martes, 11 de diciembre de 2018
DE QUIÉN SE TRATA III ?
Según había manifestado el
P. Celestino por escrito, durante su estancia como superior en la
Felguera, y ante los acontecimientos de 1931, su deseo era recibir
sepultura en tierra sagrada, que a su entierro asistiera el clero con
Cruz Alzada y sobre su sepulcro se pusiera una cruz.
Una vez liberado Navelgas por
las tropas procedentes de Galicia y los que procedentes de Cangas
llegaron a La Espina y libre el camino de Cangas a Navelgas, el P.
Fernando Gutiérrez se acercó a la villa para interesarse por el
convento y sus ocupantes.
Según este libro, hizo el
viaje desde Tineo el 7 de setiembre de 1936 en una especie de camión
que, según relata, sólo tenía el motor y unos tablones que hacían
de caja. Así tirado a la larga y agarrándose donde podía llegó a
Navelgas donde fue recibido por un buen número de vecinos que le
acompañaron hasta el colegio.
“El colegio estaba cerrado y
solitario y fuimos abriendo puertas y ventanas y observando las
atrocidades desperdicios y saqueos cometidos por los que quieren
una España feliz arruinando y destruyéndolo todo. Los desperfectos
no fueron muchos. Los rojos habían registrado todo y dejado un
completo desorden. Las ropas de la sacristía, de donde robaron todo
lo que tenía valor como los cálices, copones, etc.. Rompieron la
puerta del sagrario y tiraron al suelo las formas”.
Así relata el P. Fernando
cómo encontró el convento a su llegada a Navelgas.
Después de varios viajes, el
12 de octubre a las 8 de la tarde, se decide empezar los trabajos
para desenterrar a los frailes.
“En la parte baja estaban el
P. Celestino y el P. Franco. Sobre el P. Celestino el teniente Llera.
Sobre el P. Gregorio el sacerdote de Yerbo. Y sobre el P. Franco
estaba Fr. Abilio”.
Se terminó la exhumación a
las tres de la madrugada y una vez depositados los cadáveres en sus
ataudes, se cantó un responso y la comitiva se puso en marcha
pasando por Bárcena del Monasterio, Obona, Borres y Pola de Allande,
llegando a Corias a las 5 de la madrugada.
Al toque urgente de campana
acudieron todos los religiosos y los apostólicos, procediendo a
continuación al entierro. Ofició la ceremonia el P. Provincial
asistido por el P. Nicolás Albuerne y D. José párroco de
Genestaza.
Los féretros se fueron
depositando en las respectivas tumbas empezando por el P. Celestino
que ocupó la lápida XXVII correspondiente al tercer arco hacia la
entrada de la iglesia. Le siguieron el P. Franco, P. Gregorio y Fr.
Abilio.
Se cantó un responso y hasta
hace poco se podía contemplar la placa, en la fachada del claustro,
recordando a estos religiosos.
Digo que, hasta hace poco
porque, con motivo de las obras para la transformación en parador,
la lápida fue parcialmente decapitada.
Y finalmente el 6 de junio de
2008, los restos de estos religiosos fueron trasladados a la capilla
de S. Melchor en la iglesia del monasterio.
Se encontraban en cuatro urnas
perfectamente identificadas y numeradas que fueron portadas por
familiares de tres de los cuatro beatos.
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