NO HAY MAL QUE...

Hago referencia a las diferentes aportaciones originadas por el artículo del Bloguero Mayor, “El Chirriar de los Grillos”.

Mi intención, tal vez muy lejos de la que motivó a Benjamín a escribir, no fue otra que mostrar mi envidia sana hacia nuestro BM (Bloguero Mayor) cuando se establece unas metas tan sanas y simples, como la de escuchar el canto de un Cuco, el de un grillo, comer arándanos, probar unas moras, acerolas...y en fin otro tumulto de cosas naturales que posiblemente él mismo ni se percata de ellas, hasta que le faltan. Me atrevería a decir que nuestro amigo Francos pertenece al mismo Club, por todo aquello que comenta en sus “Barridas”.

Nosotros, los que residimos en la ciudad, debemos de reemplazar estas experiencias con una buena dosis de National Geographic, Campo y Sedal, Grandes Documentales y otros, para dejar que nuestra imaginación navegue por situaciones similares. El artículo en cuestión no fue más que la causa a mi reacción, pues me proporcionó el efecto de trasladarme a mis años jóvenes cuando yo, y quizás otros como yo, realizábamos labores duras pero muy sanas, sin percatarnos en esos momentos de su importancia.

Alfredo, yo no pasé períodos cortos en Asturias, a no ser que consideres cortos 8 años (1,961 – 1,969). Corias y su educación ocupaban la mayor parte de mi tiempo y sólo en vacaciones podía, llamémosle “desarrollar”, esas actividades. Quizás ignores un poquito mi vida, la cual trataré de resumirte a grandes rasgos. Me nacieron allá en 1,948 en la ciudad de La Habana, mis primeros estudios los realicé con los Hnos. Maristas de la Habana. En 1,961 yo hubiese comenzado la secundaria pero el Comandante determinó a través de uno de sus muchas proclamas que debíamos ser trasladados a Rusia para indoctrinación. Cuando le enseñé la circular a mi padre, este, recuerdo me dijo que no me preocupara puesto que mi siguiente destino sería España.

Llegué a Barajas ese mismo año, me recogieron unas amistades de mi familia, por parte de padre, que residían en Madrid, con familia en Noreña. Hacia allí me enviaron via tren, el cual descarriló a su entrada en Oviedo, quedando mi vagón dentro de un túnel. Llevaba yo unas fotos para utilizarlas como identificación y así pude reconocer a la persona se suponía había de recogerme.

Seguidamente nos trasladamos a Noreña donde conocí a primos carnales de mi padre, sus hijos y otros primos.

Ese mismo año, el Rvdo. P. Alberto Colunga, hermano de mi abuela paterna, oriundo de Noreña, visitó la ciudad con motivos de conocerme y poder de alguna forma orientar mi vida fuera de mis allegados. Entonces yo todavía era un mocoso y asumo que todas estas decisiones se tramitaron entre los mayores de la familia y a mí sólo me quedaba por decir “Sí Buana”. Me llevó a Oviedo, tomé un examen, creo que era para una beca, parece que lo aprobé, y seguidamente entró Corias a comenzar a germinar mucho de lo que he sido. El resto ya es historia compartida hasta 1,969.

Soy poco amigo de hablar de mi mismo, creo que eso es trabajo de abuelas y madres. además, en estas “Españas” (17 para ser más exactos) de hoy, alguno pudiese sentirse ofendido si comienzo a relatar, por aquello de ser “gringo” por naturalización (otra larga historia), mis devaneos. Bastantes súper-expertos tenemos ya con tantas tertulias, tanto en radio como en la televisión, capaces de analizar el color “de los pedos del caballo de Espartero”, como para comenzar una nueva, que sólo alimentaría la curiosidad de algunos. Hemos tenido un claro ejemplo con nuestro amigo “El Pelgar”. El “tercio” al que hago referencia se basa en cada artículo publicado y su capacidad de reavivar buenos recuerdos.

Emilio – Ramón, gracias por el “alabín” pero no era menester. No voy a entrar en el brete sobre si esta “tradición judeo-cristiana en la que nos educaron se puede mejorar”. Recuerdo allá por los años jóvenes, que se solía decir: hay cuatro cosas de las que no se debe discutir, política, religión, toros y futbol. Ya, ya, ya... que no se trata de discutir... dirás... se trata de expresar tu opinión... Así empiezan las discrepancias. De todas formas sí acepto que siempre pensemos en positivo y me tomo la libertad de recomendarte leer a Dale Carnegie.

Espero haber colocado mejor los puntos sobre las íes, y el rabito a las tes y al BM y los que pertenezcan al mismo Club, ¡¡¡ Olé, tus co........!!!!

Un abrazo.