Encontrábase un Arzobispo en su despacho cuando recibe una notificación del Nuncio de Roma invitándolo diplomáticamente a tomarse unos días de asueto, dadas las numerosas quejas recibidas en la Nunciatura sobre el citado Arzobispo y su forma tan vulgar de expresarse en el púlpito y la utilización de lenguaje soez.
El Arzobispo llega a su lugar de retiro y lo asiste una monjita muy afable la cual está al tanto de las extra limitaciones del decano.
La siguiente mañana el Arzobispo descubre a través de su ventana que existe un campo de golf en la finca y decide hacerse unos hoyos. Le expresa a la monjita sus deseos a los cuales ella no se opone, pero le informa que no hay personal que pueda ayudarlo en las tareas de cady.
El Arzobispo no se incomoda y le propone que fuese ella quien le acompañase. Dado su voto de obediencia ella se incorpora y obedece.
En el primer hoyo ya el Arzobispo comienza a juramentar por su mala suerte a lo que la madre le reprocha que cese en sus juramentos puesto que el Señor lo ve todo y puede enviar un rayo del cielo y fulminarlo.
El Arzobispo ignora los repetidos avisos de la madre y continúa con sus juramentos. Al llegar al hoyo 18, un par cuatro, el diácono se encuentra en el green al segundo golpe, a medio metro del hoyo. Toma su put y realiza su tercer golpe, pero no tomó en cuenta el viento y una hoja de un árbol anexo al green impidió que la bola se introdujera en el hoyo. Al ver lo sucedido el Arzobispo gritó: “¡¡Fallé!!” y bajó de los cielos a las huestes celestiales a base de juramentos con tanta fuerza que la monjita nuevamente le espeta: “Su Ilustrísima sepa que el Señor lo ve todo y puede castigarlo enviando un rayo del cielo y fulminarlo”.
El Arzobispo se disponía a dar su último golpe bajo juramentos y en esos momentos el cielo resplandece, se oye un estruendo y ¡¡Zas!! un rayo se precipita hacia el green con tan mala fortuna que la monjita recibe el impacto en pleno. El Arzobispo se queda atónito ante tal infortunio y entonces se oye una voz profunda desde los cielos que claramente dice: ¡¡ Coño, Fallé !!.
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