miércoles, 19 de mayo de 2010
APODOS ESTUDIANTILES
A propósito de la fotografía que encabeza el reciente artículo, RETAZOS DEL INTERNADO, podemos ver en el pie de foto que los dos apuestos jóvenes que posan en la playa con indumentaria no muy convencional, uno de ellos con una matadura en una pierna y todo, son: José Antonio Álvarez Pérez de Moncó, y un servidor Benjamín Galán , de Posada de Rengos.
Recordando al amigo José Antonio, que en paz descanse, ya que es difunto desde hace varios años, diré que este joven cuando llegó al INSTITUTO LABORAL, apenas le duró su nombre de pila una semana, pues a los pocos días ya tenía el apodo acoplado y en vez de llamarle por su nombre, casi todos los compañeros, le decían calzoncillos; bueno, si digo la verdad, no decíamos calzoncillos, sino “canzoncillos”, tengamos en cuenta que aún no habíamos pasado por las clases de lengua y literatura; y todavía no se nos había comenzado a caer el pelo de la dehesa; aún estábamos un poco toscos, según veníamos de nuestros pueblos muy a falta de pasarnos la garlopa. Por cierto: ¿os acordáis de las herramientas de desbaste?, sí... Vamos a ver si os suenan: cepillo, garlopa, garlopín o media garlopa y guillame. ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? Las clases de Tecnología de primero y de segundo curso, se ve que nos gustaban pues, aún perdura algo de ellas en nuestras cabezas.
Continuando con el amigo de Moncó diré que, el primer día de internado cuando llegó la hora de irnos a dormir, el buen José Antonio, como todos los demás, se fue quitando la ropa de calle para ponerse el pijama antes de meterse en la cama; al echar abajo los pantalones, como las camas estaban todas seguidas, la mayoría de las miradas se centraron en los abundantes calzoncillos que el mozo llevaba y que según algunos, se aproximaban hasta la rodilla; por si fuera poco con la largura, encima eran de aquellos de lienzo moreno de fabricación casera, que eran rígidos como lona y se parecían muy poco al algodón, lo cual producía la risa entre toda la concurrencia. Tal que, en los días siguientes, llegada la hora de desvestirse para acostarse, todo el personal estaba pendiente y a la espera de que José Antonio se quitara los pantalones para comenzar las risas y también para poder valorar de forma objetiva cómo eran de largos los calzones del amigo. Algunos decían que le llegaban a la pantorrilla, otros hasta los tobillos, los más moderados los dejaban en las rodillas; pero todos coincidían en que eran los calzoncillos más largos y abundantes que habían visto en su vida, incluidos los de los hermanos Dalton del Oeste americano. La cosa no era para tanto, pues yo como casi vecino que era de él, delante de mí tenía menos rubor de ponerlos al descubierto y la verdad es que, abundantes eran un rato, pero no tanto como la gente decía. Algunos llegaron a exagerar de tal forma el sustantivo, que le decían: en vez de calzoncillos, calzoncillada. ¡Toma ya! Puestos a disparatar, para qué quedarse cortos. Menos mal que este muchacho era bueno y tranquilo, y de forma resignada soportaba que frecuentemente, se le cambiase su nombre de pila, por el de la ridícula prenda íntima.
No sé si lo recordaréis, pero este chico también tuvo un percance grave en el colegio jugando con otro a espadachines. Fue un sábado casi a última hora. Estaban en el claustro al lado del taller de metal, ya había poca luz, y con tan mala suerte, que el contrario le clavó el palo que hacía de espada en un ojo. Fue tremendo el accidente. Si lo sería que llevaba el globo ocular colgando, totalmente fuera de su cuenca. Urgentemente se llamó al médico que le hizo unas primeras curas y ante la gravedad, acto seguido se lo llevaron en ambulancia para Oviedo. Yo recuerdo que aquel día apenas fui capaz de cenar de la impresión que me produjo el verlo de aquella forma. Había un silencio en el dormitorio casi sepulcral. Quedamos todos muy entristecidos y mortificados por el suceso. Gracias a la buena cirugía oftalmológica que siempre hubo en Asturias, que le salvaron el ojo y la visión. Le quedó un pelín más hundido que el otro, pero con la visión perfecta, como antes; fue todo un éxito de la ciencia pues, viendo como lo llevaba, parecía imposible que aquel ojo se pudiera recuperar.
Volviendo al tema anterior diré que, lo de los apodos es asunto común a todos los agrupamientos o colectivos de seres humanos: pueblos, colegios, cárceles, comunidades, vecindades, agrupaciones…, etc. Siempre vemos los defectos en los ajenos, e ignoramos los nuestros, por grandes que sean estos. Pero somos así, no tenemos remedio. Como en todas las cosas, para esto de los motes hay verdaderos especialistas, muy certeros, que nacen con un arte especial para motejar al prójimo.
Pensando un poco, me vienen a la memoria algunos de los motes más populares que había en Corias; tanto de alumnos, como de profesores. La verdad es que todos ellos eran inofensivos. Aquí van algunos: tortillo, calzoncillos, guadaño, culerón, carmina, cuito d’ovea, fréjoles, viñito, costa, chicha, le boulanger, morro flojo, zapato loco, motorín, che-che, zapatones, el búho, doctor, venao, fandolio, tequila, trolas, fray lleno de mierda; chuma, chuma; ya se muere, ya se muere…, etc., y muchos más que ahora no me salen. El mío no lo he puesto pues, si lo tuve, nunca lo supe.
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9 comentarios:
Ahí van otros tres: Ingeniero, bolita, roxu.
Va de herramientas.
No mencionas el gramil, la gubia, el escoplo, el serrucho de costilla, el serrucho, la escofina o el formón. Se conoce que lo tuyo era preparar la pieza.... pero de madera que era más fácil por dócil.
Lo que no mencionas son las del taller de metal. Sobre todo la lima para dejar aquellos tochos de pletina de aproximadamente 5 x 1 cm., que Lisardo con mucho "cariño" nos daba para que la dejáramos a 4,8 x 0,9 y que en la mayoria de las veces después de sacar ampollas en las manos de tanto derle a la lima tanto plana como triangular, llegaba él con el calibre y después de comprobar si estaba totalmente plana, en el caso que así fuera, al comprobar las medidas nunca coincidían. Y si luego lo conseguías ya venía la mejor. Te decía: Rapaz ahora hay que hacer una "cola de milano" Pero cuando se acoplen no se puede ver la luz. ¡¡¡Uuufff! se te caía el revolver al río sólo de oirlo.
Yo creo que tú ibas para un excelente tornero o fresador, según se puede comprobar en el álbum de fotos se puede observar a dos atentos aprendices, que me da a mi eran un poco el terror del dormitorio, como era tu compinche el golfista, que no golfo, Balsera y el pícaro Benjamín Galán, que posteriormente optó por uno de los oficios de su pueblo natal. La minería. No en vano es natural de Rengos, zona minera por excelencia y doy fe de ello ya que uno de mis primeros trabajos fue de listero en la mina de Orejas en Gedrez zona próxima.
En cuanto a los apodos.........., ya que salgo mencionado, repasaré mi archivo mental y para el próximo capítulo de mi paso por Corias daremos algunos.
Para que no haya dudas respecto a los nombres y usos de las diferentes herramientas utilizadas para trabajar la madera, voy a decir su clasificación completa según el Guión Teórico Práctico de FORMACIÓN MANUAL, por Tomás Roig Almazán, que fue el libro de texto que seguimos en el primer curso de bachiller laboral.
HERRAMIENTAS DE CORTE: Sierra ordinaria, sierra bracera, sierra de contornear; serrucho ordinario, serrucho de costilla y serrucho de punta.
HERRAMIENTAS DE DESBASTE: Cepillo, garlopa, garlopín o media garlopa y guillame
HERRAMIENTAS DE AFINO: Formón, escoplo, punta corriente, lima, escofina y papel de lija.
HERRAMIENTAS DE ACOPLAMIENTO: Gatos y cárceles.
HERRAMIENTAS DE PERFORAR: Barrenas y brocas.
INSTRUMENTOS AUXILIARES DE TRAZADO Y MEDIDA: Metro, regla, lápiz, escuadra, falsa escuadra, cartabón, gramil y compás.
OTRAS HERRAMIENTAS DE CARPINTERÍA: Martillo, maza, destornillador, tenazas y banco de carpintero.
ELEMENTOS AUXILIARRES DE CARPINTERÍA: Clavos, tornillos, tirafondos, llaves y la cola de carpintero.
¿Qué, ahora cómo se os ha quedado el cuerpo, muchachos? (no creáis que me las sé de memoria, es que conservo el libro).
Se me olvidaba un apodo muy importante: burnail. ¿Os acordáis?.
Sobre el compás, creo que había de cuatro clases: puntas, varas, interiores y espesores. Aunque esta clasificación estaba mas indicada en metal.
La cola de milano, a la que hace mención Alfredo, no era la más complicada. Yo creo que era peor la estrella hecha con rombos y empotrada en un cuadrado. ¿A dónde irían a parar todos aquellos trabajos, algunos dignos de una exposición?.
Tengo que rebuscar en mi casa en Posada, por si aún conservo un ejercicio del taller de metal que consistía en una pajarita inscrita en un cuadrado. Sé que había guardado uno como recuerdo. Lo difícil será dar con él. Si lo encuentro lo veremos aquí en el blog. Aunque pensándolo bien, ¿Cómo estará de óxido?
Samuel, he estado pensando sobre el "burnail" y ni idea. Tienes que dar alguna pista complementaria, a ver si caigo de la burra. Aunque pensándolo bien, ¿tenía algo que ver la persona con el taller de metal? Si la respuesta es afirmativa, ya no me hace falta la pista.
Después de tantos años creo que el mencionado "burnail" ya no se ofenderá por ello. Así que Samuel una vez levantada la liebre.... ¡¡zas!! disparo al centro y nombre al canto. ¡¡Queremos saber!!
En cuanto al ejercicio de Benjamin que espera encontrar en Posada, mi consejo es que se lleve al menos una botella de 2 litros de Coca-Cola para quitarle el "supuesto oxido" que tendrá después de 40 años.
Estáis en lo cierto. No creo que Lisardo se ofenda por el apodo.
Me suenan todos,hasta creo que alguno muy sutil se me ocurrió a mí.oye me río solo,sois tremendos,pero a estas alturas acordarse de aquellos inofensivos motes que por algún menester bautizábamos,es gracioso,Cuito'deovea,mi gran amigo Avelinín de curriellos,corría como los galgos,talmente lo estoy viendo,era muy simpático,los recuerdo a todos.Benjamín pero vamos a ver,es posible que guardes esas libretinas,apuntes,libros...esto es una pasada y fíjate que al leerlos los voy recordando!Qué alumnos más estupendos tenían los Dominicos en Corias?si yo fuese profesor estaría francamente orgulloso,creo que lo están,no me extraña nada.Alfredo escribes estupendamente,además recuerdas todo con pelos y señales;el amigo tortilla,era el que me cogía la bici en el bicicletero y se paseaba por el patio cuando yo estaba en clase,me lo contó en una comida de estas últimas,fíjate que yo dejaba una señal para ver si me la utilizaban y efectivamente así era,me enterá ahora,anda que no estaba yo contento con aquella bici de marca BH azul de mujer,le había puesto una dinamo,guardabarros,enfín tuneada al máximo,hasta recuerdo que les decía algunos amigos que las ruedas llevaban en lugar de aire,helio,menos pesado que el aire y la bici andaba mucho más,qué imaginación¡así me la pedían todos para probarla.Por cierto el bicicletero que aquí se habló lo teníamos ordenado y curioso,no como yo vi unas bicis por el claustro,no,eso no estaba así,lo teníamos muy bien cuidado.hasta luego slds
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