La primera mañana del año, mientras medio mundo duerme y descansa de los excesos de la noche anterior, según mi costumbre suelo dar una larga caminata por la gijonesa Playa de Poniente, Fomento, El Muelle, El Rompeolas…
martes, 23 de enero de 2018
1 DE ENERO (sin nosotros)
La primera mañana del año, mientras medio mundo duerme y descansa de los excesos de la noche anterior, según mi costumbre suelo dar una larga caminata por la gijonesa Playa de Poniente, Fomento, El Muelle, El Rompeolas…
Además de ser 1 de Enero, con la soledad en las calles que eso
implica, el tiempo no podía ser menos adecuado para un paseo.
Soplaba un viento huracanado que levantaba nubes de arena en la
desierta Playa de Poniente cuyas aguas, siempre tan plácidas, se agitaban más y
más amenazando con saltar las escolleras por las que no era posible caminar.
En el Puerto Deportivo el vendaval hacía crujir mástiles y farolas,
marquesinas y toldos con estruendo amenazador. Las aguas del Muelle, altas y
revueltas, zarandeaban lanchas y yates que hacían sonar atronadoramente sus cables
contra los mástiles con estruendo ensordecedor, como en demanda de auxilio. Las
gaviotas habían desaparecido y solo una, muerta, yacía sobre un pantalán violentamente
agitado por las olas.
Me fue difícil subir al Rompeolas, asaltado por la violencia del
viento y la furiosa marea. Ni un solo barco a sus pies, solo el ruido de los
pantalanes vacíos y, entre ellos, un pequeño catamarán volcado.
Todo era como siempre ha sido en invierno. Muchas veces ha habido
temporales más violentos que este, incluso en los últimos días, pero por alguna
razón me pareció que estaba viendo lo que nadie verá : un
mundo sin nosotros, en el que todo sigue ahí pero donde de nuestro paso no
queda más huella que un catamarán volcado y una bandera hecha jirones.
MGM
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5 comentarios:
Con palabras precisas y una fotografía, certeras pinceladas de pintura realista, Gloria nos regala este corto relato impregnado por la soledad que podría ser una alegoría dramatizada del lánguido discurrir actual del blog. La fecha, 1 de enero, también parece premonitoria, pudiera ser ese delgado y dudoso filo entre el morir y el renacer.
En encomiable tarea digna de agradecer, Gloria, acude a rescatar al blog de su letargo. Difícil empeño cuando quienes en el pasado dieron vida a sus páginas ya no están, o estamos, según parece, ocupados en otros menesteres o presos por la desidia en los cuarteles de invierno.
Ánimo y continúa obsequiándonos con tus relatos y crónicas viajeras. Aunque sea en la soledad inhóspita pero hermosa de este 1 de enero.
Solo añadir algo que se me olvidó en el comentario anterior: Al avecinarse las fechas deseo buenas fiestas de Santiso y Santisón, no recuerdo si este año coinciden en el día, a quienes tengan la suerte de asistir, disfrutar de la buena comida y del primer vino del año.
A propósito del oportuno microrrelato de Gloria del día de Año Nuevo, cabe decir que, aunque a primera vista pudiera parecer un tanto pesimista si fue como un balance del año viejo, para el blog ha sido como un soplo impulsor de vida y continuidad; sobre todo, en estos momentos preagónicos por los que está pasando. Gloria dice que en la mañana del primer día del año suele salir a pasear por las playas gijonesas y no para mermar los vapores etílicos de la noche anterior, sino más bien como opción clarificadora de ideas para comenzar una nueva etapa con buen pie. No obstante, esta imagen de la ciudad un tanto resacosa y adormilada a deshora, con mínima actividad, parece que le sugiere reflexiones sesudas y de mucho peso. Yo, salvando las distancias, diré que de joven también tenía una costumbre similar, salvo que en mi caso el teatro de operaciones no era el litoral cantábrico, sino la calle Ordoño II de León. Normalmente, el día de Año Nuevo, aunque me hubiese acostado a las 8 de la mañana, siempre procuraba salir a tomar el blanco a medio día; eso si había alguno de los colegas que estuviese en condiciones aceptables, y dispuesto a acompañarme. Aunque ese acto de tomar el aperitivo, para mí siempre resultaba muy agradable, en el primer día del año solía ser un fiasco y no por nada especial, simplemente por agravio comparativo pues, para mí el estar en una cafetería con cara "arizuda" por falta de sueño, el cuerpo hecho unos zorros y ver a las personas decentes que coincidían a mi lado leyendo la prensa, con aspecto fresco y saludable, de haber dormido las horas reglamentarias, recién duchados y bien peinados, mientras uno estaba hecho una calamidad, es que me hundía por completo. En ese momento mi reflexión no era pesimista, sino catastrófica, y siempre la misma: no vuelvo a salir en Noche Vieja. Pero al cabo de 12 meses se me olvidaban las inconveniencias sufridas en la Noche Vieja anterior y de nuevo volvía a tropezar en la misma piedra. Lo que dice el refrán.
Gracias Gloria por darnos un pequeño tirón de orejas. Nos lo merecemos por tener este espacio bastante olvidado.
Los principales colaboradores van disminuyendo y los que quedan, yo creo que tienen miedo de dar el paso.
Habrá un poco de todo. Nos vamos volviendo un tanto perezosos y el tema de Corias parece que no da más de si. Esto no quiere decir que no se admitan otros. Todo está permitido menos faltar al respetable.
Intentaremos con cualquier cosa, con tal de mantener el contacto con el grupo.
CAMBIO DE TERCIO.
No podría faltar la información hidrológica, aunque no tenga mucho interés.
Al final cerramos el año con cierto optimismo. No se presentaba con unos datos alentadores pero tampoco se puede decir que fue catastrófico.
Los meses de noviembre con 154 y diciembre con 190 contribuyeron a cerrar el año con 869 litros.
Fue diciembre el mes más lluvioso de todo el año y julio el menos con 6 litros.
Posiblemente se estén cambiando los papeles al ver que las nieves se desplazan ahora al sur y en el norte nos tengamos que conformar con sólo cadenas.
Gloria, hay que agradecerte que seas la que inaugura el marcador del blog en este año 2018.
Los pocos que vamos escribiendo algo de vez en cuando, creo que nos estamos volviendo muy perezosos. Al menos en mi caso es así. También influyen las circunstancias. Yo cuando estaba trabajando, como todo el mundo, tenía la vida mucho más organizada –siempre en el lugar de trabajo y con el tiempo distribuido-. Ahora, además de moverme a más sitios, dejo este tipo de cosas “para otro momento” y tengo a mano siempre la disculpa de que para eso estoy jubilada.
Una cosa parecida a lo que cuentas de salir el primer día del año, me pasaba a mí con El Carmen. Me gustaba mucho levantarme para ver la “Diana Floreada” que en mis años jóvenes siempre estaba a cargo del Sexteto los Ribadavia. Años después ya eran “Los Son de Arriba” y me gustaban igual, pero hace tiempo que perdí la costumbre. Yo nunca fui trasnochadora, pero madrugadora… tampoco. Ahora peor, trasnochar nada; pero madrugar cada vez menos.
Al que le gusta madrugar es al Prior, además tiene la suerte de que tiene acompañante para eso también. Dan todas las mañanas sus paseos.
Samuel, ya sabes que a mí la información de la meteorología me gusta.
Ulpiano, sí, este año fue el mismo día Santiso y Santisón, al coincidir el día 28 de enero domingo. Pero creo que eso no impidió que se celebrara dos días. Además el tiempo acompañó.
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