domingo, 30 de septiembre de 2018
Encuentro en Corias, 29 de septiembre de 2018
Un año más los exalumnos, sus acompañantes y amigos se reúnen ante
la fachada del monasterio bajo la luz radiante de la mañana de sábado. La
alegría del encuentro es siempre la misma y en pocos minutos nos informamos
unos a otros de lo que ha sido nuestra vida y andanzas a lo largo del año, pues
ése es el plazo que muchos llevamos sin vernos. Una cierta tristeza tiñe todas
las conversaciones: Mamen no vendrá nunca más. No volveremos a ver a Mamen.
El P. Basilio tampoco ha podido asistir y su sustituto, el P.
Patxi, agiliza la ceremonia hasta los límites de la urgencia. Suprime la
clásica homilía en que se suelen rememorar viejas historias y anécdotas de la
vida del colegio. Tampoco hay recuerdo para los ausentes.
Pasamos al claustro para tomar los aperitivos, tan buenos como
siempre; entablamos conversación todos con todos, y algunos nos interesamos por
la salud, que parece algo maltrecha, de la araucaria. La visitamos de cerca y
oímos el rumor de la fuente que le sirve de compañía; le deseamos lo mejor con
una caricia y, de regreso al claustro, pedimos información acerca de su estado
a un experto, nuestro insigne Prior, que nos tranquiliza y asegura que ha
tenido tiempos peores y que, como cualquier antiguo alumno, habiendo
sobrevivido a aquel frío, lo aguantará todo.
El pote estaba bueno, bueno, y otro experto en la materia,
Alfredo, afirma que mejora cada año. Los más valientes, es decir, la mayoría,
se atrevió con el segundo plato y todos
con el riquísimo postre de brownie y helado de mandarina.
Al comienzo de la sobremesa e interrumpiendo el discurso del
presidente de la asociación de antiguos alumnos, J. M. Cuervo, algunos
abandonamos el comedor. Queremos visitar el tanatorio y saludar a la familia de
Mamen antes de asistir al funeral que suponemos multitudinario como en efecto fue.
Todo este año ha sido más rápido, más breve, todo ha tenido un
halo como de provisionalidad… pero también ha sido tan fraternal y cálido como
siempre y todos deseamos que llegue pronto el próximo y en él no falte nadie.
¡Nadie!
Escribí hace muchos años este pequeño poema que titulé “Fonética”.
Hoy le cambio el nombre para dedicárselo a Mamen:
“ELEGÍA”
Tamames, Ciudad Rodrigo,
Sequeros y Mogarraz…
¡Cuánto nombre masculino,
cuánta vetusta nobleza
y cuánta severidad!
…
Vega, Moal,
Ventanueva,
La Pescal…
¡Me sabéis en los oídos
con el sabor agridulce
de los amores perdidos!
MGM
ENCUENTRO ANUAL GENERAL, CORIAS 2018
El Encuentro Anual de Corias de este año ha sido un poco más
flojo que en años anteriores en cuanto
al número de asistentes se refiere, ya que, tan solo nos hemos presentado del orden de sesenta entre profesores, exalumnos y familiares. Se
notó la falta de muchos compañeros, que hasta la fecha eran incondicionales de este encuentro y sin embargo, en esta
ocasión no han acudido. Esperemos que su ausencia no se debiera a problemas familiares
o de salud.
Según programa
previsto la misa fue a la una de la tarde y la celebró el padre Patxi por
ausencia del padre Basilio que no pudo venir por motivos ajenos a su voluntad.
El padre Patxi suele ser breve oficiando misa y, a falta de homilía, apenas
transcurridos treinta minutos ya estábamos libres y con el deber cumplido.
Después de un rato de charleta en varios grupillos dentro de la iglesia, pasamos al claustro del jardín de
la araucaria para “tomar el blanco”. Los aperitivos fueron abundantes y muy del
gusto de los asistentes, lo mismo que en años anteriores, hasta el punto que no
era raro oír comentar en los diferentes corrillos
formados, la siguiente frase: ¡cómo
sigamos pinchando así, luego no podremos con el menú!, y qué gran verdad es. A
mi parecer, este rato en el claustro charlando, bebiendo y degustando los
variados aperitivos, representa la parte
más agradable de toda la velada y pienso que deberíamos potenciarla, ya que es en la que más participamos y confraternizamos, todos
en general.
La comida se sirvió en el comedor Río Narcea, antiguo segundo
refectorio de los alumnos, en mesas
redondas de diez comensales cada una. Llenamos seis mesas, lo que arroja un
cómputo total de unos sesenta comensales. Finalizada la comida, algunos nos tuvimos
que ausentar antes de concluir el acto, a falta de la sobremesa, para poder asistir al funeral de cuerpo
presente que se celebraba a las seis de
la tarde en la Basílica de Cangas, por nuestra amiga Mamen, madre de dominico,
y que solía asistir junto con su marido a esta celebración, por
este triste motivo una de las sugerencias previstas, que se ha quedado en el
tintero, fue el proponer a la dirección una variación en el
menú para lo sucesivo, consistente en retirar la carne pues, a nuestra edad, la
ingesta de: aperitivos, pote, compango y carne resulta demasiada comida.
Para los años venideros, si esto sigue en pie, no estaría nada
mal el ir pensando en modificar algo la comida, reforzando los aperitivos y
mermando el menú. Por los comentarios de muchos de los comensales, parecía
obvio que, después de atiborrarse de pinchos en el claustro, para comer
bastaría con el pote, el compango y el postre.
Sería más que de sobra, y nos resultaría mucho más sano y saludable; al menos para el cuerpo pues, para el bolsillo no creo,
ya que, la dirección del parador dudo
que se quiera apear de los 35 € ya establecidos por costumbre.
Pensadlo y si
estamos de acuerdo, para la próxima vez, que tendremos todos un año más al lomo, haremos que la dirección de ADEACO tenga en cuenta esta propuesta a la hora de
contratar el evento. ¡SALUD PARA TODOS!
B. G. G. bloguero “Prior”
martes, 11 de septiembre de 2018
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