jueves, 11 de agosto de 2011
MARCAPÁGINAS ESPECIALES
Como buen bachiller de modalidad agrícola y ganadera, cada vez que salgo al campo y me llama la atención alguna planta o árbol que no conozca su nombre, al llegar a casa suelo preocuparme de consultar la información que haya disponible respecto de la planta en cuestión. Un día de estos estaba informándome sobre unos arbustos, un tanto extraños para mí, que había visto en las márgenes del río Bernesga en León, y al abrir un precioso libro que me regalaron hace muchos años sobre estos temas, al hojearlo me encontré haciendo de marcador de páginas una hoja seca de un árbol muy característico y singular que es el Ginkgo biloba. Yo, desde pequeño siempre tuve la costumbre de guardar entre las páginas de los libros pétalos de flores y hojas de árboles. Aún conservo algunas que tienen pocos años menos que yo y están en perfecto estado.
A propósito del singular marcapáginas, constituido por una hoja seca de ginkgo, diré que este árbol es un fósil viviente pues viene desde el periodo Pérmico, aunque llegó a alcanzar su esplendor en el período Jurásico, hace del orden de 145 millones de años y aún lo podemos ver en nuestros jardines tal cual como era entonces. Un día leyendo algo sobre este valiente y resistente árbol supe que los monjes budistas japoneses también colocaban sus hojas entre las páginas de los libros, pero con conocimiento de causa, para preservarlos de ataques de insectos y hongos por sus propiedades medicinales. Cuando yo puse las mías, aún no había leído nada de esto, por eso mismo me dio mucha alegría el saber que lo que yo hacía por simple gusto o intuición, eso mismo ya lo practicaban otras personas con conocimientos científicos reconocidos, hace muchísimos años.
También conviene decir que estas especies ginkgoáceas, se extinguieron en América hace 7 millones de años, y 4,5 millones de años después lo mismo ocurrió en Europa. El ginkgo fue descubierto al mundo occidental en 1691 por el botánico alemán Kaempfer que vio algunos ejemplares en jardines de monasterios budistas japoneses, de donde se trajeron los primeros ejemplares que llegaron a Europa en 1717 y a América en 1758.
Este bonito árbol que supera lo 40 metros de altura es singular por muchos motivos: por sus propiedades medicinales, por lo bonitas que son sus hojas a modo de abanico que en el otoño adquieren un color amarillo espectacular y, principalmente, por lo resistentes que son y lo longevos que pueden llegar a ser. Son árboles, en general, milenarios; pero hay autores que les adjudican hasta 4000 años a determinados ejemplares.
En el parque de La Granja en León tenemos un parterre circular de gran diámetro rodeado de ginkgos jóvenes preciosos y, que yo haya localizado, también existen al menos dos hembras de las que muestro en la foto una rama cargada de frutos, que son similares a una ciruela, los cuales en su interior, cada uno alberga una semilla protegida por una pepita de hueso.
Como detalle de la resistencia de estos hermosos árboles diré que cuando el desastre de Hiroshima en 1945, un ginkgo que se encontraba en los jardines de un templo budista, a 1 km. del lugar de la explosión quedó destrozado. Pero este superviviente del Pérmico no estaba dispuesto a morir. En la primavera siguiente, el viejo ginkgo brotó de nuevo. Hoy en día el árbol sigue vivo y a su pie se puede leer una inscripción que reza, "NO MAS HIROSHIMA".
Actualmente en los parques europeos suele haberlos y son muy apreciados por los entendidos. El Ginkgo es un árbol dioico, es decir que, hay pies machos, y pies hembras. Normalmente en los jardines se suelen plantar ejemplares machos solamente, debido a que los frutos que producen las hembras cuando se pudre la pulpa que recubre el hueso de la semilla desprenden un olor putrefacto, pero la semilla es comestible y en Japón se suelen comer tostados en los festejos populares. Se llama pake-wo.
Espero que os haya gustado el artículo pues, el ginkgo, bien podría ser el símbolo del blog, simplemente por lo resistente y duradero.
B. G. G. (bloguero “prior”)
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2 comentarios:
Qué curioso, Prior!
resulta que en los libros viejos que conozco por mi casa (eran más bien usados por mamá), los marcadores consisten en tréboles de cuatro hojas. Dicen que traen suerte... Será que los "probes" sólo pensamos en eso...
Ah! Me gusta lo del gingko, sí
Todo un resumen, estupendamente documentado y precisamente de una especie a la que se le atribuyen propiedades relacionadas directamente con la memoria y flujo sanguíneo en la extremidades inferiores.
Yo he tomado alguna que otra cápsula de extractos de esta planta, pero quizás porque no haya sido lo suficientemente constante or porque carecía de un baremo para especificar los resultados, no estoy en condiciones de constatar su beneficios.
No dejo por ello de ignorar los estudios realizados por organismos acreditados los cuales la sitúan como beneficiosa para la salud.
Siempre volvemos a lo simple, sin complicaciones, y sin redes químicas artificiales, para remediar muchos de nuestros males.
En los trópicos todo se mantiene igual, algún cambio se ha producido pero sin grandes sobresaltos.
Un abrazo.
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