domingo, 26 de abril de 2020
RENACIMIENTO DEL BLOG EN LOS TIEMPOS CORONARIOS
La primera intención era realizar un breve comentario sobre la entrada de emilio-ramón (por cierto, parece que ambos solemos atentar contra la ortografía, además de otras imponderables veces, al renunciar a las mayúsculas en nuestros nombres), pero el teclado debió cobrar vida propia y el texto fue creciendo hasta hacer imposible meterlo en un comentario so pena de romper las costuras que limitan su extensión. Así pues intentaré acceder a dar una “entrada” por primera vez. En todas las anteriores, salvo Samuel en alguna ocasión, fue Galán el introductor. Ahora también lo haré con red, seguro de que ante cualquier problema acudirá de nuevo él con su contrastada disposición y destreza para deshacer cualquier posible entuerto y dejar esto más presentable y legible, incluso adornarlo con alguna de sus fotografías.
Para comenzar me sumo a la celebración de este renacimiento del blog, consciente, como todos, de que inevitablemente será efímero. No pocos de los manantiales que lo inundaron de vida, aunque permanecerán, no volverán…y otros van discurriendo por nuevos cauces o disminuyendo su caudal. Es implacable ley de vida, mientras, participemos y celebremos plantando cara a éste o cualquier otro nocivo virus.
Comenta Galán que emilio-ramón vive por la zona de Villar de Luarca, lugar del que conservo magníficos recuerdos. Imagino que todo aquello está muy cambiado. Hace mucho tiempo que no voy por allí.
Las autopistas son rápidas y cómodas pero restan a los viajes buena parte de su antiguo encanto. Las últimas veces por esa parte de Asturias no llegamos a entrar en Luarca, algo tan imperdonable que casi me hace añorar aquellos monumentales atascos veraniegos por el centro de la villa.
Unos años atrás recordaba aquí los días de vacaciones que pasaba todos los veranos, entre 1972 y 1976, en el camping Los Cantiles de Villar de Luarca; las tardes transcurridas en Villa Excélsior cuando por allí estaba Fernando, sobrino de Esther, la señora de la casa, y la compra muchos años después de una pintura obra de Federico Granell, sobrino del recordado y entrañable compañero de Corias Paco Granell, que recrea con acierto esa magnífica mansión indiana. Pintura que, ante todo por su valor sentimental, está colgada en una pared de esta casa y que al verla mientras ahora escribo me traslada de nuevo a esa inolvidable tierra valdesana.
De aquellos años rescato otro valioso recuerdo: el comportamiento altruista, generoso en extremo, de un vecino de Villar. En 1975 al llegar al camping estaba completo y no podíamos acampar hasta la mañana siguiente que estaba prevista alguna salida. Éramos cinco adultos y mi hija de cuatro años. Cuando estábamos detenidos en la carreterita que daba acceso al camping para decidir dónde dirigirnos a pasar la noche se acercó un hombre que arrancaba patatas en una parcela lindante para decirnos que podíamos acampar y aparcar los coches en la pradera que tenía al lado del sembrado. Además podríamos coger las patatas que necesitáramos y permanecer allí los días que nos fuera necesario. Algo insólito cuando pocos días antes, aún instados en el camping Maria Elena de Celorio, habíamos sido increpados hasta ser expulsados por estar sentados en el borde de un prado tras visitar las ruinas románicas del monasterio de San Antolín de Bedón. Muy agradecidos instalamos las dos canadienses en la tierra de aquel hombre hasta la mañana siguiente cuando ya nos dieron plaza en Los Cantiles. Patatas no cogimos para no abusar de aquella hospitalidad. Lástima, durante los días siguientes al entrar y salir del camping no volvimos a ver al generoso paisano para reiterarle el agradecimiento. Lo reitero desde aquí con la sospecha de que por razones biológicas ya no esté entre nosotros. Debía de rondar entonces los sesenta años.
Aprovechando que emilio-ramón confiesa entre sus varias ocupaciones la de vigilante de obras, me surge la curiosidad y le pediría que nos informara del estado actual de Villa Excélsior. Las últimas noticias que tengo son de hace años, al parecer la estaban acondicionando para hotel. Ignoro si lo han llegado a inaugurar. Después de ver tantos desastres y exhibiciones de mal gusto confío en que esa reforma haya sido respetuosa, manteniendo el aspecto original y los elementos arquitectónicos más valiosos que no eran pocos. En alguna fotografía reciente me parece ver que han desaparecido los frondosos árboles que rodeaban la casa. También me intriga si Los Cantiles continúa existiendo. Tras recorrer buen número camping por distintos lugares siempre me pareció de los mejores y más bonitos; los amaneceres desde las terrazas de acampada al borde del acantilado resultaban espectaculares, además se podía descender por una especie de senda de cabras hasta la pedregosa cala donde bañarse y, con un poco de suerte, capturar pulpos rezagados en las pozas de agua al bajar la marea.
¡Ah! y comparto algunos de esos gustos literarios y cinematográficos, pero eso para otro día.
ulpiano
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1 comentario:
Muy bien, Ulpiano. Ya eres autónomo completamente para subir tus entradas. Es muy fácil, solo hay que intentarlo y si no sale a la primera, a la segunda será, y si no, a la tercera cuarta… ¡Estupendo!
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