sábado, 24 de junio de 2023
ENCUENTRO ENTRE ANTIGUOS ALUMNOS DE CORIAS
Noche mágica la de san Juan donde las haya, casi coincidente por pocas horas, con el solsticio de verano, que es cuando se da la máxima diferencia de duración entre el día y la noche, y que es costumbre arraigada en muchos lugares de nuestro país, el sacar al alféizar de la ventana las gemas y piedras preciosas de uso personal, para que se impregnen del magnetismo lunar de esta hechicera noche. Todas las joyas que se tengan son buenas receptoras de energía positiva, independientemente del mineral que fueran hechas, pero las que mejor captan y más se recargan de la influencia lunar en esta noche, son las múltiples variedades que existen de cuarzo cristalizado. De todos modos, no todos creen en estas prácticas exotéricas, los hay mucho más claros y perceptibles que prefieren celebrar el solsticio de verano, frente a una suculenta mesa, para conmemorar la enigmática fecha, pero principalmente para ensalzar su amistad, iniciada allá por el año 1959 cuando aún eran unos jovenzuelos de apenas una docena de años y entraron en el colegio de los frailes dominicos de Corias para cursar bachiller laboral. El encuentro de este año ha hecho el número décimo octavo, y se celebró en una estupenda sidrería en Oviedo. Los nombres de estos “jóvenes setentones” que conforman el grupo, comenzando por la izquierda, son los siguientes: José Rodríguez Francos, Luis Samuel Menéndez Pérez, Fidel Bigotes García, Raúl Alonso Barbado, José Luis García Martínez, José Manuel Martínez Fernández y Benjamín Galán García. Debo decir que, en el ánimo de todos nosotros está el seguir haciendo estos amenos encuentros en los que, aunque hagamos algún pequeño exceso para nuestra edad, no cabe duda que con los recuerdos de aquellas vivencias estudiantiles, recuperamos nuestros mejores años mozos; al menos, en la memoria.
B. G. G. bloguero "Prior".
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1 comentario:
No es necesario repetir que con Tierrastur está garantizada la calidad y buena presentación.
Lo malo de estos establecimientos, como el comedor de Corias, es que no gozan de buena acústica, lo que dificulta la conversación entre comensales un tanto distanciados.
Creo que no se habló de Corias, tanto como en otras ocasiones. Seguramente que ya se van olvidando los buenos y malos recuerdos de la época. Los años no pasan sin dejar huella, aunque los presentes vayamos resistiendo con algún que otro tropezón.
Intentaremos seguir con estos encuentros, mientras el cuerpo aguante.
Haxa salú.
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