó a ver Corias como un coñazo de peaje a pagar antes de comenzar a volar (eso pensaba entonces).
El ideario de Corias, a mi parecer, si existió de forma cierta, surge más de la necesidad que de un proyecto ideológico, sin que este pueda ser desdeñado. Sería iluso pensar y con su actitud, a veces, lo demostraron que no pretendieron hacer proselitismo para la orden. Con escasos resultados por lo que conozco. Pero pienso que Corias nació más de una necesidad. La necesidad de dar utilidad a aquel antiguo y decrépito caserón y ocupación a la aún numerosa colonia de frailes, sin renunciar a ganar influencia en la zona. La influencia religiosa entonces la detentaban los curas párrocos, celosos de su parcela, manteniendo a los frailes aislados en el convento. Solo cuando los viejos curas fueron desapareciendo y no poder reemplazarles por el descenso de vocaciones, los frailes les fueron sustituyendo. Nosotros ya no estábamos por allí.
Los Dominicos debieron ver una oportunidad en la nueva política del régimen de potenciar la educación laboral, y a ella se agarraron. No sería justo dejar de reconocer que fue un acierto, sobre todo en zonas aisladas, como la nuestra, donde no existía ninguna posibilidad de estudiar más allá de la escuela primaria. En nuestro caso es evidente que fue un error la elección de la especialidad inicial: Agrícola Ganadera, cuando estas actividades en la comarca eran de elemental subsistencia sin práctica capacidad de mejora. No resultaba probable que un chaval con el bachillerato terminado, un aceptable nivel educativo para aquel tiempo, estuviese dispuesto a permanecer en el lugar cuidando cinco vacas y cultivando unas parcelas de patatas, centeno, maíz o trigo. Sin embargo sirvió para dotar a muchos de formación, incluso facilitar el acceso a la universidad.
En consonancia con los tiempos la educación era netamente sexista. No resultaba imaginable el que allí pudieran estudiar mujeres, las pocas que su familia disponía de medios debían ir a las Ursulinas y demás de Oviedo. Existía incluso prevención a la presencia femenina en el convento, aunque fuera de visita. Recuerdo una excepción, la visita de un colegio de chicas de Navia, cuando incluso nos permitieron acompañarlas en la visita a Cangas. A esta actividad extraescolar si me apunté y, casualidades de la vida, con la chica, a la que acompañé para visitar Cangas, coincidí bastantes años después en Madrid, era dirigente del PCE. Posteriormente fue diputada al congreso en representación del PSOE. Por lo que han contado algunas, con las monjas era aún más crudo.
El método educativo, el tradicional en la época, sustentado en la disciplina y defensa de “valores eternos” no era muy diferente al que imperaba en casi todas partes, no solo en España. Después de escribir una entrada en el blog, sin pretender saldar nada con el pasado, sobre una paliza que recibí, sin venir a cuento, a manos de Eutimio, leí una entrevista, a Hugh Thomas me parece recordar, en la cual contaba los castigos que recibían en el colegio religioso donde estudiaba  golpeándoles con el hueso de una costilla de ballena forrada de cuero. A mitad del siglo XX en Inglaterra utilizaban métodos, un poco más sofisticados, similares a Corias.
Me da la impresión que el tipo de bachillerato impartido, con más peso de las asignaturas técnicas que las de humanidades servían un poco de barrera al proselitismo de los frailes. El terreno abonado eran las actividades extraescolares padecidas sobre todo por los internos. Personalmente a partir del segundo curso dejé de asistir a aquellos terroríficos ejercicios espirituales y otros actos religiosos, ignoro el porqué pero nunca sentí atracción por la religión. No recuerdo represalias especiales por esta actitud, tampoco haber sido excesivamente presionado. Unos años después, en la mili, al declararme ateo acogiéndome a la recién promulgada Ley de Libertad Religiosa, encontré, casi siempre, tolerancia por parte de los mandos militares que me tocó tratar. A pesar del sistema que imperaba existían más personas tolerantes de las que quizás podíamos percibir.
Es indudable que a Corias también llegó la onda del Vaticano II, estableciéndose una pugna entre lo viejo y lo nuevo. Nosotros recibíamos mensajes contradictorios. Desde la curación “milagrosa” del padre José hasta las ideas avanzadas de la mente clara de Carmelo. Sin olvidarnos de los misioneros que en ocasiones nos visitaban, hace poco, en el blog, tú hablabas de uno de ellos, aportando visiones de otras culturas existentes por el mundo.
Tengo la impresión de estar contándote rollos que perfectamente conoces, pero si de algo sirve y  puedo, tendrás mi colaboración.