jueves, 28 de junio de 2012
ENTRE SAN JUAN Y SAN PEDRO.
Enlazadas a sus versos, Martínez, recordó las fechas, y, el
aquí llamado, Jesusín citó la noche “maxica” encendiendo la hoguera. Porque ¿quién
de entre nosotros no recuerda esos días, impregnados de intensos aromas, a
través de las distintas juventudes con las que nos ha regalado la vida?
Antes, poco antes, en Corias nos daban notas y vacaciones, y
mientras todo Cangas estallaba de verdes, y de flores, esperando la siega de la
hierba, sonaba aquello de “la noche de San Pedro te puse el ramo, la de San
Juan no pude que estuve malo”
Ignoro si por los valles y cumbres de Cangas aún se escucha
esta canción o se sigue practicando lo anunciado por ella:
Una noche de duro
trabajo para las “trastadas”, inocentes y sigilosas, sin hacer daño a nadie,
con la única recompensa de degustar subidos en el árbol, para entretener la
espera, las mejores “zreizas” del pueblo bañadas por el rocío de la madrugada,
y regocijarnos, escondidos, con las atónitas caras, y las imprecaciones de los
afectados por la trastada, al ver el carro del país colgando de un “noceo” o el
velador de la casa depositado, cuidadosamente, en el centro de la plaza.
Otra noche para el
amor, para colocar el ramo en ventana, balcón o corredor de la amada, bueno, en
ocasiones solo deseada. Cuando resultaba difícil para el galán de turno trepar
por la pared y alcanzar el objetivo deseado, este, recurría a hombros amigos.
En ocasiones en lugar de aparecer la Dulcinea a recoger el ramo era la madre enarbolando
una escoba quién aparecía, entonces, las súplicas del cortejador, víctima de
los escobazos, no hacían ceder los hombros amigos que desternillándose de risa
le sujetaban desde abajo.
Lejos quedan ya aquellas fechas, más lejos, quizá, para
quienes abandonamos Asturias en época temprana. Alguno, después, encontró
consolación en la explosión de libertad de otras fiestas populares, con gran
participación ciudadana, celebradas en cada rincón durante el último cuarto del
siglo anterior a este. Fiestas, aquí en Madrid, cercenadas por el tridente
Aguirre-Gallardón-Botella; salvo contadas excepciones, como el Orgullo Gay de
estos días, que la alianza de los anteriores con Rouco Varela aún no la ha
conseguido guillotinar.
Será la edad, pero pena da contemplar a una parte de la juventud
actual desnortada, convertida en objeto de consumo al tiempo que se le niega el
futuro, y cuyo rastro más visible, además de vomitonas y meadas en las calles,
son las toneladas de basura dejadas con incuria (gracias Ciáurriz por la
palabra regalada hace cincuenta años) tras el botellón. Pecados veniales de
juventud; solo una ínfima minoría, preñada de irracional rabia, se dedica a
tronchar o arrancar los arbolinos recién plantados en los alcorques de las
aceras, además de otros desmanes profundamente antisociales.
Posiblemente la culpa no sea suya, sino del tipo de sociedad
que les estamos dejando.
Pero ¿qué derroteros tomo abandonando lo lúdico y metiéndome
en once varas? Solo pretendía referirme a estas fechas mágicas que, a pesar de
todos los pesares, siempre harán bullir las sangres y enardecer los deseos. Más
aún este año que, de nuevo, viene ganando La Roja.
Recuerdo un comentario que circulaba por Madrid en plena
época franquista con motivo de la primera visita de un equipo de la URSS, “tantos años esperando
que volvieran los rusos, vienen y…se ponen a jugar al fútbol”. Pero eso es ya
otra historia.
ulpiano rodríguez
calvo
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6 comentarios:
La noche de San Juan, o solsticio de verano, claro que es una noche mágica y como tal se vive en gran parte de España. En general son muy populares las inmersiones en agua, las hogueras donde se quema todo lo viejo e inútil, así como determinados ritos, todos ellos relacionados con la brujería, que difieren en forma y contenido según sea la región donde se lleven a cabo. “Jesusín” decía lo de recoger esa noche la flor del saúco y es cierto. En mi pueblo había esa misma costumbre y sé que estaba muy extendida entre los labradores y ganaderos. El agua resultante de la cocción de esas flores parece que es muy beneficiosa para aliviar la mamitis o inflamación de las ubres en las vacas cuando las tienen doloridas.
Yo, viviendo en la costa levantina, conocí una familia que esa noche las mujeres de la casa ponían en la ventana todas las piedras preciosas que tenían en plan de joya, bajo la influencia de la luna para que se recargasen de energía positiva para todo el año.
En la zona de Cangas, a la vista de lo que cuenta Ulpiano, con la poca distancia que hay entre Limés y Posada de Rengos, sin embargo al ser valles distintos, compruebo que existen ciertas diferencias en cuanto a la noche destinada por los mozos para hacer las trastadas. En Limés lo hacen la noche de San Juan, sin embargo en mi pueblo, lo hacíamos la noche del sábado de Gloria para amanecer el domingo de Pascua, una vez que el sacerdote bendecía el fuego, el agua, los santos oleos, el cirio pascual…, etc. También se tocaban las campanas durante largo rato. Pasados los años, llegó un sacerdote a la parroquia que prohibió el toque de las campanas en esa madrugada.
La mañana del domingo de Pascua era temida por los vecinos pues, cualquiera podía encontrarse al levantarse con que la cancilla de tal finca, carro del país, o un determinado apero de labranza, te lo habían sacado de su sitio habitual y te lo habían subido a lo alto de un árbol y había que descolgar aquello como fuese para su utilización.
Recuerdo de niño que una vez apareció un aladro de vertedera -que pesa lo suyo- subido a la parte más alta de un hermoso castaño. Nadie se hacía idea cómo, “la cafrada”, había sido capaz de poder encaramar el artefacto aquel, tan pesado y engorroso como era, hasta tal altura. Para bajarlo fue la expectación de todo el vecindario pues, costó Dios y ayuda el descolgar el apero. El dueño, a pesar de tener muy mala leche, necesitó doblegarse a los mismos bromistas que se lo habían subido y rogarles como favor que se lo bajaran pues él era incapaz de hacerlo. Generalmente, estas fechorías se solían hacer al vecino que fuese menos participativo en las tareas comunes del pueblo, o a personas raras poco comunicativas, que no gozaban de la simpatía de los mozos. Hoy día, no sé si se siguen haciendo estas tradiciones en los pueblos, pero me da que muy poco; por no decir nada.
Teneis buena memoria rapaces,gusto me dió leeros con tando la andanzas y fechorias que se hacían entonces,algunas simpáticas y otras menos pero siempre ocurrentes,es que yo pienso que ahora la juventud tiene otras distraciones más tecnológicas,diferentes,por eso como hay que estar con los tiempos pues acatamos el momento y a callar,que es lo que toca.Dn Benjamín que me gustó mucho esa nueva fotografía de Corias que colgaste,tiene una vista preciosa,no sé quien fué el fotógrafo,pero me parece muy bien tomada en distancia en ángulo y en luz,a ver que nos dice el Sr Francos que es experto,un abrazo.Víctor Gión
Teneis buena memoria rapaces, gusto me dió leeros contando la andanzas y fechorias que se hacían entonces,algunas simpáticas y otras menos pero siempre ocurrentes, es que yo pienso que ahora la juventud tiene otras distraciones más tecnológicas, diferentes, por eso como hay que estar con los tiempos pues acatamos el momento y a callar, que es lo que toca.Dn Benjamín que me gustó mucho esa nueva fotografía de Corias que colgaste,tiene una vista preciosa,no sé quien fué el fotógrafo,pero me parece muy bien tomada en distancia en ángulo y en luz,a ver que nos dice el Sr Francos que es experto,un abrazo.Víctor Gión
Recuerdo haber escuchado decir a mi madre que cuando era joven por la zona de Siero que ese era su origen, los chavales y otros menos chavales solían hacerle alguna trastada también a "ese vecino al que casi todo el mundo le tiene rabia". Así una vez a uno le subieron el carro a un árbol de considerabla altura,aunque en este caso los "graciosos" no se ofrecieron a prestarle ayuda y hubo de arreglárselas él solo. Creo que eso sucedia por época de carnaval.
Hoy en Cangas si mi memoria no me traiciona, se procede a buscar el mejor humeiro de la zona y aunque el amo del árbol proteste porque no se lo pagan, cortarlo y llevarlo a hombros por los mozos, para plantarlo frente a la Capilla del Carmen. Como casi todos sabréis, debe superar la altura de la Capilla para que sea válido. En mis tiempos en Cangas recuerdo que no fue el primero que después de "valtado" no servia por no dar la "talla" o por haberse roto al caer. Así pues hoy comenzará oficialmente la folixa en Cangas. La "Cronista Oficial de Cangas" validará o censurará si estoy en lo cierto.
El arbolon de este año es exagerao de grande,lo dejaron un poco torcido, es tan altisimo que esta lleno de cuñas todo alrededor del agujero donde esta metido,pero debio de ser imposible enderecharlo, ahora tambien os digo que el que "gatuño" para poner la corona, era de primera clase, pues lo puso en el pico,no sé como pudo llegar hasta alli, y para bajar, que yo creo que es aun mas dificil, pues yo una vez que vi a uno resbalo y se levanto toda la piel , que se abraso.En conclusion este año es exagerao de alto.Yo el dia 5 ya tengo que bajar, a cambiar la ropa a la Virgen,hay que ponerla guapa, y peinarla,es decir hay que ponerla de fiesta.
Creo que en todos los pueblos, la noche de S.Juan, era mágica por excelencia.
Además de subir los aperos de labranza a los árboles o lugares más insospechados también, por mi tierra, se le ocurría a la juventud, entrar en las cuadras y soltar todas las cabezas de ganado con el consiguiente alboroto en todo el contorno. Posiblemente a los propietarios no les haría tanta gracia como los aperos ya que este trabajo, de recoger el ganado, no podía esperar a la mañana siguiente.
Mamen, cuidado con la imagen, que la carcoma, últimamente, está haciendo estragos en las reliquias.
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