Texto y fotos: jrFRANCOS --
Dedicatoria:
Para Jesusín "el Pelgar", que sabrá meterse entre pecho y espalda un buen bocadillo antes de ponerse a leerlo, pues repito lo del otro día: no escribo para lectores de s.m.s., de escritos tipo "polvos de kikirikí", de prensa gratis que habla de todo y no profundiza en nada, ni para televidentes de esa cadena donde Belén Esteban es María Zambrano.
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Cuando acabé mis estudios en la Escuela Normal de Oviedo (1972), no me hice la orla.
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De joven quise ser escritor de superventas. Para qué pedir menos.
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La afición al piragüismo de descenso libre por ríos - que reemplazó al motocross- y de ahí a la fotografía, al querer mostrar mis experiencias, me hicieron, en palabras de Rudyard Kipling, no resentirme ante el fracaso, sino sacar experiencia para la vida.
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Y cuando, canas en el pelo y arrugas en la cara, el sol otoñal me acaricia, y ya ni me acuerdo de orla ni escribanías, me ofrecen la oportunidad de ser coautor de un libro con los de mi “promoción”, foto incluida, lo que no deja de ser una orla postrera.
La vida es increíble, y en ocasiones, un tío-vivo donde se dan vueltas y vueltas con diferente decorado, pero interpretando siempre la misma obra.
Pues acepto. Porque me parece una buena idea. La Historia, personajes aparte, también la escriben seres anónimos, hormiga a hormiga. Y es conveniente que, al margen de quienes por mérito propio están en los libros, se sepa que maestros de a pie (ellos y ellas) han sostenido y levantado el edificio educativo extremeño. Pero el Acto Homenaje Jubilaciones 2008 debería ser extensible a todas las profesiones. Desde agricultores a maestros, pasando por todo aquel que entregó trabajo y sudor en la construcción de ese edificio que es llamado SOCIEDAD.
Ahí queda la idea.
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De niño fui a una escuela unitaria. Estaba a dos kilómetros, que hacía a patita, por caminos; pasamontañas, madreñas y paraguas contra el frío, el barro y el agua en aquellos largos inviernos. Entonces sí que llovía; y vaya con la nieve y las heladas.
Recuerdo la estufa de leña, los pupitres dobles con tintero, la enciclopedia Álvarez, la pizarra individual y el pizarrín, y la leche en polvo y el queso amarillento que mandaban los americanos para la merienda; los partidos de fútbol con pelota de diseño: la vejiga de un guarro llena de trapos. Y el miedo a que mis padres se enterasen de las trastadas.
Con diez años me llevaron a un convento, que decían tenía tantas ventanas como días el año. Lo regentaban los dominicos. Allí hice Bachiller Laboral, de siete cursos y reválida. Dibujo, ciencias y talleres. Misa diaria y ejercicios espirituales de un Dios severo previos a la Semana Santa. Sabañones. Poco de letras y humanidades, que resultó ser lo mío. Aún así obtuve un buen expediente.
Guardo un especial recuerdo del padre Carmelo, con quien jugábamos al fútbol y al frontón, íbamos de acampada y hacíamos viajes. Era el tutor de mi promoción, además de darnos matemáticas, con ideas y métodos cercanos a lo adolescentes que éramos. Él fue quien nos liberó a los mayores de la misa diaria. Charlas individuales en su celda, orientación sobre libros a leer, revistas en nuestra sala de ocio, confección de un periódico escolar… Todo un educador.
Tras mi paso por Madrid, donde intenté hacer aeronáutica, retorno a mi tierra y decido estudiar Magisterio. “¿No vas a valer para otra cosa que para maestro?”, objetaron en mi casa. Así de considerada socialmente estaba la profesión.
Estudié bajo las directrices del Plan del 67: dos cursos más uno entero de prácticas pagadas. (Si tienes la suerte de que a tu maestro lo atropella un coche y le rompe una pierna y te dicen: “hazte tú cargo de la clase”, las prácticas son plenas). Por las tardes, seminarios en la Normal.
Con dos años de experiencia laboral (en la construcción, en una fábrica de muebles y en una mina de carbón), llegué a Extremadura en 1974. Ya había hecho “la mili” en el CIR de Cáceres. Y me puse a trabajar en una fábrica de bolsos en Zafra (tres años).
El día que aprobé las aposiciones se abrió para mí un mundo nuevo. Dupliqué el sueldo y pasé de la sordidez del trabajo en aquella nave fría y descarnada, a otro ambiente con compañeros de más nivel cultural y donde podía además hacer cursos que me permitían aprender, salir del pueblo y ampliar el círculo de conocidos.
Mi primer curso de perfeccionamiento lo realicé en l977, recién opositado, en San Vicente de Alcántara y organizado por el Instituto de Ciencias de la Educación, de la UEx. Giró en torno a la “Enseñanza Individualizada”. El último en 2006 en el CPR de Zafra: “La visualización del espacio poético” –con visitas guiadas a todos los museos de la región- que tuvo un broche sonado: una exposición itinerante por Extremadura que terminó en el Instituto Cervantes de Lisboa. Entre uno y otro casi una veintena, donde no faltaron las Escuelas de Verano.
Interesantes fueron las enseñanzas de Benito Estrella Pavo, buen pedagogo y escritor, con quien trabajé (1983-87) en aquel novedoso programa de Educación Compensatoria, que acogía a chavales de catorce años en adelante que no habían obtenido el Graduado Escolar. Clases de materias instrumentales y cursos ocupacionales de mañana; talleres de animación sociocultural -abiertos a la población- por las tardes. Teníamos algo de lo que luego fueron las Esc. Taller, la Garantía Social y las UUPP, de las que entonces solo había cuatro en la provincia.
No he tenido mucha movilidad. De los treinta y un años (más de la mitad impartiendo E. F. y Dibujo), veintiocho en Los Santos de Maimona. Y siempre en el Mauricio Tinoco, el colegio que marcó diferencia con sus intercambios escolares, cuando aquí nadie hablaba de ello.
Después de tantos años en la misma localidad, tengo sembrado el pueblo de gente a la que di clase. Desde carpinteros y albañiles a empresarios, maestros o ingenieros, de cuyos hijos, en muchos casos, he vuelto a ser maestro. Personas incardinadas en la sociedad, que cuando hablo con ellas me tratan de usted y dicen Don José, lo que no hacían ahora los alumnos que he dejado. ¿Falta de respeto? Dejémoslo en una relación más llana y también, lástima, más laxa, que camina por el filo de la navaja dando lugar a veces a situaciones incómodas.
Últimamente me he sentido como actor de cine mudo ante rodajes sonoros: desbordado. Ordenadores, pendrives, pizarras digitales… se me han venido un encima, a mí, que soy de la generación del “bolígrafo, la Olivetti, el alicate y el destornillador” con todo lo cual -hay que sacar pecho ante el “adanismo” (antes de Adán, nada)- obrábamos maravillas. También porque tras la hernia discal y la operación de hombro me he sentido físicamente un poco limitado para ciertos ejercicios de los cuales hasta hace muy poco presumía ante los alumnos: “¡puedo ser vuestro abuelo y no sois capaz de hacer esto!”. Además he notado que el alumnado es igual de travieso y ruidoso o tal vez más, que cuando con veintinueve años
empecé, con el añadido de que en el mismo lote ahora van los padres. ¡Ay, los padres…! Pero yo ahora tengo casi sesenta y un años, menos paciencia y empieza a deleitarme el sonido del silencio.
Me ha gustado mucho mi profesión, trabajé todo cuanto pude y en libertad (¡esto es muy grande poderlo decir!) y me parece que fue ayer cuando empecé mi labor de enseñante, lo que seguro no diría Nelson Mandela al abandonar la cárcel tras veintisiete años de reclusión.
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*EVOCANDO RECUERDOS, libro publicado por la JUNTA DE EXTREMADURA, Consejería de Educación en 2008.
8 comentarios:
Mirando hacia atrás sin ira, bien podría ser también el título de esta entrada de Francos, una buena forma de contemplar, con íntima satisfacción, lo vivido.
De la mano de sus recuerdos, publicados con motivo de la jubilación, trae al blog a nuestro antiguo profesor Juan Carmelo García a quien algunos debemos el haber comenzado a comprender que otro futuro, otra sociedad, otros valores eran posibles cuando todo estaba impregnado por interesados dogmas oscurantistas.
Se han celebrado y están previstos homenajes a antiguos profesores, no digo que inmerecidos, pero olvidarnos de Carmelo seria una ingratitud. Por Samuel sé que algunos habéis tenido contacto con él no hace mucho tiempo, sugiero la posibilidad de ponernos de acuerdo para hacerle un homenaje. No necesariamente en el marco de los encuentros anuales de Corias, se podría impulsar a través del blog, buscando fechas posibles y un lugar con buenas comunicaciones que faciliten la asistencia. Mi oferta de colaboración está disponible.
Sería la forma de devolverle una pequeña parte de lo mucho que le debemos.
Amigo JrFrancos,buen trabajo como siempre, yo soy de los que pienso que en la vida todos tenemos nuestro sitio...lo importante es encontrarlo y tú lo has conseguido,enhorabuena.slds cariñosos
Vistas así y ahora las cosas pudiera parecer que mi comentario anterior sobra. Pero no. Cuando se lo envié a Galán y lo publicó apareció sin la palabra "CITADOS". Le mandé acto seguido un sms pidiéndole que la incluyese; como mi impaciencia era mayor que su disponibilidad de acción, inserté el comentario aludido, que al haber él (Galán) atendido a mi sms, pudiera parecer que huelga.
Aclarada la cuestión, yo también me sumo a la propuesta de Ulpiano, de tener un reconocimiento con el Padre Carmelo así como también a la idea de que no tiene por qué ser en los encuentros anuales y setembrinos que nos preparan los "vitalicios" (término éste que acuñó Alfredo Fernández, justo es reconocerlo).
Sería bueno que hablasen aquí Samuel y JMMartínez. Con Balsera lo puedo hacer yo, que mantengo comunicación con él y encuentros, cada vez que voy a Oviedo. De Peque, Juanma Polalena y Fidel ya se recabaría opinión. Y otras gentes habrá, de otras promociones, que quisieran sumarse.
Estimado Ulpiano, yo que estoy escontra de la mayoría de los homenajes y de hecho suelo asistir a muy pocos, salvo que a mí juicio personal, sea merecedor del mismo por reunir en su persona meritos suficientes y que no se limiten al hecho simple de haber cumplido con su profesión, que no deja de ser su deber. En el caso de Juan Carmelo creo que reúne las condiciones y los meritos suficientes para hacerle un homenaje, en mí caso asistiría encantado pues fue una persona que me dejo huella. En Corias en mí época, con mis respetos para todos los profesores, creo que solo tres merecen mí homenaje: Carmelo- Lastra y Jacobo el resto solo hicieron que cumpliercon su obligación y algunos por cierto regular. Esto no deja de ser una opinión muy personal que muchos seguro no compartirán como es lógico.
Sugiero un sitio de encuentro TORDESILLAS (Valladolid) y hasta el restaurante “ Los Toreros”.-
Me parece estupenda la propuesta de Miguel Ángel, tanto el lugar como el restaurante, a los que vivimos en Madrid nos queda a tiro de piedra, aunque para no resultar tan beneficiados podría también barajarse otro lugar más próximo a Asturias, siempre que disponga de buenos medios de transporte para llegar aparte del coche.
Pero el primer paso sería conocer la opinión de Samuel, Balsera, Galán…aquellos que más recientemente han mantenido contacto con él y si estamos de acuerdo en llevar a cabo este acto de reconocimiento consultarle su disponibilidad para recibirlo.
Como muy bien recordarán los alumnos de la promoción 59-66, el profesor Carmelo fue mencionado con cariño y respeto muchas veces en el foro que tenemos abierto en este grupo.
Todos echamos de menos el poder compartir con él unas cuantas horas y por ello a mi me encantaría que, alejados de esa catarata de homenajes que últimamente pululan en ADEACO, no se si merecidos(hagamos excepción del padre Basilio), digo me encanataría participar en el que apuntáis, dedicándoselo al que posiblemente haya sido para alguno de nosotros, el mejor.
Balsera también se apunta muy gustosamente a esta reunión con Carmelo.
Saludos
Yo diré que estoy completamente de acuerdo con lo que sugiere José Manuel en el comentario que me precede. El reconocimiento a Carmelo debemos hacérselo porque lo tiene “requetemerecido”, y debiera ser de obligado cumplimiento. Pero en cuanto a la catarata de homenajes que se avecinan, no os parece que este tipo de saraos también debieran ser afectados por la gran crisis que nos invade y por lo tanto ser reducidos a los justos, exclusivamente. Puestos a dar homenajes a troche y moche, yo también propondría como candidatos a los sufridos exalumnos por su valentía y capacidad de aguante, ¿no os parece?
Amigos, llevo unos días alejado de mi dulce hogar y, por tanto, no estoy muy al corriente de las últimas entradas.
Lo de Carmelo me parece una buena idea, aunque ya sabréis que se le hizo un pequeño homenaje hace unos años y por un grupo de alumnos que participamos en el regalo.
Voy a dar mi opinión sobre el lugar de encuentro: Parador Nacional de Corias. Según todos los comentarios será inaugurado en 2012, aunque ayer pasé por allí y está bastante atrasada la obra. No es un lugar con buenos medios de comunicación pero, pudiera serle atractivo volver a pasar una noche en un lugar para él lleno de recuerdos.
Que quede claro que me apunto en cualquier otro sitio y me comprometo a ponerme en contacto con él y ver cómo anda su agenda.
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