martes, 2 de agosto de 2011
LAS HUBO PEORES QUE "LA RAQUEL"
Aprovechando las desdichas conyugales del vendedor de Porriño que, después de cuarentón no se le ocurre mejor cosa que meterse en líos de casorios con la célibe Raquel asturiana; así el “probe” rapaz, más que casarse con una hembra talluda, pero de buen ver, parecía que lo hubiera hecho con una corza del monte indómita. Yo diré al respecto, que este caso se repetía a menudo por las aldeas del occidente norteño. No olvidemos el entremés de nuestro paisano Alejandro Casona cuyo título es: “El mancebo que casó con mujer brava”, aunque este caso luego derivara por otros derroteros aún peores.
Como aquí viene que ni anillo al dedo, os voy a mostrar un documento muy curioso y aleccionador para estos casos que tengo desde hace tiempo y que contempla otra situación de mujer montisca y brava donde las haya; pero mucho más que la Raquel de marras, dónde va a parar. Al de Porriño le hubiera valido más meterse monje cartujo en vez de pasar por la vicaría con “La Raquel”, pero al fin y al cabo a base de rosarios y rezos igual logró aparearse; pero hubo casos similares o peores, como el de Isidoro de Mojados que topó con una fiera llamada Felipa, y que si quieres arroz Catalina.
Allá por el año 1853 un pobre hombre llamado Isidoro que vivía en un pueblo de Valladolid de topónimo Mojados, no fue capaz de hacer bueno de la montaraz esposa, ni por sus propios medios, ni recurriendo a la ley. Es decir: ni por las buenas, ni por las malas.
Cómo sería la pájara de recia y de terca, que no hubo forma de domarla, aún con la intervención de las autoridades civiles y eclesiásticas que, de estos temas saben mucho; sobre todo las segundas. Eso sí que era una mujer de armas tomar. Ya quisiera yo ver a esos “musculosos” de hoy día que presumen tanto de donjuanes y castigadores, que tuvieran que habérselas visto con la Felipa. Si lograban apaciguarla eso sí sería un triunfo para contar; lo demás son “babayadas” de chigre.
Os presento el documento original como cabecera de esta entrada, y a continuación de este párrafo el texto trascrito literalmente del manuscrito para que resulte más inteligible y fácil de leer. La cosa dice así:
***
Señor Gobernador:
Isidoro de Olmos de estado casado, de oficio jornalero y natural de la villa de Mojados con el mas profundo respeto espongo á V. S.
Que siendo absolutamente ineficaz mi autoridad de marido, así como las sabias esortaciones de mi Parroco y esfuerzos del Sr. Alcalde de esta villa para reducir a Felipa Capellán de esta naturaleza y esposa, ha tres meses, mía, á que haga vida maridable con migo, siendo así que yo vivamente lo deseo y no haber razón alguna justa para que dicha mi esposa haga lo contrario,
A V. S. suplico: tenga la dignación de interponer toda su autoridad para compeler a esta mi esposa al efecto de coabitar con migo. Esto reclaman hoy de V.S. la santidad de un sacramento de la iglesia, el escandalo consiguiente de esta religiosa villa y la dignidad del hombre en el su enlace con la muger. Así lo espero del celo de V.S. cuya vida conserve D.m.a.
Mojados 14 de junio de 1853
Sr. Gobernador de la provincia de Valladolid.
B.L.D.V.S.
Isidoro Olmos
Bueno, espero que ningún lector del blog se haya tenido que ver inmerso en situación parecida a la del pobre Isidoro de Mojados.
B. G. G. (Bloguero “prior”)
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1 comentario:
El “cativo” del Isidoro llevaba el hombre tres meses de suplicio casado y aún no había catado el “turrón”. Mira que pena; si fuera ahora, ya no tendría ese problema , pues como el personal ya lleva los deberes hechos desde el Instituto, así no se queda nada pendiente y se evitan el tener que recurrir a las altas instancias, como el de Mojados, para poder hacer vida marital.
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